Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 2:53 am
Buenas,
Se diría que los dos únicos personajes seguros de sí en toda la historia son la oruga o gusano que fuma -con su tinglado freudiano como indicas- y el muy cuántico gato de Cheshire -en este caso con un bagaje a lo Schröndiger detrás suyos, y, a ratos, la propia Alicia, que asume con el mejor pragmatismo del que es capaz las disparatadas pero lógicas situaciones en las que se encuentra.
Ni el gusano ni el gato están perdidos en absoluto, mientras que la desorientación de los demás personajes es casi total, tal vez el Sombrerero, antes de matar el tiempo, pudiera asimilarseles pero una vez perdido el control del tiempo y entrado en su bucle ya no.
Sin embargo, todas las seguridades e inseguridades se basan en los parámetros lógicos del subterráneo mundo de las Maravillas, que nada tienen que ver con los nuestros o...tal vez algo así, por un motivo: podemos identificarlos.
Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:04 am
El gato cuántico de Cheshire
Hola a todos,
Ciertamente el gato es cuántico, hay un verso dedicado al gato de Schrödinger que cambiándolo por "Cheshire" cuadra perfectamente, es éste:
El gato de Schrödinger es un gato misterioso, ilustra las leyes:
Las cosas extrñas que hace no tienen causa aparente;
Confunde a los deterministas y les llena de desesperación,
Pues cuando tratan de agarrarlo -¡el gato ha desaparecido!
El gato de Schrödinger es un gato mistterioso, toma decisiones al azar;
Su masa es levemente alterada por una nube de gatitos virtuales;
Las fluctuaciones del vacio dejan su huella en el aire
Pero si tratáis de encontrarlo ¡el gato cuántico ha desaparecido!
El gato de Schrödinger es un gato misterioso, es muy pequeño y ligero,
Y si intentáis acorralartlo desaparece por un túnel;
Así cuando el cruel científico lo confina en una caja
Con cápsulas de veneneno activadas por extraños relojes atómicos,
No está ni vivo, ni muerto ni mitad y mitad: Yo juraría
Que cuando han determinado el espacio propio - ¡simplemente ha desaparecido!
(Original en inglés de John Lowell, aparecido en el número de abril de 1989 de la revista Physics Today, traducción de Josep Llosa)
Pero no sólo es el gato de Cheshire cuántico, en los mundos de Dodgson hay más comportamientos de ese estilo, así sucede también en "A través del espejo", cuando en un momento dado cuanto más se acerca el observador a un objeto más se aleja éste -creo recordar que sucede en el viaje de Alicia en tren, pero lo digo de memoria-.
Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:07 am
Quasitor escribió:
Quasitor escribió:
Respuesta de Sukubis
¿Quieres un beso en el sombrero, mi incubo? Hablando de carreras locas, mira esta noticia que me ha resultado peculiar, vamos no es algo que ocurra todos los días... [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
¿Te imaginas Una carrera de tortugas que le ganan la mano a los aviones?
Buenas noche, mi querido Quasitor. Que tengas dulces sueños.
Hola Súcubo,
En el sombrero y en más sitios .
Es curioso, pero las dos noticias recuerdan a Dodgson, tiene un relato sobre lógica alrededor del tema de Áquiles y la tortuga y la bandada de gansos lo mismo se estaban secando mediante una carrera...
O calentando los huevos, querido Incubo... vaya usted a saber... lo que si es cierto es que no es una historia que se vea todos los días...
Me das un beso? Estoy coleccionándolos
Quasitor Moderador
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Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:08 am
Quasitor escribió:
Buenas,
Se diría que los dos únicos personajes seguros de sí en toda la historia son la oruga o gusano que fuma -con su tinglado freudiano como indicas- y el muy cuántico gato de Cheshire -en este caso con un bagaje a lo Schröndiger detrás suyos, y, a ratos, la propia Alicia, que asume con el mejor pragmatismo del que es capaz las disparatadas pero lógicas situaciones en las que se encuentra.
Ni el gusano ni el gato están perdidos en absoluto, mientras que la desorientación de los demás personajes es casi total, tal vez el Sombrerero, antes de matar el tiempo, pudiera asimilarseles pero una vez perdido el control del tiempo y entrado en su bucle ya no.
Sin embargo, todas las seguridades e inseguridades se basan en los parámetros lógicos del subterráneo mundo de las Maravillas, que nada tienen que ver con los nuestros o...tal vez algo así, por un motivo: podemos identificarlos.
