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 Ideología, hegemonía y discurso, una relación compleja

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Pur
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MensajeTema: Ideología, hegemonía y discurso, una relación compleja   Ideología, hegemonía y discurso, una relación compleja EmptyDom Abr 10, 2016 2:31 pm

Autora: Nancy Beatriz Schmitt (Lic. en Sociología, magíster en Metodología de la Investigación Científica, UBA-UNLa). El siguiente es el punto 2 de un resumen de su tesis de maestría "La difusión de la ideología neoliberal en el discurso de la prensa escrita durante la crisis hiperinflacionaria argentina. Un estudio de caso" - http://www.idaes.edu.ar/papelesdetrabajo/paginas/Documentos/04_MiniDoisser_12NancySchmitt.pdf


2. Ideología, hegemonía y discurso, una relación compleja 

Un elemento a considerar al analizar el proceso de difusión de la ideología neoliberal es que las ideologías son parte de la estructura social y controlan las relaciones de poder y dominación entre los grupos, dado que los hombres arreglan su conducta y se esfuerzan por adecuarla a modelos de comportamiento que son producto de su cultura y de su realidad material en función de la imagen que se hacen de su condición verdadera (lo que nunca ofrece un reflejo fiel). En este sentido es posible afirmar que las ideologías están definidas como creencias sociales compartidas de grupos sociales específicos (Van Dijk, 1999: 392), entendiéndolas como un sistema de representaciones (imágenes, mitos, ideas o conceptos) que tiene existencia y que cumple un papel histórico en el seno de una sociedad. Así definidas, las ideologías aparecen como un conjunto de sistemas complejos que pretenden ofrecer a la sociedad, de su pasado, presente y futuro, una representación integrada de una particular visión del mundo. 

Ahora bien, el análisis de la ideología plantea dos cuestiones: en primer lugar, el hecho de si las ideologías son dominantes por definición o si debieran ser definidas en términos más amplios (Eagleton, 1997). Por otro lado, si la ideología puede “imponerse” de algún modo a la sociedad en su conjunto, habrá que comprender cómo se produce el proceso de difusión de las ideologías. Esto significa involucrarse en el estudio de las formas en que el significado (o la significación) sirve para sustentar relaciones de dominio (Thompson, 1993). 

A fin de abordar la primera cuestión se podría pensar que la ideología es un fenómeno intrínsecamente relacional que expresa menos el modo en que una clase vive sus condiciones de existencia que el modo en el que las vive en relación con la experiencia vivida de otras clases (Poulantzas, 1978). En este sentido, la ideología es un campo de significados complejo y conflictivo, es un ámbito de negociación y contención en el que hay una circulación continua, donde los significados son apropiados entre las fronteras de los distintos grupos y clases, transformados, abandonados, reapropiados y reelaborados (Eagleton, 1997, 208). Este modo de entender las ideologías dominantes se corresponde con la idea de que las clases dominantes, más que cuerpos homogéneos, son generalmente “bloques” complejos con diversos intereses y conflictos internos; de allí que una “ideología de clase” exhiba las mismas contradicciones e irregularidades. 
Estos bloques de fuerzas (Gramsci, 1972) expresan su dominación a través de la constitución de la hegemonía, entendida como la potencialidad de un grupo social para dirigir (ideológica y culturalmente) a otros grupos sociales aliados, pero a través de su organización en aparatos de naturaleza predominantemente política (Portantiero, 1987). 

De esta forma, al hablar de clases dominantes no se estaría haciendo referencia sólo a las fracciones que detentan el poder económico, sino a todas aquellas que detentan el poder en sus respectivos campos de interés: político, corporativo, profesional, cultural, periodístico. Más aún, aquellas fracciones predominantes en el campo económico no son automáticamente hegemónicas en el bloque de fuerzas ya que, como al interior del mismo se expresan contradicciones y conflictos, se desarrollan diversas ideologías propias de diferentes grupos, aunque “fragmentos de ideología pueden ser compartidos en una ideología ‘dominante’ común, abarcadora (Van Dijk, 1999: 228)”. 

Estas consideraciones remiten a la segunda cuestión: si los grupos dominados interiorizan como propia la ideología dominante y la aceptan, ya sea que ésta los beneficie o no. En este sentido, las mujeres, los pobres, los trabajadores, etcétera, tienen cada uno su propia ideología que les provee el marco de referencia para la acción en su vida cotidiana. Sin embargo, y a pesar de las disidencias o conflictos, es posible advertir fragmentos ideológicos comunes, producto de sus relaciones similares con los sectores dominantes.

Si bien teóricamente no existen razones para que estos grupos adopten las ideologías dominantes, es posible apreciar situaciones en que las ideologías dominantes se imponen en las prácticas sociales de grupos dominados. Por ejemplo, las ideologías socioeconómicas neoliberales, que apelan a los sujetos en tanto individuos, tienden a romper con la solidaridad del grupo en tiempos de crisis. De allí que el estudio de la ideología implique comprender que, más que la imposición de las ideas dominantes, hay que ver cómo se construye persuasivamente un consenso sobre el orden social, para lo cual hay que tener en cuenta el rol que cumplen los intelectuales en el proceso de construcción de este “sentido común”. 

