El affaire Bárcenas ha mostrado al Gobierno el daño que pueden
infligirle televisiones y diarios que consideraba neutralizados. Y está
dispuesto a utilizar tanto la fuerza del BOE como su capacidad de
convicción para que entren en razón. Por un lado y según aseguran
fuentes gubernamentales, el Ejecutivo se plantea a través del Ministerio
de Industria reducir canales en TDT, aprovechando una reciente sentencia del Tribunal Supremo y en plena negociación del dividendo digital. Todo un puñetazo en la mesa con laSexta y su dueño, José Manuel Lara, en el punto de mira. Además, Moncloa confía en que los futuros accionistas del Grupo Prisa y El País –véase Telefónica, la Caixa y Santander- sean capaces de hacer entrar en razón a su presidente ejecutivo, Juan Luis Cebrián. La nueva hoja de ruta está en marcha.
Y es que el segundo frente abierto por parte del Gobierno afecta directamente a la editora de El País,
que abría la semana pasada la caja de los truenos al publicar los
presuntos papeles del extesorero del PP. Al punto que, según precisan
las citadas fuentes gubernamentales, Vicepresidencia confía en que los
nuevos accionistas de Prisa intercedan ante Cebrián. “Estamos recibiendo un ataque por parte de un medio que está quebrado”,
se apuntaba esta misma semana sin ambages en fuentes del propio Consejo
de Ministros. La cuestión no es baladí, en tanto que pone a los
flamantes mecenas de Prisa en una situación delicada. No en vano, son entidades que dependen enormemente de la regulación y del BOE.
La ofensiva en marcha rompe radicalmente con la inacción del Gobierno en
materia de medios de comunicación. Fuentes del entorno de Mariano Rajoy siempre han dejado claro que el presidente siente como algo ajeno ese mundo y subrayan que nunca ha considerado ni remotamente forjar un grupo mediático afín al Gobierno. Esta postura le aleja de la aspiración que sí tuvieron en otro tiempo –e incluso pusieron en práctica- los González, Aznar o Zapatero.
“Tiene vocación de inhibirse en estas cuestiones y mantiene una enorme
distancia con los tradicionales gurús de la derecha”, exponen estas
fuentes. No sucede lo mismo con otros miembros del Gabinete. De hecho,
el cambio de tono que han experimentado en privado algunos miembros del
Gobierno enlaza con lo que entienden como una “arremetida política” contra el propio Rajoy. La guerra ha comenzado.