Para mí, el gato y la oruga, son los dos personajes que más cuestionan a Alicia sobre su camino, destino o su rumbo. Indicando que no importa el camino que siga, si le da igual a dónde va o diciendo que lo importante es saber quién es... ambas son cuestiones que nos replanteamos a lo largo del camino, varias veces y que conviene no tener tan fijas, para poder adaptarse y asumir los cambios. Sabes, Quasi, si te leen los del New Age, convertiran a Dodgson en un libro de autoayuda
Quasitor Moderador
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Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:10 am
Quasitor escribió:
El gato cuántico de Cheshire
Hola a todos,
Ciertamente el gato es cuántico, hay un verso dedicado al gato de Schrödinger que cambiándolo por "Cheshire" cuadra perfectamente, es éste:
El gato de Schrödinger es un gato misterioso, ilustra las leyes:
Las cosas extrñas que hace no tienen causa aparente;
Confunde a los deterministas y les llena de desesperación,
Pues cuando tratan de agarrarlo -¡el gato ha desaparecido!
El gato de Schrödinger es un gato mistterioso, toma decisiones al azar;
Su masa es levemente alterada por una nube de gatitos virtuales;
Las fluctuaciones del vacio dejan su huella en el aire
Pero si tratáis de encontrarlo ¡el gato cuántico ha desaparecido!
El gato de Schrödinger es un gato misterioso, es muy pequeño y ligero,
Y si intentáis acorralartlo desaparece por un túnel;
Así cuando el cruel científico lo confina en una caja
Con cápsulas de veneneno activadas por extraños relojes atómicos,
No está ni vivo, ni muerto ni mitad y mitad: Yo juraría
Que cuando han determinado el espacio propio - ¡simplemente ha desaparecido!
(Original en inglés de John Lowell, aparecido en el número de abril de 1989 de la revista Physics Today, traducción de Josep Llosa)
Pero no sólo es el gato de Cheshire cuántico, en los mundos de Dodgson hay más comportamientos de ese estilo, así sucede también en "A través del espejo", cuando en un momento dado cuanto más se acerca el observador a un objeto más se aleja éste -creo recordar que sucede en el viaje de Alicia en tren, pero lo digo de memoria-.
La cosa va de Gatos, mi Incubo, esto me recuerda el cuento Zen que dejaste en el otro hilo, es y no es... está y no. Muchas cosas se perciben así, porque somos capaces sólo de juzgar las apariencias, lo más evidente, las capaz más superficiales de los eventos...
Para entenderlo, pensamos en la idea de cambio constante, pero hay realmente un cambio o lo que es era desde siempre, esa incógnita, permanece.
Un roce de los labios es beso y no...
Quasitor Moderador
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Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:12 am
Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:19 am
Quasitor escribió:
Quasitor escribió:
El gato cuántico de Cheshire
Hola a todos,
Ciertamente el gato es cuántico, hay un verso dedicado al gato de Schrödinger que cambiándolo por "Cheshire" cuadra perfectamente, es éste:
El gato de Schrödinger es un gato misterioso, ilustra las leyes:
Las cosas extrñas que hace no tienen causa aparente;
Confunde a los deterministas y les llena de desesperación,
Pues cuando tratan de agarrarlo -¡el gato ha desaparecido!
El gato de Schrödinger es un gato mistterioso, toma decisiones al azar;
Su masa es levemente alterada por una nube de gatitos virtuales;
Las fluctuaciones del vacio dejan su huella en el aire
Pero si tratáis de encontrarlo ¡el gato cuántico ha desaparecido!
El gato de Schrödinger es un gato misterioso, es muy pequeño y ligero,
Y si intentáis acorralartlo desaparece por un túnel;
Así cuando el cruel científico lo confina en una caja
Con cápsulas de veneneno activadas por extraños relojes atómicos,
No está ni vivo, ni muerto ni mitad y mitad: Yo juraría
Que cuando han determinado el espacio propio - ¡simplemente ha desaparecido!
(Original en inglés de John Lowell, aparecido en el número de abril de 1989 de la revista Physics Today, traducción de Josep Llosa)
Pero no sólo es el gato de Cheshire cuántico, en los mundos de Dodgson hay más comportamientos de ese estilo, así sucede también en "A través del espejo", cuando en un momento dado cuanto más se acerca el observador a un objeto más se aleja éste -creo recordar que sucede en el viaje de Alicia en tren, pero lo digo de memoria-.
