Rusia se ha concentrado en esta región de minas y fábricas donde separatistas con apoyo ruso combaten con fuerzas ucranianas desde 2014
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]En la imagen, una residencia destruida por el bombardeo ruso en el poblado Bakhmut, en la región de Donetsk. >Efrem Lukatsky/AP
Un día tras otro, Rusia castiga la región ucraniana del Donbás con fuego constante de artillería y ataques aéreos, en un avance lento pero continuado para tomar el corazón industrial de su país vecino.
El conflicto ya está en su cuarto mes, y la lucha por el Donbás podría decidir el rumbo de la guerra.
Si Rusia se impone, Ucrania perderá no solo territorio, sino quizá el grueso de sus fuerzas armadas más capaces, lo que abriría camino a que Moscú capture más territorio e imponga sus términos a Kiev. Un fracaso ruso podría sentar las bases para una contraofensiva ucraniana y quizá causar turbulencias políticas para el Kremlin.
Tras los intentos fallidos de capturar Kiev y la segunda ciudad más grande del país, Járkiv, al comienzo de la invasión, sin coordinación ni planificación adecuadas, Rusia dirigió su atención hacia el Donbás, una región de minas y fábricas donde separatistas con apoyo ruso combaten con fuerzas ucranianas desde 2014.
Rusia ha aprendido de sus errores previos y opera con más cautela allí, apostando por bombardeos desde mayor distancia para erosionar las defensas ucranianas.
El sistema parece estar funcionando. Las fuerzas rusas, mejor equipadas, han avanzado en las dos regiones que forman el Donbás, Luhansk y Donetsk, y controlan en torno al 95% de la primera y la mitad de la segunda.
Ucrania pierde entre 100 y 200 soldados al día, según dijo a la BBC el asesor presidencial Mykhailo Podolyak, ya que Rusia “básicamente ha lanzado todo lo que no es nuclear en el frente”.
El presidente Volodymyr Zelensky había dado antes una cifra diaria de muertos de hasta 100 personas.
Satisface ‘ego imperial’
El ministro ucraniano de Defensa, Oleksii Reznikov, describió la situación de combate como “extremadamente difícil” e hizo referencia a una antigua deidad asociada a los sacrificios al decir que “el Moloch ruso tiene muchos medios de devorar vidas humanas para satisfacer su ego imperial”.
Cuando la guerra iba mal para Rusia, muchos pensaron que el presidente Vladimir Putin proclamaría una victoria tras algunos avances en el Donbás y después pondría fin a un conflicto que ha asestado un duro golpe a su economía y mermado sus recursos. Pero el Kremlin ha dejado claro que espera que Ucrania reconozca todos los avances que han hecho las fuerzas rusas desde el comienzo de la invasión, algo que Kiev ha rechazado.
Fuerzas rusas controlan toda la costa del Mar de Azov, incluido el estratégico puerto de Mariúpol, toda la región de Jersón -un punto de acceso crucial a Crimea- y buena parte de la región de Zaporiyia, desde donde podría adentrarse más en Ucrania, y pocos esperan ahora que Putin se detenga.
El presidente ruso comparó el conflicto en Ucrania y las guerras del siglo XVI que libró Pedro el Grande contra Suecia. Como en la época zarista, dijo Putin, “lo nuestro es recuperar y consolidar” tierras históricas rusas. Hace tiempo que Moscú considera a Ucrania como parte de su esfera de influencia.
A diferencia de sus reveses iniciales en batalla, Rusia parece emplear ahora tácticas más conservadoras. Muchos esperaban que intentara rodear a las fuerzas ucranianas en un inmenso movimiento de pinza dese el norte y el sur, pero en lugar de eso ha hecho movimientos a menor escala para forzar una retirada y no tensar demasiado sus líneas de suministro.
Keir Giles, experto en Rusia del grupo de estudios Chatham House de Londres, manifestó que Rusia “concentra toda su artillería en un único tramo del frente para abrirse paso allanando todo a su paso”.
Funcionarios occidentales siguen elogiando la capacidad de las fuerzas ucranianas para defender su país, contraatacar con fiereza y también recurrir a ataques de artillería y retiradas en algunos lugares en una estrategia de contraofensivas frecuentes.
“Ucrania ha adoptado una política de defensa flexible, cediendo terreno donde tiene sentido hacerlo en lugar de resistir en cada centímetro de territorio”, dijo Giles.
Un alto funcionario occidental que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a comentar el tema de forma pública expresó que la campaña rusa “sigue teniendo profundas complicaciones a todos los niveles”. Señaló que las tropas de Moscú tardan “semanas en alcanzar incluso objetivos tácticos modestos como tomar poblados sueltos”.
Los rusos perdieron casi un batallón entero el mes pasado en un intento fallido de cruzar el río Siverskyi Donets y establecer una cabeza de puente. Cientos de soldados murieron y docenas de vehículos blindados quedaron destruidos.
“Hay una sensación de improvisación estratégica o de desorden general”, agregó el funcionario, quien indicó que en las tropas rusas podrían alcanzar en verano un “punto en el que en la práctica ya no pueden generar poder ofensivo de combate”.
Rusia tiene una clara ventaja de artillería en la batalla del Donbás gracias a que tiene más obuses pesados y lanzacohetes, así como munición en abundancia. Los ucranianos han tenido que economizar en su artillería, bajo ataques rusos constantes a sus rutas de suministro.
Ucrania ha empezado a recibir más armas pesadas de aliados occidentales, que han proporcionado docenas de obuses y ahora preparan la entrega de lanzacohetes múltiples.
Advertencia de Putin
Putin ha advertido que si Occidente proporciona cohetes de más alcance a Kiev que puedan llegar a territorio ruso, Moscú podría atacar blancos en Ucrania que ha evitado hasta ahora. El ministro ruso de Exteriores, Sergey Lavrov, también dijo que Rusia podría responder tomando más territorio como margen de seguridad ante esas armas.
En los territorios que tomó antes Moscú en el sur, como la región de Jersón y buena parte de la vecina región de Zaporiyia, funcionarios rusos y los administradores que han nombrado a nivel local estudian planes para incluir esas zonas en Rusia o declararlas independientes como las autodenominadas “repúblicas populares” de Donetsk y Luhansk.
Funcionarios ucranianos y analistas occidentales expresaron su preocupación porque Moscú pudiera intentar presionar su ofensiva más al norte, hacia la populosa e industrializada zona de Dnipro. Ese avance supondría el riesgo de dividir Ucrania en dos y plantearía una nueva amenaza para Kiev.
“Los objetivos rusos en el contexto de esta guerra están cambiando en relación con la situación sobre el terreno”, sostuvo Eleonora Tafuro Ambrosetti, analista del Italian Institute for International Political Studies, con sede en Milán.
“Sus objetivos son en cierto modo lo bastante flexibles como para ser adaptativos al contexto sobre el terreno”, puntualizó, al señalar que Rusia podría tratar de dañar la economía ucraniana tomando toda la costa para negarle el acceso al tráfico naviero.
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