Es una falacia pretender que la realidad coincida con lo que dicen los jueces. Es obvio que los jueces no son infalibles por lo que no se puede esperar que sean sus sentencias lo que definen la verdad.
Recuerdo ahora a aquel el magistrado murciano, Martín Ferradal, que hablaba de boda entre "maricones/mariconas" cuando se trataba de enlaces entre homosexuales, calificaba de "putas" a las mujeres que tenían hijos extramatrimoniales, llamaba "cornudos" a sus maridos y "gentuza" a los extranjeros que demandaban la nacionalidad.