La cosa va de Gatos, mi Incubo, esto me recuerda el cuento Zen que dejaste en el otro hilo, es y no es... está y no. Muchas cosas se perciben así, porque somos capaces sólo de juzgar las apariencias, lo más evidente, las capaz más superficiales de los eventos...
Para entenderlo, pensamos en la idea de cambio constante, pero hay realmente un cambio o lo que es era desde siempre, esa incógnita, permanece.
Un roce de los labios es beso y no...
Hola mi súcubo,
Sade decía que lo permanente era la matería y lo perecedero el espíritu, y creo que tenía razón. Por la sencilla razón de que no hay espíritu sin materia pero sí hay materia sin espíritu.
Cambios y permanencia o libre albedrio o determinismo, e ahí algunas de las cuestiones, Un amigo mío sostiene que todo esta determinado y que nada de lo que hacemos podía tener otra alternativa, curiosamente no es el suyo un determinismo calvinista sino ateo, sostiene que para que no haya Dios alguno el Universo y todo lo que sea, haya sido o llegue a ser tiene que ser solo y exclusivamente de una manera.
Es su apuesta -quiero decir que lo sostiene en serio, no con aquellas especulaciones que uno hace ante una copa, aunque éstas, en ocasiones, también acaban por ser serias-, viene a ser como un paradigma anticuántico...o no -según su idea lo único que sucede es que no hay azar, eso no descarta que haya multiversos, por ejemplo-.
Un beso (saboreado)
Quasitor Moderador
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Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:21 am
Quasitor escribió:
Quasitor escribió:
Buenas,
Se diría que los dos únicos personajes seguros de sí en toda la historia son la oruga o gusano que fuma -con su tinglado freudiano como indicas- y el muy cuántico gato de Cheshire -en este caso con un bagaje a lo Schröndiger detrás suyos, y, a ratos, la propia Alicia, que asume con el mejor pragmatismo del que es capaz las disparatadas pero lógicas situaciones en las que se encuentra.
Ni el gusano ni el gato están perdidos en absoluto, mientras que la desorientación de los demás personajes es casi total, tal vez el Sombrerero, antes de matar el tiempo, pudiera asimilarseles pero una vez perdido el control del tiempo y entrado en su bucle ya no.
Sin embargo, todas las seguridades e inseguridades se basan en los parámetros lógicos del subterráneo mundo de las Maravillas, que nada tienen que ver con los nuestros o...tal vez algo así, por un motivo: podemos identificarlos.
Para mí, el gato y la oruga, son los dos personajes que más cuestionan a Alicia sobre su camino, destino o su rumbo. Indicando que no importa el camino que siga, si le da igual a dónde va o diciendo que lo importante es saber quién es... ambas son cuestiones que nos replanteamos a lo largo del camino, varias veces y que conviene no tener tan fijas, para poder adaptarse y asumir los cambios. Sabes, Quasi, si te leen los del New Age, convertiran a Dodgson en un libro de autoayuda
Hola Súcubo,
Es que en la obra solo hay tres personajes racionales en sus esquemas de pensamiento, precisamente el gato, la oruga y Alicia. Los tres suelen, además, quedarse al nivel del lenguaje sin introducirse en niveles metalingüísticos. Alicia seguro, en eso basa su firmeza: en la solidez de sus convicciones pese a todo lo que sus sentidos le indican. La oruga lo parece aunque sale lo bastante poco como para no estar del todo seguros. Por último, el gato, es y no es racional ¿como iba a ser de otra manera un gato cuántico?
¿Dodgson un autor New Age? ¡Jajaja! ¡por los dioses! ¡merece mucho mejor destino!
Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:23 am
Quasitor escribió:
Quasitor escribió:
Quasitor escribió:
El gato cuántico de Cheshire
Hola a todos,
Ciertamente el gato es cuántico, hay un verso dedicado al gato de Schrödinger que cambiándolo por "Cheshire" cuadra perfectamente, es éste:
El gato de Schrödinger es un gato misterioso, ilustra las leyes:
Las cosas extrñas que hace no tienen causa aparente;
Confunde a los deterministas y les llena de desesperación,
Pues cuando tratan de agarrarlo -¡el gato ha desaparecido!
