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Tema: Re: Benjamín Prado Vie Ene 13, 2023 9:22 pm
el.loco.lucas escribió:
Séneca escribió:
Te podría responder en los mismos términos, nadie con dos dedos de frente (demócrata) aplicaría la censura como tu lo haces.
Ya sabes lo que tienes que hacer si no te gusta este foro, ni quienes lo dirigen.
La coherencia, esa gran desconocida.
Ya en otra ocasión creo que te dije que no soy de los que se rinden ante la adversidad, coherencia es mantener un equilibrio entre tu ideología, tu cargo y la imparcialidad a la que este te obliga, como ocurre con los jueces.
El llobu V.I.P.
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Tema: Re: Benjamín Prado Vie Ene 13, 2023 11:56 pm
Séneca escribió:
Séneca escribió:
Editado por la moderación:
El tal Benjamín es el típico sanchista antiAyuso, nada nuevo.
Es lo que tienen los sanchistas que como no creen en dios, adoran a cualquier becerro de barro
Otra censura injusta, me estoy dedicando a ver lo que me han censurado y da vergüenza, mejor que me echen a formar parte de este circo.
Tu competición con regedito a ver quién dice más mentiras con menos palabras empieza a ser digna de estudio (a parte de la que tenéis a ver quién comete más infracciones a las normas del foro). Has puesto el listón muy alto: en tus tres primeras palabras de ese mensaje te las arreglas para meter dos mentiras: no hay censura, y menos injusta.
Lo que da vergüenza es leer la basura que escribes, y todavía mucho más leer que tú mismo dices que mejor que te echen... que igual no has caído en la cuenta que si es mejor que te echen nada te impide irte tú solito.
En una cosa tienes razón: tu mensaje da vergüenza, al menos vergüenza ajena.
Salú y República.
marapez V.I.P.
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Tema: Re: Benjamín Prado Mar Ene 17, 2023 12:34 pm
Se puede ser vicepresidente y bobo, pero no ultra y moderado
Las cinco palabras de moda en este momento son “Rolex”, “Casio”, “Ferrari”, “Twingo” y “bobo”. Las cuatro primeras las ha puesto en el candelero la cantante Shakira y la última el futbolista Leo Messi, es decir, dos personas que tuvieron mucho que ver con el Barcelona, pero ya no. La del jugador del Paris Saint Germain y de la selección Argentina define, si lo llevamos al mundo de la política, a seres mediocres pero peligrosos, porque hay poco trecho del necio al nazi y porque no es lo mismo un majadero a secas que uno con mando en plaza, que puede resultar grotesco y hacer el ridículo cada vez que abra la boca, pero que representa unas ideas dañinas que intentará llevar a la práctica, dado que tiene una vocación totalitaria, que se expresa por su continuo ataque a todo aquel derecho que ostenten personas que no coincidan con su forma de ver el mundo. Esos cargos públicos, que son profundamente antidemocráticos, a veces le ponen a su carácter opresor la careta de la moral, a veces le ponen el barniz del patriotismo y la defensa de no sé qué esencias, pero esos no son más que subterfugios, como cuando los niños de hoy le llaman al dedo corazón “dedo palabrota.” Esa gente son extremistas de derecha y sus socios y cogobernantes también, porque no se puede ser al mismo tiempo moderado y ultra, por mucho que traten de venderle que sí a la sociedad a la que engañan, desprecian y van a recortar sus libertades en el momento que les pongan otra vez las tijeras en la mano. La expresión “tener la sartén por el mango” no anticipa que el que la tenga vaya a hacer la comida y no a dar un sartenazo.
El Partido Popular es aliado de Vox, como mínimo porque, de hecho, hay un PP, el de Ayuso, Almeida y, al parecer, Feijóo, con el que haces un rasca y gana y aparecen el uno debajo del otro, uniforme de Falange bajo el traje, que suena a trabalenguas pero se entiende muy requetebién —gracias a los neofascistas, que de nuevos o novedad no tienen nada, son lo mismo de siempre—, el partido de la calle de Génova gobierna en Madrid o en Castilla y León. Y en esta última comunidad autónoma —un centro de poder regional que ellos, tan centralistas, querrían destruir y como no pueden hacerlo desde fuera lo hacen desde dentro, a la manera de las termitas— el inenarrable segundo de a bordo del presidente Mañueco intenta colar por las malas y saltándose la ley un protocolo antiabortista, cuyo contenido está copiado del que hizo en su día el húngaro Orban y usa los argumentos que han permitido, en este terreno, promulgar disparates recientes en los Estados Unidos neoliberales del trumpismo, porque aquí come del mismo plato lo peor de cada casa. La medida que tratan de sacar adelante Mañueco y su vicepresidente, y que la presidenta Ayuso ha corrido a avalar, es un acto de presión a las mujeres, un delito puesto que se salta todas las normas existentes, y una falta de respeto a la integridad de quienes exigen decidir por sí mismas sus vidas, que un Estado democrático no puede tolerar, y el Gobierno ya ha dicho que lo combatirá con todas las herramientas que la Justicia permita, llegando incluso hasta el Tribunal Constitucional, y ha dirigido un requerimiento oficial a la Consejería de Sanidad que promueve esta “tropelía”, como la ha calificado la ministra Darias, para que “se abstenga de aprobar o aplicar medida alguna que vulnere la actual normativa” con respecto al aborto por “posible vulneración de principios fundamentales”. Cuidado con los bobos, que pueden hacernos pagar a todos caras sus sandeces, entre otras cosas porque luego hay quienes las repiten, que si el terrorismo, que si los independentistas, que si España se rompe… Todo ello pronunciado por quienes la han saqueado durante décadas, de los ministros de Economía a los tesoreros y de ahí para abajo, de la Gürtel a la Púnica y así hasta contabilizar más de cien casos de corrupción de los conservadores, cuyo historial colea hasta el punto de que de aquí a 2025 la Audiencia Nacional juzgará veintisiete casos de robos, malversaciones, blanqueo, tráfico de influencias y demás en los que está implicada la formación. Ni con el CGPJ se salvan del banquillo. Dice la norma que tratan de imponer los ultras de Castilla y León que lo único que pretenden con su acoso a las embarazadas para que se hagan pruebas que les permitan oír el latido fetal y ver una ecografía 4D es darles “información”. Y que entre sus medidas “pro vida” se incluirá derivar a los servicios de salud mental a las que “lo requieran”. Es difícil insultar con mayor violencia la capacidad intelectual de las mujeres. También es raro que PP y Vox se preocupen tanto de los nonatos y tan poco de los que sí que están aquí, oponiéndose una tras otra a las medidas sociales que tratan de mejorar su existencia. Por no hablar del otro protocolo, el que en Madrid le costó morir, en una soledad y con una falta de auxilio estremecedora, a las y los ancianos que el Gobierno de Ayuso prohibió llevar a los hospitales. O de su ataque por tierra, mar y aire contra la Sanidad pública, que ha generado y va a provocar manifestaciones contra su gestión. Debería de preocuparse más de quienes están veinticuatro horas esperando ser atendidas en Urgencias o de los pasillos hacinados de los sanatorios, y menos de estos ataques a la convivencia que llevan a cabo quienes la quieren romper a banderazos. El viaje al centro del que habla Núñez Feijóo pisa caminos muy raros. Cuidado con las arenas movedizas.
Isaac Peral inventó el submarino y Núñez Feijóo el centro-ultraderecha
Que gobierne la lista más votada, dice Núñez Feijóo, pero sólo, de momento, en las elecciones municipales. Que le cambien las reglas y le hagan otras a la medida, para que pueda quitarle alcaldías a la izquierda y dirigirlas en solitario, mientras sigue al mando en algunas autonomías junto a Vox. No sabe qué hacer para librarse de su abrazo del oso con la ultraderecha, que come de su plato y sin la cual su partido, ahora mismo, sólo gobernaría en Andalucía, pero no en Madrid o en Castilla y León. Lo ocurrido en esta última comunidad con el asunto del aborto y el intento de presión sobre las mujeres para disuadirlas de llevarlo a cabo, convirtiendo a las y los médicos en sacristanes, deja claro que en el Partido Popular tienen de qué preocuparse: esas cosas restan votos, quitan caretas y te pintan la cara. Aunque tal vez esto no sea más que una cuestión de formas y el fondo no cambie: Moreno Bonilla ostenta una mayoría absoluta y, sin embargo, mantiene el encargo de "asesorar" a las embarazadas al grupo antiabortista Red Madre, al que ya ha pagado más de doscientos setenta mil euros de dinero público y cuya misión es obvia. Esta asociación está integrada en la red "provida" de Mayor Oreja, que fue impulsada por sus socios de la extrema derecha, y ahí sigue. Dios los cría y ellos se juntan, aunque la formación de la calle de Génova no ha necesitado que existiese Vox para llevar oponiéndose a esa ley desde hace treinta y cinco años, con matices o sin ellos, en tiempos de Fraga y ahora: es su condición, porque no interpretan el aborto como un derecho, sino como un pecado. Y luego, cuando ya se está en este valle de lágrimas, pues lo del libre albedrío, y eso: a oponerse a cualquier ayuda que se quiera dar a la gente que peor lo pasa, ya sea la subida de los sueldos mínimos o pensiones, las rebajas de precios, la imposición de un límite a las tarifas energéticas o cualquier otra cosa que le eche un cable a las y los más débiles. Una contradicción en toda regla.
Lo de la lista más votada es una posibilidad; otra sería la celebración de una segunda vuelta entre las dos candidaturas que hayan quedado en cabeza, si ninguna se ha llevado todo el gato al agua en la primera. Pero no estoy seguro de que eso sea más democrático que un sistema de acuerdos que obligue a quien quiere gobernar a pactar con otros. ¿No habíamos quedado en que el momento estrella del parlamentarismo español eran los Pactos de la Moncloa? Entonces se alabó que se hicieran, aunque eso conllevara entenderse con los restos de la dictadura y dejar impunes, como se sabe, a quienes la impusieron y sostuvieron. Hoy, la derecha demoniza entenderse con lo que llaman enemigos de España y con quienes, por cierto, ellos mismos hicieron negocios cuando estaban al mando, en el País Vasco, Cataluña y donde hiciera falta. Lo mismo, hecho por otros, es otra cosa, es su mensaje.
