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| Bien contigo, Theodoro | |
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+5Chamigo Lara tay Gloria Atlántida 9 participantes | |
Autor | Mensaje |
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Atlántida Maestro/a
Mensajes : 3578
| Tema: Bien contigo, Theodoro Lun Sep 19, 2011 6:20 am | |
| Con un escalofrío de emoción, me topaba hace apenas un rato con las poesías de Alfredo Arri, mi (nuestro) entrañable Theodoro de otros lugares virtuales. Ha sido la casualidad, o el destino, o el propio Theo desde, para él, un recien descubierto Cielo, quien me ha dado de bruces, literalmente, con esos textos familiares y siempre sorprendentes por rebosar talento y sensibilidad. Buscaba yo, medio aburrida, reseñas literarias para comentar en uno de mis trabajos; y, de repente, me quedo con la vista prendida en unos versos de un desconocido participante de un foro cultural...Solo que no era desconocido, firmaba "Alfredo Arri", el único, el irrepetible, el que nos dejó conmovidos e incrédulos con su definitiva marcha el pasado Febrero de 2011. Así que, tras leer esos breves textos, los he cogido de ese lugar y me los he llevado. Los guardaré con mimo, pero siento que debo compartirlos el máximo que pueda, que a él le gustaría, que él se lo merece...Aquí están, y todo está bien, con Theodoro. - Theodoro escribió:
- Ya no
Si fue mi vanagloria la paciencia hoy soy virtuoso de febriles ansias. Si fue mi santidad la tolerancia hoy hago perfección de la indulgencia.
Si fue mi acatamiento la clemencia hoy soy un héroe de la intemperancia Si fue mi prioridad toda observancia hoy soy acólito de la renuencia.
Si he dejado de ser quien hube sido para ser como aquel que nunca quise ello ha sido porque así lo he querido.
Yo puedo asegurar que me deshice en buena voluntad mas no he podido seguir negándome a lo que malquise.
Alfredo Arri. 2006
Expreso pedido.
A los señores administradores de la metempsicosis.
Cuando regrese al mundo -con mis futuras vidas, no me den otras nuevas, que sean esta misma. Que me mojen mil veces mis pasadas lloviznas, que me sangren mil veces las antiguas heridas. . Que mis nuevas infancias sean la ya perdida. Que mis próximas novias reconozcan mis rimas. Que vuelva a perder todas mis inútiles riñas. Que me humillen mil veces mis pasadas huídas. . Que mis fiebres y heridas vuelvan a ser las mías. Que mis dos alegrías tengan mi vieja risa. Que ni una sóla lágrima me sea eximida. . No me añadan amores, no me sumen placeres No me roben pesares, no mejoren mi suerte. No me den otras vidas, no me den nuevas muertes.
Alfredo Arri (Theodoro)-2008 | |
| | | Gloria Veterano/a
Mensajes : 997
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Lun Sep 19, 2011 6:32 am | |
| ¡Qué grande Theo! Y qué suerte poderlo recordar de esta manera tan maravillosa. Gracias, Atlántida, por este regalo inesperado, me ha encantado. | |
| | | Atlántida Maestro/a
Mensajes : 3578
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Lun Sep 19, 2011 7:32 am | |
| Gracias a tí,Gloria, por ayudarme a ese recuerdo. Estoy "rescatando más material" de Theo...Me he registrado en ese foro con tal de hacerlo,jejeje. Esto que añado no tiene desperdicio: - Theodoro escribió:
- Filosofía higiénica.
En astillas de años ardió el pasado y en lágrimas de instantes va el presente. Nada intuimos de las horas pendientes y es la espera el misterio más guardado.
En astillas de odio arde lo amado y en lágrimas de olvido está el ausente. Nada negamos de lo inexistente y es la muerte el aserto más negado.
Filósofos de cátedra o de estaño los hombres somos soñadores natos y no hay barrunto que nos suene extraño.
Yo también tengo mi propio relato: Soñar que somos dioses no hace daño, Decir que somos sabios nos da ornato.
Alfredo Arri. 2007 | |
| | | tay V.I.P.
Mensajes : 5719 Edad : 58 Localización : Museo del Jamón
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Lun Sep 19, 2011 7:38 am | |
| ¡¡Preciosos sonetos At!!! Qué idea más bonitaaaaaaaaa!!! [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | |
| | | Atlántida Maestro/a
Mensajes : 3578
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Lun Sep 19, 2011 8:05 am | |
| Gracias, Tay...Chissst, acabo de descubrir que en ese foro también participó otra forera y moderadora que conocemos....¡Tenebra!. ¡Jope, los de todoslosforos estamos en toos laos! Golondrinita, si me lees...,dile a tu niña que la extraño,que se pase por aquí,¿vale? | |
| | | tay V.I.P.
Mensajes : 5719 Edad : 58 Localización : Museo del Jamón
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Lun Sep 19, 2011 8:12 am | |
| ¡¡Es verdad!!! ¡¡Tenebra!! ¿no se ha venidoooooooooooo??? [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | |
| | | Lara Novato/a
Mensajes : 7
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Lun Sep 19, 2011 10:23 am | |
| Qué buena idea, Atlántida. Alfredo Arri se merece ser recordado. El tiempo que coincidimos en el anterior foro, sus aportes y simpatía eran un aliciente.
Un beso. | |
| | | Atlántida Maestro/a
Mensajes : 3578
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Lun Sep 19, 2011 11:18 am | |
| Así es,Lara. Y acabo de percatarme de que su web "El perro filósofo" está a la venta...Así que pienso salvar lo que pueda de sus textos | |
| | | Atlántida Maestro/a
Mensajes : 3578
| Tema: "A Gloria" de Theo Lun Sep 19, 2011 11:27 am | |
| Alfredo tenía este texto entre sus entradas a su blog. Está dedicado a tí,Gloria, pero creo que nos hablaba a todos o, mejor dicho, a sí mismo. No sé si tuviste ocasión de leerla,pero creo que te gustará especialmente, amiga. Me parece una joya digna de salvarse, y espero que no te importe que la publique aquí, ya que,como él dice, no se trata de la respuesta a tu carta, sino de las reflexiones que le provocaron. - Citación :
- lunes 1 de febrero de 2010
Reflexiones insubstanciales.
Licencias de personalidad Reflexiones inmaduras de un madurito en red.
A “Gloria”
Hoy he recibido carta de una vieja amiga de estos pagos cibernéticos. No son estas líneas que siguen, ni mucho menos, respuesta a esa carta. Tal misiva es privada, y privada debería ser la respuesta. Debería digo, porque me está vedado responderla por ahora. Pero esa carta, afectuosa, escrita desde el corazón, me produjo sensaciones variadas que quiero ahora exponer aquí.
Sensaciones variadas dije. Por ejempo alegría, a causa un grato reencuentro virtual; o amistad, por la confianza en contarme alguna que otra cosa de su familiaridad; y también una pizca de presunción (vanidosa), por las cosas agradables que ella decía de mí en su carta; y, finalmente, la necesidad de echar al viento algunas reflexiones surgidas después de su lectura. Reflexiones acerca de algo que ya tenía por superado pero que, al parecer, no es así. O, al menos, algo sobre lo que siempre se puede dar una vuelta de tuerca más.
