Actualmente, una mujer puede matar a su hijo fetal hasta de 14 semanas. Después, sólo que esté enfermo.
Con la Ley Gallardón, una mujer española podrá matar a su hijo hasta la semana 20 del embarazo, e incluso, si viaja al extranjero, podrá matar a su hijo de nueve meses.
Esto es: Gallardón está ampliando, no restringiendo, la ley de aborto.
Lo único que está haciendo para agraviar a las solicitantes es hacerlas pasar por la humillación de tener que convencer a tres hombres para que la ayuden en su crimen: dos psiquiatras y un cirujano matarife. Si ellos no acceden, la fémina no podrá abortar.
Y sabemos que en la práctica, será fácil encontrar cómplices. Los euros (que provienen de los impuestos) ejercen una gran labor de convencimiento.