Akra-Leuke Profesional
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| Tema: RECORDANDO Jue Abr 23, 2020 7:35 pm | |
| . RECORDANDO Es normal que los seres humanos, conforme pasa el tiempo, queramos rememorar episodios pasados. Y estos días tan encerrado me ha venido a la memoria mi segundo viaje a la extinta URSS. El primero, mediante una Agencia de Viajes a Moscú, donde solo pudimos visitar aquellas zonas de la capital que el guía nos acompañaba, pues por determinados lugares los turistas no podíamos caminar. La ciudad, sin duda, me entusiasmó, la parte que vi, queda claro. En mi segundo viaje fui invitado por un gran amigo, ya fallecido, profesor de catalán en la Universidad de la hoy conocida como San Petersburgo, por tal motivo mi visita a esta ciudad fue más libre, obligándose él a no llevarnos a ciertos sitios entonces prohibidos para los extranjeros, así como responder ante las autoridades por nosotros. ¡Qué decir de la ciudad, capital del Gran Imperio! Una auténtica maravilla que haría necesario varios meses de estancia para disfrutar de ella. Este amigo mío, una tarde, nos llevó a casa de otro profesor universitario, ruso, creo recordar de Geografía, y aunque yo de ruso ni una palabra la tarde fue muy amena; era un matrimonio extraordinario, cultísimos ambos (ella era médico) y con mi amigo de traductor lo pasamos bien. Era una casa moderna, algo pequeña y muy bien cuidada, pero que quizás un bedel español viviera en sitio mejor. Durante esas tres horas que duró la visita, mi esposa y yo observábamos a un anciano que pasaba de vez en cuando por la estancia. El matrimonio ruso entendió nuestro asombro y el no haber sido presentados, lo que tras comentar con nuestro amigo éste nos tradujo que era un señor que no conocían, pero que el Partido Comunista lo había enviado a vivir allí puesto que tenían una habitación de sobra. Con todos mis respetos, ahí empezó a no gustarme el sistema comunista. Seguro que los dirigentes del partido no tendrían viviendo en sus casas personas extrañas. En el capitalismo, se me dirá, vemos a hombres y mujeres durmiendo por las calles, pues bien, ni lo uno ni lo otro. El Estado ha de ofrecer a todos, como mínimo, un techo digno donde cobijarse, pero disponer del de los demás a su gusto, naranjas de la China. Seguro que los mandamases de las dictaduras comunistas viven como reyes y no comparten su piso, o palacete, con extraños. Si es que al final cambias de tendero pero no de ladrón.. | |
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