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11 abril 2013 - 19:54 - Autor: zoomboomcrash
Le he dado tantas vueltas… ¿Por qué
Google no nació en España? ¿Es un problema de creatividad? ¿De ideas? ¿De empeño?
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Estudié con detenimiento la forma en que nacen y prosperan los
emprendedores en EEUU. Hablé con algunos expertos. Leí historias divertidas.
Y esto es lo que puedo resumir:
1. En Estados Unidos
se enseña a emprender a los niños desde pequeñitos. Es normal que una niña monte un puesto de venta de
limonada en el jardín de su casa. En España eso es imposible porque: a)
las pocas casas con jardín tienen un muro y nadie habría visto a la
niña. b) Casi nadie vive en casas con jardín sino en pisos. c) el
policía municipal habría pedido a la niña licencia para vender limonada y
le habría puesto una multa.
2. En Estados Unidos, los
profesores enseñan a admirar y respetar a los emprendedores: desde Edison a Jobs, los modelos de
emprendedores están en la base de la educación, de su historia. En
España, los profesores no enseñan a respetar y admirar a los
empresarios. Como dice Mónica Oriol, del Círculo de Empresarios, “en
nuestras escuelas se enseña que el empresario es un explotador de
trabajadores”, y es lo que aparece también en los libros de texto.
3. En Estados Unidos
es muy fácil montar una empresa.
Uno es responsable de saber si está violando alguna ley o norma. Y si
es así, el estado le castigará a posteriori. En España, antes de abrir
una empresa hay que demostrar que no se va a violar ninguna ley y por
eso se retrasa tanto la apertura.
4. En Estados Unidos los emprendedores que
fracasan gozan de respeto social. En España, no se les quema de milagro. Son unos apestados, marginados y se hace mofa de ellos.
5. En Estados Unidos
se puede hacer negocio en todo
el país desde el primer día. En España hay que obtener los permisos de
cada comunidad autónoma: horarios comerciales, ubicaciones,
instalaciones… cada detalle es diferente. Como dice Catalina Hoffman,
que fundó Vitalia con 24 años (y tiene 500 empleados ya), “cuando
explico en EEUU todas las trabas que hay en España me preguntan: ¿por
qué el estado odia a los emprendedores?”.
6. En Estados Unidos muchas empresas
comenzaron en un garaje.
Apple, Microsoft, Google, HP… son un ejemplo. En España, según la
normativa de las fincas urbanas, los garajes son para los coches.
7. En Estados Unidos, los emprendedores
consiguen financiación de venture capitalist, de bancos, de vecinos, amigos, fundaciones y
hasta de amas de casa. Google despegó cuando un inversor arriesgado les
dio 100.000 dólares ‘por la cara’ tras visitarles en su garaje. En
España, para que un banco te preste dinero tienes que venderle el alma. Y
ahora, te presta menos que nunca.
8. En Estados Unidos, emprender es una
aventura admirada por la sociedad. En España, el que se va de su empresa o abandona su
puesto fijo, y se lanza a una aventura empresarial está enajenado. El
pobre…
9. En Estados Unidos, salen miles de
libros cada año sobre cómo emprender,
cómo evitar errores, cómo tomar decisiones, cómo organizar una forma
de trabajo eficaz, cómo hacer planes de negocio, como maximizar
esfuerzos, cómo estimular equipos… En España, más del 50% de las nuevas
empresas fracasan antes del primer año porque el emprendedor creía que
bastaba con ‘la idea del billón de dólares’. Sólo leía a Ken Follet y
cómo construir catedrales.
10. En Estados Unidos,
salir de casa a ganarse la vida a los 18 años y resolverse sus problemas es normal. En España, muchos
jóvenes esperan en el sofá a que el sistema les resuelva la vida;
llámese sistema: a) oposiciones del estado. b) enchufes de papi. c) La
Caixa.
Carlos Salas El
físico Stephen Hawking dice que todo se puede explicar con palabras y
con dibujos. La economía también. Por eso me he empeñado en explicar la
economía para todo el mundo con descripciones visuales: perfiles que
parecen fotos, reportajes que parecen películas… Llevo más de 25 años en
la prensa económica y creo que cada vez hay más interés en la economía.
He pasado por Actualidad Económica, El Mundo, Capital, El Economista y
Metro, y en todos esos medios he tratado de acercarme al lector de una
forma amena, convirtiendo lo incomprensible en digerible, a veces con
humor.
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