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… los innumerables del Olimpo, los otros muchos de la Roma imperial, los tres de la santa madre iglesia católica, el dios de los mahometanos, el Manitú, y el resto de todos ellos, que en la España de hoy, que dicen democrática y libre, y en un clima festivo como debe ser una votación, haya un altercado, espontáneo u organizado, desde el interior o exterior de Catalunya, que pueda a un niño o niña hacerle caer muerto en el asfalto, por una pelota de goma perdida, por una bala sin sentido, por crear un clima de carreras y huidas de algún lugar.
Yo no votaré porque no puedo, y si lo hiciera mi voto sería NO, porque no deseo un secesionismo, aunque existan sus razones para ello, por razones afectivas o económicas económicas que desde el punto de vista catalán pueden contemplarse con mayor o menor razón.
Si alguien dijo que París bien valía una misa, la vida de un niño vale más que todos los intereses de una parte y otra de este conflicto, que, no lo olvidemos, es económico por mucho que lo intenten disfrazar. Pero nunca condenaré al padre o madre que festivamente se acerque a la urna a depositar su voto, como gesto muy significativo de la Democracia, y las veladas manifestaciones y “consejos” como si alguien se oliera un agitación, las veo como pronunciadas para infundir temor, porque si se tiene constancia, habrá que pedir responsabilidades si se llega, y es más, que con claridad y antelación debieran darse a conocer a todos los españoles, catalanes incluidos, indicando qué va a pasar, quienes van a organizar el jaleo, en qué lugares y horas, y cuales sus razones. Porque de saber (y pongo un ejemplo exageradamente exagerado) de saber digo que alguien, en determinado lugar, tiene un arma y está dispuesto a usarla, no detenerlo antes del uso sería complicidad.
Tengo la seguridad, o quiero tenerla, que el Ministerio del Interior no tiene conocimiento alguno de que pueda haber tal o tales tumultos organizados el día 1 en ningún rincón de Catalunya, pero tanta prevención, tanto aviso, ya mosquea. Concentraciones de cientos de miles de ciudadanos catalanes las hemos visto recientemente, y no ha pasado nada. Un día de votación no suelen haber concentraciones tan grandes, pues la gente va su colegio electoral, deposita su papeleta y luego de paseo o salir a comer con la familia como día festivo que es.
Lo que observo no me gusta nada, pero como nada se nos dice, pues como ciudadanos solo debemos pagar nuestros impuestos y los gobernantes manejarnos como quieran, pues que sea así si así debe ser, aunque yo opine lo contrario.