El 4 de abril, el presidente de la televisión pública española, José Antonio Sánchez, realizó un torpe discurso en la Casa de América de Madrid en el que de una extraña manera trató de explicar la relación entre España y América Latina invocando en múltiples ocasiones al espíritu civilizador con el que los colonizadores europeos arribaron a América.
«España nunca fue colonizadora, fue evangelizadora y civilizadora […] La leyenda negra habla de un pueblo atrasado y bárbaro, el español, que exterminó a los pueblos indígenas y acabó con su cultura»
Aunque el mismo Sánchez pidió perdón por lo irracional de sus palabras, incluso antes de iniciar el discurso, en algo tuvo razón: España fue evangelizadora, a pesar de que su esfuerzo por convertir a los indígenas a la fe cristiana tuvo que ver directamente con el proceso de colonización, hay que reconocer la labor que, sobre todo las órdenes mendicantes, realizaron al idear métodos que hicieran más sencilla su comunicación con los indios; no sólo adaptándose al contexto del Nuevo Mundo, sino comprendiendo completamente su cosmovisión para imponerles no sólo una religión, sino un orden total que les permitiese tomar el poder de la nueva colonia.
Los indígenas no tenían una noción clara de la palabra pecado; aun así, la idea de que existiera un dios misericordioso que, a través del arrepentimiento, era capaz de llevarlos a un sitio como el paraíso les pareció sumamente atractiva.
Al no saber hablar náhuatl, los monjes recurrieron al teatro para evangelizar a los nativos. De esta manera muchos pasajes bíblicos fueron representados en los atrios o las capillas abiertas de las iglesias.
Con el fin de no confundir a los nativos, los evangelistas tuvieron que cambiar su iconografía. La imagen de Jesucristo padeciendo en la cruz los hacía entrar en conflicto, sobre todo después de que se les prohibiera hacer sacrificios humanos; así que tuvieron que cambiar el cuerpo de Cristo por una imagen de su rostro situado en el centro del madero. Incluso el significado del símbolo tomó un camino distinto: se convirtió en una especie de árbol de la vida.
Para asegurar la fe del pueblo indígena, los religiosos adaptaron elementos nahuas a una imagen que había sido usada para evangelizar a los moros en España; así nació el culto a la Virgen de Guadalupe que, al ser de piel morena, hizo que los indios se sintieran más cerca de lo divino.
La virgen no fue la única imagen que los españoles adaptaron al contexto mexica, el día de San Isidro Labrador coincide con las fiestas destinadas a Tláloc; así mismo, hicieron que la historia de Quetzalcóatl coincidiera con la de Jesús. La intención de estos giros fue la de hacerle pensar a los indos que sus costumbres no estaban del todo alejadas del cristianismo, sólo que éstas eran un poco más primitivas.
Después de destruir templos, ídolos y códices; los colonizadores centraron su atención en los niños, especialmente en los hijos de caciques. Una vez convencidos de que las costumbres de sus padres no eran correctas, los españoles pedían a los pequeños que les sirvieran como espías de sus padres que seguían adorando a los dioses paganos.
Desde su llegada, los españoles entendieron la importancia que los nativos le daban al conocimiento. Es por eso que los colonizadores se preocuparon por entender la lengua y las costumbres de sus anfitriones antes de siquiera hablarles de su religión. Esto generó una fuente de confianza en los indios, lo que permitió el proceso de evangelización.
A pesar de que el proceso de colonización permitió en cierta manera la comunicación de México con el resto del planeta; no debemos olvidar que se trató de un genocidio más en la historia del mundo. Para conocer más acerca de las atrocidades cometidas en nombre de la Corona Española, puedes visitar este artículo que habla sobre la Santa Inquisición, el tribunal que persiguió la herejía y conocer más acerca de sus métodos de tortura.
Fuentes
El País
La evangelización
UNAM