El gato de Schrödinger es un gato mistterioso, toma decisiones al azar;
Su masa es levemente alterada por una nube de gatitos virtuales;
Las fluctuaciones del vacio dejan su huella en el aire
Pero si tratáis de encontrarlo ¡el gato cuántico ha desaparecido!
El gato de Schrödinger es un gato misterioso, es muy pequeño y ligero,
Y si intentáis acorralartlo desaparece por un túnel;
Así cuando el cruel científico lo confina en una caja
Con cápsulas de veneneno activadas por extraños relojes atómicos,
No está ni vivo, ni muerto ni mitad y mitad: Yo juraría
Que cuando han determinado el espacio propio - ¡simplemente ha desaparecido!
(Original en inglés de John Lowell, aparecido en el número de abril de 1989 de la revista Physics Today, traducción de Josep Llosa)
Pero no sólo es el gato de Cheshire cuántico, en los mundos de Dodgson hay más comportamientos de ese estilo, así sucede también en "A través del espejo", cuando en un momento dado cuanto más se acerca el observador a un objeto más se aleja éste -creo recordar que sucede en el viaje de Alicia en tren, pero lo digo de memoria-.
La cosa va de Gatos, mi Incubo, esto me recuerda el cuento Zen que dejaste en el otro hilo, es y no es... está y no. Muchas cosas se perciben así, porque somos capaces sólo de juzgar las apariencias, lo más evidente, las capaz más superficiales de los eventos...
Para entenderlo, pensamos en la idea de cambio constante, pero hay realmente un cambio o lo que es era desde siempre, esa incógnita, permanece.
Un roce de los labios es beso y no...
Hola mi súcubo,
Sade decía que lo permanente era la matería y lo perecedero el espíritu, y creo que tenía razón. Por la sencilla razón de que no hay espíritu sin materia pero sí hay materia sin espíritu.
Cambios y permanencia o libre albedrio o determinismo, e ahí algunas de las cuestiones, Un amigo mío sostiene que todo esta determinado y que nada de lo que hacemos podía tener otra alternativa, curiosamente no es el suyo un determinismo calvinista sino ateo, sostiene que para que no haya Dios alguno el Universo y todo lo que sea, haya sido o llegue a ser tiene que ser solo y exclusivamente de una manera.
Es su apuesta -quiero decir que lo sostiene en serio, no con aquellas especulaciones que uno hace ante una copa, aunque éstas, en ocasiones, también acaban por ser serias-, viene a ser como un paradigma anticuántico...o no -según su idea lo único que sucede es que no hay azar, eso no descarta que haya multiversos, por ejemplo-.
Un beso (saboreado)
Respuesta de Sukubis
Hola, mi Incubo
Me cuesta mucho creer en el determinismo. Aun negando la existencia de Dios, el azar existe y el aleteo de una mariposa en Japón desata consecuencias imprevisibles... me parece que quien cree que todo está determinado, lo que no quiere es pensar en "que hubiera pasado si" Si todo estuviera determinado, seguro los adivinos serían más acertados... y la universidad de Miami-La Habana -o viceversa- estaría llena de nuevos alumnos.
Quiero creer que si bien hay relaciones de causa y efecto, tenemos nuestro libre albedrío para decidir o no hacer las cosas a creer que todas mis decisiones estaban previstas en un guión (¿escrito por quien?) .
Estará determinado que te envíe un beso? o será mi decisión? en dicho caso, no preferirías creer que lo he decidido yo?
Muchos besos, Quasi
Quasitor Moderador
Mensajes : 733
Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:27 am
Quasitor escribió:
Quasitor escribió:
Quasitor escribió:
Buenas,
Se diría que los dos únicos personajes seguros de sí en toda la historia son la oruga o gusano que fuma -con su tinglado freudiano como indicas- y el muy cuántico gato de Cheshire -en este caso con un bagaje a lo Schröndiger detrás suyos, y, a ratos, la propia Alicia, que asume con el mejor pragmatismo del que es capaz las disparatadas pero lógicas situaciones en las que se encuentra.
Ni el gusano ni el gato están perdidos en absoluto, mientras que la desorientación de los demás personajes es casi total, tal vez el Sombrerero, antes de matar el tiempo, pudiera asimilarseles pero una vez perdido el control del tiempo y entrado en su bucle ya no.
