Si el señor Tianajas me lee, y se entera de que ayer viernes estuve, junto a unos buenos amigos, deleitándonos con un arroz negro en El Piripi, restaurante que él bien conoce, posiblemente diga que con esto último. Y si es goloso y le digo que terminamos con un postre de leche frita con helado de turrón, que anteriormente nos sirvieron unos buñuelos de bacalao con allioli, y todo regado con un tinto de Enrique Mendoza, la respuesta no puede ser otra.
Claro que —y esto es entendible— aunque yo era el mayor, y el menor de todos los 69 ya no los cumpliría, a estas nuestras edades, pese a esas mozas que te quitan el hipo cuando las ves pasar, una buena comida en camaradería, con risas, chistes y chascarillos, es placentera a más no poder.
El P©stiguet