A lo mejor lo que no les gusta a los conservadores es que la política regional esté representada en el parlamento central, de hecho sus compañeros de Vox no creen en las autonomías y su propia ala más radical lamenta, como repite Díaz Ayuso, que “no puede ser que una minoría opine sobre los impuestos de todos los españoles.” Es una frase profundamente antidemocrática, pero se la han aplaudido mucho. Puede que la soledad del PP, que no consigue llegar a muchos entendimientos con el resto de las fuerzas, le haga buscar otras alternativas, quizá en el fondo sabe que aquí lo malo conocido puede resultar útil, pero es peligroso, porque las historias de terror suelen acabar con el monstruo comiéndose a quienes lo alimentan. O tal vez tanta algarabía, tanto declarar ilegítimo a un Gobierno salido de las urnas y dirigido por un presidente que les ganó con claridad meridiana las últimas elecciones, provenga del miedo a volver a perder, a verse otros cuatro años en la oposición y sin sacarle partido al cambio de líder, que según todos los indicios se ha diluido en cuanto le ha caído un chaparrón. No era el gran caballo blanco, estaba teñido, se empieza a sospechar por la calle de Génova, donde ya le recordaron, en su momento y para que no se le olvidase, “para qué lo habían traído.” Ahora mismo, apelar a la lista más votada no parece ser muy realista, dada la fragmentación de siglas actual, un hecho que marca enormes diferencias con la época del bipartidismo, y hay que preguntarse si funcionaría, porque en la práctica, ¿de qué sirve tener la vara de mando si nadie te sustenta y vas a vivir sin que se apoyen tus iniciativas, cuando no con la espada de Damocles de una moción de censura sobre la cabeza? Por otra parte, con ese sistema, en Madrid, por ejemplo, sería presidente Ángel Gabilondo y no sería alcalde Martínez Almeida. Por eso a ella la propuesta de su supuesto jefe le ha parecido “difícil” que prospere y le ha llevado a preferir el modelo que hay, donde manda “quien reúne más escaños”, propios o ajenos. Es su escoba y barre para su casa. El problema de Núñez Feijóo es que no debe de conocer eso de que el verdadero drama no es perder unas elecciones en una democracia, sino perder la democracia en unas elecciones, no entiende o no quiere entender que cada paso hacia delante que da la ultraderecha es un paso atrás del Estado de Derecho, y se ha situado en la esquizofrenia, porque no se puede ser de centro-ultraderecha, como al parecer intenta. Isaac Peral inventó el submarino, pero él no va a hacer flotar este barco con dos tripulaciones, ni a llevarlo a buen puerto: está lleno de piratas y habrá un motín en alta mar. Como se descuide, lo abandonan en la isla que está al lado de aquella en la que él dejó a Pablo Casado. Y ni hablamos de Santa Elena, ni ellos son Napoleón.
Tema: Re: Benjamín Prado Mar Ene 31, 2023 12:32 pm
No se puede ser de hierro para sembrar vientos y de cristal al recoger las tempestades
Puño de hierro, mandíbula de cristal y principios de quita y pon, a la presidenta de la Comunidad de Madrid y a sus defensores les parece un ataque intolerable a la libertad de expresión que el alumnado de la Complutense le monte un cirio al ir a recoger un título honorífico que le daba la institución. Las y los mismos que jalean que al presidente del Gobierno se le llame de todo cada 12 de Octubre, durante el desfile del día de la fiesta nacional, ahora se rasgan las vestiduras, lo cual hace que se les vea el escudo. Cómo no, si hoy se escandalizan por esos diez minutos de gritos hasta quienes justificaban el acoso al domicilio de Irene Montero y Pablo Iglesias durante meses y cuando les decías que era una vergüenza, sonreían entre dientes. Hay quienes sólo creen en una ley: la del embudo, esa que echa sin contemplaciones del Congreso —y por una agresión a un policía que nadie vio ni ha demostrado— a Alberto Rodríguez, cuyas rastas igual es que hacían feo en el escaño, pero no al condenado de Vox por el Tribunal Supremo que no pagaba las obras de su casa; esa que corre que se las pela a la hora de evitar que el Senado propicie la renovación del Tribunal Constitucional, pero ni sabe quién podría ser el tal M. Rajoy ni dónde está el propio Pablo Casado, que tenía que ir a declarar y no va porque no lo encuentran.
La abucheada, eso sí, lo ha tenido fácil: ha recurrido a lo de siempre, que es sostener con cara de víctima que, dejando aparte a quienes le ríen las gracias y sacan en procesión, el resto de España es de una necedad absoluta y, por lo tanto, está manipulado, se deja llevar como una marioneta: en su discurso recurrente, las y los sanitarios que le hacen huelgas están teledirigidos por la oposición, y lo mismo los profesores y los taxistas que protestan, las familias de los ancianos muertos en las residencias durante la pandemia, los miles de manifestantes que llenan las calles de la ciudad en defensa de los servicios públicos y, ahora, la propia universidad que le quiso dorar la píldora y que, según dijo en su vengativa rueda de prensa posterior al guirigay, si en tiempos estuvo controlada por los comunistas y después por los etarras de Herri Batasuna, actualmente lo está por Unidas Podemos, cerrando así un círculo de agentes del mal que se han dedicado “a colocarse allí unos a otros”. Vaya por delante que uno prefiere los argumentos a las algarabías, la mesura a la bronca, la dialéctica a la trifulca, y no se alegra de ningún escrache, que es la palabra con la que resumimos algunas protestas subidas de tono. Pero también es cierto que la presidenta Díaz Ayuso, aparte de sus diferencias con las y los alumnos a los que se opuso a bajar las tasas —llegando a recurrir esa medida en los juzgados—, ha hecho del insulto su estrategia predilecta: hablamos de alguien que llama a Pedro Sánchez “trilero”, “golpista”, “ocupa”, “dictador”, “amigo de terroristas e independentistas”, lo acusa de preparar un golpe de Estado y, en connivencia con sus jefes y correligionarios de la formación conservadora, de tener previsto un pucherazo en las urnas si no gana las próximas elecciones. Que se queje del viento quien ha sembrado tantas tempestades es, como mínimo, paradójico. Pero claro, ya sabemos que este es un mundo hipócrita donde es más fácil ver la paja en el ojo ajeno —cómo raspan las jotas en esa frase hecha, qué sabio es el lenguaje popular— que la viga en el propio. Su presunto superior, Núñez Feijóo, declara en una entrevista para El Confidencial que al Gobierno no se puede llegar a cualquier precio y contando mentiras. Él llegó tras dar un golpe de mano contra Pablo Casado y a la búlgara, por aclamación, sin ganar ningunas elecciones primarias; y desde que se ha mudado a la calle de Génova, comulga con ruedas de molino, se ha vuelto de centro-ultraderecha, avala los pactos de su partido con Vox, que incluyen barrabasadas como la guerra anacrónica contra el derecho de las mujeres al aborto o la cruzada contra la inmigración, a la que sus aliados extremistas igualan con el yihadismo. Él quiere estar a la altura de esas bajezas y, tras los lamentables sucesos de Algeciras, dice que los musulmanes matan por cuestiones religiosas y nadie lo hace, desde hace muchos siglos, en nombre del cristianismo: debe de ser que no ha oído hablar de un tal Franco, que asesinaba a rojos y ateos y entraba bajo palio en las catedrales; o de la guerra de los Balcanes; o de Sabra y Chatila... Pero, ¿habla de llegar al poder a cualquier precio? ¿Después de su modo de hacerse con la secretaría general de su partido? Para explicarlo, declara ahora que el PP actuó contra Casado “en legítima defensa”, es decir, se ve que no sólo para proteger los intereses de Ayuso, a quien el defenestrado afeó el lucro de su hermano como intermediario en la compra de mascarillas, “cuando en España morían novecientas personas diarias”, sino los de todo el partido, que, a la luz de sus palabras, se sintió atacado por esa denuncia. “O Sánchez o España”, enfatiza Díaz; o el PP o el cataclismo, repite Núñez, y en eso estamos, en la creación de un clima irrespirable, que para eso ellos tienen máscaras antigás, y en la subida diaria de la tensión verbal, ese aire lleno de cuchillos que amenaza a quien lo respira. Luego, cuando recogen lo que han sembrado, no les gusta el sabor amargo de esa fruta, y cuando les pagan con la misma moneda, no les salen las cuentas. Habrá que aceptar que tenía razón Quevedo cuando escribió que “la hipocresía es un pecado desde el punto de vista de la moral y una gran virtud desde el de la política”. Va a ser eso.
Tema: Re: Benjamín Prado Miér Feb 08, 2023 10:22 am
El nuevo PP de Feijóo era echar a Casado, recuperar a Aznar y Rajoy y seguir con Vox
Como quien prepara un cubo de cemento para tapar unas grietas en un muro de su casa, el actual jefe del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha querido dar una imagen de unidad, juntándose en público y sobre un escenario, tras un banquete celebrado en Valencia, con José María Aznar y Mariano Rajoy, dos figuras, sin duda, poderosas y de sombra alargada, puesto que ambos fueron presidentes del Gobierno, pero también conflictivas, a causa de la corrupción generalizada que imperó durante sus mandatos. Cuando dices sus nombres, se oyen también los de Rato, Bárcenas, Zaplana y demás; se ven las fotos de las Azores y se escuchan las mentiras del 11M y acerca de la Gürtel, de la que Rajoy, con todos sus ministros a la espalda, dijo que no era “una trama del PP, sino contra el PP.” Ni la policía ni la justicia opinaron lo mismo y, como se sabe, la formación de la calle de Génova ya ha sido condenada hasta en tres ocasiones por la Audiencia Nacional.
Tras el discurso de Feijóo, lleno de gratitudes y parabienes, Aznar le aseguró que “Mariano y yo estamos a vuestra disposición, donde queráis y donde podamos aportar. Si nos llamáis, vamos. Y si no, no pasa nada.” El aludido, tras echarse una flor con aroma a disculpa y lavado de manos, “hice lo que pude, cuando se me solicitó, y cuando no pude, no hice nada, qué le vamos a hacer”, se apuntó a la fiesta: “siempre podéis contar conmigo”; y Feijóo le hizo al primero de ellos una imitación que seguro que le gustó y le trajo recuerdos entrañables: “Váyase, señor Sánchez, y convoque elecciones.”
