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La corrupción en España no es cosa nueva, viene de lejos, de muy lejos, y me refiero en el tiempo, que no de la lejanía geográfica. Y, si vino de allí, de la lejanía, aquí en la piel de toro encontró asiento cómodo y beneficioso.
Pero para no remontarme a siglos pasados, diré del último régimen político, de ese que dijo que en España empezaba a amanecer. Y no le faltaba razón, cada comienzo de un nuevo régimen, unos nuevos corruptos comenzaban a salir como caracoles tras la lluvia.
Aquellos salvapatrias del 36, que entendieron que el rojerío era la perdición para la santa patria, y que todo su patriotismo lo emplearon matando enemigos con el fin de traer la prosperidad, bien que supieron aprovecharse de ella, y el estraperlo lo confirmó. Mangonearon con todo, incluso con lo más elemental para la vida de aquellas pobres gentes de la posguerra, y traficaron con el trigo, con el arroz, con el azúcar, legumbres y todo lo que pillaran por delante, ya sabrán del fraude de los Franco con el aceite de Redondela, y si no lo saben, y quien saber, mejor lo buscan, pues más de 4 millones de kilos se esfumaron, hubieron muertes sospechosamente nunca esclarecidas, y un tal Mariano Rajoy Sobredo, padre de don Marianico, era presidente de la Audiencia Provincial de Vigo… Si es que al final Dios los cría y ellos se juntan y bien rejuntaos.
Incluso cuando el Tío Sam llegó para instalar sus bases y a cambio entregó leche en polvo y unas cuantas bolas de queso, para que el “muerto de hambre” pueblo español comiera, también, por arte de magia, había que recurrir, para un poco de estos regalos, al mercado negro, el estraperlo, que hasta la penicilina para salvar vidas las vendían a buen precio. Todo por salvar a la patria del indeseable rojo, del masón y del separatista. ¡Qué buenos son los salvapatrias!..., que buenos son que nos llevan de excursión.
De la abominable corrupción en la seudo democracia no hace falta que diga nada, que bien enterados que estamos todos, pero traigo esta memoria para que nadie crea que democracia es igual a corrupción, lo que ocurre en este país es que como ningún corrupto paga en cárcel y devuelve lo que sus fechorías le han servido para medrar, siempre amanecen por doquier como cantaban aquellos patriotas sin importar la forma del Gobierno o del Estado.
¡Señor, qué cruz, y no la florida de Mayo cordobesa!
El P©stiguet