Hace dos años perdí a mi mascota, un perro que críe de cachorro, muerte de la que no me puedo perdonar ya que si hubiese tomado otras decisiones él aún estaría conmigo. Su herida y operación eran sencillas, entonces ¿por qué salió todo mal? Era mi deber cuidarlo y protegerlo. Esa culpa es la que llevo desde ese día, aún siento su ausencia, si bien he perdido a personas importantes en mi vida, es como si la falta de estas y la culpa por la muerte de mi mascota me impidiesen confiar en los demás, decirles cómo me siento y crear un lazo afectivo con ellos.
Responde: Rosalía Roquero.(Fundación Eduardo Punset)
Según la antropóloga Pat Shipman la conexión de cooperación del ser humano con algunos animales, ha favorecido nuestra evolución. La domesticación generó la convivencia, lo que acabó por involucrarnos emocionalmente con los animales. De ahí que existan vínculos tan especiales entre el ser humano y el perro o el caballo, por ejemplo. Tener una mascota mejora la capacidad de empatía, puesto que nos tenemos que hacer entender y entenderles generando así habilidades de comunicación, disminuye el sentimiento de soledad, acariciarla favorece la capacidad de relajación, se han encontrado incluso efectos en la disminución del dolor, favorece el desarrollo de la responsabilidad, la mejora de la autoestima, la práctica de habilidades de socialización y de ejercicio físico…Sin embargo, debido a su inferior esperanza de vida nos puede enfrentar a la experiencia de la muerte.
Al fallecer un ser con el que se ha generado un vínculo se inicia un proceso denominado duelo. Uno de los factores que puede hacer que este proceso se vuelva complejo, es la instauración del sentimiento de culpa prolongada en el tiempo. La culpa supone asumir toda la responsabilidad de lo ocurrido, y la convicción de que si se hubiera tomado otra decisión el resultado hubiera cambiado por completo. Esto supone simplificar tanto la vida, que nos dotaría de un poder demasiado grande frente al universo. Nada puede asegurarte que de haber tomado otra decisión, la historia hubiera acabado exitosamente, puesto que probablemente, en la decisión influyeron muchos factores que no eran todos controlables por tu voluntad.
Gracias por tu confianza y por expresarnos como te sientes. Nos gustaría invitarte a una reflexión, ¿tienes miedo a confiar en la gente por si te traicionan o temes generar vínculos afectivos porque si desaparecen te generan demasiado dolor? Las despedidas son duras pero forman parte de la vida; el relacionarse, vincularse afectivamente, generar amistades, amor…tiene muchos beneficios, acompañados de emociones positivas de las que puedes estar privándote por miedo. Puede ayudarte pedir ayuda profesional para el manejo de las pérdidas y empezar a abrirte a compartir tu vida con quien tú elijas.