La pasada semana Luis María Anson dirigió a Esperanza Aguirre
la carta pública que reproducimos a continuación:
“Querida presidenta: Un diez para ti. Había perdido la
esperanza de que un dirigente político de relieve se enfrentara con la verdad.
Tú lo has hecho. Con dos tacones. Y te mereces el elogio general. En Pozuelo has
dicho con claridad: no a las subvenciones con dinero público a patronales,
sindicatos y partidos políticos.
El desprecio que la opinión pública ha manifestado por la
clase política, situándola en tercer lugar entre los diez grandes problemas que
atosigan a los españoles; también por los partidos políticos, airosamente
instalados en el último puesto de las instituciones, ese desprecio de la
ciudadanía deriva no solo de la mediocridad de nuestros dirigentes sino, sobre
todo, del despilfarro económico. Más del 90% de lo que derrochan los partidos
políticos proviene de subvenciones directas o indirectas de las cuatro
Administraciones: la central, la autonómica, la provincial y la municipal. Y lo
mismo ocurre con los sindicatos y la patronal. La gente está contra el
entendimiento de la política como negocio, contra la voracidad recaudatoria de
los sindicatos, contra el cinismo de la patronal. Tú denuncia ha sido un bálsamo
sobre la indignación popular.
¿Qué cantidad real de dinero público reciben cada año el PSOE
y el PP, a través de subvenciones directas o
indirectas?
¿Qué cantidad real de dinero público reciben CCOO y UGT, a
través de subvenciones directas o indirectas?
¿Qué cantidad real de dinero público recibe la patronal, a
través de subvenciones directas o indirectas?
¿Qué número de empleados en plantilla y de colaboradores fijos
pagan -pagamos al 90% los contribuyentes- los partidos políticos, los sindicatos
y la patronal?
Los españoles sufragábamos los sueldos de 700.000 funcionarios
y empleados públicos en 1977. Ahora, de 3.200.000, cifra a la que convendría
añadir al 90% de los empleados que trabajan en los partidos, sindicatos y
patronal.
¿Por qué tanta opacidad para dar cifras globales sobre este
colosal escándalo? ¿Hasta dónde va a llegar el
abuso?
Enhorabuena, querida presidenta. Has demostrado que permanece
intacta tu musculatura política y que las sirenas que te rodean saben darte muy
bien la voz de alerta. Has declarado, sin fruncir el entrecejo: “Sindicatos,
patronales y partidos políticos no tienen por qué estar sufragados por el
Presupuesto y por el dinero de todos los españoles, sino por el dinero de
aquellos que se consideren afines a los sindicatos, a las patronales o a los
partidos”. Has puesto el dedo sobre la herida abierta en el cuerpo social de
España. Seguramente muchos de tus compañeros, dedicados a repartir las hogazas
del poder, no te lo agradecerán. El pueblo español,
sí”.
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