¿PUEDE UN HOMBRE JUSTIFICAR LA MUERTE DE OTRO?

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Quienes me hayan leído sobre este tema, en este mismo Foro, conocerán mi posición de que no, que una muerte de un hombre no puede otro justificarla. Ya tendría que ser ante su vida o la mía, o en defensa de la propia familia, para entender una mínima justificación.

Hoy, sin embargo, tengo una duda razonable cuando esa muerte no es consecuencia de defender tu vida o la de los tuyos, sino que hay otros motivos. Y esa duda, creo que razonable, me ha llegado tras la lectura de una novela corta, muy interesante, titulada “De ratones y hombres” que no sé si por alguno de ustedes es conocida.

Su autor es Jonh Steinbeck, premio Nobel de Literatura en 1962, y más conocido por haberse llevado al cine dos de sus grandes obras, “Al este del Edén” por Elia Kazan y “Las uvas de la ira” por Jonh Ford.

En “De ratones y hombres” de una manera patética y singular, Steinbeck nos narra la relación de dos braceros que caminan de unas fincas a otras en busca de trabajo, uno de ellos, dotado de una fuerza física fuera de lo común, pero de una ingenuidad que más bien parece un niño de corta edad, incapaz de hacer mal alguno, y completamente entregado a su compañero pues se ve incapacitado para vivir su vida, quien, tras varios problemas derivados de su candidez y su fortaleza que raya en lo brutal, su amigo se ve en la necesidad de matarlo. Y así, mientras él sueña que un día cultivarán alfalfa en su propia finca para dar de comer a sus conejos, animales por los que siente gran atracción, el otro le dispara por la espalda un tiro en la nuca. Hay que leer la obra para entender el drama de estos dos hombres, en especial de este “niño forzudo” incapaz de vivir por sí solo en mundo tan duro como es el trabajo en las fincas agrícola de California, y siempre necesitado de alguien que lo dirija, lo proteja y lo guie.

El P©stiguet

Una novela...., pero ¿cuál es la razón por la que es asesinado el forzudo infantil? ¿De verdad hay una "necesidad" de matar al forzudo infantil?. Como no me he leído esa novela, no lo puedo saber...

Rusko escribió:

Una novela...., pero ¿cuál es la razón por la que es asesinado el forzudo infantil? ¿De verdad hay una "necesidad" de matar al forzudo infantil?. Como no me he leído esa novela, no lo puedo saber...

Tiene usted mucha razón, no conociendo toda la trama se hace muy difícil opinar.

Pese a ser una novela corta, intentaré, lo más breve posible, llevarle hasta el final desenlace.

Estos dos amigos desde la infancia van en busca de trabajo de finca en finca por el estado de California. Uno, el digamos normal, se hace cargo del grandullón, una especie de gigante con una mentalidad infantil. Como un niño que es, es obediente en todo cuanto el amigo le ordena, y entre ellos juegan a inventarse la idea de que un día serán propietarios de unas tierras y allí tendrán verduras y frutales de toda clase y criarán animales para su consumo y venta. El gigantón se siente feliz pensando en sembrar alfalfa para alimentar los conejos que su amigo le asegura que tendrán.

Al llegar a la finca del crimen, el hijo del dueño, lo que podríamos identificar con "un señorito" por las tierras del sur de España, es amante del boxeo, y como todo fanfarrón que es busca pelea entre los braceros, especialmente los que considera débiles, para mostrar su valentía. Enseguida se fija en el grandullón y su candidez, y lo reta a una pelea. El amigo se opone, pero el señorito sigue con la idea sabedor que lo tumbará. Se acerca a él dándole varios golpes, rehuyendo el "niño" temeroso de la pelea que se le ofrece, pero es tanta su fortaleza, que no queriendo pelar, cosa que no sabe hacer, le coge una de las manos, y es tanta su fuerza que le rompe varios huesos. Los braceros le hacen ver al hijo del dueño, que mejor diga que se ha roto la mano con una máquina pues quedaría en ridículo ante todo el mundo.

En la finca reside un viejo obrero, de raza negra, que por esta condición tiene una choza aparte del barracón de los demás jornaleros. Se le permite tener una perra, que pare varios perrillos de los cuales el grandullón se enamora, pues toda clase de animalillos, pájaros, perros, conejos, mariposas, le llaman la atención. El amigo consigue que el negro le prometa un cachorro, pero ante su insistencia de tenerlo ya, le hace ver que deben estar con la madre para que los alimente, pero el grandullón una noche entra en la choza del negro, coge su perrillo, lo abraza y se acuesta con él matándolo sin querer con enorme su peso. En definitiva el autor nos sigue mostrándonos lo infantil que es, que no atiende a razones, y que no sabe distinguir entre el bien y el mal.

