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Los argentinos son así
publicado el 08.03.07 en
OTROS
Hace un tiempo
estando vueltas por la internet vi un texto de un autor desconocido (o por lo menos muy bien escondido)
sobre como es el argentino tipo. Quien escribió esto parece conocernos
muy bien, o por lo menos escribe como si lo hiciera.
“Los argentinos están entre vosotros, pero no son como vosotros. No
intentéis conocerlos, porque su alma vive en el mundo impenetrable de la
dualidad.
Los argentinos beben en una misma copa la alegría y la amargura.
Hacen música de su llanto -el tango- y se ríen de la música de otro;
toman en serio los chistes y de todo lo serio hacen bromas.
Ellos mismos no se conocen. Creen en la interpretación de los sueños, en Freud y en el horóscopo chino. Visitan al médico y también al curandero,
todo al mismo tiempo. Tratan a Dios como “el flaco” y se mofan de los
ritos religiosos, aunque los presidentes no se pierden un tedéum en la
Catedral.
No renuncian a sus ilusiones ni aprenden de sus desilusiones. ¡No discutáis con ellos jamás!
Los argentinos nacen con sabiduría inmanente.
¡Saben y opinan de todo! En una mesa de café y en programas de
periodistas/políticos arreglan todo. Cuando los argentinos viajan, todo
lo comparan con Buenos Aires. Hermanos, ellos son “el pueblo
elegido”…por ellos mismos.
Individualmente, se caracterizan por su
simpatía y su inteligencia, en grupo son insoportables por su griterío y
apasionamiento. Cada uno es un genio, y los genios no se llevan bien
entre ellos; por eso es fácil reunir argentinos, unirlos imposible.
Un argentino es capaz de lograr todo en el mundo, menos el aplauso de
otros argentinos. No le habléis de lógica. La lógica implica
razonamiento y mesura. Los argentinos son hiperbólicos y desmesurados,
van de un extremo a otro con sus opiniones y sus acciones. Cuando
discuten no dicen: “No estoy de acuerdo”, sino: “¡Usted está
absolutamente equivocado!”.
Aman tanto la contradicción que llaman “bárbara” a una mujer linda, a
un erudito lo bautizan “bestia”, a un mero futbolista le dicen “genio”,
y cuando manifiestan extrema amistad te califican de “boludo”, y si el afecto y confianza es mucho más grande, eres un “hijo de p…”
Cuando alguien les pide un favor no dicen simplemente “sí”, sino
“¿cómo no?”. Son el único pueblo del mundo que comienza sus frases con
la palabra “no”. Cuando alguien les agradece, dicen: “No, de nada” o
“No” con una sonrisa.
Los argentinos tienen dos problemas para cada solución. Pero intuyen
las soluciones a todo problema. Cualquier argentino dirá que sabe cómo
se debe pagar la deuda externa, enderezar a los militares, aconsejar al
resto de América Latina, disminuir el hambre de África y enseñar
economía en USA.
Los argentinos tienen metáforas para referirse a lo común con
palabras extrañas. Por ejemplo, a un aumento de sueldos le llaman
“rebalanceo de ingresos”, a un incremento de impuestos “modificación de
la base imponible” y a una simple devaluación “una variación brusca del
tipo de cambio”. Un plan económico es siempre “un plan de ajuste” y a
una operación financiera de especulación la denominan “bicicleta”.
Viven, como dijo Ortega y Gasset,
una permanente disociación entre la imagen que tienen de sí mismos y la
realidad. Tienen un altísimo número de psicólogos y psiquiatras y se
ufanan de estar siempre al tanto de la última terapia. Tienen un
tremendo super ego, pero no se lo mencionen porque se desestabilizan y
entran en crisis. Tienen un espantoso temor al ridículo, pero se
describen a sí mismos como liberados. Son prejuiciosos, pero creen ser
amplios, generosos y tolerantes.
En síntesis, los argentinos son italianos que hablan en español.
Pretenden sueldos norteamericanos y vivir como ingleses. Dicen discursos
franceses y votan como senegaleses. Piensan como zurdos y viven como
burgueses. Alaban el emprendimiento canadiense y tienen una organización
boliviana. Admiran el orden suizo y practican un desorden irakí.
Son un misterio…”