El tema es así: Ella me dice en su carta que se acuerda de mí por dos cosas: por mi intervención activa en la red, o sea por mis palabras; y, la segunda, por la imagen que en aquel momento presenté de mí.
Dejemos de lado mis palabras. Ellas no han variado nunca. Las que fueron por aquellos clubes foreros han sido y son en ésta, mi casa bloguera. Como buen madurito que soy, las modificaciones de ideas, conceptos, creencias, preferencias no son de aceptación nada fácil. Uno tiene su cosmovisión más o menos estructurada y ya. Y en ese sentido, siempre obré en estos pagos cibernéticos fiel a esa cosmovisión.
Pero otra cosa es la imagen, el aspecto. Uno, en su etapa vacilante de cibernauta principiante, pone un avatar cualquiera. La elección de la imagen parece inocente, pero tal vez no lo sea tanto.
Desde el principio vale la aclaración: mi caso no ha sido el del camionero físicamente baldado que se hace pasar por Brad Pitt o… por Lulú. No. Nada de eso. Siempre fui llano con los datos de mi género, edad, estado civil, preferencia sexual, domicilio o localidad. Al principio eludí el nombre verdadero, pero eso duró apenas unas semanas. Así que nada de mi filiación personal fue alterada para ser presentada en la red. Siempre de frente march, como decimos por aquí.
Salvo el avatar, cuyo uso prolongué por dos años o más. Al principio me resultaba más correcto - cibernéticamente correcto- mostrarme con una imagen que tenía por más apropiada para la red que que la propia imagen.
Esta amiga de la carta me conoció con aquél avatar y no con la fotografía de mi rostro que hoy luzco (perdón por el verbo), tanto en mis blogs como en cualquier otro sitio de la red en el que intervengo. Mi amiga tiene, pues, una imagen de mi aspecto que, al adosarla a mis palabras, le dio una idea de una personalidad que, si bien se podría parecer en algún punto a la mía, no es del todo la mía. O es la mía en algún punto. O sea: no es la mía.
Veamos. Aquél avatar era la imagen fotografiada de un famoso irónico. O irónico famoso. Creo que la elegí más por la ironía como sustantivo que como adjetivo. Oportuno, ingenioso, rápido para la réplica de humor. Así era este personaje famoso en vida. Y la verdad que… nada que ver conmigo.
Mi escasa aunque a veces afortunada ingeniosidad no ha sido nunca fruto de la rapidez de una personalidad chispente, sino de la elaboración meditada, rebuscada (en el sentido de buscar y buscar y buscar), y, por supuesto, propia de la de quien es prudente para la réplica, más bien un retraído. Tirando a hosco, digamos.
En otras palabras: mi primitiva personalidad social virtual, por llamarla de alguna manera, no se correspondía en absoluto con la personalidad social real que he sobrellevado por años en la vida cotidiana.
En ésta pertenezco al gremio de los hoscos. Hosco, vos sabés…: retraído, huraño, áspero, desabrido, seco. Para hablar con franqueza, un asco de tipo.
Socialmente hablando, se entiende. En la familiaridad, con aquellos con quienes el trato frecuente me permite mostrarme de otra forma, suelo mostrarme, pues, de esa otra forma. Más admisible. Pero con los extraños no. Y los extraños, para mí, son tales hasta que no demuestren lo contrario.
¿De dónde sacaste al aparato éste?, podía preguntar un extraño -refiriéndose a mí-, a un amigo que me había llevado a una reunión social. ¡Ja! No: dale tiempo… es un tipo macanudo, respondía mi amigo. Y con el tiempo, y no poco tiempo, el ex extraño terminaba diciéndome: Y pensar que cuando te conocí…
Con el tiempo aprendí que uno, en realidad, no tiene interés en mantener trato frecuente con la inmensa, abrumadora mayoría de sus congéneres. Así, mi privación para el trato social rápido, inmediato, me permitió zafar de varios centenares (por no decir miles) de insufribles zopencos. Claro… también me cerró las puertas para que pudiera ingresar la oportunidad de conocer a algún semejante interesante. Pero, la verdad, solía pensar con convicción, si el semejante es tal, o sea, semejante a mí, no podía ser interesante.
¡Ja! Resulta que al escribir esto último he caído en la cuenta de que aquel irónico famoso que fue mi rostro durante más de dos años en la red, había dejado para la posteridad una ironía impecable: No quiero partenecer a un club en el cual reciban a miembros como yo. O algo así. La idea es ésa y es igual a aquélla. O sea, se confirma aquello de que el personaje de la foto del avatar y yo, en un punto al menos, coincidimos.
Pues, sí: Aquí mismo quería llegar. A que las casualidades no se dan por casualidad. ¿Hasta qué punto aquella elección de avatar fue caprichosa? ¿Existen los caprichos cabales? ¿O, al mostrarse caprichoso, uno está actuando movido por poderosas fuerzas interiores, a las que uno no puede gobernar por la sencilla razón –entre otras razones menores- de que no las conocemos? “Aún cuando el hombre puede hacer lo que quiere, no puede, sin embargo, querer lo que quiera”, ha sentenciado Schopenhauer, según citaba Einstein.
Al “ilustrar” mi filiación real con la imagen de un irónico célebre, ¿no estaba diciéndome que en realidad hubiese querido poseer esas cualidades que el célebre irónico del avatar tenía y por las cuales ha sido, y aun es a pesar de haber muerto, celebrado por las multitudes? Creo que sí.
Lo mío, como lo de muchos otros en la red, había sido una mínima afectación, un acto de simulación venial. Por supuesto que dejamos de lado a los camioneros que se hacen llamar Lulú… o Brad Pitt. Hablo de las personas corrientes, que nos mostramos tales como somos pero… un poquitito mejorados. Algo así como retocados por un photo shop de la personalidad. Pero, ¿con qué finalidad?
Creo que la finalidad más obvia para que alguien haga esto de darse con el photo shop sobre su personalidad social, en la red, es para seducir.
Entonces va la pregunta: Mi personalidad en la vida real no seduce por sí misma y sólo me he mostrado seductor cuando la necesidad hormonal me obligó a serlo. Forzadamente. Simulaba cualidades que no tenía, simulaba ser lo que no era, nada más que para el levante, para el ligue. Entonces, ¿por qué querría seducir a nadie en la vida virtual?
Dejando de lado el sexo (que, tratándose de un mundo virtual, el sexo carece de toda operatividad como no sea la tradicional puñeta que uno obtiene con recursos menos trabajosos que el escribir horas y horas en una página social en la red), querer seducir en la red, así, al voleo, tal vez apunte nada más que a seducirse uno mismo, a mostrarse como lo que no se es pero que le hubiese gustado ser por el puro gusto de verse como tal.
Es una explicación posible. Pero hay otra, que sube un peldaño más en la conjetura: Tal vez se trate de querer mostrarse como uno realmente es en el fondo de su espíritu pero que en la vida real, por circunstancias diversas, no queremos ser. A ver: en mi caso, ¿no será que en el fondo de mí soy como el tipo del avatar y me le prohibí durante la mayor parte de mi vida, forzándome a ser hosco, seco, huraño, etc. etc., por razones que desconozco pero que debieron ser poderosas?
Lo dicho sería el equivalente al ejemplo del homosexual que al cabo de mil años de fingir una incómoda heterosexualidad, finalmente decide salir del ropero. Algo así.