El problema está en la hemeroteca, como siempre y hasta que la privaticen, o algo. Y ahí, cuando Aznar habla de los pactos del actual Gobierno con independentistas y etarras, uno se tiene que acordar de él llamando a los terroristas “movimiento de liberación vasco”; o de Xabier Arzalluz, segundo de a bordo entonces de un PNV que abogaba a la vez con medias tintas y sin disimulos por la autodeterminación, dejando caer, tras reunirse ambos: “He conseguido más en catorce días con Aznar que en trece años con Felipe González”; o de la oferta que les hizo a Jordi Pujol y Artur Mas: desmantelar el PP catalán y fusionarlo con CiU, al estilo de lo que ocurrió con la Unión del Pueblo Navarro. El equipo negociador de los populares estaba formado por los ministros Eduardo Zaplana y Jaume Matas —ambos terminarían en prisión— y por Mariano Rajoy, en aquel tiempo vicepresidente del Gobierno. A este último, que ha sido definido como “una máquina de fabricar separatistas”, por el crecimiento que estos tuvieron durante su mandato, estos le montaron un referéndum que no supo impedir, le declararon la independencia y se le escapó Puigdemont, sin que fuera capaz de hacer otra cosa que mandar policías a repartir palos. Ahora, el PP sigue sacándole rédito político, según afirman las encuestas, al asunto de Cataluña, la unidad de España y la patria que se rompe. Así que todo eso estaba en las mochilas de Aznar y Rajoy cuando se subieron a la tarima de Valencia. Bueno, eso y los cientos de casos de corrupción que estallaron durante sus años en La Moncloa —se estima que uno cada dos días—, los doce ministros imputados de los ejecutivos del primero y las Púnica, Lezo, Kitchen, Taula, Sóller y demás, que le costaron el puesto, tras una moción de censura, al segundo. Eso sí, de Pablo Casado no se dijo una palabra, al fin y a cabo, tampoco llegó al poder, entre otras cosas porque Feijóo y el aparato le formaron un motín y lo echaron a la calle sin contemplaciones —ahí hasta las cajas destempladas son en b— por denunciar los tejemanejes de algún familiar de Isabel Díaz Ayuso con las mascarillas y durante la pandemia. O igual sí que lo han buscado y no lo encuentran, como el juez ante el que debía ir a declarar y no fue. ¿A cuánto ascendió el saqueo llevado a cabo durante los mandatos de esos expresidentes cuya herencia reivindica Núñez Feijóo y que suma, por ahora —de aquí hasta 2025 la Audiencia Nacional juzgará veintisiete casos—, casi quinientos imputados? Se calculan ciento veintidós mil treinta y ocho millones de euros. El Ministerio de Sanidad tiene, en los Presupuestos Generales del Estado 2023, una dotación de 3.010 millones, y eso que se ha incrementado en un 6,4% con respecto a 2022. Con lo robado, daría para financiarla durante cuarenta años. O, mejor aún, durante veinte y duplicando el dinero destinado a la Seguridad Social. Para ponerse de ejemplo y dar lecciones hace falta tener un expediente muy limpio. Si no es así, el pasado sale al encuentro de quienes mienten, tergiversan o se blanquean a sí mismos. Con la que está cayendo con la ley del solo sí es sí, ahora nos acordamos de que la aplicación de la reforma del Código Penal hecha en 2015 por el Partido Popular ha provocado y aún provoca la reducción de penas a condenados por delitos de abusos sexuales, apropiación indebida y corrupción. Es evidente que el PP tiene que hacer algo, su aspiración, lógicamente, es ganar las próximas elecciones y, además, tiene encima la losa de la ultraderecha, así que se les ha ocurrido tirar de Aznar, a quien los votantes de Vox miran con buenos ojos pero de quien él sabe que necesitan distanciarse: "que otros intenten ganar algo con el enfado y la ira”, dijo. Rajoy lo secundó afirmando que “los españoles están cansados de la polarización propia de los populistas”, tal vez olvidando que ellos se llaman “Partido Popular.” Pero nadie declaró una ruptura con los extremistas ni dijo de ese agua no beberé. La pregunta, así, es obvia: “¿El nuevo PP de Feijóo era echar a Casado, recuperar a Aznar y Rajoy y seguir con Vox? No quieren cambiar, quieren que todo siga como estaba cuando, según ellos, les arrebataron lo que es suyo. Y para lograrlo, si el fin tiene que justificar los medios, pues lo que dice M. Rajoy: qué le vamos a hacer.
Tema: Re: Benjamín Prado Mar Feb 14, 2023 12:07 pm
Ayuso o la vida
“Ayuso no tiene principios ni valores, es la antítesis de lo que fue mi hermano”, dice Consuelo Ordóñez, que lamenta "la sistemática utilización de las víctimas del terrorismo por parte del PP" y la califica de “nauseabunda”. Son palabras muy duras, viniendo además de quien vienen, porque su apellido es uno de los símbolos del horror que sembró en nuestro país la banda criminal ETA, a la que el presidente José María Aznar llamó en su día “movimiento de liberación vasco”. Pero la acusación sirve también como retrato de una política cuya única estrategia es el ruido, el insulto y la descalificación del adversario, la siembra de cizaña y el lavado continuo de manos. Su modo de actuar consiste en no asumir jamás culpa alguna, que siempre le atribuye a la izquierda, una táctica que alcanzó su culminación siniestra con el asunto de las residencias geriátricas durante la pandemia, cuando su Gobierno envió a los centros un protocolo que mandaba no trasladar a las y los ancianos a los hospitales, lo que en la práctica condenó a muerte a miles de ellos y Ayuso trató de culpar al entonces vicepresidente PabloIglesias de lo sucedido, afirmando que era el responsable máximo. Mentía, como tantas veces, pero sus voceros aún mantienen la falacia por esas tertulias de Dios. Ningún tribunal ha visto hasta ahora en su actitud nada digno de ser juzgado, tal vez estaban todos ocupados tratando de incriminar a la ministra Irene Montero por haberle dejado el niño en brazos a una amiga, durante un mitin.
Ayuso, desde luego, es ella y su circunstancia, que diría Ortega y Gasset, y como sus asesores le dicen que la crispación da votos, nunca sale a la calle sin el palo de la bandera y su modelo de actuación es sencillo: leña al mono. Y mientras el mono grita, el guirigay distrae la atención y no se ve el incendio que está arrasando la selva. De momento, se va de rositas de todos los escándalos, incluidos los recurrentes negocios de su familia con dinero público, que entre otras cosas le costó el puesto a Pablo Casado al frente de su partido: a quién se le ocurre criticar que el hermano de la presidenta se llevase un buen pellizco intermediando en la compra de mascarillas contra el covid-19 “cuando en España morían novecientas personas al día”. Ahora hay quien dice que existen en algún despacho de la Comunidad vídeos preparados para cortarle la cabeza a quienes se atrevan a cuestionarla. No será NúñezFeijóo, a él ya le dejaron claro, tumbándole el acuerdo sobre el CGPJ al que había llegado con La Moncloa, “para qué le habían traído a Madrid.” ¿Quién manda en el PP? ¿Díaz Ayuso? ¿Y en ella? Igual actúa sola, es otro caso aislado, como los de la corrupción. Cualquier dirigente responsable y respetuoso estaría preocupada por la nueva manifestación que ha inundado Madrid en protesta contra el desmantelamiento programático de la Sanidad Pública en la región y para pedir su dimisión. O con la huelga indefinida de unos médicos que son las víctimas de la falta de recursos e inversión que sufren en su trabajo y en sus consultas diarias. Sin embargo, ella y su equipo, con una “chulería tabernaria”, como la ha calificado la periodista Àngels Barceló, hacen justo lo contrario: ridiculizar a los concentrados, definirlos como “cincuenta saboteadores”, acusarlos de obedecer exclusivamente a “razones políticas” y de “querer reventar el sistema sanitario.” El hecho de que la Comunidad de Madrid esté, por decisión suya, a la cola del gasto por habitante en Sanidad y Servicios Sociales, con 1.171 euros por persona, mientras que la media nacional se sitúa en 1.478, se le olvida recordarlo. Y sus defensores, sencillamente, lo niegan o encienden el ventilador. Cómo no, si son gente que se llena la boca hablando del Estado del bienestar mientras destruye sus columnas, la Sanidad y la Educación públicas. Será porque llenarse la boca es el paso previo a llenarse los bolsillos, y por eso donde otros vemos pacientes o alumnos, ellos sólo ven clientes. Uno de los lemas que han hecho fortuna en estos tiempos de saqueadores de derechos es muy explícito: cuando todo sea privado, seremos privados de todo. Hay otro PP, pero no es Núñez Feijóo. Hay un PP que habría cortado por lo sano el pacto con la ultraderecha y que aspiraría, desde una posición legítimamente conservadora, a ocupar un espacio de centro-derecha. Pero me temo que en estos momentos está sometido por las amenazas cada vez menos veladas de la facción en cuyo poder está la Comunidad de Madrid. La pregunta es qué van a hacer las y los votantes en las inminentes elecciones, si van a pasar la factura por los desmanes cometidos contra ellos o van a avalar la leyenda de la libertad y a comprar la historia de la perseguida, la abucheada, la víctima de las hordas revolucionarias que quieren declarar el comunismo totalitario en el país. Quizá sería mejor ver lo que ocurre en las Urgencias, cómo están los pasillos de los sanatorios, hasta dónde llegan las listas de espera, qué ocurrió en las residencias que ella se negó a medicalizar y cuántos enfermos pasan cada día por las consultas, porque entonces igual las opciones son sólo dos: Ayuso o la vida.
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Tema: Re: Benjamín Prado Mar Feb 14, 2023 4:30 pm
Nada que no se traduzca a la vida real, el foro incluido.
Salú y República.
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marapez V.I.P.
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Tema: Re: Benjamín Prado Mar Feb 21, 2023 11:54 am
Si Ayuso está en Israel, en Israel no hay nadie
Que vivimos en una nube es algo que se nota cuando hablamos de ministerios. ¿Cuáles son los importantes? ¿Cuáles los más prestigiosos, aquellos por los que más se pelea y dan una mayor relevancia a su titular? Nos hacen esas preguntas y hablamos de Economía, Trabajo, Defensa, Justicia… Poca gente señalaba la Sanidad hasta hace poco e incluso hubo quien dijo en su día que era “una María”, una suerte de premio de consolación. Igual la pandemia de coronavirus que nos ha arrasado ha servido para cambiar esa visión de las cosas, porque al final por el ambulatorio o el hospital pasa todo el mundo, tarde o temprano, y porque hemos visto a dónde conduce el ataque sistemático a la Seguridad Social: al dolor, al sufrimiento y al caos. Quienes se presentan ante las cámaras y los micrófonos como defensores y garantes del sistema, en realidad son sus peores enemigos y no están aquí para hacer que funcione, sino para sustituirlo por un negocio privado. No quieren pacientes, sino clientes; no quieren derechos, sino privilegios. Lo repito a menudo, pero lo haré una vez más: el único principio del neoliberalismo es que cada persona tenga aquello que se pueda pagar. Ni más, ni menos. Y mientras a unos les roban, otros se vuelven de oro, y para demostrarlo, no hay más que leer las noticias que llegan de las cuentas de la ultraderecha, lanzadas por sus disidentes y que dicen que lo que se hace en la dirección de Vox es desviar a sus bolsillos y sus cuentas millones de euros destinados, en principio, a su financiación y que, ya de por sí, tenían un origen muy dudoso. Eso sí, todo ello mientras agitan patrióticamente la bandera, a ver si hipnotizan a unos cuantos con el bamboleo. No les interesa lo más mínimo España, sólo hacerse con ella y tener la llave de la caja fuerte en la mano.
La Sanidad está en el ojo del huracán, las Urgencias no funcionan, las listas de espera son eternas, los pasillos están llenos de enfermos en camillas o sillas de ruedas… El jefe de la oposición, Núñez Feijóo, lo resuelve diciendo que todo es una maniobra del Gobierno para poner a su partido a los pies de los caballos, y la jefa del jefe, Díaz Ayuso, lo repite y añade que lo que están haciendo profesionales y ciudadanos con sus manifestaciones y huelgas es “una campaña política.” Los números, como suele ocurrir, les llevan la contraria: en 2022, las tres comunidades autónomas que menos invirtieron en Sanidad fueron Madrid, Andalucía y Murcia, todas ellas gobernadas por el PP, en solitario o con sus socios de la extrema derecha. Madrid, la última de la lista, puso 1.300,55 millones de euros; la primera, Euskadi, 1.991, 21. Pueden decir misa y lograr que haya quien ve visiones y repite eslóganes, pero las cifras no mienten.
