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 LA AMNISTÍA: PONER EL RELOJ CONTADOR A CERO

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El Postiguet
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MensajeTema: LA AMNISTÍA: PONER EL RELOJ CONTADOR A CERO   LA AMNISTÍA: PONER EL RELOJ CONTADOR A CERO EmptyDom Nov 26, 2023 7:09 pm

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LA AMNISTÍA: O PONER EL RELOJ CONTADOR A CERO

Hasta hace poco Junts había exigido a Esquerra Republicana, y de manera reticente, que se coordinaran en Madrid. Los republicanos hicieron siempre poco caso, tenían otra, su alianza con Bildu. Los únicos momentos en que Pedro Sánchez tambaleó en la legislatura anterior, fue provocado por republicanos y abertzales: vetando la reforma de la ley mordaza y rehusando la reforma laboral, que se salvó por un voto erróneo. Desde este verano, las cosas cambian, ha sido Esquerra quien ha pedido a Junts que haya entre ellos, y en Madrid, coordinación.

El presidente Pere Aragonès propuso un frente común. Pero Junts ha tenido la posibilidad de decantar la balanza, olvidándose de cómo era de importante la unidad de acción, y ha compuesto el rompecabezas por otra parte. Ayer, Junts y el PNB acordaron “un futuro de colaboración” en el Congreso español y se fotografiaron sonrientes. No hay pista más clara sobre el rumbo de Junts: la misión jeltzale en Catalunya ha sido, estos últimos años, devolver al presidente Carles Puigdemont a la normalidad autonómica.

En sus memorias, Puigdemont explica una cena con el presidente del PNB, Andoni Ortuzar, ocurrida el 8 de octubre de 2017, dos días antes de suspender la declaración. Ortuzar le pide que renuncie explícitamente a la independencia porque, si no, Madrid no se avendrá a negociar nada. “Esto no pienso hacerlo”, responde Puigdemont. Ortuzar le pide que se aplace el pleno del día 10 y Puigdemont se niega, pero al cabo de un rato tiene una idea, que es lo que acabó pasando: “En todo caso, podría hacerse el pleno y aplazar la declaración unos días.” Más tarde, él mismo reflexiona: “Entiendo que el PNB ha puesto muy buena voluntad, y que tiene ganas que lleguemos a un acuerdo. Pero no me piden que desacelere, loque me piden es que me rinda, y esto no lo puedo hacer”, dice en su página 519. Hace dos meses, Ortuzar visitó aPuigdemont en Waterloo por primera vez desde el 2017. Y escenificaba un tipo de promesa: “Si investís Sánchez, nos podréis volver a abrazar del todo”.


Pero quien se lleva la mayoría de referencias vascas a las memorias presidenciales es Iñigo Urkullu, que hace de mediador entre Puigdemont y Mariano Rajoy. Su propuesta, vista con perspectiva, es pionera. Un periodo de distensión sin medidas unilaterales. Una tabla de diálogo con tres miembros del Gobierno español y tres de la Generalitat. Y un acuerdo sobre un marco de negociación política entre ambos gobiernos. Urkullu le dice a Puigdemont que cree que puede hacer que Rajoy se avenga, pero que a cambio no puede haber declaración de independencia el día 10. Puigdemont llega a creérselo; al día siguiente, está claro, Rajoy anuncia igualmente que aplicará el artículo 155 si el Govern no rectifica. Puigdemont no se lo puede creer. No había ninguna voluntad de diálogo. No hay interés de Estado en ningún momento. Los obispos, Urkullu, Moragas… solo querían hacernos parar. Pero a cambio de nada”, dice. Nuevamente vuelve a confiar el 22 de octubre, cuando Urkullu le dice que no habrá 155 si convoca elecciones. Vuelve a ser mentira.


La decepción de Puigdemont todavía creció más, porque consideró que el testigo de Urkullu ante Manuel Marchena perjudicaba las defensas y omitía una parte del relato. Pero el viento parece que se ha llevado todos los desengaños. No tan solo Junts ha vuelto a abrazar el PNB seis años después, el presidente vasco parece un guionista visionario, el autor de la narrativa con que ahora se ha vestido el acuerdo de Puigdemont con el PSOE. El 27 de octubre, día de la declaración, en un último intento de salvar los muebles, Urkullu dirige un correo a Rajoy que reenvía a Puigdemont y que contiene las líneas maestras del consenso político actual. Dice así: “Acordar no es claudicar, es un ejercicio de respeto recíproco y de responsabilidad compartida.” Y concluye: “Que se fortalezca la democracia como base para la convivencia. Estamos a tiempo de abrir una oportunidad legal y democrática a la distensión y al diálogo.”


La palabra “futuro” es recurrente en el léxico del PNB. Ahora han pactado un “futuro de coordinación”. En una de sus cartas de octubre, Urkullu dice a Puigdemont que le gustaría, si fuera posible, ayudar a construir un futuro compartido entre Catalunya y Euskadi. En el futuro inmediato de los vascos no hay ninguna independencia, sino unas elecciones autonómicas. Según los sondeos, Bildu podría atrapar el PNB por primera vez. Tanto en las elecciones municipales de mayo como las españolas de julio, la diferencia fue muy estrecha. El equipo de Ortuzar tiene miedo. El diario El Correo ha avanzado que Urkullu no repetirá de candidato, después de tres mandatos. Del mismo modo que el PSOE no puede pacificar Catalunya sin que Madrid se inflame, el PNB y el mundo convergente se han dado cuenta que difícilmente pueden abrir la caja de los truenos nacionales sin que Bildu y Esquerra amenacen de destronarlos. Para sobrevivir en la renuncia, también Urkullu dio la clave a Puigdemont: “La frustración forma parte del camino de un pueblo con conciencia nacional y voluntad de decidir su futuro.”


La visita de Andoni Ortuzar al presidente Puigdemont fue a mediados de septiembre, justo cuando el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, rondaba el PNB para que votara a favor de su investidura. Unas semanas antes, el vice-secretario institucional de los populares, Esteban González Pons, dijo que Junts era “un partido del cual la tradición y la legalidad no se cuestionan”. Hay votantes de Míriam Nogueras que tales palabras las encuentran un grito de auxilio, desfasado, imposible. Esta semana, el presidente Artur Mas, en una entrevista a TVE, ha sugerido claramente que Junts podría negociar un día con Feijóo. “Uno de los principales beneficiarios de la amnistía será Feijóo. Porque si un día llega a la presidencia del Gobierno de España y necesita hablar con alguien, mejor que la amnistía ya esté hecha y aprobada”, dijo.Y lo ha espoleado a reaccionar en consecuencia: “Esto no casa con esta gesticulación tan brutal que vemos estos últimos días.” Cómo si fuera un aviso: “Mi espacio político está dispuesto a hablar contigo, pero te tienes que relajar.” Es el mismo Mas que ha dicho que la amnistía serviría “para aparcar el conflicto y poner el contador a cero”.



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