Tal vez, sólo tal vez, al elegir el avatar famoso del famoso irónico, no oculté mi imagen física por el ocultamiento de la misma (no doy mal en las fotos, ni me he quejado nunca de mi humanidad), sino más bien que lo que quise fue mostrar mi verdadera (y negada) personalidad, a través de un rostro prestado.
Ése, el rostro del irónico famoso sería, así, el rostro que encajase en el tipo que en el fondo acaso soy y que nunca me permití ser. Dejando lo de famoso de lado, o mejor aún, interpretando famoso por popular. ¿Se entiende la idea? Creo que sí.
La explicación es interesante y con ella debía estar colmada mi curiosidad reflexiva. Pero sucedió lo siguiente: Después de mi experiencia de relacionarme socialmente en la red advertí que, poco a poco, comenzaba a comportarme en la vida real del modo en que esa personalidad virtual se comportaba en la red. De súbito, un día me di cuenta de que me estaba permitiendo licencias de comportamiento social que tenía absolutamente extrañas para mí y por lo tanto inadecuadas para mi personalidad.
Curiosamente, el resultado de esas licencias de personalidad fue sorprendente para mí: el prójimo, el semejante, reaccionaba frente a mis ocurrencias, chascarrillos, chanzas, comentarios irónicos, etc., de una manera positiva, como nunca antes me había sucedido. Nunca. Excepto, claro, en aquellas ocasiones en las que, como dije, con fines de levante o ligue simulaba una personalidad distinta a la de todos los días. Pero aquellas jornadas de simulación con miras al levante tenían ese carácter de tales en forma consciente. Simulaba. Es decir, me mostraba como no era para…
Con lo cual surge esta duda: Es probable que la elección del avatar fuese, como conjeturé, mostrarme como en el fondo soy y nunca me permití ser. Pero también es probable que me mostrara con modificaciones de mi personalidad social con el mismo propósito que en aquellas jornadas de levante, es decir, con un propósito utilitario. Digamos, para seducir.
Pero, si esto hubiese sido así, es decir, si hubiese estado simulando en la red con algún fin utilitario ¿por qué me sentí impulsado a mostrarme también en la vida real en correspondencia con aquella personalidad virtual? En otros términos: ¿Con qué finalidad se me dio por seguir la simulación (si hubiese sido realmente tal) de ser un tipo sociable, simpático? Porque en la vida real, lo digo de una, lo que menos ganas tengo es de seducir a nadie, en términos de seducción sexual. No estoy para eso. Tengo tantos problemas (algunos graves) que lo sexual, y sobre todo a mi edad, es el último de mis propósitos. No es que hubiere perdido mi sexualidad, lo cual es fisiológicamente imposible. Simplemente es que el último de mis deseos en estos días es el de reparar siquiera en lo sexual.
Entonces no tengo más alternativa que aceptar mi conjetura inicial: si hay alguien a quien he querido seducir, tanto en la red como en la vida real luego de ensayar esa otra personalidad en la red, ha sido a mí mismo. Es decir, regodearme de mí mismo por mi comportamiento como un tipo sociable, amigable, fácilmente tratable, casi casi extrovertido. Mostrarme menos hosco. O sea, obtener en la calle, en la vida real cotidiana, pequeñas, efímeras, fugaces pero gozosas grageas de felicidad. Con la ayuda, obvio, de ese ser tan despreciable, el prójimo menos próximo, el extraño, el semejante extraño no familiar.
Si así fue de verdad, debo admitir que el esfuerzo ha merecido la pena. No sólo porque me causa placer mi nuevo perfil agradable –módico, pero eficaz-, sino porque mostrarme de este modo es mucho más sencillo de lo que jamás creí.
He aprendido a ser levemente agudo, módicamente salado, aceptablemente ingenioso con mi prójimo extraño. Y me gustó el resultado. Ahora sé que debo aprender a retribuir a ese prójimo, a ese semejante, las efímeras, fugaces pero gozosas grageas de felicidad que mi nueva personalidad obtiene de ellos. A los semejantes de la vida real y a los de la vida virtual.
Sólo me falta, hoy, la paz interior para completar esa educación. Ando mal porque lo que debo afrontaren el futuro inmediato me obliga a sentirme irremediablemente mal. Pero algún día, tal vez no lejano, pueda recuperar la paz interior, concluir con esa educación sentimental, y permitirme muchas más licencias de personalidad. Ser atento, considerado, amigo. Incluso, hasta podría contestar las cartas de mis amigos virtuales, o visitar a mis amigos reales.
Cuando ese día llegue, saldré a la calle -la real y la virtual- con el rostro de aquel viejo avatar del irónico célebre… ¿Qué? ¿Dicen ustedes que ese rostro no es el mío propio? ¡Ja!
Alfredo Arri (Theodoro)
Publicado en feb 2009 en el viejo blog Theodoro y el perro filósofo.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | |
| | | Chamigo Novato/a
Mensajes : 35
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Lun Sep 19, 2011 5:21 pm | |
| Hola Atlantida. No sé si estas al tanto de la única web de Theo que aun no está a la venta, el tenia tres sitios. Particularmente yo lo seguía aquí, donde él hablaba de política con su estilo caustico y sin vueltas. El sitio es: La Revista del Perro (Revista de temas de sociedad. Política, literatura, historia, humanidades, espectáculos). [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Me gusta esta iniciativa que has tomado con respecto al material de Theo…te felicito chica. Si me permites voy a colaborar con este hilo poniendo una hermosa poesía que es la única que conservo en mis archivos. La he guardado porque me siento identificado con el lenguaje propio de mi gente, porque en esta poesía Theo ha dejado una estampa de lo que es la vida del suburbio. Poesía del suburbioEstán ahí, como siempre las modestas casas de los infortunados con jardines escasamente cuidados donde siempre hay una flor, solitaria pero verdadera. Están las calles pacíficas, con amplias veredas que conservan pañuelos de tierra al pie de los árboles, como manchones sobrantes de una pampa no hace mucho desplazada y donde a veces señorea un cardo, o los tréboles. Están los mercaderes del menudeo industrial con sus tiendas módicas escasas de bienes y abundantes en cerrojos. y en las cuales la solidaridad tiene la forma de promesa de pago. Están las mujeres, celadoras de una decencia prudente, cuya mirada permanente sobre los hijos propios y ajenos descombra de peligros la plaza de juegos de todos. Están los chicos que ya han crecido demorando con la cerveza esquinera y vespertina su inevitable ingreso al mercado de los trabajos mal pagados. Están las chicas, listas para la preñez prematura adornando de soles las mañanas de las compras y las tardes de las siestas. Y está también eso otro universal: el chisme, el señalamiento del recelo la imprecación ligera, la mezquindad camandulera, la envidia cizañera. Todo está en el barrio. Antes, y ahora. Y mañana en otros. Alfredo Arri (Theodoro) 2006. | |
| | | tay V.I.P.
Mensajes : 5719 Edad : 58 Localización : Museo del Jamón
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Lun Sep 19, 2011 5:53 pm | |
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| | | Atlántida Maestro/a
Mensajes : 3578
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Mar Sep 20, 2011 2:08 am | |
| Gracias por esa información, Charly (pa mi eres Charly siempre, jeje) y por el enlace. Me lo miraré en cuanto disponga de tiempo, hoy mismo.