El consejero de Sanidad de Ayuso, sin embargo, tiene una solución y no es invertir más, sino hacer que no nos atiendan médicos sino enfermeros. Y si ese disparate no cuela o genera, como es lógico que haga, más protestas, inoportunas a las puertas de unas elecciones como las de mayo, Díaz Ayuso pretende hacer un truco de magia, que es derivar enfermos a centros privados. Es decir, que los financiemos todos, puesto que esas empresas, que es lo que son, cobran por cada servicio que prestan, cada prueba que hacen y cada consulta, y les pagarían con nuestros impuestos. Es todo delirante y, sobre todo, de un cinismo que da miedo. El otro recurso de Díaz es contratar compañías de limpieza, pagadas también con dinero público, que arranquen carteles reivindicativos y limpien pintadas contra la gestión de su Gobierno; o también mandar inspecciones que controlen si se pide el apoyo a los sanitarios a quienes vayan a Urgencias. Todo, menos invertir más, atender a las reivindicaciones de las y los profesionales y mejorar un servicio que ellos han degradado intencionadamente, en beneficio de las clínicas y seguros privados. Eso sí, los fondos que dice que no tiene la Comunidad, sí que los tuvo para pagarle comisiones descomunales a su hermano y los tiene para irse a Israel a no decir una palabra de Palestina y a decir que Ada Colau no representa a nuestro país y ella sí, en una rueda de prensa a la que no fue ningún medio local, sólo los dos que ella se llevó desde Madrid. O sea, lo mismo que ocurrió en otros desplazamientos a Miami y Nueva York, donde hizo exactamente el mismo ridículo con cargo al presupuesto. Casi podría resumirse la aventura con el famoso poema de Ernesto Cardenal: “Si tú estás en Nueva York / en Nueva York / no hay nadie más. / Y si no estás / en Nueva York / en Nueva York / no hay nadie.” A la presidenta siempre le quedará hablar del Falcon, la ETA, Cataluña y tal y tal, o lanzar uno de sus dislates históricos, el último de ellos que "las universidades son obra de la Iglesia, uno de sus muchos regalos al mundo, como también lo fueron las misiones, especialmente en el nuevo mundo, gracias a las cuales se preservaron las lenguas de los nativos y se los respetó desde el primer día." No es necesario añadir una sola palabra.
Subirse a cualquier pedestal vacío no es ser una estatua, es ser Tamames
La rocambolesca moción de censura que plantea la extrema derecha y para la cual va a hacer de chino-torero el economista Ramón Tamames, antiguo comunista, antiguo centrista, actual ultra o, como mínimo, compañero de viaje suyo, y eterno aspirante a ministro, hay quien dice que hasta del Gobierno títere que planteaban los golpistas del 23-F, es un síntoma de que aquí hay cargos públicos con sueldo a costa de los presupuestos que se ríen de las instituciones democráticas, las transforman en un circo y, con sus salidas de tono, han convertido la política que tocan en un vodevil de la peor clase. Todo ello, eso sí, mientras cobran, a cambio de casi nada, sus famosas mamandurrias, que son, según la RAE, una prebenda inmerecida: “sueldo que se disfruta sin merecerlo, sinecura, ganga permanente.” O sea, lo que hablando en plata llamamos un chiringuito y lo que Esperanza Aguirre le montó en Madrid al teórico de la España que madruga.
No parece que Tamames, un profesional de prestigio en su campo de acción y, en sus mejores tiempos, una persona, sin duda, brillante, se haya brindado al esperpento por eso, a cambio de doce monedas; pero entonces, ¿por qué? Dejemos a un lado, aunque sea durante un par o tres de líneas, la corrección que nos hemos o nos han impuesto en tantas cosas, y no caigamos en las trampas baratas del jefe de Vox, que dice que esta farsa “sirve también como homenaje a nuestros mayores.” No, hombre, a nuestros mayores se les defiende subiéndoles las pensiones, fortaleciendo la Seguridad Social para que se los atienda con la dignidad, prontitud y eficacia que se merecen, y no permitiendo que se los deje morir en las residencias geriátricas. La segunda trapisonda de Abascal es declarar solemnemente que Ramón Tamames "encarna la concordia y la unión entre españoles." Pues mire, ni una cosa ni la otra, no va a colar que a su candidato a la charlotada no se le pueda criticar porque eso sería ofender a un colectivo, ni tampoco nos vamos a tomar recalentado otro plato de Transición, Pactos de la Moncloa y demás, sobre todo si el cocinero es él. ¿Habla de concordia quien representa un regreso ideológico a la dictadura criminal del Funeralísimo, al que jamás censurará y sobre cuyas atrocidades no va a decir una sola palabra? ¿Habla de unión entre españoles quien vive de separarlos, de crispar el ambiente, de dividirnos en dos como hace su socio Feijóo, a un lado la "gente de bien", es decir, se sobreentiende que los que le votan a él, y al otro el resto? Imagínense, si eso lo piensa el más moderado de los dos, al menos supuestamente, qué pensará el otro. Lo que está demostrando Tamames no tiene nada que ver con su edad, lo dice alguien que tuvo conversaciones interminables con el poeta Rafael Alberti o con el narrador Francisco Ayala cuando el primero bordeaba los noventa y el otro estaba en los cien, y que se quedaba embelesado con su lucidez, su inteligencia y su ironía afiladísimas. No, lo que evidencia que este veterano se preste a esta charlotada es, una de dos, o que ha regresado a la primera línea para gastarnos una broma o que su famosa vanidad, tan omnipresente en sus libros de memorias, le ha gastado otra mala pasada. Sin embargo, el problema está en la primera de las dos posibilidades, la del chiste, porque no se puede hacer cuando de lo que hablamos es de un partido que atesora todos los despropósitos del nuevo fascismo, que remiten a los orígenes intelectuales, por llamarlos de alguna manera, de esa gente: son los herederos del totalitarismo, defienden un mundo desigual, abusivo, clasista, intolerante, opresivo, injusto, racista y, si hace falta, sanguinario, donde unos privilegiados con poder y dinero lo tienen y dirigen todo y el resto hacen el papel de esclavos. No hay derechos en la ultraderecha. Y todo eso es lo que va a avalar el profesor Tamames con esta opereta de tres al cuarto a la que él ha prestado su nombre y su persona, tratando de convencernos, además, de que actúa con libertad plena, a su aire y sin cortapisas. No somos tontos, sabemos lo que representa la formación a la que él está prestando su imagen, no ignoramos lo que representa y qué haría si pudiese, lo vemos por lo que trata de imponer en los lugares donde ha llegado a tener mando en plaza, gracias a sus aliados del PP. Y también somos capaces de poner cada cosa en su sitio y saber que evolucionar es respetable, pero involucionar, no. Lo de Tamames, a lo largo de toda su carrera, ha sido irse subiendo a cualquier pedestal vacío que se encontrara por el camino; lo de ahora puede ser lo peor, lo más ridículo, pero no es algo nuevo en él, tantas veces ya al filo del oportunismo. Nos hablarán de respeto, pero no caeremos en esa red tampoco: ellos no se lo tienen ni a nuestro país ni a la democracia en general: no creen en ninguno de los dos.
Tema: Re: Benjamín Prado Mar Mar 07, 2023 12:02 pm
La patria acaba donde empieza el patrimonio
Desde las de El Lute, Luis Roldán y El Dioni, no había habido una fuga como la que anuncia Ferrovial a los Países Bajos —aunque ellos lo llamarán “deslocalización”, igual que llaman “ingeniería financiera” a evadir impuestos o “movilidad exterior” a emigrar—. El movimiento se demuestra huyendo, decía Woody Allen, y este tiene cuatro esquinas: legal, legislativa, moral y política. La primera de ellas deja poco espacio al análisis, dado que no hay norma alguna del mercado libre de la Unión Europea que lo impida y, por lo tanto, esa empresa se marcha igual que algunas vienen desde el extranjero o, incluso, de otras comunidades: muchas y muchos que hoy claman en el desierto que nos quieren hacer barrer y pagando nosotros la escoba, hace poco se alegraban cada vez que una corporación se marchaba de la Cataluña más convulsa, escapando de la ola independentista. Hay gente que no se ríe ni llora, sólo enseña los dientes o deja caer lágrimas de cocodrilo, según le interese.
El rincón legislativo es, en este caso, un ángulo muerto, se habla de él de cara al futuro y por pura lógica, pensando que los Estados deberían tener alguna herramienta a su disposición que evitara que una compañía que ha acumulado beneficios durante décadas a partir de contratos y dinero públicos, en este caso de alrededor de nueve mil millones de euros, o que durante la pandemia sobrevivió, como tantas otras, gracias a las ayudas que recibió para financiar sus ERTE, se pueda ir con la música a otra parte y llevarse los instrumentos que les hemos comprado todas y todos con nuestros impuestos. ¿Podría aplicarse una especie de cláusula de permanencia, que les impidiese poner la mano, echarse los billetes al bolsillo y tomar las de Villadiego? ¿Se les podría imponer un espacio de tiempo en el que, en caso de dejar el país, tuvieran que devolver lo obtenido? Parece que así debiera ser y que no debe de resultar tan difícil de conseguir: si lo puede hacer una marca de telefonía, que te vende un terminal a plazos y con ello te ata tres años, ¿por qué no lo va a poder hacer un Gobierno? La esquina moral de este cuadrilátero es la más dolorosa, la que expresa bien a las claras que a veces lo que no castiga el Código Penal tampoco es de recibo ni es justo. En este caso, además, es un ejemplo de la idea que tienen muchos poderosos de los impuestos y que, hablando sin adornos, viene a significar que el objetivo es que los pobres financien a los ricos, como se hizo con el famoso rescate bancario que sólo ha servido para que las entidades salvadas de la quema no devolviesen prácticamente nada de lo logrado y hoy se estén repartiendo ganancias colosales, ellas o quienes se las quedaron a precio de saldo. El jefe de Ferrovial que se va a Holanda para tributar menos es la tercera fortuna de España, detrás de los Ortega, padre e hija, y posee, según la revista Forbes, un patrimonio de tres mil ochocientos millones de euros. En infoLibre se ha dado noticia de sus negocios en paraísos fiscales y de las exenciones tributarias de las que ha disfrutado durante décadas. Con semejante fortuna, podría ser solidario, alegrarse de que gracias a sus aportaciones fiscales se pudieran construir escuelas, ambulatorios y hospitales. Hace unas semanas, en un acto de exaltación de la candidatura de Alberto Núñez Feijóo, el señor Del Pino aseguró: “Nuestra ambición es seguir contribuyendo a la construcción de una España mejor y más próspera.” Lo de “contribuir” se ve que era una ironía. Esta gente no tiene patria, sólo patrimonio. Nos queda el extremo político de la cuestión, que sin duda es el más efervescente, porque ya se ve que para algunas personas no existe más nacionalidad que la del dinero, pero si sumamos dos y dos, nos acordamos de que en aquella reunión con el jefe del Partido Popular enfatizó que si este llegaba a La Moncloa, “España volvería a ser un lugar atractivo para invertir” y ahora se va a hacerlo a otro sitio, pues será que no cree que el líder y el partido conservador vayan a ganar las elecciones. Por supuesto, al fondo de todo esto se oye la palabra “cinismo”, que es la salsa que le ponen algunas y algunos a todos los guisos. El cinismo del mandamás de la patronal que se escandaliza de que se suba el salario mínimo ochenta euros y se pone a sí mismo un sueldo de cientos de miles; el del propio Feijóo que se rompe la camisa exigiendo transparencia mientras su formación sigue ocultando el salario que le paga y debería declarar por ley; o el de su portavoz Cuca Gamarra, que lanza contra el Gobierno a ese nuevo Gran Nicolás que ha surgido de las cárceles de las islas Canarias, experto en fingir relaciones de altos vuelos para engañar a empresarios que aspiraban a corruptos, pagando mordidas a cambio de recibir trato de favor de la administración local o de librarse de sanciones que les habían impuesto por sus malas prácticas, e intenta colgarle el sambenito a Pedro Sánchez, cómo no, con el fin de aprovechar la tinta de calamar que lanza el “mediador” para que no se vea a la alcaldesa de Marbella y su patrimonio injustificado de millones de euros, o que la Fiscalía Anticorrupción acaba de pedir quince años de cárcel para la cúpula del Ministerio del Interior durante el Gobierno de Mariano Rajoy, por el caso Kitchen. Gamarra, que no dijo ni pío de los negocios de la familia Ayuso, se escandaliza ahora, pero le vendría bien tener cuidado: ese individuo también afirma que en 2020 se sobornó con un millón de euros a una concejala tránsfuga de Ciudadanos para que propiciara un vuelco en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife que reintegrase el poder a Coalición Canaria y el Partido Popular. Y también afirma tener pruebas de que el presidente del PP de Canarias, y actual candidato a presidir las islas, estaba al tanto de todo y lo tiene documentado. Dar credibilidad a un sujeto que tiene un amplio historial delictivo, según recoge el sumario, que va desde robo con violencia a la intimidación, la estafa o falsificación en documento oficial, es ver un oso y acercarte a que te dé un abrazo. Vivimos en el reino de la hipocresía, donde Núñez Feijóo se santigua porque en las fiestas del “mediador” de consumían estupefacientes, pero se olvida del amigo narcotraficante con el que salía a navegar; o acusa al Gobierno de alentar “la violencia contra la población civil ucraniana, contra casas, escuelas y hospitales”, por consumir gas proveniente de Rusia, cuando la Xunta de Galicia, bajo el mando del PP y en base a las decisiones que él mismo tomó cuando era su presidente, es el segundo accionista de la planta regasificadora de Mugardos (A Coruña), la segunda de España por la que más gas ruso entra en el mercado español desde que comenzó la guerra. Cómo mejorarían algunos si siguiesen los consejos que les dan a los demás.
