Lo curioso del falangista y pistolero José AntonioEn Alacant vivía, de la caridad pública, en los años 30 del pasado siglo, un hombre de raza negra, norteamericano, al que la ciudadanía bautizó con el nombre del “Negre Lloma”. Este hombre, de profesión marino, pertenecía a la tripulación de un mercante que, fondeado en la bahía alicantina, se prendió fuego, y fue el único de su tripulación que decidió no volver a su tierra y quedarse a vivir aquí.
Fue personaje tan querido y simpático, que hasta al nacer el club de fútbol local, el Hércules d’Alacant, su imagen quedó reflejada en su escudo. No tenía residencia fija, pero no le faltaba nunca la comida y ropa de abrigo, y si trabajo no tenía, era porque no lo deseaba, prefirió la vida indigente.
Un día, un 20 de noviembre, su cuerpo amaneció cadáver, sin señales de violencia, lo que trasladado al cementerio municipal, en fechas tan críticas, fue enterrado en una fosa común, la misma donde se enterró al falangista y pistolero Primo de Rivera y otras personas fusiladas y fallecidas en esa fecha. Tengan en cuenta que España estaba en guerra.
Pasado el tiempo fueron sacados de la fosa común los cadáveres y enterrados individualmente en fosas particulares y en ataúd. Se da el caso, y se comentó años más tarde, que los enterradores, críticos con el fascista Primo de Rivera por motivos políticos y de guerra, tomaron la venganza de meter en la caja de Primo de Rivera al Negre Lloma, y a éste en la del falangista.
Acabada la guerra se decidió trasladar, desde el cementerio municipal de Alacant, y acompañado de falangistas a hombros portando antorchas hasta Madrid, al pistolero, pero dando por bueno que en su ataúd era éste el que figuraba, a nadie se le ocurrió comprobarlo, además de que, por el tiempo pasado (tres años) y un tiempo en fosa común sin ataúd, igual hubiese estado muy desfigurado e irreconocible.
Tendría gracia que se hubiese trasladado al Negre Lloma entre tanta faramalla, a hombros, vivas y antorchas, y disparo de salvas de cañón por los lugares donde pasaba, y más teniendo en cuenta, al ser negro, el racismo y la xenofobia de los falangistas.
La verdad es que de ser cierto, el bueno del Negre Lloma no se merecía este insulto, de reconocerlo como lo que nunca fue, al ser un hombre querido por el pueblo llano.
Dejo el escudo del Hércules d’Alacant, para comprobar su imagen.