Por supuesto que puedes ayudar a traer material de Theo...,si no, este hilo se nos muere también rapidito. Y cuanto más salvemos más le recordaremos.
Esa poesía,por ejemplo, no la conocía. ¡Espectacular!.
Voy a buscar algunos de sus relatos, porque me temo que el blog va a desaparecer dentro de nada. Los iré añadiendo aquí.
Saludos. | |
| | | el.loco.lucas Administrador
Mensajes : 38976
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Mar Sep 20, 2011 2:19 am | |
| Gran tipo el amigo Theodoro, sería bonito verle por aquí... | |
| | | Marmopi V.I.P.
Mensajes : 6241 Edad : 58
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Mar Sep 20, 2011 2:25 am | |
| Muy buena idea, Atlan. Una suerte poder leer sus buenísimos textos | |
| | | tay V.I.P.
Mensajes : 5719 Edad : 58 Localización : Museo del Jamón
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Mar Sep 20, 2011 2:30 am | |
| - Atlántida escribió:
- Gracias por esa información, Charly (pa mi eres Charly siempre, jeje) y por el enlace. Me lo miraré en cuanto disponga de tiempo, hoy mismo.
Por supuesto que puedes ayudar a traer material de Theo...,si no, este hilo se nos muere también rapidito. Y cuanto más salvemos más le recordaremos.
Esa poesía,por ejemplo, no la conocía. ¡Espectacular!.
Voy a buscar algunos de sus relatos, porque me temo que el blog va a desaparecer dentro de nada. Los iré añadiendo aquí.
Saludos. Llegará un momento en que ya no se puedan subir más cosas, no sé si no sería buena idea pedir que dejaran los hilos de recuerdo fijos. | |
| | | Atlántida Maestro/a
Mensajes : 3578
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Mar Sep 20, 2011 3:12 am | |
| - tay escribió:
- Atlántida escribió:
- Gracias por esa información, Charly (pa mi eres Charly siempre, jeje) y por el enlace. Me lo miraré en cuanto disponga de tiempo, hoy mismo.
Por supuesto que puedes ayudar a traer material de Theo...,si no, este hilo se nos muere también rapidito. Y cuanto más salvemos más le recordaremos.
Esa poesía,por ejemplo, no la conocía. ¡Espectacular!.
Voy a buscar algunos de sus relatos, porque me temo que el blog va a desaparecer dentro de nada. Los iré añadiendo aquí.
Saludos. Llegará un momento en que ya no se puedan subir más cosas, no sé si no sería buena idea pedir que dejaran los hilos de recuerdo fijos. ¡Suscribo! | |
| | | tay V.I.P.
Mensajes : 5719 Edad : 58 Localización : Museo del Jamón
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Mar Sep 20, 2011 3:18 am | |
| - Atlántida escribió:
- tay escribió:
- Atlántida escribió:
- Gracias por esa información, Charly (pa mi eres Charly siempre, jeje) y por el enlace. Me lo miraré en cuanto disponga de tiempo, hoy mismo.
Por supuesto que puedes ayudar a traer material de Theo...,si no, este hilo se nos muere también rapidito. Y cuanto más salvemos más le recordaremos.
Esa poesía,por ejemplo, no la conocía. ¡Espectacular!.
Voy a buscar algunos de sus relatos, porque me temo que el blog va a desaparecer dentro de nada. Los iré añadiendo aquí.
Saludos. Llegará un momento en que ya no se puedan subir más cosas, no sé si no sería buena idea pedir que dejaran los hilos de recuerdo fijos. ¡Suscribo! ¿Y cuántos tendríamos que pedirlo para que los subieran y les pusieran la chincheta? de momento hay tres hilos, Theo, Canafrem y Anymore. | |
| | | Atlántida Maestro/a
Mensajes : 3578
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Mar Sep 20, 2011 3:22 am | |
| - tay escribió:
-
¿Y cuántos tendríamos que pedirlo para que los subieran y les pusieran la chincheta? de momento hay tres hilos, Theo, Canafrem y Anymore. Me paece a mí que ya está pedido...¿no, mister Pato? | |
| | | el.loco.lucas Administrador
Mensajes : 38976
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Mar Sep 20, 2011 4:09 am | |
| - Atlántida escribió:
- tay escribió:
-
¿Y cuántos tendríamos que pedirlo para que los subieran y les pusieran la chincheta? de momento hay tres hilos, Theo, Canafrem y Anymore. Me paece a mí que ya está pedido...¿no, mister Pato? Ok, lo comentaré con el resto de moderadores, a mí me parece bien. Por cierto que como no podemos leer todo lo que se escribe en el foro, es más seguro que lleguen las "peticiones" si se publican en el foro de sugerencias. Saludos miss Atlántida | |
| | | Atlántida Maestro/a
Mensajes : 3578
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Mar Sep 20, 2011 9:30 am | |
| Por este orden: Vale, lo habéis comentado Gracias por comentarlo y hacerlo ipso-facto.¡Bendita eficiencia! Entendido y perdones ¡Vuelvo en breve con más cosas de Theo! | |
| | | Atlántida Maestro/a
Mensajes : 3578
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Mar Sep 20, 2011 9:58 am | |
| Relato en "Theodoro y el perro", su blog, en Febrero del 2010. - Alfredo Arri escribió:
- domingo 28 de febrero de 2010
Esa hermana muy hermosa.
El hombre, cansado, bajó del tren. Era sábado, y la semana había sido agotadora. Aun le faltaba caminar las nueve cuadras hasta su casa. Pero antes, seguidor de sus propias rutinas, decidió ir por la copita de ginebra que todos los días tomaba ni bien bajaba del tren. Era algo así como el sello de clausura de cada jornada. Albañil desde los quince, y pisando ya los sesenta, gozaba de sus retornos a casa como nunca antes. Soñaba con la jubilación. Sabía que de todos modos tendría que hacer algunas changas después de la jubilación, pero no habría de ser lo mismo...
Sus hijos ya habían volado del nido, pero de cuando en cuando la casita que él mismo había levantado en treinta años de paciencia y fatiga se alegraba con el deseado barullo de algún nieto de los muchos que tenía.
Entró en el boliche del turco Jaime, que estaba a dos cuadras de la estación. La copita de ginebra era allí unos centavos menor que en la pizzería de frente a la estación. El pibe que ayudaba al bolichero le sirvió la copita sin preguntar, después de saludarlo. El hombre tomó con sus ásperos dedos la pequeña y panzona copa de vidrio gordo, con el denso y transparente líquido hasta el borde. Con buen pulso, la acercó hacia sus labios y, ni bien logró besarle el borde, con movimientos de cabeza y manos mil veces repetidos, bebió el trago de un solo empujón. Después chasqueó, dejó la copa sobre el mostrador y alzó la mirada hacia el televisor. Las imágenes del terremoto de Chile se sucedían en el canal de noticias. Los demás parroquianos miraban las imágenes, en silencio.
En algún momento, una voz de la televisión dijo que el terremoto había derrumbado un muro de una cárcel y doscientos presos aprovecharon la ayuda de la madre tierra para fugarse sin más. Varios de los parroquianos soltaron sus risotadas ante los comentarios chuscos que la noticia había provocado entre ellos.
El hombre pagó la copa, tomó el bolso que había dejado a sus pies, saludó y se fue.
