En el capítulo II del libro de Daniel podemos leer el sueño profético de Nabucodonosor. El famoso sueño de la magnífica estatua con pies de barro es lo que anticipa Dios al rey de Babilonia lo que habrá de suceder en el futuro a quien desconozca lo efímero del Poder Terrenal.
En Latinoamérica, el totalitarismo, la concentración del poder, unidos al culto a la personalidad, son efectos de la misma cuestión: el narcisismo de los gobernantes y la necesidad, por parte de la masa, de un líder del que aceptan, con naturalidad, que una vez que llegan al poder, decidan no rendir cuentas a nadie más que a sí mismos.
Según el Talmud el mundo se sostiene en tres cosas: en la verdad, en la justicia, en la paz. Pero estas tres cosas son una y la misma. Porque si no hay verdad, no hay justicia, y si no hay justicia, no hay paz.
Hoy es un día muy importante para la Argentina, la Justicia por fin puede sacar a la luz la verdad y así, después de tantos años, tener la paz ansiada en una sociedad dividida y castigada por la mentira, la corrupción y el relato de un pretendido cambio del orden vigente.
Si me preguntan como he visto a esa mujer, otrora soberbia acusadora con dedo levantado, la he visto como una estatua con cara de piedra y pies de barro, vulnerable, taciturna, escuchando los cargos que se le imputan como jefa de una asociación ilícita, formada para enriquecerse a costa de la obra pública. Mi emoción casi llegaba a ser de lástima, pero mi mente recordaba todo el horror y las penurias que esta mujer y su marido hicieron vivir a mi patria.
Voy a concluir con este pensamiento de William Hazlitt: "El amor a la libertad es amor al prójimo; el amor al poder es amor a sí mismo".
Será Justicia