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Elda es una pequeña ciudad industrial de la provincia de Alacant, dedicada mayormente a la fabricación de calzado. Tiene una población cercana a los 50.000 habitantes, y estos días ha habido alguna protesta. El Gobierno de la Generalitat ha cerrado el grifo de las subvenciones para la entrega diaria de unas 150 jeringuillas a otros tantos drogadictos de la ciudad. Esa entrega se hacia diariamente en la calle de un barrio marginal, con el fin de que no se inyectaran con las mismas jeringuillas y evitar la posible contaminación de enfermedades entre ellos.
En principio no mucho que objetar, pero ¿a qué subvencionar algo que tendrían que solucionar ellos mismos? Si tienen dinero para comprar la droga, y emplear un poco más adquiriendo una jeringuilla sin usar les beneficiaría, no veo razón para que se les subvenciones algo que muy bien pueden pagar. Por otra parte, quien les suministra la droga también podría en la entrega de la misma incluir las jeringuillas, que no sea todo ganancia para el camello o el individuo que se enriquece con la salud de otros, envenenándoles con sustancias que los esclavizan de por vida.
Ignoro el coste de esas 150 jeringuillas diarias, pero si con su importe se puede solucionar el que unos niños de familias muy humildes puedan hacer un buen desayuno, ahí jamás protestaría, es más, lo exijo, pero regalarle jeringuillas con el dinero del contribuyente a personas incapaces de saber el mal que se hacen así mismos, que gastan un dinero para envenenarse, no lo entiendo. Y que de ese envenenamiento otros se enriquezcan es demencial. Menos subvencionar jeringuillas y más atender a esas personas para que no se dopen, nunca contribuir al dopaje y que el vendedor del veneno tenga clientela dispuesta a enriquecerlo.