Ahora bien, si las ideologías tienen como función cognitiva organizar las representaciones sociales de un grupo, y quien articula esto es la práctica discursiva, es posible pensar que las influencias ideológicas más poderosas circulan a través de corporaciones, medios de comunicación y numerosas instituciones que constituyen la sociedad civil, tales como las universidades, escuelas, iglesias y organizaciones profesionales. En estas instituciones se articulan redes de expertos que conforman los think tanks o “tanques de pensamiento” (Harvey, 2005), que cuentan con un staff de intelectuales encargados de la producción de un tipo particular de saber, proveyendo de ideas y propuestas a políticos y empresarios latinoamericanos. 

Si bien todas estas instituciones contribuyen a la reproducción social de la ideología neoliberal, en este trabajo se prestará especial atención al proceso de difusión hacia el conjunto social. Así, dado que “la gama de ideologías aceptables (en la sociedad) es casi idéntica a la de aquellas que tienen acceso preferencial a los medios de comunicación” (Van Dijk, 1999: 238), es posible considerar que éstos cumplen una función primordial en la construcción de un sentido común a través de sus prácticas discursivas. Esta construcción de consenso permite establecer los valores tradicionales y culturales predominantes, movilizar los temores sociales e identificar a los “enemigos”. 

Como quedó planteado, no significa que las elites simbólicas de los medios de comunicación, definidas por columnistas destacados o redactores de mayor jerarquía, concuerden de manera completa con las ideologías empresariales, políticas o académicas, pero sí que existe un consenso bastante amplio que los convertiría en actores fundamentales en la construcción de un nuevo sentido común. En este sentido, la selección de asuntos o tópicos de interés y atención (determinación de la agenda), las normas y valores fundamentales, el conocimiento selectivo y/o parcializado del mundo se deben, en gran medida, a los medios masivos de comunicación o, indirectamente, a grupos o instituciones que tienen acceso preferencial a los mismos. 

Esto conduce nuevamente a considerar la importancia de las prácticas discursivas, ya que los miembros de un grupo necesitan y utilizan el lenguaje, el texto, la comunicación, la conversación, para aprender, adquirir, confirmar, modificar, articular y transmitir persuasivamente las ideologías a otros miembros del grupo, inculcarlas a nuevos adherentes, defenderlas de los opositores y persuadir a quienes aún no acuerdan. Es decir: si se quiere saber qué apariencia tienen las ideologías, cómo funcionan y cómo se crean, reproducen o cambian, es necesario observar sus manifestaciones discursivas. 

Ahora bien, la influencia ideológica del discurso no es solo función de las estructuras del mismo sino del contexto social en el que éste se produce y de las otras representaciones mentales de los receptores (aspecto, este último, que no será considerado en este trabajo). Más allá de esta advertencia, es posible tomar en cuenta que si las ideologías son consistentes con las experiencias personales, si los actores no tienen otras alternativas mejores que las propuestas, o si pueden ser manipulados para creer en ciertos hechos y referir ciertas opiniones; la influencia ideológica y, por lo tanto, la reproducción, serán más exitosas, aún cuando no redunden en el propio beneficio de los actores. 

Los análisis que se centran en este tipo de comunicación buscan desentrañar las estrategias por medio de las cuales opera la ideología para imponer ciertas visiones del mundo y desprestigiar otras. Siguiendo a autores como Van Dijk (1999) y Thompson (1991), es posible identificar seis modos o estrategias mediante las cuales opera la ideología: la legitimación, la unificación, la polarización, la fragmentación, la disimulación y la reificación

Teniendo esto en cuenta, es posible pensar que la emisión de palabras no emerge como un mero acto lingüístico sino como un modo de acción o de actuación a través del cual pueden ser expresados, por un lado, sentimientos, estados, pensamientos o ideas. Por el otro, es posible influir, modificar y hasta incitar a los interlocutores. Es así que la producción de una emisión conlleva una determinada intención por parte de quien constituye una realización lingüística o acto de habla (Moreno, 2002) mediante el cual lo que se dice “significa algo” al tiempo que se “hace algo” dada la “fuerza” o manera en que se emite la oración. De esta forma, la difusión de temas o ideas por parte de los medios de comunicación se considera un acto de habla que incide en la forma en que la opinión pública piensa acerca de ellos.


Papeles de trabajo. Revista electrónica del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de General San Martín. ISSN: 1851-2577. Año 2, nº 4, Buenos Aires, diciembre de 2008.
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MensajeTema: Re: Ideología, hegemonía y discurso, una relación compleja   Ideología, hegemonía y discurso, una relación compleja EmptyDom Abr 10, 2016 3:09 pm

¿Conclusión.?
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