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Tema: Re: Benjamín Prado Mar Mar 07, 2023 12:25 pm
Muy bueno Benjamín Prado, como siempre.
P.D: ¿Sabéis que es coautor de muchas de las letras de las canciones de Joaquín Sabina?
marapez V.I.P.
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Tema: Re: Benjamín Prado Mar Mar 07, 2023 12:31 pm
el.loco.lucas escribió:
Muy bueno Benjamín Prado, como siempre.
P.D: ¿Sabéis que es coautor de muchas de las letras de las canciones de Joaquín Sabina?
Si. Lo sabia. Y "simpatizante" de Amnistia Internacional.
el.loco.lucas Administrador
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Tema: Re: Benjamín Prado Mar Mar 07, 2023 12:36 pm
marapez V.I.P.
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Tema: Re: Benjamín Prado Mar Abr 04, 2023 12:19 pm
Luchas internas, pinzas, escisiones… Bienvenidos a la casa común de la izquierda
Hay parejas que sólo siguen unidas por miedo a separarse. Hay parejas que ya no se quieren, pero aún se necesitan; las hay que están juntas por simple interés o que conviven porque no tienen otro sitio u otra compañía mejores a los que recurrir. Tradicionalmente, la izquierda española es todo eso a la vez, y por eso su historia de nunca acabar está llena de enfrentamientos, luchas internas, pinzas, disidencias, tránsfugas, escisiones… Una y otra vez, el enemigo está en casa y es la mano que mece la cuna, todas las piedras se tiran contra el propio tejado y todos los tiros se los da el dueño del arma en el pie. Y parece que la nueva plataforma de Yolanda Díaz es otro plato del mismo menú.
Visto desde fuera, da la impresión de que, dadas las circunstancias, debiera de haber más razones para entenderse que para combatirse: el Gobierno de coalición sigue en marcha, aunque sea con las diferencias de criterio lógicas entre dos formaciones distintas; las encuestas auguran buenos resultados; la vicepresidenta, en concreto, es la líder mejor valorada por los ciudadanos y algunas de sus apuestas en el ministerio del que es titular están entre los mayores logros de la legislatura; su tono, a la vez firme y respetuoso con el adversario, es digno de tenerse en cuenta, dado el clima de crispación que generan las derechas del país. Unidas Podemos, pese a los ataques despiadados de la oposición, sigue contando en el ejecutivo con Ione Belarra e Irene Montero; Izquierda Unida mantiene a Alberto Garzón… No parece, en principio, que haya razones para la ruptura, aunque las haya para la disputa. Sin embargo, la cosa pinta tan mal que el hecho de que el nuevo proyecto se llame Sumar, ya casi suena a ironía. El enfrentamiento es total y los cuchillos verbales van de un lado a otro, el aire corta y el agua de la jarra del orador está envenenada. A Díaz, que ya ha dicho en la presentación de su candidatura lo que se dice siempre en estos casos, eso de que viene a ganar y aspira a ser la primera presidenta de España, le repiten de forma recurrente sus supuestos camaradas, y además lo hacen ya sin disimulos, que es una traidora, que está apuñalando por la espalda a quienes la pusieron donde está, sin ahorrarse ese argumento de ecos paternalistas. Ella responde con calma y dando una imagen conciliadora, pero dejando claro que, ahora mismo, se siente autosuficiente y se ve a sí misma como la auténtica jefa de la izquierda más a la izquierda del PSOE, donde, al menos de momento, le han dejado abiertas las puertas de entrada, ya veremos si también las de salida. Los socialistas parece que desean libarse de sus aliados porque, de forma comprensible, sueñan con mandar en solitario, como todos los partidos con aspiraciones reales al poder. Sumar, parece que aspira a quedarse con todo el territorio ideológico que ahora ocupan entre todos los partidos que han llevado a Pedro Sánchez a La Moncloa. Ahí se vuelve a ver a Goya y su cuadro de las dos figuras que luchan a golpes, medio enterradas en el barro, condenadas sin remedio a aniquilarse la una a la otra, mientras, probablemente, sus verdaderos rivales las miran desde la barrera, se frotan las manos y sonríen. Los nombres han cambiado porque pasa el tiempo, pero la batalla es la de toda la vida y la impotencia de las y los votantes también, porque da igual si la victoria está al alcance de la mano cuando todos la retiran y nadie la pone en el fuego por nadie. O reman todos en la misma dirección, aunque sea en barcos diferentes, o el naufragio está a la vuelta de la esquina. La derrota será inevitable si la guerra cainita estalla y no sería una derrota, sería un suicidio. A este paso y por el camino que van, la primera presidenta de nuestro país no será Yolanda Díaz sino Isabel Díaz Ayuso.
Tema: Re: Benjamín Prado Mar Mayo 02, 2023 11:32 am
Politizar la democracia
La democracia debería estar al margen de la política. Puede sonar raro, pero es pura lógica: entendida como un sistema de convivencia, un modo de organizar la vida de las personas y una búsqueda de la justicia social, es decir de una forma de gobierno que pueda consentir que unos puedan tener más y otros menos, pero no que todo esté en poder de unos cuantos y no haya casi nada para los demás. El neoliberalismo no piensa igual, sino lo contrario, es un sistema en el que ni se quieren repartir los beneficios que no existirían sin el esfuerzo de los trabajadores a quienes se les quiere negar su parte del pastel que ellos mismos cocinan. Que en España la gente normal tenga que dedicar casi un cuarenta por ciento de su salario a la compra de una vivienda explica lo mal que se le paga y lo caro que se le cobra todo, algo que los condena a existir, ocho años de media, con el agua al cuello. Son datos del Banco de España y dibujan un panorama sombrío.
La maquinaria publicitaria del neoliberalismo ha impuesto una visión distorsionada de la realidad donde lo inaceptable se da por inevitable e incluso por razonable, pero no lo es si se piensa dos veces y no se confía en los cantos de sirena que traen las ondas. No es razonable que las hipotecas suban y los bancos multipliquen sus ganancias –el Santander 2.571 millones de enero a marzo; el BBVA, 1.846; el Sabadell, 205…– y amenacen solapadamente con hundir la economía porque el Gobierno les pone un impuesto solidario. ¿No es acaso de los mismos clientes a los que exprimen hasta el infinito de donde sacan el capital con el que se llevan millones? No es razonable tampoco que, como denuncia Oxfam Intermón, en el mismo plazo de tiempo en el que los salarios de las y los españoles se han desplomado un 5,5%, los dividendos de las empresas se hayan disparado un 26,8%: aquí siempre disparan y se desploman los mismos, y por eso la inflación nuestra de cada día sirve para empobrecer a los pobres y enriquecer a los ricos, porque las subidas de precios desproporcionadas y mayores que en el resto de Europa que sufrimos en nuestro país a unos les vacían la nevera y a otros les llenan aún más la caja: en 2022, Carrefour ganó 1.348 millones de euros netos y Mercadona, 718, por citar a dos gigantes del sector. No parece equitativo, pero hay por ahí voces que consideran que sumar dos y dos y que te dé cuatro es “criminalizar a los empresarios”, hay analistas que hacen juegos de manos para hacer pasar los números verdes por rojos. Será que a veces donde hay hambre también hay estómagos agradecidos. El caso es que hablamos de derechos constitucionales, como el que supuestamente tenemos a una vivienda digna, y la pregunta es obvia: ¿tener que dedicar el 36% del sueldo a adquirir un piso, o el 43% si optamos por alquilar, favorece ese derecho? ¿Que los bancos suban las hipotecas en plena crisis, mientras se están haciendo de oro, también lo favorece? La democracia no debería tener casi nada que ver con la ideología, en su esencia; se entiende que haya modelos diferentes, en la pluralidad está el sentido de todo esto, pero su fin debería ser idéntico: asegurarse de que nadie queda atrás y repartir un poco mejor lo que hay para conseguirlo. Si los últimos estudios en este terreno afirman que aquí un empleado medio necesitaría cuatro vidas, y de las largas, para obtener lo que logra en un año el empresario para el que trabaja, es que las cosas no están bien. Hay que cambiarlas, pero, para que eso ocurra, las y los ciudadanos deben de recordar que tienen el poder de hacerlo. Al menos, lo tienen una vez cada cuatro años. La democracia no es una bandera, es una filosofía.
Tema: Re: Benjamín Prado Mar Mayo 09, 2023 11:57 am
Para que algunos se queden con lo de todos, tienen que votarlos casi todos
Los intereses creados, se llama una obra teatral de Jacinto Benavente, y podríamos usar ese título para resumir la fuente de muchos de nuestros problemas, esos conflictos que estallan al confluir la política y los negocios cuando se produce una intrusión de lo privado en lo público y se antepone la ganancia personal al bien común, algo que es el pan nuestro de cada día. El modelo se repite: ahondas un poco en el origen de muchas disputas y siempre llegas a la palabra dinero y a alguien que lo quiere a manos llenas. Por ejemplo, se enciende el debate sobre Doñana y al poco sabemos que un dirigente de la patronal agraria que defiende la ley del PP que amenaza con convertir ese parque natural en un desierto fue sancionado por llevar a cabo riegos ilegales y recibió varias sanciones de la Confederación del Guadalquivir. Hoy da lecciones supuestamente ideológicas, pero para ese tipo de gente las banderas no son más que una tela bajo la que ocultar los trapos sucios.