Y ahora llegamos al final. El hijo del rico hacendado tiene una mujer, la cual no es atendida sexualmente por su marido, más entregado al boxeo o las visitas a los burdeles vecinos. La mujer acostumbra a visitar la zona de los braceros insinuante ante cualquier hombre joven pues se siente necesitada de sexo. Por el normal temor nadie le hace caso y pasan de ella para evitar conflictos. En ocasiones claramente le dicen que por allí no aparezca.

Un sábado, después de cobrar, todos los hombres deciden ir a beber y bailar a un burdel cercano, y el amigo, que nunca se ha separado del niño grande, lo hace también. Una vez la finca se queda sin gente, pues ni el hijo del dueño está, la mujer correteando por ella ve al grandullón. Esta lo interroga, y el pobre gigantón se le muestra inmediatamente como un inocente niño. La mujer necesita de caricias viriles, se acerca a él y le dice que si le gusta su largo y sedoso pelo, el grandullón, asustadizo, le dice que sí, y ella se le ofrece. El grandullón comienza a acariciar el suave pelo mientras ella ríe y ríe y pese a su inocencia lo incita a continuar. Él juega y juega con el pelo y con su enorme fortaleza, en un giro de su cabeza, la desnuca. Intenta hacer como hizo con el perrillo, taparla con la mucha paja que hay en el granero.

Al día siguiente, cuando al amanecer llegan los jornaleros, se dan cuenta del crimen. El amigo ordena al grandullón que se vaya inmediatamente de allí y lo espere en un lugar cercano donde pasaron varias noches hasta llegar a la finca, y él, obediente como siempre, le hace caso ante la promesa que en un día o dos irá a buscarle.

En la finca se entera de la decisión del dueño y de su hijo, ordena que busquen al gigantón, que lo traigan, y será encerrado en una jaula para la diversión de todo el mundo como un animal de feria.

El amigo, haciéndose con un arma, va hacia el lugar determinado, piensa en el gran daño y burla que le harán al verse enjaulado, y que en una zona tan despoblada el dueño de la finca puede hacer cuanto guste, como matarlo como si nada.

El grandullón no recapacita lo que ha hecho, porque no sabe distinguir entre el bien y el mal, y el amigo siente tanto dolor al pensar lo que le espera de dolor y humillación, que mientras juega con un pececillo a la orilla de una charca, le pega un tiro en la nuca y lo mata.

El P©stiguet

Es una justificación... Quizá el amigo le haya aplicado una "eutanasia" preventiva...., pero, si yo fuera el amigo, haría otra cosa: Ya que el grandullón ha emprendido una huida sin saberlo, yo le acompañaría con el arma, pero sin disparar al pobre chico inocente. Una huida hasta escapar, o morir en el intento. La vida no es fácil, pero se le puede plantar cara. Sigo sin justificar ese asesinato del pobre grandullón, aunque el amigo entendiese que lo hiciese por su bien. Prefiero huir con él, y si nos alcanzan, defendernos a tiros. ¡Qué se le va a hacer! Y si se consigue eludir la búsqueda, a seguir viviendo.

La muerte de otro solo esta justificada si tu vida o la de tus seres amados peligra y lo haces para defenderlos.

Rusko escribió:

Es una justificación... Quizá el amigo le haya aplicado una "eutanasia" preventiva...., pero, si yo fuera el amigo, haría otra cosa: Ya que el grandullón ha emprendido una huida sin saberlo, yo le acompañaría con el arma, pero sin disparar al pobre chico inocente. Una huida hasta escapar, o morir en el intento. La vida no es fácil, pero se le puede plantar cara. Sigo sin justificar ese asesinato del pobre grandullón, aunque el amigo entendiese que lo hiciese por su bien. Prefiero huir con él, y si nos alcanzan, defendernos a tiros. ¡Qué se le va a hacer! Y si se consigue eludir la búsqueda, a seguir viviendo.

Es una novela, por supuesto, aunque nunca sabremos si el autor la inventa o se basa en algún hecho real, pero en una vasta zona deshabitada, donde la justicia se la toma cada uno por su mano, y en especial el cacique, que se considera dueño de las tierras y todo lo que en ella alberga, seres humanos incluidos, dos hombres perseguidos y uno de ellos un niño, pues no olvidemos que lo es, ¿van a poder hacer frente a 30 o 40 hombres armados que los buscan, con la idea de llevarlo vivo para enjaularlo, divertirse con él y dejarlo morir con los sufrimientos y la rabia infantil? creo que la actitud del amigo, que la toma con dolor, es justa, porque la muerte la tiene segura, tras pasar, no se sabe cuanto tiempo, humillado y siendo objeto del odio de un individuo fanfarrón. Es lo que, tras su lectura, llego a entender. La muerte del grandullón es segura, pero el dolor, la burla, la humillación, puede ser por mucho tiempo.

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