[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]La Policía busca a los autores del envío en los últimos
meses, por parte de grupos supuestamente anarquistas, de paquetes con
detonantes a personas vinculadas con la Iglesia, entre ellos dos
«consoladores» cargados de explosivos. Uno iba dirigido al arzobispo de
Pamplona, Francisco Pérez, y el segundo estaba destinado al director de
un colegio privado de Madrid, artefacto que en esta ocasión estalló en
unas oficinas de Correos.
Los servicios de información de la Policía están
investigando la autoría de los hechos, que fueron reivindicados en
Internet en marzo pasado por dos colectivos autodenominados el Club de
Artesanos del Café para sus nuevos usos, FAI/FRI, y el Grupo
Anticlerical para el Fomento del Uso del Juguete Sexual. El comunicado
de los anarquistas confirmó los envíos destinados al «obispo de
Pamplona», en enero, y «al director de un colegio elitista de los
Legionarios de Cristo», dos meses después, y pidió disculpas «por las
molestias» a una funcionaria que, se aseguraba en el texto, resultó
herida al manipular el segundo paquete. No obstante, la Policía ha
negado ese extremo.
Las autoridades creen que se trata de dos grupúsculos de no
más de cinco individuos pertenecientes al denominado 'comando Mateo
Morral', una banda que también se atribuyó la colocación de un artefacto
en la catedral de La Almudena en febrero pasado. No llegó a explotar,
pero obligó a desalojar el templo. La bomba fue descubierta por el
canónigo junto a uno de los confesionarios, dentro de una bolsa de
basura que al principio pensó que alguien había dejado olvidada. Sin
embargo, al cogerla se extrañó de su peso y, cuando la abrió, descubrió
que contenía más de un kilo de pólvora, un kilo de tornillos para hacer
de metralla, una bombona de camping gas, un temporizador y un detonador.
Los Tédax comprobaron que estaba preparada para estallar. «No era de
broma», avisaron.
«Un paquete raro» Un mes después, los Tédax tuvieron que explosionar una olla
depositada junto a la Fiscalía de Madrid. Igualmente, en el comunicado,
los grupos anarquistas aseguran que el pasado 20 de diciembre también
atacaron una sucursal bancaria, en esta ocasión con una cafetera rellena
de pólvora y de tornillos, aunque no aclararon en qué sitio. En
principio, la Policía piensa que los responsables de estos hechos
carecen de estructura consolidada y organizada, por lo que en este
momento puede tratarse de pequeñas 'células' con diferentes objetivos.
Respecto al explosivo de Pamplona, el Arzobispado admitió,
en declaraciones a Efe, haber recibido a comienzos de este año un
«paquete raro» que contenía unos polvos. No obstante, como despertó
sospechas, se alertó a la Policía, que se lo llevó. «No se le concedió
importancia, pero luego se ha dicho que era una bomba», declararon
fuentes eclesiásticas, que añadieron que no tienen noticias de la
investigación.
A diferencia de lo ocurrido en Pamplona, el «consolador»
destinado al director del colegio privado de Madrid -el 'Highlands', un
centro católico situado en el barrio de La Moraleja- no llegó hasta
allí. La carta que lo contenía estalló el 3 de marzo en unas
dependencias de Correos del distrito madrileño de Vallecas.
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