En la discusión sobre las macrogranjas, ahora un poco soslayada y fuera de los titulares, no hay ninguna colisión de teorías agrarias o clase alguna de discrepancia moral, sólo un proceso de especulación en el que no importa otra cosa que la cuenta de resultados y da igual si los animales sufren más de lo debido, si tienen derecho a una existencia digna, ni si la calidad del género que sale de esos lugares es buena o mala, ni el daño ecológico que puedan causar: nada, sólo son relevantes los billetes que entren en la caja fuerte. Eso son los intereses creados.
En la lucha entre los sindicatos y la patronal por subir un poco los sueldos, el ahorro que puedan hacer los empresarios no es que vaya a mejorar su productividad, es que acaba en su bolsillo: su jefe, Garamendi, ya se ha subido el sueldo un 9% y ahora cobra casi 400.000€. ¿Le afectará a él la cláusula que vincula los incrementos pactados a la inflación? En cualquier caso, todo eso también son intereses creados, cada cual defiende los suyos, como es lógico, pero la democracia consiste en que esa defensa tenga sus límites, dado que su esencia es perseguir la justicia y la igualdad. ¿Seguimos? En la batalla contra la Sanidad y la Educación públicas, los defensores de las privatizaciones buscan lo mismo: ceros a la derecha para unos pocos y pérdida de derechos para el resto. Y las cuentas les salen: los ingresos por seguros médicos crecieron un siete por ciento en 2022, por el aumento de la clientela y el encarecimiento de las pólizas, hasta alcanzar los diez mil quinientos cuarenta millones de ingresos, y la educación concertada recibe siete mil doscientos millones de euros porque los fondos dedicados por la Administración para ese sector crecieron un veintiséis por ciento entre 2011 y 2021, casi diez puntos más que los destinados a las escuelas y colegios públicos. La cifra habla por sí sola. Estamos a las puertas de unas elecciones. Los sondeos dicen que la izquierda ganará en la Comunidad Valenciana y la derecha arrasará en la madrileña. Que sea lo que el conjunto de la ciudadanía quiera, todos los votos son legítimos, la libertad de elección es sagrada aunque sea por lo civil y el resultado se tiene que y se debe de respetar. Pero, eso sí, lo recomendable sería pensar en esto de lo que hemos estado charlando por escrito hasta estos momentos, los intereses, y preguntarse quiénes piensan en los colectivos y quiénes lo hacen en los propios. Porque ya sabemos que las promesas se las lleva el viento y que en esta agua revuelta de nuestra política lo más normal es que los líderes de cada partido se bañan dos veces en el mismo río: lo que hicieron y hacen lo volverán a hacer. Para que algunos se queden con lo de todos, tienen que votarlos casi todos. Esa es la paradoja.
Tema: Re: Benjamín Prado Mar Mayo 16, 2023 1:13 pm
Cómo puedes ser tan estúpido de decir lo que piensas
“Cómo puedes ser tan estúpido de decir lo que piensas”, le susurra Vito Corleone a uno de sus hijos en la película El padrino, y por alguna razón esa frase y la escena de Casablanca en la que mientras el comisario le cierra el local a Humphrey Bogart al grito de: “¡Qué escándalo, aquí se juega!”, aparece un empleado, le da un fajo de billetes y le dice: “Señor, aquí tiene, sus ganancias de hoy”, se me vienen con frecuencia a la cabeza cuando veo algunas de las cosas que pasan en nuestra política. En la obra maestra de Coppola, el personaje que interpreta Marlon Brando acaba la regañina dirigida a Sonny, el joven disperso al que interpreta James Caan, sentenciando: “Lo que piensas de verdad sólo se le dice a la familia.” Pero el joven no le hace mucho caso, y vaya si lo paga unas escenas más allá, cuando le cosen a tiros en un peaje. Lo de tantas veces: por la boca murió el pez.
La escena de El padrino la recordé de nuevo al escuchar al actual líder de la derecha, Alberto Núñez Feijóo, decir que “nadie en el PSOE le dice a Sánchez que lo que hace está mal”, y preguntarme si no será porque cuando en el Partido Popular dijo el entonces presidente, Pablo Casado, que estaba mal que la familia de Díaz Ayuso se aprovechara de la pandemia para llenarse los bolsillos… lo echaron… para ponerlo a él. Y claro, cuando las barbas de tu vecino veas cortar…
Lo peor, sin embargo, y en eso está cayendo de nuevo el actual jefe, al menos sobre el papel, de la calle de Génova, es cuando se usa de comodín el asunto del terrorismo, que debería ser pasado y sagrado, lo primero porque ETA ya no existe y lo segundo por respeto a las víctimas y sus familias, que estas últimas sí que existen. Las recientes declaraciones de la presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), son demoledoras y tendrían que hacer que a algunos, sus voceros y correveidiles se les cayese la cara de vergüenza. En lugar de eso, al moderado Núñez Feijóo se le ocurrió reprochar al actual Gobierno el traslado a una prisión de Euskadi del etarra Txapote, autor del asesinato de Miguel Ángel Blanco y del propio Gregorio Ordóñez, y la hermana de este no se mordió la lengua: "Lo suyo es puro cinismo, porque el PP también acercó presos y negoció con ETA”. Y añadió: “Hace poco pretendió enfrentarnos a las víctimas del ETA con las del franquismo, a raíz de la nueva Ley de Memoria Democrática. Nos citó a las asociaciones a través de un whatsapp y quería que apoyásemos a su partido contra esa ley, como si las víctimas del franquismo no tuvieran derechos. Ese punto de desfachatez no lo había visto en mi vida: utilizarnos de esa manera”. Tiene razón en todo: en que intentan utilizarlos; en que las víctimas de la dictadura no les interesan, cuando no las desprecian directamente –¿se acuerdan de cuando el diputado popular Rafael Hernando dijo que “a algunos sólo les interesa el padre enterrado en la cuneta cuando se enteran de que hay una subvención para desenterrarlo”?; en que acercaron a todos los presos que quisieran, de hecho más que nadie, y en que son unos cínicos: lo es el ex presidente Aznar cuando dice que nos gobiernan “defensores del terrorismo, separatistas y populistas", él que llamó a ETA “movimiento vasco de liberación nacional”; él, que declaró que “sería generoso” si la banda criminal dejaba las armas; él, de quien dijo Arzalluz (PNV) "le he sacado más a Aznar en 14 días que a Felipe González en 14 años"; y él, que era "quien dirigía el Partido "Popular"; y lo son todos los demás cuando se rasgan una y otra vez las vestiduras porque el Gobierno admita los votos de Bildu, y resulta que el mismo PP ficha para el 28-M a un antiguo portavoz del mismo Bildu denunciado por amenazar de muerte al alcalde de su pueblo: "Te voy a pasar con un camión por encima", sin que nadie haya visto escandalizarse a los Gamarra, Ayuso, Almeida y compañía. ¿Tanto ruido será para que no se oiga que la Comisión Europea dice que España crecerá un 1,9% en 2023, frente al 1% de la media de la Unión Europea, y que avanzará un 2% el año que viene? ¿Será para que no se oiga al Consejo de Europa criticar la gestión sanitaria del Gobierno de Ayuso y hablar de la catástrofe de las residencias –“se denegaron traslados a hospitales; fallecieron 11.389 residentes, de ellos 8.338 (73%) no fueron llevados a un hospital; no había atención médica en los centros…”–, cuya gestión era suya y solamente suya, porque lo dice la Constitución, porque lo remarcó el BOE y por mucho que sus defensores lo nieguen. Lean y entérense: de la gestión de las residencias era responsable la Comunidad de Madrid, y las bombas del 11M no las puso ETA. Quien diga lo contrario, o es que le engañan o es uno de los mentirosos. Qué poco cuesta imaginar a algunos de estos personajes en la escena de Casablanca, poniendo el grito en el cielo por las alianzas de los demás y dispuestos a pactar con el diablo si eso los lleva al poder. “Aquí tiene sus votos”, les diría el empleado del casino, y ellas y ellos no mirarían ni de dónde vienen ni explicarían qué van a dar a cambio de ellos. Así es la cosa.
Tema: Re: Benjamín Prado Mar Mayo 23, 2023 1:06 pm
Vinicius y la caza del mono
Todo es un espejo, el deporte también, y el fútbol, por su omnipresencia, es uno que, dadas sus dimensiones, refleja a una parte considerable de la sociedad. “En la mesa y en el juego se conoce al caballero”, dice el refrán. Y a la señora, naturalmente. Por desgracia, una de las cosas que se ven en los estadios es que la lacra del racismo se multiplica en nuestro país, donde esa enfermedad venenosa de la mente y el alma parece contagiar a demasiadas personas, a unas porque les nubla los ojos y a otras porque les llena la boca de disculpas, matices y atenuantes. Da la impresión de que hay aquí demasiada gente a la que, en el fondo y aunque no se atreva a decirlo a las claras, la cosa no le parece tan grave.
Quien esté más o menos al tanto de esta cuestión recordará al jugador entonces del Barcelona Samuel Etóo abandonando un partido tras sufrir graves insultos racistas; o el episodio vivido por Iñaki Williams, del Athletic de Bilbao. Pero quien últimamente se lleva la palma es el brasileño Vinicius, del Real Madrid. En el encuentro de este fin de semana, en el campo de Mestalla, lo estuvieron ofendiendo hasta que el extremo se paró en la banda, señaló a dos desaprensivos que no paraban de llamarlo “mono” y de hacer ruidos de simio; la policía los detuvo, se dice que el club les prohibirá de por vida entrar en su campo y les retirará el carnet de socios, si es que lo son. El Real Madrid ha denunciado los hechos ante la Fiscalía General del Estado y la de Valencia ya ha iniciado de oficio una investigación. Ojalá el castigo sea ejemplar y esa canalla sea retirada de la circulación y no pueda volver a ser un ejemplo lamentable para la niña o el niño que van a disfrutar del espectáculo con sus familias y no tienen por qué sufrir la influencia de semejantes energúmenos.
