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Por desgracia no todos los humanos tenemos la capacidad de reconocer las bondades o maldades de los líderes políticos. Pero esto no es general, así que de vez en vez salen a relucir los grandes monaguillos que, incienso oloroso en mano, van cantando las bondades y singularidades de sus señores.
¿Alguno conocemos, verdad?
Si usted dice que la nieve es blanca, pero el líder de la formación del monaguillo ha asegurado que es de color lila, no le quepa duda de que usted será maldecido y calificado como mentiroso, difamador y canalla. Lo que el líder diga no se puede poner en cuarentena, por eso, estos monaguillos lameculos, suele entonar esta jaculatoria:
Maldice a los tontos Señor,
maldice a los tontos,
pues son oposición.
Tú siempre lleno de virtudes,
Tú dueño de la sabiduría,
maldícelos Señor.
Y si a tu feliz redil no llegan,
si desdeñan tus ofertas,
maldícelos Señor.
No estés eternamente enojado,
piensa en los que te adoramos
que ya somos legión.
Reparte entre nosotros tus dones,
llena nuestros bolsillos de plata
y a los que no te bendicen
que les den por la culata...
Maldícelos Señor.
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