Minutos más tarde entraba en la casa. Su mujer estaba en la mesa de la salita, con el mate sobre la mesa y el televisor encendido. Chile y su tragedia continuaban en la pantalla. Luego de cambiar las cien mil veces oídas y olvidadas palabras del saludo, ella hizo la pregunta retórica: ¿Viste que desastre lo de Chile? ¡Cómo no verlo!, respondería cualquiera.
Entonces el hombre, mostrando una sonrisa amplia, nacida desde lo más hondo de su humanidad y que acaso fuera la primera de esa clase que practicaba en mucho tiempo, dijo: ¡Sí: Y se escaparon no sé cuántos presos de una cárcel!
La mujer, tras decir que sí, que ella también lo había oído, rió con él, y como él. Un minuto después, ante las imágenes del desastre que el terremoto había producido en las infraestructuras de Chile, y las imágenes de los circunstanciados rostros de los afectados por la calamidad, ambos, ella y él, desarmaron sus sonrisas. Ella alzó un barzo; la mano llevaba un mate. Él lo tomó. Todavía tenía el regusto de la ginebra cuando chupó de la bombilla el mate dulzón.
De alguna manera vaga pero intensa, el hombre se dio a juzgar que si Dios había obrado el terremoto en Chile como un acto de justicia para con los presos de una cárcel olvidada en la periferia del mundo, el precio había sido demasiado alto. El viejo albañil concluyó: Dios es para sus demoliciones tan chapucero como lo ha sido para sus construcciones.
Alfredo Arri (Theodoro)
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| | | Gloria Veterano/a
Mensajes : 997
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Miér Sep 21, 2011 1:25 am | |
| - Atlántida escribió:
- Alfredo tenía este texto entre sus entradas a su blog. Está dedicado a tí,Gloria, pero creo que nos hablaba a todos o, mejor dicho, a sí mismo. No sé si tuviste ocasión de leerla,pero creo que te gustará especialmente, amiga.
Me parece una joya digna de salvarse, y espero que no te importe que la publique aquí, ya que,como él dice, no se trata de la respuesta a tu carta, sino de las reflexiones que le provocaron.
- Citación :
- lunes 1 de febrero de 2010
Reflexiones insubstanciales.
Licencias de personalidad Reflexiones inmaduras de un madurito en red.
A “Gloria”
Hoy he recibido carta de una vieja amiga de estos pagos cibernéticos. No son estas líneas que siguen, ni mucho menos, respuesta a esa carta. Tal misiva es privada, y privada debería ser la respuesta. Debería digo, porque me está vedado responderla por ahora. Pero esa carta, afectuosa, escrita desde el corazón, me produjo sensaciones variadas que quiero ahora exponer aquí.
Sensaciones variadas dije. Por ejempo alegría, a causa un grato reencuentro virtual; o amistad, por la confianza en contarme alguna que otra cosa de su familiaridad; y también una pizca de presunción (vanidosa), por las cosas agradables que ella decía de mí en su carta; y, finalmente, la necesidad de echar al viento algunas reflexiones surgidas después de su lectura. Reflexiones acerca de algo que ya tenía por superado pero que, al parecer, no es así. O, al menos, algo sobre lo que siempre se puede dar una vuelta de tuerca más.
El tema es así: Ella me dice en su carta que se acuerda de mí por dos cosas: por mi intervención activa en la red, o sea por mis palabras; y, la segunda, por la imagen que en aquel momento presenté de mí.
Dejemos de lado mis palabras. Ellas no han variado nunca. Las que fueron por aquellos clubes foreros han sido y son en ésta, mi casa bloguera. Como buen madurito que soy, las modificaciones de ideas, conceptos, creencias, preferencias no son de aceptación nada fácil. Uno tiene su cosmovisión más o menos estructurada y ya. Y en ese sentido, siempre obré en estos pagos cibernéticos fiel a esa cosmovisión.
Pero otra cosa es la imagen, el aspecto. Uno, en su etapa vacilante de cibernauta principiante, pone un avatar cualquiera. La elección de la imagen parece inocente, pero tal vez no lo sea tanto.
Desde el principio vale la aclaración: mi caso no ha sido el del camionero físicamente baldado que se hace pasar por Brad Pitt o… por Lulú. No. Nada de eso. Siempre fui llano con los datos de mi género, edad, estado civil, preferencia sexual, domicilio o localidad. Al principio eludí el nombre verdadero, pero eso duró apenas unas semanas. Así que nada de mi filiación personal fue alterada para ser presentada en la red. Siempre de frente march, como decimos por aquí.
Salvo el avatar, cuyo uso prolongué por dos años o más. Al principio me resultaba más correcto - cibernéticamente correcto- mostrarme con una imagen que tenía por más apropiada para la red que que la propia imagen.
Esta amiga de la carta me conoció con aquél avatar y no con la fotografía de mi rostro que hoy luzco (perdón por el verbo), tanto en mis blogs como en cualquier otro sitio de la red en el que intervengo. Mi amiga tiene, pues, una imagen de mi aspecto que, al adosarla a mis palabras, le dio una idea de una personalidad que, si bien se podría parecer en algún punto a la mía, no es del todo la mía. O es la mía en algún punto. O sea: no es la mía.
Veamos. Aquél avatar era la imagen fotografiada de un famoso irónico. O irónico famoso. Creo que la elegí más por la ironía como sustantivo que como adjetivo. Oportuno, ingenioso, rápido para la réplica de humor. Así era este personaje famoso en vida. Y la verdad que… nada que ver conmigo.
Mi escasa aunque a veces afortunada ingeniosidad no ha sido nunca fruto de la rapidez de una personalidad chispente, sino de la elaboración meditada, rebuscada (en el sentido de buscar y buscar y buscar), y, por supuesto, propia de la de quien es prudente para la réplica, más bien un retraído. Tirando a hosco, digamos.
En otras palabras: mi primitiva personalidad social virtual, por llamarla de alguna manera, no se correspondía en absoluto con la personalidad social real que he sobrellevado por años en la vida cotidiana.
En ésta pertenezco al gremio de los hoscos. Hosco, vos sabés…: retraído, huraño, áspero, desabrido, seco. Para hablar con franqueza, un asco de tipo.
Socialmente hablando, se entiende. En la familiaridad, con aquellos con quienes el trato frecuente me permite mostrarme de otra forma, suelo mostrarme, pues, de esa otra forma. Más admisible. Pero con los extraños no. Y los extraños, para mí, son tales hasta que no demuestren lo contrario.
¿De dónde sacaste al aparato éste?, podía preguntar un extraño -refiriéndose a mí-, a un amigo que me había llevado a una reunión social. ¡Ja! No: dale tiempo… es un tipo macanudo, respondía mi amigo. Y con el tiempo, y no poco tiempo, el ex extraño terminaba diciéndome: Y pensar que cuando te conocí…
Con el tiempo aprendí que uno, en realidad, no tiene interés en mantener trato frecuente con la inmensa, abrumadora mayoría de sus congéneres. Así, mi privación para el trato social rápido, inmediato, me permitió zafar de varios centenares (por no decir miles) de insufribles zopencos. Claro… también me cerró las puertas para que pudiera ingresar la oportunidad de conocer a algún semejante interesante. Pero, la verdad, solía pensar con convicción, si el semejante es tal, o sea, semejante a mí, no podía ser interesante.
