Los obispos de Catalunya se han mostrado muy críticos con las manifestaciones de la Conferencia Episcopal Española en contra de la amnistía. Ayer, el secretario general y portavoz de la institución, Francisco César García Magán, dijo que se manifestaba en contra de la ley de amnistía y que el Estado español no vivía una “situación histórica excepcional” que justificara la medida. Sobre la amnistía de los crímenes del franquismo y las torturas de esta dictadura, no dijo nada; claro, que si a san Caudillo lo entraban a los templos bajo palio, sería una aprobación y bendición apostólica y arzobispal a sus santos crímenes, como solo mataba rojos...
Es muy curioso que los “llamados” a sí mismos representantes de Cristo en la tierra, una auténtica hipocresía, se decanten contra un perdón que podría solucionar parte del conflicto España-Catalunya. Seguramente García Magán sea de los que añoran la santa Inquisición y las hogueras expiatorias para aquellos que se salgan de sus normas y las palabras de Cristo sobre perdonar, no vaya con ellos, con su dignidad, o su poder de todo tipo, incluido el económico del que tan apegados son.
Los obispos catalanes han pedido mantener “una neutralidad edificante y respetuosa” ante la posibilidad de una ley de amnistía y han dicho que las declaraciones de García Magán son, en todo caso, “una valoración jurídica personal del tema”. En un comunicado, dicen que “la Iglesia siempre se guía para favorecer la igualdad, la cordialidad, el diálogo y el trabajo para hacer una sociedad nueva y buena” y que “favorecer el partidismo o alabar una determinada posición no es ni bueno ni, desgraciadamente, nuevo”. Esto será la idea de los obispos catalanes, pero queda claro que los obispos españolistas, que creen que su dios el es dios de España, que su virgen es la que no quiere ser francesa, sino capitana de la tropa aragonesa, no lo entienden así, y hacen de ese Dios Universal, un dios pequeño, raquítico, provinciano, cuando no casposo y de pandereta.
Son de los que prefieren ver a sus imágenes enjoyadas hasta la ridiculez (joyas sonsacadas al pueblo con engaños) que mejor servirían para dar de comer a tanto niño hoy necesitado, pero que en cabezas como coronas o diademas, en cuellos como collaresy colgantes yen dedos como espléndidos sellos de oro y perlas en sus vírgenes de madera o escayola, están en su poder. Teniendo estos tesoros, sus mesas se cubren de ricos manteles, las viandas exquisitas, los buenos vinos no faltan ni los dulces a los que son tan aficionados. Y alguno hasta luce largas capas como modelo en pasarela de alta costura.
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el.loco.lucas Administrador
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Tema: Re: La Conferencia Episcopal Española contra la amnistía Dom Oct 01, 2023 7:38 pm
Los de la Conferencia Episcopal Española son más fachas que cristianos. De tanto llevar a Franco bajo palio al final se pervirtió la institución.
marapez V.I.P.
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Tema: Re: La Conferencia Episcopal Española contra la amnistía Lun Oct 02, 2023 12:13 am
Tema: Re: La Conferencia Episcopal Española contra la amnistía Lun Oct 02, 2023 9:21 am
Estan ellos como para meterse en política. Que se ocupen de lo suyo, que bastantes lios tienen.
marapez V.I.P.
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Tema: Re: La Conferencia Episcopal Española contra la amnistía Lun Oct 02, 2023 9:56 am
Con la conferencia episcopal hemos topado
La Conferencia Episcopal española carece de opinión sobre el caso del cura que drogaba y abusaba de feligresas, fue denunciado por su novia y acabó trasladado de parroquia para encubrir y silenciar sus presuntos delitos. Por boca de su portavoz, César García Magán, obispo de Toledo, hemos sabido que ese es un asunto del Obispado de Málaga y que la Conferencia no tiene nada que decir sobre un caso que no representa una anécdota terrible o un caso aislado, sino otro episodio más en un patrón de encubrimiento delictivo que la Iglesia católica española lleva repitiendo desde hace décadas en cientos de casos. A los pederastas y violadores se les trasladaba y se les sigue trasladando de parroquia cuando hay denuncias, para que puedan seguir con su actividad depredadora entre otra feligresía desprevenida mientras se silencia, se humilla, se aísla, se desprestigia o se intenta comprar a las víctimas que van dejando a su paso, encubiertos por la curia y su poder. La Conferencia Episcopal sí tiene, en cambio, posición clara sobre la hipotética amnistía y ha sentido la imperiosa necesidad de comunicársela al mundo. Por boca del mismo portavoz y en la misma comparecencia, hemos sabido que su eminencia considera que la amnistía es “una herramienta excepcional para momentos históricos excepcionales”, como el final de la dictadura franquista contra la que tanto luchó y se pronunció la Iglesias mientras repartía extremaunciones. En España, sostiene su eminencia, no estamos en un momento histórico excepcional que demande esa herramienta extraordinaria. La prueba era que ahí estaba Núñez Feijóo, presentándose con normalidad a su investidura en una sociedad que debe respetar la legalidad y la separación de poderes. Al día siguiente, en una nota tan ambigua como calculada, los obispos catalanes atribuían las palabras a una posición personal, no de la Iglesia; ellos están por la “neutralidad ” porque activar el partidismo “ni es bueno, ni es nuevo”. Pero lo cierto es que la Conferencia, a día de hoy, no ha desmentido oficialmente a su portavoz. Cuesta entender cómo casa este argumento de la excepcionalidad de la herramienta y el momento con la amnistía que el gobierno de Portugal acaba de conceder a todos los menores de 30 años con motivo de la visita del Papa y las jornadas mundiales de la juventud. Parece que la compasión y el perdón que predican no posee carácter universal sino selectivo. A lo mejor una visita del Papa es todo lo que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz necesitan para tener el apoyo entusiasta de los obispos españoles. Aún cuesta más entender cómo una institución de por sí basada en el perdón, pero que, además, ha usado y usa de manera regular y sistemática una especie de amnistía clandestina para encubrir y proteger a cientos de sus miembros de sus responsabilidades penales por delitos sexuales, sustrayéndolos a la acción de la justicia y sin respeto alguno por la separación de poderes o la legalidad, puede considerar inapropiada e inoportuna una medida que se concedería de manera pública y por ley, sobre hechos y acciones de una carácter bastante menos amoral e indecente y donde, al menos, sabremos a quién y quién amnistía, de qué se amnistía y por qué. Si hay una institución que lleve en su cultura organizativa aquello de que el perdón bien entendido empieza por uno mismo, ésa es la Iglesia católica española; aunque ya se sabe que sus eminencias prefieren administrarlo en la oscuridad y la reserva de los confesionarios.