Teniendo en cuenta que la probabilidad de que un español levante el culo del sofá (aunque sea un parado, un pensionista o un afectado por la crisis y lo recortes) es mínima, por muy cabreado, indignado y hasta los cojones que esté, cabe pensar que si se llena el país, día sí día también, de gente expresando su indignación, debe ser que hay una masa muy amplia hasta las pelotas (es una cuestión de probabilidad, no hay que ser un lumbreras para darse cuenta). Eso por no hablar de que en casi cualquier círculo de personas (o algo parecido a seres humanos) que se hable de la gestión del gobierno, resulta que el 80% está hasta las pelotas y el otro 20% no sabe/no contesta; conozco personas de derechas (que no fachas) que están hartos también, pero claro salir a la calle cuesta, que te soben y eso, y para ponerse a gritar y a llevar una pancarta, hay que tener ganas.
Mi estadística personal se basa no solo en mi escaso contacto humano (que es más que suficiente, por cierto), sino también (por no decir mayoritariamente) en lo que observo, he observado, y escucho y he escuchado. Y conste que tengo especial predilección por lo que no me gustaría oír.