Más bien somos los humanos quienes actuamos de forma estúpida e incoherente. Solemos apreciar más a las potenciales parejas sentimentales que no se entregan a la relación, precisamente porque la incertidumbre y la inestabilidad emocional nos hace sentir más dependientes de esa atención. Así somos.
Conoci un chico que se enamoro locamente de mi a sabiendas de que yo no me le entrego a nadie, pero aun asi no dejaba de regalarme rosas, flores, chocolates, pero yo, nada de nada.
El chico tuvo que irse al no poder hacerme ceder a sus pretenciones. Nado contra la corriente, y se salvo de ser devorado porque la corriente estaba llena de tiburones.