¡Ja! Resulta que al escribir esto último he caído en la cuenta de que aquel irónico famoso que fue mi rostro durante más de dos años en la red, había dejado para la posteridad una ironía impecable: No quiero partenecer a un club en el cual reciban a miembros como yo. O algo así. La idea es ésa y es igual a aquélla. O sea, se confirma aquello de que el personaje de la foto del avatar y yo, en un punto al menos, coincidimos.
Pues, sí: Aquí mismo quería llegar. A que las casualidades no se dan por casualidad. ¿Hasta qué punto aquella elección de avatar fue caprichosa? ¿Existen los caprichos cabales? ¿O, al mostrarse caprichoso, uno está actuando movido por poderosas fuerzas interiores, a las que uno no puede gobernar por la sencilla razón –entre otras razones menores- de que no las conocemos? “Aún cuando el hombre puede hacer lo que quiere, no puede, sin embargo, querer lo que quiera”, ha sentenciado Schopenhauer, según citaba Einstein.
Al “ilustrar” mi filiación real con la imagen de un irónico célebre, ¿no estaba diciéndome que en realidad hubiese querido poseer esas cualidades que el célebre irónico del avatar tenía y por las cuales ha sido, y aun es a pesar de haber muerto, celebrado por las multitudes? Creo que sí.
Lo mío, como lo de muchos otros en la red, había sido una mínima afectación, un acto de simulación venial. Por supuesto que dejamos de lado a los camioneros que se hacen llamar Lulú… o Brad Pitt. Hablo de las personas corrientes, que nos mostramos tales como somos pero… un poquitito mejorados. Algo así como retocados por un photo shop de la personalidad. Pero, ¿con qué finalidad?
Creo que la finalidad más obvia para que alguien haga esto de darse con el photo shop sobre su personalidad social, en la red, es para seducir.
Entonces va la pregunta: Mi personalidad en la vida real no seduce por sí misma y sólo me he mostrado seductor cuando la necesidad hormonal me obligó a serlo. Forzadamente. Simulaba cualidades que no tenía, simulaba ser lo que no era, nada más que para el levante, para el ligue. Entonces, ¿por qué querría seducir a nadie en la vida virtual?
Dejando de lado el sexo (que, tratándose de un mundo virtual, el sexo carece de toda operatividad como no sea la tradicional puñeta que uno obtiene con recursos menos trabajosos que el escribir horas y horas en una página social en la red), querer seducir en la red, así, al voleo, tal vez apunte nada más que a seducirse uno mismo, a mostrarse como lo que no se es pero que le hubiese gustado ser por el puro gusto de verse como tal.
Es una explicación posible. Pero hay otra, que sube un peldaño más en la conjetura: Tal vez se trate de querer mostrarse como uno realmente es en el fondo de su espíritu pero que en la vida real, por circunstancias diversas, no queremos ser. A ver: en mi caso, ¿no será que en el fondo de mí soy como el tipo del avatar y me le prohibí durante la mayor parte de mi vida, forzándome a ser hosco, seco, huraño, etc. etc., por razones que desconozco pero que debieron ser poderosas?
Lo dicho sería el equivalente al ejemplo del homosexual que al cabo de mil años de fingir una incómoda heterosexualidad, finalmente decide salir del ropero. Algo así.
Tal vez, sólo tal vez, al elegir el avatar famoso del famoso irónico, no oculté mi imagen física por el ocultamiento de la misma (no doy mal en las fotos, ni me he quejado nunca de mi humanidad), sino más bien que lo que quise fue mostrar mi verdadera (y negada) personalidad, a través de un rostro prestado.
Ése, el rostro del irónico famoso sería, así, el rostro que encajase en el tipo que en el fondo acaso soy y que nunca me permití ser. Dejando lo de famoso de lado, o mejor aún, interpretando famoso por popular. ¿Se entiende la idea? Creo que sí.
La explicación es interesante y con ella debía estar colmada mi curiosidad reflexiva. Pero sucedió lo siguiente: Después de mi experiencia de relacionarme socialmente en la red advertí que, poco a poco, comenzaba a comportarme en la vida real del modo en que esa personalidad virtual se comportaba en la red. De súbito, un día me di cuenta de que me estaba permitiendo licencias de comportamiento social que tenía absolutamente extrañas para mí y por lo tanto inadecuadas para mi personalidad.
Curiosamente, el resultado de esas licencias de personalidad fue sorprendente para mí: el prójimo, el semejante, reaccionaba frente a mis ocurrencias, chascarrillos, chanzas, comentarios irónicos, etc., de una manera positiva, como nunca antes me había sucedido. Nunca. Excepto, claro, en aquellas ocasiones en las que, como dije, con fines de levante o ligue simulaba una personalidad distinta a la de todos los días. Pero aquellas jornadas de simulación con miras al levante tenían ese carácter de tales en forma consciente. Simulaba. Es decir, me mostraba como no era para…
Con lo cual surge esta duda: Es probable que la elección del avatar fuese, como conjeturé, mostrarme como en el fondo soy y nunca me permití ser. Pero también es probable que me mostrara con modificaciones de mi personalidad social con el mismo propósito que en aquellas jornadas de levante, es decir, con un propósito utilitario. Digamos, para seducir.
Pero, si esto hubiese sido así, es decir, si hubiese estado simulando en la red con algún fin utilitario ¿por qué me sentí impulsado a mostrarme también en la vida real en correspondencia con aquella personalidad virtual? En otros términos: ¿Con qué finalidad se me dio por seguir la simulación (si hubiese sido realmente tal) de ser un tipo sociable, simpático? Porque en la vida real, lo digo de una, lo que menos ganas tengo es de seducir a nadie, en términos de seducción sexual. No estoy para eso. Tengo tantos problemas (algunos graves) que lo sexual, y sobre todo a mi edad, es el último de mis propósitos. No es que hubiere perdido mi sexualidad, lo cual es fisiológicamente imposible. Simplemente es que el último de mis deseos en estos días es el de reparar siquiera en lo sexual.
Entonces no tengo más alternativa que aceptar mi conjetura inicial: si hay alguien a quien he querido seducir, tanto en la red como en la vida real luego de ensayar esa otra personalidad en la red, ha sido a mí mismo. Es decir, regodearme de mí mismo por mi comportamiento como un tipo sociable, amigable, fácilmente tratable, casi casi extrovertido. Mostrarme menos hosco. O sea, obtener en la calle, en la vida real cotidiana, pequeñas, efímeras, fugaces pero gozosas grageas de felicidad. Con la ayuda, obvio, de ese ser tan despreciable, el prójimo menos próximo, el extraño, el semejante extraño no familiar.
Si así fue de verdad, debo admitir que el esfuerzo ha merecido la pena. No sólo porque me causa placer mi nuevo perfil agradable –módico, pero eficaz-, sino porque mostrarme de este modo es mucho más sencillo de lo que jamás creí.
He aprendido a ser levemente agudo, módicamente salado, aceptablemente ingenioso con mi prójimo extraño. Y me gustó el resultado. Ahora sé que debo aprender a retribuir a ese prójimo, a ese semejante, las efímeras, fugaces pero gozosas grageas de felicidad que mi nueva personalidad obtiene de ellos. A los semejantes de la vida real y a los de la vida virtual.
