No llorar, que no es un drama

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No llorar, que no es un drama

426 partidos políticos desde su creación, han desaparecido de España. Alguno de ellos de gran renombre y bien posicionados en cuanto a territorio y militantes.

En estos momentos, entre los que están en el parlamento, alguno está en vías de desaparición y engrosará esa lista. Así es la vida debieran sus militantes reconocer. Nada puede ser igual durante mucho tiempo.

Los hay que se han ido adaptando a los tiempos, otros que ha sido meras fotocopias de alguno ya desaparecido, por lo tanto poco recorrido tiene una vez se les conoce, ya que en política, como en todo en esta vida, o te renuevas o caes por el precipicio de la inutilidad de mantener lo que la sociedad no quiere.

Y como el mal a nadie deseo, a los que ven las orejas al lobo e intuyen su desaparición, aconsejarían cambien de ropaje. Pretender interpretar, pongo por caso, “La gata sobre el tejado de cinc” de Tennese Williams, y escrita en 1955, con ropajes propios del “La vida es sueño” de Calderón de la Barca, de 1635, es un absurdo, una temeridad, pues se expone a recibir del respetable, en vez de aplausos, un fuerte silbido y pataleo, que traducido a la política es verse apeados de los parlamentos. Y, como creo que mis lectores son gente muy inteligente, mucho, mucho, mucho, habrán entendido que por ropajes quiero decir ideas.

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