Lo he vivido en dos ocasiones... una, y de ahí viene el título, una compañera que siempre que hablaba con el hijo y éste se quejaba de que tenía que entrenar mucho, de que le dolía una pierna, de que le apetecía más ir con los amigos al cine que entrenar, siempre le decía "vamos campeón..." y el "campeón" tenía, con 15 años, aunque llevaba así toda la vida practicamente desde que anduvo, que entrenar aunque fuera lo que más odiaba del mundo.
Entrenaba con lo mejorcito del tenis en Madrid, participaba en las ligas de su categoría y hasta llegó a viajar para competir... gano cositas, muy pocas, pero algo ganó... y claro, la madre todo el día "vamos campeón".
Mientras su hermana estudiaba y se sacaba una carrera poco a poco, aprendía perfectamente inglés, y aunque nadie la decía eso de "vamos campeona" ella sentía que si ahora no lo era en un futuro sería una campeona en la vida. Ella miraba con tristeza a su hermano, ella le conocía bien.
Llegó un día en que "el campeón" dijo basta... empezó a fallar, yo creo que adrede, en los campeonatos, a bajar en el ranking nacional... hasta que harto de oir lo de "campeón" tiró la toalla, en este caso la raqueta y dijo un NO tan grande a la madre que ni el mejor arbitro subido en su silla.
Ahora el ya jóven, está intentando recuperar el tiempo perdido.. ya nadie le llama campeón menos su hermana que lo piensa ¿y la madre? pues digamos que se apagó, y lo que otrora eran todo parabienes para él ahora solo es indiferencia, lo que antes eran aplausos ahora ¿a tiempo? son todo palabras de orgullo hacia su hija...
¿Es justo?
La otra historia se parece cambiando el deporte y los protagonistas...
En fin... he recordado estas historias leyendo la porquería que está apunto de caer sobre los demás en forma de libro La Otra Crónica adelantó en exclusiva las explosivas memorias de Arantxa
Hoy he leido la carta-comunicado escrita por la madre Comunicado y he pensado en lo curiosa que es la vida, quienes nos parecen heroes y triunfadores en realidad llevan o han llevado una vida de mierda que nadie nos podiamos imaginar.
Estamos a punto de ver el despellejamiento entre familiares... no quiero culpar a nadie, no sé en realidad quién tiene la culpa en este caso.. pero ¿no creamos a veces auténticos monstruos?