El entrenador del máximo rival, Xavi Hernández, que aparte de haber sido un centrocampista celestial y haber ganado la Liga este año haciendo casi magia con su plantilla, es todo un señor, ha reflexionado sobre el hecho inaceptable de que en el fútbol pase lo que no pasa en ningún otro oficio: que se normalice el insulto. Y no ha podido ser más claro sobre cuál es su postura: “Aquí no hay escudos ni camisetas, hay que condenar estos actos, hay que parar los partidos y, si hace falta, los paramos y nos vamos para casa.” Son unas declaraciones que conviene escuchar con sombrero, para podértelo quitar. Hasta aquí, todo bien. A partir de este punto, sin embargo, empiezan los problemas. Hay quienes parecen, si no justificar, sí, al menos, pasarle un poco la bola a la víctima, con el argumento de que es un provocador, que su juego enciende a los rivales y los aspavientos y protestas cada vez que sufre una de las muchas faltas que le hacen, soliviantan a la grada. ¿Eso hace menos grave el racismo que sufre? Porque estamos hablando de dos cosas que no sólo son distintas, sino que se vuelven peligrosas si se mezclan. Vinicius, desquiciado por los agravios que padecía, terminó envuelto en una tangana, fue agredido y agredió, pero sólo le sacaron tarjeta roja a él y se fue al vestuario, sin duda en esto equivocándose, diciéndole a la afición rival: “¡A segunda, os vais a segunda división!” El dilema ahora está en el número de los cafres. ¿Eran los dos identificados o eran muchos más? Hay imágenes concluyentes de la llegada del autobús madridista a Mestalla en las que se ve y se oye a una multitud aullar a coro: “Eres un mono, Vinicius, eres un mono”. No es la primera vez. ¿Será la última? Esas manadas violentas deben desaparecer de nuestro deporte, no representan ninguna camiseta y sólo valen para manchar los escudos que dicen amar. Son ultras, seres nocivos, unos impresentables. Pero siguen ahí y hay quienes piensan que le dan color a las gradas, que son el corazón de las hinchadas. A mí me parece que son unos delincuentes, puesto que cometen delitos de odio que infringen el Código Penal, así que su destino no debería ser otro que los juzgados. Vinicius, indignado con toda la razón del mundo, ha escrito que España es un país racista y que eso lo sabe todo el mundo en Brasil. También se ha quejado de lo poco que hace La Liga al respecto. Sueño que en lo primero se equivoque a nivel general y le doy toda la razón en lo segundo: los incidentes racistas son continuos en nuestros estadios, en todos, y las sanciones o no se producen o son ridículas. Decisiones de los clubes como la de prohibir acceder a ellos con el uniforme del adversario parecen hacernos regresar en el tiempo al pasado y señalar tanto a los locales como a los visitantes: unos parecería que son rufianes dispuestos a atacar a quien se atreva a ser del otro conjunto, y los otros entran, por lo visto, en la misma categoría que Vinicius: la de los provocadores. Un disparate. Esto sólo se soluciona de una manera: impidiendo que estos cavernícolas del siglo XXI que nos producen vergüenza ajena a todos los demás, y seguramente más que a nadie a los que son seguidores pacíficos del mismo equipo, puedan poner un pie en un recinto deportivo. El remedio no es cerrar los campos, es cerrárselos a ellos. Y no les digo que su lugar sea el zoo, pero no como visitantes sino dentro de las jaulas, porque qué culpa tienen las fieras de que existan estos animales.
Tema: Re: Benjamín Prado Mar Jun 06, 2023 12:33 pm
Sánchez o España
¿Qué es un país? ¿Es algo que pueda tener dueño? En caso afirmativo, ¿a quién o quiénes pertenece el nuestro y por qué: es una herencia, una conquista, lo han comprado? ¿Para amar España hay que ser de derechas y por eso la nuestra es una bandera ideológica? Me vuelvo a hacer todas esas preguntas cuando oigo ese lema electoral del Partido Popular que dice “Sánchez o España” y que tiene un aroma oscuro, recuerda demasiado a la división que hacían los golpistas de 1936 entre “nacionales” y “anti-españoles”, porque con ella justificaban la necesidad de una “cruzada”, que fue el término que el escritor José María Pemán creó para definir aquel alzamiento militar con cruces y pistolas y disfrazarlo de reconquista patriótica. El abyecto Funeralísimo se rió durante treinta y ocho años de esos intelectuales a los que despreciaba y de los soldados por lo civil que con sus camisas azules y su retórica barata le habían vestido de emperador sin corona de la media España que no había sido asesinada o estaba en el exilio.
Desde los lugares a los que habían huido y desde los que no podían regresar porque los hubieran fusilado nada más cruzar la frontera, escritores como Rafael Alberti cantaban en sus versos a la patria perdida que tanto querían. Pero el autor de Sobre los ángeles era republicano, un comunista y, por lo tanto, un ejemplo de libro de la anti-España. Como Antonio Machado, como Miguel Hernández, como María Teresa León… Volver a esa división de las y los ciudadanos entre quienes tienen derecho a su país y los que no, es una muestra de cómo la política se ha encanallado y de hasta qué punto blanquear a la ultraderecha porque vas a tener que gobernar con ella o quedarte en la oposición resulta muy peligroso. El nuevo líder de la formación de la calle de Génova ha demostrado que, efectivamente, está al frente de una derechita cobarde, como la describen sus socios, y es incapaz de hacerle frente, ni a la de fuera ni a la de dentro. El centro puede esperar, se llamaría la película.
Los argumentos que les sirven para justificar la atrocidad del “Sánchez o España” son los de siempre, el terrorismo que ya no existe, el independentismo que no sucederá, los pactos que denuncian cuando ellos mismos los hicieron en el pasado, los acaban de hacer apoyando una iniciativa de Bildu y votando de su mano en el parlamento vasco, y los volverán a hacer en el futuro en cuanto los necesiten para que les salgan las cuentas. La historia se repite y ellos también se ríen de quienes propagan sus eslóganes y les hacen de palmeros, cuando son los mismos a quienes van a dejar en la cuneta en cuanto entren en La Moncloa: tú vótame, que yo te botaré. España no es de nadie, porque es de todas y todos, se la puede querer desde la derecha y desde la izquierda, pero yo siempre sospecho de quienes se la atribuyen, la consideran su finca: la bandera no tiene nada de malo, lo peligroso son algunos abanderados que, en realidad, no la llevan: trepan por ella. Con toda la humildad, déjenme que comparta con ustedes un poema del libro que acabo de publicar, Paradero desconocido, que demuestra dos cosas: que yo no soy ni Antonio Machado, ni Miguel Hernández, ni Alberti, pero que desde mi forma de pensar se puede querer, y mucho, a este país lleno de gentes y cosas maravillosas. PAÍS
En mi hermoso país hay treinta y cuatro ríos, tres mares y un océano, más de ocho mil ciudades y menos de cincuenta millones de personas;
se hablan seis idiomas y hay cinco fronteras, once islas, trescientos días de sol al año y casi la mitad de sus quinientos mil kilómetros cuadrados la ocupan las montañas.
Mi país lo visitan en un año normal alrededor de cien millones de extranjeros y muy pocos se marchan sin ganas de volver. A otros paraísos sólo puedes llegar siguiendo a la serpiente; al nuestro, basta un vuelo de línea regular.
En mi país hay gente de derechas e izquierdas, que, por lo general, como dice Machado, es, en el buen sentido de la palabra, buena y cuatro indeseables que nos roban, que se lo quitan todo a las que no lo tienen, los que oyen en las puertas que les cierran batir las alas de un dragón y saben que en una sola lágrima cabe una tempestad.
No siempre los que ondean las banderas son los mismos que lloran si arden nuestros bosques, sufren al ver las casas que derribó un volcán o, en los años de plomo, sentían que las balas que mataban a otros, a ellos les partían en dos el corazón.
En mi país no hay grandes yacimientos de gas ni pozos de petróleo, ni minas de diamantes… pero el oro crece en los olivos, y las obras de arte hierven en las cocinas. Lorca inventó la luna, Cervantes las novelas, Velázquez el azul y Goya el miedo.
Sé que también nos sigue esa leyenda negra que dice que aquí mandan la pereza y la envidia, que vivimos al borde de otra guerra civil… Pero lo que yo veo es a mujeres y hombres que se ganan con sus manos el pan y no sueltan la tuya cuando vas a caer.
Mi hermoso país se llama España y es la capital de la alegría.
Tema: Re: Benjamín Prado Mar Jun 13, 2023 12:09 pm
Primero tocan la trompeta del apocalipsis y luego le dan la vuelta y la usan para la ley del embudo
No todo vale, oímos decir a menudo a unos políticos de otros, resaltando la manera en que algunas y algunos se pasan de la raya, sacan los pies del tiesto o, como se dice ahora, cruzan líneas rojas que deberían ser respetadas. Lo contrario, que todo valga, es en muchos sentidos una negación de la propia democracia, que si de algo va es de ponerle normas y límites a la convivencia, para que los de siempre no se lleven lo de todos y además a cualquier precio, caiga quien caiga y lo que caiga, incluido el propio sistema. La lucha por el poder, sin embargo, está llena de golpes bajos y árbitros comprados, de manera que con frecuencia no gana el mejor, sino el más tramposo y no llega antes quien más corre, sino quien no se para ante nada.
Las ideologías no están de moda, igual se han muerto como, dicen que lo hicieron Dios, la novela y qué se yo cuantas cosas más, pero si no se han muerto tampoco están de parranda, sino que han sido suplantadas por términos vagamente filosóficos como el neoliberalismo, cuando no por argumentos utilitarios como la macroeconomía, que intenta hacerse pasar por una visión realista y práctica de estas sociedades entregadas a la religión que más gente practica en este mundo: la del dinero.
En España, a las mismas puertas de unas elecciones, los partidos entran en contradicción con sus propias consignas un día sí y otro día también; ya hemos visto lo que dice la actualidad, que sumar y vetar pueden ser verbos sinónimos, aunque parezcan lo contrario, y si lo analizamos un poco más en profundidad vemos que la humillación pública a Unidas Podemos deja claro que en ese terreno lo que conviene se hace suceder, por darle la vuelta a esa frase atribuida a Shakespeare. Y aún lleva más allá el mismo utilitarismo sin principios el hecho de que los líderes del Partido Popular se rasguen las banderas porque el Gobierno acepte un voto de Bildu en el parlamento de la nación, mientras ellos mismos los avalan en el del País Vasco o, en el colmo de la desfachatez, clamen contra el independentismo catalán que quiere romper España y tal y tal, al mismo tiempo que su formación va a propiciar que en Barcelona sea alcalde Trías, hombre del fugado Puigdemont, todo con tal de que no gobierne el PSC. Las líneas rojas a veces son azules. El centro no existe, pero los medios sí, y muchos de ellos prestan sus altavoces al griterío que hace que se oiga más no al que más tiene que decir sino al que más chilla. Faltan matices y sobran atizadores. Y todos los guisos llevan sal gruesa. Y todas las reglas son exclusivamente para los demás. La socialista histórica Amparo Rubiales deja la presidencide a del PSOE de Sevilla tras llamar "judío nazi" a Bendodo, del PP. Bien, pero eso es poner alto el listón de la tolerancia al insulto para que luego se lo pasen por abajo personas tan relevantes como Isabel Díaz Ayuso, que llama de forma recurrente a Pedro Sánchez “filoetarra” y amigo de terroristas. ¿Va a dimitir ella también? No lo verán los ojos de nadie, es lo que tiene la ley del embudo, que cuando le das la vuelta sirve de trompeta del apocalipsis y contribuye a incrementar la algarabía que hay quien quiere hacer pasar por un himno patriótico. Las encuestas, por su parte, dicen que esto va a ser un paseo militar para Feijóo y los suyos. Viendo lo que ha pasado en la capital, uno ya se las cree. O, para ser más exactos, uno ya se lo cree todo.