Sólo me falta, hoy, la paz interior para completar esa educación. Ando mal porque lo que debo afrontaren el futuro inmediato me obliga a sentirme irremediablemente mal. Pero algún día, tal vez no lejano, pueda recuperar la paz interior, concluir con esa educación sentimental, y permitirme muchas más licencias de personalidad. Ser atento, considerado, amigo. Incluso, hasta podría contestar las cartas de mis amigos virtuales, o visitar a mis amigos reales.
Cuando ese día llegue, saldré a la calle -la real y la virtual- con el rostro de aquel viejo avatar del irónico célebre… ¿Qué? ¿Dicen ustedes que ese rostro no es el mío propio? ¡Ja!
Alfredo Arri (Theodoro)
Publicado en feb 2009 en el viejo blog Theodoro y el perro filósofo.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Claro que leí esta entrada de su blog hace ya mucho tiempo, Atlántida. Me ha emocionado leerla de nuevo. Ya veis qué clase de hombre era, ahondaba lo más que podía, era muy reflexivo, tenía una mente prodigiosa. Me alegro mucho de ver fijo este hilo. Muchas gracias a los moderadores que lo han hecho posible. Y a ti Atlántida, gracias de nuevo por rescatar cosas de este hombre al que le tomé mucho cariño. | |
| | | Atlántida Maestro/a
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| Tema: Theodoro y Buenos Aires Jue Sep 22, 2011 11:50 am | |
| - Citación :
- Cómo y por qué se fundó Buenos Aires. Te la cuento en pocas palabras, tal como lo haría si vos y yo estuviésemos en una charla de bar.
Había una vez un rey, llamado Carlos que gobernaba España y El Sacro Imperio Romano Germánico. Lo hacía como Carlos V por los pagos germanos, y como Carlos I por los pagos hispánicos. O sea, el tipo tenía un doble avatar. Según donde jugaba, era Carlos V o Carlos I. En España la iba de reynaldo por herencia por vía materna, ya que era hijo de Juana la Loca, hija a su vez de los Reyes Católicos.
El tipo se la pasaba tranquilo en Alemania, reinando lo más orondo, yendo de putas y de tapas, posando para los pintores, cuando en 1533 se le dio por dar un paseo por su otro reino del sur, el de España. Allí tomó noticia de que los sumisos indígenas que habitaban el Perú habían edificado enormes ciudades y aparecía como evidente que por esos pagos andinos encontrarían oro y plata para alimentar por largo tiempo las arcas reales. Así que, avisado el monarca, se ocupó de guardar aquellas posesiones de las ambiciones portuguesas.
Ante el mapa del mundo de entonces, o sea ante el Google Earth de la compu real, el monarca vio la importancia estratégica del Río de la Plata, como vía alternativa al ingreso vía terrestre, desde el Atlántico, a las ricas regiones andinas. Al ingreso y al egreso, claro: había que llevar las riquezas a España, y…
Si era por mar, las naves fondeadas en el Pacífico tenían que descender hasta el fin del mundo, para rodear el estrecho de Magallanes y remontar luego todo el Arlántico Sur. Meses de navegación por mares bravíos, costas desérticas y piratas por todos lados.
Si era por tierra, hacia el Este estaban las posesiones del rey de Portugal y, además, la selva de Amazonia, infranqueable. Un camino era por mar hasta Panamá y desde allí, llevando cofres a pulso, hasta el Atlántico. Otro camino, hacia el sur de las posesiones portuguesas, o sea por tierra hasta donde los dos grandes ríos de Sudamérica desembocan en el río de la Plata y éste en el Atlántico. Era una buena vía, un poco más larga, pero más segura. Pero esto del comercio activo vendría más tarde. Estamos en 1533.
Para tal temprana fecha sucedía que el rey de Portugal, quien no era un reynaldo lerdo, andaba paseando por donde no debía. El tipo tomó posesiones de la margen oriental del Rio de la Plata y fue sembrando mojones por todos lados: “Hola, estás en tierras de la corona del Portugal. Bienvenido. Aceptamos tarjetas Visa.” decía por todos lados.
Los abuelos de don Carlos I habían firmado en 1494 en Tordesillas, con otro rey, Juan II de Portugal, un tratado en el que se establecía: de aquí pa’llá, es de España; de aquí pa’quí, es de Portugal.
Ese “aquí” era un meridiano que -¡oh, casualidad!- pasaba por las cercanías del Rio de la Plata. Así que los portugueses se instalaron en la costa oriental del Plata diciendo que estaban en su territorio. Y los españoles, que no, que se tienen que correr más para allá, que el Plata es nuestro. Un bodrio. Además, ¿a quién habría de recurrir un funcionario en aquellos tiempos para ver por donde pasa el meridiano? No, los tipos se mandaban y ya. Así que los portugueses se mandaron, nomás. Fueron a marcar territorio en la desembocadura del Paraná y el Uruguay. Un punto estratégico, que le dicen. (Una pequeña ciudad que se encuentra exactamente frente a Buenos Aires, en otra vera del río, Colonia del Sacramento, hoy República Oriental del Uruguay y declarada “Patrimonio histórico de la humanidad”, fue posesión sucesiva de españoles y portugueses en varias ocasiones.)
El año anterior al del inicio de esta historia que relato, en 1532, el almirante Martín Alonso de Sousa, a las órdenes del rey de Portugal, se puso a marcar territorio en las costas del Plata. Mientras sembraba monolitos, le escribió a su rey: “Es la más hermosa tierra que los hombres hayan visto y la más apetecible que pueda ser. Yo traía conmigo alemanes e italianos y hombers que habían estado en la India y franceses: todos estaban espantados de la belleza de la tierra; y andábamos todos pasmados, que no nos acordábamos de volver…No se puede decir ni escribir las cosas de este río y las bondades de él y de la tierra.”
No se “acordaban de volver”, ¡vaya manera de expresarlo!. Ya vemos de dónde sacaron algunas de sus picardías los brasileños.
La cosa que don Carlos, cuando se enteró de la incursión del navegante de su colega portugués, dijo: “Basta, loco, fundemos Buenos Aires.” Bueno, en realidad no dijo tales palabras. Pero algo parecido habrá sido. El rey buscó a alguien para nombrar adelantado en estas tierras y don Pedro de Mendoza se adelantó y dijo: I am the man, your majesty, que quiere decir: Yo soy el tío, alteza.
La verdad hay que decirla: Don Pedro de Mendoza no estaba en condiciones de hacer semejante viaje. El tipo había estado en el Sacco di Roma en 1527, (uno de los tantos saqueos a Roma), en beneficio de don Carlos, por supuesto, pero la aventura le había traído sus consecuencias.
Si bien se alzó con cuanto pudo rapiñar en Roma, incluyendo alguna que otra pieza sagrada (pero de valor) de alguna iglesia, don Pedro se violó cuanta moza romana encontró por ahí, a tal punto de contraer una sífilis que lo dejó hecho una porquería. El tipo estaba con llagas hasta en las pestañas a la hora de zarpar. Pero de todos modos zarpó, a pesar de que Carlos ya andaba buscándole un reemplazo.
En agosto de 1535 partió el Adelantado Pedro de Mendoza desde San Lúcar de Barrameda, con quince naves y mil doscientos hombres. Y algunos animales, gracias a Dios. De estos animales, caballos, que tuvieron que dejar a la buena de Dios en las pampas, nació la población de caballos salvajes que luego harían la riqueza de los futuros pobladores. Pero vamos por partes.
