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No sé si algún día la veré instalada de nuevo en España, porque el poco tiempo que viví en ella, años convulsos que nunca debieran repetirse, era yo de tan corta edad que no lo recuerdo para nada, más bien creo que nací en la dictadura que afortunadamente un día vi desaparecer.
Pero al menos manifestarme a favor de ella, creo que, como republicano, es mi derecho y obligación, y el viernes, día 14 de abril, asistiré como cada año a esa nueva manifestación.
Este año saldrá, en mi ciudad, de la “renovada” plaza de la División Azul, y recorrerá algunos kilómetros hasta llegar donde, en 1939, los falangistas instalaron un campo de concentración con los consiguientes fusilamientos, que fue llamado entonces de “Los Almendros”, y en donde tanto crimen se cometió.
He dicho la “renovada” porque estos politiquillos de medio pelo que tenemos no saben dar una “a derechas” pero tampoco “a izquierdas”; esa plaza alicantina, que por la Ley de Memoria Histórica debió desaparecer su nombre del callejero, debido esas prisas nada consejeras, y un poco de soberbia y engreimiento, tras el cambio de nombre por el tripartito, un juez, por no hacer el cambio correctamente, ha obligado a que se llame de nuevo con el nombre de esa división de falangistas que fueron a luchar contra el criminal más grande de nuestra época: Hitler.
Yo no saldré de la plaza, lo haré un centenar de metros más adelante, porque tampoco me gustan los revanchismos, y mi necesidad o deseo de ver un día una República Española, no lo quiero mezclar con el turbio pasado español. Necesitamos los cambios de una manera diferente, totalmente democrática y, cuando se haga algún cambio, se ha de hacer con criterios lejanos al revanchismo o el sempiterno odio tan instalado en nuestra España. Creo que ni el lugar del comienzo de la manifestación, ni el lugar de su final, han sido bien escogidos en esta ocasión. Olvidemos divisiones fascistas y campos de concentración, como de checas y “paseítos”. La gente joven de España tiene que conocer esto como algo insano de nuestra historia, ya que callarlo tampoco es bueno, pero no reivindicar una parte ni la otra lo que debiera hacernos caer la cara de vergüenza. Y esto lo dice, tal como lo siente, alguien, servidor, que como tantos y tantos otros, aquí y allá, hemos tenido familiares muertos.
Siempre he dicho que agua pasada no mueve molino, sepamos olvidar y busquemos un horizonte nuevo de concordia. Es más, si se nos preguntara, creo que somos infinita y mayoritariamente los que queremos una España nueva, donde la democracia, que es libertad, es respeto, es solidaridad, es esperanza y es lugar donde todos tienen cabida, sea la cabecera de todo.
El P©stiguet