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He sentido vergüenza ajena al ver cómo utiliza el gobierno de Mariano a la Guardia Civil en el caso de las papeletas para el referéndum. Un cuerpo policial, como la Benemérita, se merece mucho más respeto, no solo de los ciudadanos, que sabemos de las veces que se juegan estos hombres la propia vida por la nuestra, sino lo más importante, del Gobierno.
Las risas recibidas de la población delante de la imprenta o la editorial, mientras revisaban los maleteros de los trabajadores por si sacaban el material, es doloroso, pero la Guardia Civil debe obedecer, como así lo estipula su carácter, aunque obedecer a estos mequetrefes debe ser muy duro. Mi solidaridad desde este escrito hacia ese cuerpo policial, que si a veces ha actuado de manera impropia, no es de por sí, sino por la obediencia a que se deben.
Desde enseñarles las papeletas o colocar una urna delante de ellos e ir introduciéndolas, son actitudes que no lo merecen, pero estoy seguro que los ciudadanos que así han obrado, con sorna y burla, no iban hacia estos hombres que solo cumplían con su obligación, posiblemente no a gusto, sino hacia los politiquillos gubernamentales, de medio pelo, incapaces de dialogar y resolver un problema muy grande y grave.
Que hayan gentes que la ineptitud de Mariano y sus mariachis la vean bien, bendigan y aplaudan su necedad, no es motivo para que incapaces del diálogo necesario ordenen a este noble cuerpo policial hacer esos papeles ridículos. Sinceramente están para gestos más nobles, cosa que suele caracterizarlos y de sobra conocemos, pero no para actuaciones políticas que no van con ellos. Ojalá les llueva a estos politiquillos un poco de cordura y no empleen a la Benemérita para esas chiquilladas de ahora en adelante. Esperemos.
El P©stiguet