En Europa encantados con el Sr Presidente y su gobierno.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]La venta del rescate
como una especie de victoria, las declaraciones acerca de que fue
España quien presionó a Europa para obtener las ayudas, la laxitud de
las supuestas condiciones del rescate, incluso el hecho de que Mariano
Rajoy se marchara a ver la Eurocopa
dando la sensación de tenerlo todo bajo control: todo eso ha acabado
por levantar ampollas en Europa. Atenas, a escasos días de unas elecciones cruciales para el euro,
reclama unas condiciones igual de ventajosas. Dublín y Lisboa, los
otros dos países rescatados, no han tardado en pedir el mismo estatus
que España, un "tratamiento equivalente", según la ministra irlandesa
Lucinda Creighton. Fuentes europeas aseguran que España ha puesto a toda
la eurozona en una situación complicada, en medio de la incertidumbre
por la crisis política griega, con los países acreedores —encabezados
por Alemania y sus satélites, Finlandia, Austria y Holanda— exigiendo
dureza en la condicionalidad del salvavidas a la banca española para
evitar que los demás rescatados soliciten lo mismo. En fin: hay
crispación en las grandes capitales europeas, en las de los países
salvados por las ayudas y en Bruselas.
Y hay presión en los mercados: el rescate español no funciona, a
juzgar por el alza continua de la prima de riesgo española, que solo se
relajó el pasado lunes a primera hora. Desde entonces, los intereses de
la deuda no han dejado de subir. Esta mañana la prima de riesgo ha abierto en los 540 puntos
tras la rebaja de nota de la agencia de calificación de riesgos
Moody's, que ha dejado la solvencia de España al borde del bono basura.
Fuentes conocedoras de las conversaciones al más alto nivel en el
Eurogrupo del sábado atribuyen el por ahora malogrado rescate a que
Rajoy cedió a las presiones europeas demasiado tarde —en las últimas
semanas, la prensa alemana ha atribuido esa dilación a una cuestión de
orgullo patrio, como cuando Rajoy anunció que incumpliría el déficit
apelando a la "soberanía nacional"— pero sobre todo a la falta de
claridad. Las citadas fuentes critican la estrategia de comunicación del
Gobierno español, que descarta que pueda haber condiciones fiscales
(pese a que Bruselas y fuentes del Banco Central Europeo consultadas por
EL PAÍS insisten en lo contrario) y ha asegurado que las ayudas ni
siquiera afectarán al déficit (la agencia estadística Eurostat desmintió ayer esas declaraciones de Rajoy del pasado domingo).
Fuentes próximas a la negociación del rescate, pendiente aún de fijar
las condiciones definitivas a lo largo de los próximos días, explicaron
que España está en una situación difícil. La economía española y su
banca es presa de errores del pasado, por la permisividad de los
Gobiernos del PP y del PSOE respecto a la burbuja inmobiliaria. Pero
también se ha visto perjudicada por la mala calidad de las pruebas de
resistencia a la banca (que la canciller Angela Merkel relacionó el
martes con el fracaso de la Autoridad Bancaria Europea, que no supo
controlar a los bancos centrales nacionales). Fuentes europeas vinculan
parte de los problemas con la deficiente supervisión del sistema
financiero español y con las recientes reformas bancarias, que optaron
por la peor solución: fusiones como la de Bankia, las cajas gallegas o
las catalanas.
Fuentes europeas aseguran que España ha puesto a toda la eurozona en una situación complicada
La situación del euro empeora a diario. Los inversores calibran la
posibilidad de una fractura ante las reiteradas amenazas de la Unión
sobre Grecia. Bruselas, Berlín y varias capitales han optado por la
coacción, con medidas como el posible cierre de fronteras o el
corralito si los resultados de las elecciones se traducen en un Gobierno que no
respete las reformas impuestas por la Comisión, el BCE y el FMI. La
próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno ha levantado grandes
expectativas, con la esperanza de que los líderes aprueben pasos
sustanciales hacia una mayor unión fiscal, la unión bancaria e incluso
un calendario para los eurobonos.
Pero lo más probable es que esas expectativas se defrauden: Merkel
reiteró el martes que apuesta por una estrategia de largo plazo con la
vista puesta en la unión política, pero sigue rechazando los eurobonos.
El Bundesbank (el banco central alemán) asegura que para empezar a
hablar de unión bancaria antes tienen que darse pasos definitivos en la
unión fiscal. Se avecina un choque de trenes con París: el Elíseo reiteró ayer que la unión bancaria es lo primero, que debería acordarse antes que la unión fiscal.
El resto de capitales añaden volumen a esa cacofonía de voces. La Moncloa dio ayer a conocer una carta de Rajoy
al presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, y al presidente del
Consejo, Herman Van Rompuy, en la que apuesta por transferencias de
soberanía en la esfera bancaria y fiscal, a medio camino entre lo que
piden Hollande y Merkel. Rajoy trata de explotar el papel de bisagra
entre Francia y Alemania, por el que luchará con el primer ministro
italiano, Mario Monti, en la cumbre de la semana próxima en Roma.
Por el camino de las uniones bancarias, fiscales y los eurobonos, de
la cumbre de finales de junio se ha ido cayendo el pacto por el
crecimiento, con el que el presidente francés, François Hollande,
pretendía completar la austeridad elevada a los altares de los tratados
por el Pacto Fiscal. Fuentes europeas aseguran que prácticamente ningún
país tiene margen de maniobra para estimular su economía. Berlín lleva
semanas alertando de que no piensa ni remotamente en sucumbir a las
presiones internacionales: Washington, el FMI, el G-20 y Bruselas
reclaman medidas a Alemania. Fuentes europeas aseguran que en los países
que más lo necesitan, como España, tampoco tiene sentido un plan de
estímulo clásico de infraestructuras, ante la sobredotación en
carreteras, autovías o aeropuertos.
Grecia, como primera piedra de toque el próximo domingo, seguida de
España y quizá de Italia han colocado a la Unión Europea ante una
disyuntiva: ser o no ser. Nadie se atreve a aventurar qué pasará en
Grecia el domingo y en los mercados el lunes, los mismos mercados que
siguen presionando a España e Italia. Ante este panorama, la conclusión
del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, es nítida:
"Nos encontramos en un momento crucial para la integración europea y
para la UE". "Tenemos un problema sistémico",
prosiguió en el Europarlamento antes de dejar en el aire una asfixiante
duda. "No estoy seguro de que la urgencia de esto sea plenamente
comprendida en todas las capitales". Sin dar nombres, un modo de poner
los focos sobre Berlín, Helsinki o Ámsterdam, que no terminan de moverse
como la situación requiere.
Sin haber llegado todavía al crítico cabo de Grecia, "el mayor temor
es ya lo que pasa en España e Italia", apunta Janis Emmanouilidis,
politólogo del European Policy Centre, un laboratorio de ideas de
Bruselas. Pero la constatación de que la incertidumbre está en máximos
ya no es cosa de los expertos: "Hay una gran diferencia entre problemas y
problemas existenciales. Con Grecia tenemos un problema existencial",
indicó Van Rompuy. "Todo está en juego, incluida la supervivencia de la
UE", cerró.
Pero hay fúrbol ¿ qué más da?