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LOS TRANSFUGAS CUANDO SON NECESARIOS
El señor Feijóo, pretendiente a la presidencia de España, ante su inutilidad por convencer a las derechas autonómicas, PNV y JUNTS, afines a sus políticas sobre todo económicas que tanto les interesan, ha decidido, claramente, intentar alcanzar los votos necesarios de los “traidores” que pudiera encontrar bajo las piedras del PSOE.
Una manera pública de institucionalizar otra nueva corrupción estatal. Lo de llevarse el dinero negro a paraísos fiscales, debe estar muy visto, de ahí a solicitar con desparpajo la traición a los votantes. Ignoro si él, como amigo y navegante junto a narcotraficantes, en su partido no se le tiene en cuenta, y lo llaman “pecado de juventud”, y cree que otra indecencia más en la política española tiene cabida. Y digo traidores, aunque la señora Esperanza Aguirre ha asegurado en un programa televisivo que el escaño es de la persona y no del partido. Los parlamentarios se presentan ante el votante para su elección llevando en la cabecera de la papeleta el logotipo del partido al que dicen representar. Que no intenten vendernos la moto de que cambiar es normal.
La sorpresa, para él o para la ciudadanía, se conocerá mañana o pasado, si hay tránsfugas bien pagados, de los que cambian de chaqueta por treinta monedas de plata y le entreguen el voto, o bien pasado mañana no voten para que alcance mayoría simple y puede meter a Vox en la Moncloa. Es una lástima, pensará el gallego, que González, el de la cal viva, al que llamó “gitano” Aznar, y el Guerra no sean diputados. Dos votos más tendría asegurados, y seguro que con su influencia alguno más conseguiría, pues aún hay socialistas que a esta pareja de vividores andaluces los consideran de izquierdas y le prestan oídos.
Mañana se abren las puertas del circo. Mañana veremos la capacidad del gallego para convencer de lo bueno que sería que el fascismo entrase por la puerta grande al gobierno democráticamente, y nos trasladase al siglo pasado o algún siglo más; los tránsfugas, si los hay, tienen la palabra. Las monedas de plata quemando la mano, y la cuerda en la rama del árbol en forma de horca, si hay honradez, también.
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