Primer día de instituto tras el verano y ¿tú que has hecho? Lo típico, pero llega el que no entendía y desubicado sobre cuáles son los rituales. Se llama Jacobo, alto y desgarbado, gafas de montura redonda, marcas por la cara de espinillas , se decía que la familia andaba metida con los Testigos de Jehová,. Ni idea, pero para mí encajaba, El aspecto era de gil, siento decirlo, pero así era . Dijo:
-He estado leyendo-, y se notó el silencio en la prestigiosa congregación.
Yo le miraba, estaba por darle un codazo disimulado de que dijese algo más sobre playas y lo demás. No me caía mal, ¿por qué iría a caerme mal? Lo trataron de gilipollas, no con esas palabras, sino con el tono y risillas. Yo estuve leyendo algo ese verano... pero ni muerto iba a decirlo, podía enseñar morenazo y pelazo que estaba medio rubio por el sol como pasaporte creíble . No era ni momento ni lugar.
Y siempre he pensado en el ejemplo y a mayor escala que un instituto de pringaos. No es una gran moraleja ni describe un comportamiento ejemplar. Pero es útil.