Don Pedro se largó a la mar y el 2 ó 3 de febrero de 1536 llegó a las costas de lo que hoy es Buenos Aires. Ahí levantó un monolito y dijo: aquí fundamos, pa’ España y su Rey, “El puerto de Santa María de los Buenos Ayres”. Y te la digo así: “a las costas”, porque nadie sabe exactamente dónde carajo sentó sus reales suelas don Pedro de Mendoza. Y nadie lo sabe por la sencilla razón que el bendito puerto duró nada, ya que en pocos años desapareció. Y los indios se llevaron lo que quedaba como souvenir.
La población diezmó en poco tiempo porque los muy vivos se pensaban que era posible comer sin cazar, o pescar. ¡Ni hablar de cultivar!: nada. Así que se les hizo difícil vivir en un fuerte de cuatro casas y cuatro iglesias, rodeado de los querandíes, que no eran muchachos amigables que digamos. Primero se rajó el mismísimo Mendoza quien, con la sífilis hasta el cuello se embarcó rumbo a España y murió en el viaje.
Antes de irse, Mendoza mandó remontar el Paraná a un tal Ayolas quien a poco de salir fue muerto por los indios. “Andá a traer algo de comer, hermano” –ordenó el Adelantado- Y parece que el alimento fue el mismo Ayolas, ya que lo despacharon los indios de puro jodidos que eran.
En 1538 se presentó en el miserable puerto de Buenos Ayres, proveniente de España el vedor Cabrera, trayendo consigo la real cédula por la que se nombraba sucesor de Mendoza a nuestro conocido Ayolas. “No, don Cabrera, Ayolas murió; se lo despacharon los indios”, le dijeron los pocos que quedaban, muertos de hambre. “Yo me rajo para Asunción”, dijo Cabrera. Y en Asunción, nombró a Domingo Martínez de Irala como el sucesor de Mendoza. Irala dijo: “Gracias, vedor, pero yo ni en pedo voy para Buenos Aires, que se venga Buenos Aires para acá.” Así, don Irala, ordenó que los que quedaban en Buenos Aires fuesen llevados hasta el Paraguay, a Asunción, y que el fuerte de Buenos Aires fuese desmantelado.
En 1541, finalmente, no quedaba nadie en la malograda Buenos Aires. Lo poco que dejaron los fundadores, se lo llevaron los querandíes como trofeo. Quedaron, eso sí, en las pampas los caballos que, como dije, a fuerza de aparearse y parir, poblaron la pampa de caballos salvajes.
Toda la aventura había sido al ñudo. Un fracaso. Pero, la necesidad de la corona española de defender esa plaza continuaba. Además, para tozudo como un rey no hay…. Así que finalmente, el 11 de junio de 1580, casi medio siglo más tarde de la primera vez, se refundó Buenos Aires.
Como el nuevo burócrata de la Corona, don Juan de Garay, no encontró ni restos del primer asentamiento, se mandó con uno nuevo. Eligió un sitio que le ofrecía defensas naturales y allí plantó un monolito en el que anunciaba la fundación, no ya un fuerte de pacotilla, sino algo más prometedor: Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Nuestra Señora del Buen Ayre.
Se levantó un fuerte, con los cañones apuntando hacia el río y así la corona española empezó a administrar el comercio, el oficial y el de contrabando, entre los comerciantes ingleses y flamencos con sus colonias.
El control sobre la circulación de las mercaderías, legales o contrabandeadas, más la presencia constante de ingleses y portugueses en la zona, hizo que la Corona diera a Buenos Aires la calidad de Capital del Virreynato del Río de la Plata, creado en 1776.
Así, Buenos Aires pasó a ser la ciudad capital de un reino en el cual sus riquezas estaban en el Alto Perú, a miles de kilómetros del puerto y de la administración. Pero, las necesidades estratégicas hicieron de la ciudad una importante, así que el caserío inicial creció en forma constante desde su denominación de cabeza del Virreynato hasta después de declarada la independencia de España, en 1816.
La Independencia y las guerras civiles desmembraron el Virreynato. El territorio de lo que había de ser en definitiva Argentina, terminó por ser nada más que dosmo tres ciudades: dos mediterráneas, Córdoba, Tucumán, centros de cultura, comercio y agricultura o ganadaría, y otra portuaria, centro de administración aduanera. Todo lo demás, un inmenso desierto.
Después, desde Buenos Aires se construyó una nación conforme a un modelo liberal, poblándola con inmigrantes europeos. Pero ésa es otra historia.
Ésta fue para sólo para contar la pequeña historia del por qué nació y creció, en medio de la nada, una ciudad que hoy, cuatro siglos después, es una de las más grandes del mundo. Buenos Aires nació para garantizar las posesiones españolas en zonas de dudosa jurisdicción; para fortificar el puerto receptor de las riquezas provenientes del Perú en tránsito –como vía alternativa a la de Portobelo- a España vía Atlántico; para controlar el comercio -legal o no; sobre todo el no legal- entre las naciones comerciales europeas y las colonias españolas de Suramérica.
Lo del tango, vendría mucho después, y por otras vías.
Hasta otra. . Edición del 24/01/09.
Escribí en su momento esta entrada como una suerte de divertimento inocente. No contaba entonces, ni por asomo, con la repercusión que tendría esta nota lúdica. Esto me halagó, por supuesto, pero por otra parte me inquietó. Careciendo de todo título habilitante para escribir un texto histórico, me pareció adecuado, ante esa repercusión, de revisar el texto conforme a los datos históricos a los que pude acceder a través de diversos libros. Así lo hice, y el texto quedó modificado en algunos detalles que se ajustan más a lo que se sabe acerca de la ruta del oro de las riquezas andinas hacia España. Una ruta que, a pesar de que está en debate acerca de cuánto fue el tráfico a través de Panamá y cuánto por el sur, de todos modos hay que advertir al lector que tal tráfico intenso se dio a partir de un período posterior al de 1533 en que se inicia el relato de esta entrada.
Por lo demás, las referencias y citas están documentadas. Gracias a todos quienes han leído y comentado esta entrada. Y, por supuesto, aquél que tenga sobre este tema un interés que exceda el carácter lúdico del texto, deberá recurrir a los textos especializados. De todos modos, insisto en la tesis: Aunque historiadores como O’Donnell afirman que Buenos Aires fue fundada solamente como una avanzada de contrabandistas ya establecidos en las colonias (Asunción), los documentos históricos tempranos de la corona dan cuenta que la fundación de Buenos Aires obedeció a un fin geopolítico bien determinado, conforme a las pretensiones portuguesas -la corona rival en este reparto de tierras- sobre esta zona del mundo.
Alfredo Arri. 24/01/09. | |
| | | Chamigo Novato/a
Mensajes : 35
| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro Jue Sep 22, 2011 4:04 pm | |
| Excelente elección Atlántida, ese texto es muy bueno, no tiene desperdicio, merece estar aquí y que puedan leerlo. [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Recuerdas la serie de las “cartas al negro”? Theo las ponía en su momento en todoslosforos y luego en su blog, tienes alguna?. | |
| | | Atlántida Maestro/a
Mensajes : 3578
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| Tema: Re: Bien contigo, Theodoro | |
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| | | | Bien contigo, Theodoro | |
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