El PSOE, que lleva la S de socialista, en los 100 años de historia que presume, ha ido cambiando de postura. No diría que es un partido de derechas, pero algo de neo liberal si lo tiene, y no es nada malo, ya que en un país donde tantos avances se han logrado, desde la dictadura franquista, aparentemente un partido de izquierdas excesivamente basado en la reivindicación política no tiene mucho sentido. Digo aparentemente. El PSOE de hoy, más bien podría catalogarse de un partido centrista, de centro izquierda, esto último por su larga historia. Esta es mi opinión, porque tengo opinión propia, con la posibilidad de estar poco o muy equivocado, y afortunadamente con la posibilidad de poder expresarme con libertad.
Sin embargo también considero que se necesita un partido situado a su izquierda, para que las necesidades sociales, ya antiguas sin resolver, o las nuevas que vayan apareciendo, la sociedad tenga un partido que las reivindique, y cuando tenga la posibilidad de gobernar, bien en solitario, bien en coalición, las exponga como condición de apoyar, más que en beneficio propio demandando ministerios de poca monta con tal de tocar cacho, esto es, posibilidades de colocar gente del partido y sus consiguientes buena soldadas y privilegios.
El error reciente, que no es achacable en su totalidad a la sociedad, pues cuando ésta ha tenido ocasión de conocerles les ha dado la espalda, es confiar en Podemos y en sus líderes. Lo de los lideratos la sociedad se quedó anonadada al ver cómo se le marchaban elementos válidos y con buena puntuación, hasta que entendió que Podemos, interiormente, estaba planteado, incluso engañando a sus bases, como un partido presidencialista, donde el señor don Pablo Iglesias lo controlara, tanto desde dentro, como hoy lo hace desde fuera. Colocar a su pareja, Inés Montero, cosa que no ha hecho ningún otro político de primera fila en España, ni de la derecha, ni del centro, ni de la izquierda, no ha gustado. Era la confirmación de su idea presidencialista, que yo, con humor, llamo el nuevo zarismo rojo español. Críticos como son los podemitas contra la monarquía, ellos pretendían crear una nueva con tintes izquierdistas.
Pero la sociedad española ha de aprender de sus errores. Hoy se vislumbra una nueva izquierda, sin duda necesaria e imprescindible, democrática, feminista sin exageraciones sino justa, donde ciertas ideas podemitas se asumen, pues contra el partido la sociedad no actuó con su falta de espaldarazo, ya que fue contra sus líderes, y en ella se evita los nombres de los personajes que la sociedad española ha castigado en las últimas votaciones.
Es verdad que Yolanda Díaz, la considerada mejor política por los ciudadanos, ha tenido que hilar muy fino para integrar a Podemos sin que se note en demasía que están presentes, sabedora que la ciudadanía les ha dado la espalda, y que desde este partido no iban a apostar por Sumar si no estaban dentro y tocaban cacho, por otra parte cosa comprensible, pues en una casta, la política, donde nadie da nada a cambio de nada, interpretando como NADA trabajar para la sociedad que pregonan representar, no iban a pedir a sus militantes que votasen aSumar no estando ellos dentro.
Lo importante, pese al feo espectáculo de determinadas izquierdas de apoyar a Sumar “sólo” si tienen posibilidades de soldada, en especial de la más perdedora, Podemos, que otrora fuera fuerte y creíble, es ver si Yolanda Díaz consigue que la extrema derecha, que representa Vox, no nos gobierne, pues ni con ella el PP tenga posibilidades, creando un partido donde la izquierda democrática, reivindicativa pero no inclinada a la algarada, sin revanchismos ya casposos, y que solo mire hacia en frente, pues agua pasada no mueve molino como pretendieron los líderes de Podemos, en especial el dúo Iglesias-Montero, y que, sobre todo, su obsesión no sean los señores Roig que puedan existir, sino las necesidades ciudadanas, en especial la de los más débiles, y ponerse a trabajar, con ahínco y si descanso, hasta lograrlo.
El populismo barato, de pacotilla, de engañifa, de cierta "izquierda", no ha convencido al pueblo español; créese, por tanto, una izquierda nueva, sin folclore, sin provocaciones, sin ver fascistas hasta en las pastillas de regaliz, y con líderes bien preparados, demócratas, respetuosos y conseguiremos esa alta barrera que la ultra derecha nunca podrá superar.
Así pienso, así lo digo desde mi libertad, y argumentado. Y aceptando en principio otras ideas diferentes si se me plantean (luego ya debatiré) desde el respeto y sin insultos, que haberlas no niego que las hayan, igual planteadas con más inteligencia que pueda hacer yo.