[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Es, sin duda alguna, una imagen difícil de borrar: estás teniendo relaciones sexuales con tu pareja en la habitación cuando, de repente, tu hijo o hija abre la puerta y los sorprende en pleno acto.
De nada valieron las precauciones que ambos suelen tomar –esperar a la noche cuando todos duermen, cerrar bien la puerta, etc.– porque, por alguna desafortunada razón, tu pequeño o pequeña irrumpió en el dormitorio en el momento menos indicado.
Bien pudo haber sido por una pesadilla, un malestar, hambre o simple curiosidad a raíz de algún ruido escuchado procedente de la recámara, pero –independientemente del motivo– la realidad es que se trata de una situación sumamente incómoda tanto para los padres como para el menor.
La sexóloga Alicia Fernández señala que, ciertamente, es un escenario “trágame tierra”, pero aclara que descubrir a papá y mamá en acción no tiene que ser necesariamente traumático para el niño o la niña, siempre y cuando la escena no sea violenta.
“A pesar de que se les pide que manifiesten calma y naturalidad en ese momento, los papás van a sentir hasta cierto punto vergüenza de que su hijo o hija lo haya visto en ese plano íntimo. Suelen sentirse un poco abochornados porque no se esperaban esa sorpresa, que hará que el deseo sexual del momento y la erección desaparezcan por completo”, asegura la doctora Fernández, quien labora en la Clínica de Sexualidad Humana.
“El menor, dependiendo de la edad que tenga, va a ver que algo está pasando y, si tiene digamos entre tres y seis añitos, va a presentar ese nivel de curiosidad infantil. Ya el adolescente va a saber que están teniendo relaciones sexuales y, al igual que sus papás, se va a sentir abochornado de verlos teniendo sexo porque sabe que eso forma parte de la intimidad de las personas”, explica la especialista.
¿Qué hacer?
Aunque nadie quita que es un evento penoso, la realidad es que los padres deben manejar la situación con serenidad y madurez para que el pequeño o adolescente procese sanamente lo que vio.
La sexóloga Fernández menciona que lo indicado es poner el tema sobre la mesa y hablar tranquilamente de lo que pasó, siempre teniendo en cuenta que la conversación debe adecuarse a la edad del menor.
“Dialoga con él o ella y dile que explique por qué razón no respetó las normas de privacidad establecidas –si es que las tienen–, como tocar la puerta antes de entrar, y pregúntale qué pensó que estaban haciendo. A base de la respuesta, explícale al nivel de su edad lo que vio, siempre con mucha normalidad, en un tono suave y dulce”, destaca la experta.
“Si, por ejemplo, tiene unos cinco años y te dice que estaban jugando, lo que le debes contestar es que sí, que es un juego de adultos entre papá y mamá. No le des más información de lo que te pregunta. Ya si tiene unos nueve años, hay que explicarle que sus papás estaban haciendo el amor, lo que implica decirse cosas bonitas, acariciarse y unir sus cuerpos”, detalla la doctora, presidenta de la Asociación Puertorriqueña de Educación, Consejería y Terapia Sexual.
La especialista añade que, en el momento que son sorprendidos, los padres deben evitar separarse bruscamene como “si estuvieran haciendo algo malo”. Esto puede conducir a malentendidos y agrandar mucho más el hecho.
“Bajo ningún concepto la sexualidad debe tratarse como algo malo, sucio, obsceno o pecaminoso. Los padres deben dejarle saber al menor que el acto sexual es una conducta de adultos que se aman”, puntualiza la doctora Fernández.
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