Tema: Re: Benjamín Prado Mar Jun 20, 2023 11:53 am
No lo llames sanchismo, se llama socialismo
La derecha española siempre le ha tenido miedo a la palabra “socialista”, y parte de la izquierda también. La derecha inventa sustantivos con el nombre o el apellido de los presidentes del PSOE, en el pasado habló de felipismo y en la actualidad habla de sanchismo –a Zapatero preferían llamarlo Bambi, sin duda para convertir su talante moderado y su buena educación en un indicio de falta de carácter–, cualquier cosa, con tal de esquivar las palabras “socialista” o “socialismo.” A la ultraderecha, obviamente, el término le resulta diabólico a la manera en que se lo parecía a la dictadura que a ellos les resulta tan admisible, ya lo dijo su propio líder Abascal: “Estoy seguro de que hay gente en Vox crítica con el franquismo, otros que no tienen una posición sobre el franquismo y otros que defienden la obra de Franco. Todos tienen cabida en Vox, porque nosotros no decimos a los españoles qué es lo que tienen que pensar sobre el pasado.” Eso es, a él y a su gente les importan un bledo los cientos de miles de víctimas que causó el asesino de El Pardo, seguramente porque los siguen considerando “antiespañoles.”
¿Por qué le tiene miedo la derecha española a la palabra “socialismo”? Porque esta describe una filosofía política que busca democratizar la vida de las y los ciudadanos y dignificar su existencia a base de sumar derechos colectivos y limitar los privilegios de unas minorías que luchan contra el bien común porque una gran parte de sus beneficios salen de la escasez ajena. Y, claro, hay oligarquías económicas que por ahí no pasan. Parte de la izquierda también ha tenido cierto reparo a llamarse “socialista”, incluso se buscaron alternativas como “socialdemocracia” o “progresista”, contra las que hay poco que oponer, pero que no dejaban de tener su matiz. Supongo que el temor a la algarabía de los rivales, siempre eficaces en el arte de ridiculizar, o directamente criminalizar, las señas de identidad del adversario, está en la raíz de este extraño deporte de llamarse uno a sí mismo por un alias o seudónimo. Como si en este terreno se quisiera tranquilizar a las élites diciéndoles: “no se alarmen, que somos socialistas, pero poquito.” El mantra de la derecha, según los sondeos, parece que cala: hay que derogar el sanchismo, repiten los encuestados para justificar el sentido conservador de su voto. Y hablan de esas cosas de las que hablan en el PP: la ETA que ya no existe, el independentismo que ellos multiplicaron por diez y demás erres que erres. Hablan de los pactos vergonzosos con Bildu que ellos mismos hicieron y siguen haciendo en Euskadi, que cuando era alcalde de Vitoria defendía Maroto, hace cuatro días defendió Sémper y ahora defiende apasionadamente el actual secretario general del PP en Guipúzcoa. Alguna gente no oye ni ve eso, se deja llevar por el ruido. “Hay que derogar el sanchismo, y punto.” Resulta obvio que la izquierda no consigue lanzar su mensaje ni hacer valer sus logros, que han sido muchos más que los errores en esta legislatura. A lo mejor la clave está en volver a sentir orgullo de lo que son y deben ser: socialistas, sin aguar su propia bandera para que sea menos roja. Porque el hecho de que vote contra ti alguien a quien le has subido el sueldo mínimo o la pensión es algo muy raro. Hay que mirárselo.
Tema: Re: Benjamín Prado Mar Jun 27, 2023 11:38 am
Guardiola nos ha engañado, se miente o las dos cosas
La política es cálculo, dicen, y eso resulta desalentador porque no parece dejar sitio para los principios: si no me benefician, tengo otros. A menudo da la sensación de que el último resto de sinceridad o inocencia que queda en ese territorio es el de quienes son engañados una y otra vez, creen en promesas que no se cumplen, frecuentemente las mismas que ya no se cumplieron antes y hechas por las y los mismos, embaucadores que siempre confían en la poca memoria de sus víctimas o dan por hecho que los pueden hipnotizar con el ondear de una bandera. No seré yo quien diga que no les funciona el truco, a la vista de lo que pasa y de la violencia imperante entre muchas personas volcadas, a través de las redes sociales, en el insulto, la descalificación, la ira manipulada para producir enfrentamiento y la aniquilación, de momento verbal, de quienes piensan de otra manera, que tan buen caldo de cultivo son para la propagación de la ultraderecha y sus mensajes terribles.
La líder del Partido Popular en Extremadura, María Guardiola, recibió parabienes a derecha e izquierda por su aparente ruptura con Vox, un partido, dijo, con el que no podía ir a ninguna parte ni acordar nada mientras siguiera negando la violencia de género, que según ellos no existe, y siendo xenófobo. Si había que convocar otras elecciones, se haría, enfatizó. Muchos la alabamos en ese momento e incluso creímos que su gesto podría inaugurar un nuevo estado de cosas, despertar conciencias, ser el primer paso en el camino hacia la reconquista de ese espacio conservador que tantos le reclaman a Feijóo y los suyos y que estos tratan de hacer ver que también es su objetivo… mientras con los hechos demuestran lo contrario: que están dispuestos a lo que sea, con quien sea y caiga quien caiga, con tal de llegar a La Moncloa. Ahora, la propia Guardiola da marcha atrás y dice que es “imprescindible” el “diálogo y el acuerdo” con Vox en Extremadura. Tenían razón quienes no la creyeron y sostenían que todo era un paripé, un movimiento estratégico de presión para acabar en el mismo sitio y de la mano de los mismos extremistas que niegan las bases mismas de la democracia, porque ellos siguen pensando igual; no han cambiado, al contrario, se sienten fuertes, los votos les avalan y en consecuencia les imponen a sus aliados medidas que lesionan gravemente los derechos de algunos colectivos. Tenían razón quienes dudaron de Guardiola; nos equivocamos el resto, quienes le dimos la enhorabuena y pensamos que actuaba de buena fe y movida por convicciones honestas. ¿Guardiola nos engañó desde el principio, se ha mentido a sí misma o las dos cosas? Lo de menos es si su giro radical, en todos los sentidos del término, lo ha hecho en solitario u obligada por la dirección nacional del PP, que está dominado por su pareja de baile, sabedora de que hará cualquier cosa, por indigna que sea, para hacerse con el poder: ellos se tragan el sapo y los demás se intoxican. La lección es preocupante, viene a dejarnos claro que todo vale en esta carrera hacia los bancos azules del Congreso. Los altavoces cada vez sonarán más fuertes, de aquí a julio; las encuestas se afilarán; los discursos elevarán su grado de agresividad; los bulos se multiplicarán hasta el infinito… Será una campaña a cara de perro, como suele decirse. Admitir que la política es cálculo supone emparentarla con el cinismo y aceptar que el fin justifique los medios, que es lo que estamos contemplando que ocurre. Lo que dice Guardiola, que la ultraderecha es “imprescindible”, dibuja un panorama sombrío: si ese es el horizonte, cómo será el infierno, que es donde vive el diablo al que el PP ha vendido su alma.
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Tema: Re: Benjamín Prado Dom Jul 02, 2023 11:12 am
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Tema: Re: Benjamín Prado Mar Jul 04, 2023 10:47 am
La opción no es “Sánchez o España”, sino “Ultraderecha o derechos”
La derecha se opone a los derechos. Esto, aquí en España, es tan así desde los tiempos de Fraga hasta los de Feijóo, que la segunda lista que se le puede hacer al Partido Popular más larga que la de sus casos de corrupción –se estima que son, por ahora, doscientos sesenta y ocho– es aquella en la que se citen las conquistas sociales que combatió, denunció o trató de impedir de una u otra manera, con votos en contra, con campañas de todo tipo, incluidas las manifestaciones compartidas con las autoridades eclesiásticas, o con recursos tanto políticos como judiciales: el aborto, el divorcio, el matrimonio igualitario o la eutanasia, la leyes de igualdad, antitabaco y de cambio registral de personas trans… Lo paradójico –que ya sabemos cuántas veces bordea lo cínico– es que después de hacer frente a esas medidas, las practicó, ya que sus líderes pusieron fin a sus matrimonios o se casaron con personas del mismo sexo, y al llegar al poder no las derogó. O sea, lo mismo que hacen ahora con la reforma laboral contra la que clamaron por tierra, mar y aire y ahora dice su jefe que no es tan mala y que si gobierna no la echará abajo. No se sabe si mintió antes o después, pero uno se inclina a creer que las dos veces.
¿Por qué ocurre esto? La explicación habitual es que algunas de esas cosas las hacen “para contentar a una parte de su electorado.” Cuando piensa uno a quiénes se refiere eso, crece la preocupación: la democracia consiste en avanzar, no en quedarse quietos para que no se enfaden los que no participan en la carrera. Ser conservador está bien cuando hablamos de no perder lo que merece la pena, y es un problema cuando vale para evitar el progreso. Por eso además de la palabra conservador existe la palabra reaccionario.
El ataque que hacen los extremistas a los que ha unido su suerte Feijóo y con los que, en consecuencia, está dispuesto a ir hasta el fin en su carrera hasta La Moncloa, supone un retroceso de décadas en el nivel de libertades del país. Esta no es la fábula de la liebre y la tortuga, sino la historia de la tortuga y el lobo feroz. A falta de verdaderas ideas, estos oportunistas se dedican a repetir cuatro soflamas patrióticas y, como no tienen límites, sólo líneas rojas para los demás, recurren a la bajeza de usar el dolor de las víctimas del terrorismo ya extinguido para avivar el fuego. Y, a partir de ahí, se dedican a tratar de meterse en la vida de la gente, en lugar de trabajar para mejorarla; a preocuparse de lo que hacen. Será que trabajar no es lo suyo, tan acostumbrados como están a vivir del cuento ideológico a base de chiringuitos y mamandurrias, que diría una de sus mentoras, Esperanza Aguirre, famosa por salir por la puerta de atrás de la Gürtel y por encima de las motos de la policía cuando le van a poner una multa de tráfico los municipales: “Antes que Sánchez, cualquier cosa”, ha dicho el otro día la lideresa venida a menos, y con esa sentencia resume de lo que es capaz esta derechita cobarde: de todo, absolutamente de todo. Cualquier cosa, hasta la que, con toda claridad, pone en peligro nuestra convivencia. Ya se sabe que la ola ultra recorre el mundo, que no somos un caso aislado, pero aquí resulta sorprendente su crecimiento, al menos en las encuestas, porque eso dibuja una radicalización preocupante del electorado. No deja de ser curioso que mientras el Gobierno y su presidente reciben día sí y día también los parabienes de la Unión Europea y Estados Unidos y las perspectivas de todos los organismos de control internos son positivas, el Banco de España, el INEM y demás hablan de un futuro esperanzador, el paro disminuye, la afiliación a la Seguridad Social sube y la tasa de inflación es la más baja del continente, aquí PP y Vox puedan contrarrestar todo eso con tres sonsonetes sobre la unidad nacional, la independencia y Bildu, esa formación con la que ellos pactaron, con la que se ufanaban, de hecho, de poder llegar a acuerdos: no hace falta ni ir a la hemeroteca, donde hay casos por todo el mundo conocidos, basta con escuchar ahora mismo al secretario general del PP en Guipúzcoa, que se pregunta en voz alta por qué no iba a aceptar propuestas de esa formación que supusieran beneficios para las y los ciudadanos de su región. La hipocresía debería tener un precio, no un premio. En julio veremos cuál de esas dos cosas va a recibir. Ellos dicen: “Sánchez o España.” Se les podría responder: “Ultraderecha o derechos.”