Sin embargo, todas las seguridades e inseguridades se basan en los parámetros lógicos del subterráneo mundo de las Maravillas, que nada tienen que ver con los nuestros o...tal vez algo así, por un motivo: podemos identificarlos.
Para mí, el gato y la oruga, son los dos personajes que más cuestionan a Alicia sobre su camino, destino o su rumbo. Indicando que no importa el camino que siga, si le da igual a dónde va o diciendo que lo importante es saber quién es... ambas son cuestiones que nos replanteamos a lo largo del camino, varias veces y que conviene no tener tan fijas, para poder adaptarse y asumir los cambios. Sabes, Quasi, si te leen los del New Age, convertiran a Dodgson en un libro de autoayuda
Hola Súcubo,
Es que en la obra solo hay tres personajes racionales en sus esquemas de pensamiento, precisamente el gato, la oruga y Alicia. Los tres suelen, además, quedarse al nivel del lenguaje sin introducirse en niveles metalingüísticos. Alicia seguro, en eso basa su firmeza: en la solidez de sus convicciones pese a todo lo que sus sentidos le indican. La oruga lo parece aunque sale lo bastante poco como para no estar del todo seguros. Por último, el gato, es y no es racional ¿como iba a ser de otra manera un gato cuántico?
¿Dodgson un autor New Age? ¡Jajaja! ¡por los dioses! ¡merece mucho mejor destino!
Estaba leyendo el libro que te mandé y encontré en las primeras páginas una anécdota muy curiosa.
"El conductor empezó diciendo sorok (40) cuando bajé. Era el aviso de la tormenta que se avecinaba, pero yo no presté atención y tranquilamente le di los 30. Los recibió con desdén y resignación y, sosteniéndolos en su mano abierta, pronunció un elocuente discurso en ruso del que destacaba la idea de sorok. (…) Me limité a coger los 30, volver a meterlos en el monedero y contar 25 esta vez. Al hacerlo me sentí como quien tira del cordón de la ducha. Yo le dije en muy mal ruso que le había ofrecido 30 una vez. Pero que no lo haría otra; esto, obviamente, no le pacificó. El sirviente del señor Mur le dijo lo mismo sin ahorrar palabras, pero no consiguió que lo viera de forma adecuada. Hay personas muy difíciles de contentar. "
Yo llamo a esto un regateo agresivo... te imaginas? Es como clavarle un beso a alguien y luego decirle, si no te gusta, me lo devuelves... jajaja
Dos besos sin regateo.
Quasitor Moderador
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Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:30 am
Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:34 am
Quasitor escribió:
Quasitor escribió:
Quasitor escribió:
Quasitor escribió:
El gato cuántico de Cheshire
Hola a todos,
Ciertamente el gato es cuántico, hay un verso dedicado al gato de Schrödinger que cambiándolo por "Cheshire" cuadra perfectamente, es éste:
El gato de Schrödinger es un gato misterioso, ilustra las leyes:
Las cosas extrñas que hace no tienen causa aparente;
Confunde a los deterministas y les llena de desesperación,
Pues cuando tratan de agarrarlo -¡el gato ha desaparecido!
El gato de Schrödinger es un gato mistterioso, toma decisiones al azar;
Su masa es levemente alterada por una nube de gatitos virtuales;
Las fluctuaciones del vacio dejan su huella en el aire
Pero si tratáis de encontrarlo ¡el gato cuántico ha desaparecido!
El gato de Schrödinger es un gato misterioso, es muy pequeño y ligero,
Y si intentáis acorralartlo desaparece por un túnel;
Así cuando el cruel científico lo confina en una caja
Con cápsulas de veneneno activadas por extraños relojes atómicos,
No está ni vivo, ni muerto ni mitad y mitad: Yo juraría
Que cuando han determinado el espacio propio - ¡simplemente ha desaparecido!
(Original en inglés de John Lowell, aparecido en el número de abril de 1989 de la revista Physics Today, traducción de Josep Llosa)
Pero no sólo es el gato de Cheshire cuántico, en los mundos de Dodgson hay más comportamientos de ese estilo, así sucede también en "A través del espejo", cuando en un momento dado cuanto más se acerca el observador a un objeto más se aleja éste -creo recordar que sucede en el viaje de Alicia en tren, pero lo digo de memoria-.
La cosa va de Gatos, mi Incubo, esto me recuerda el cuento Zen que dejaste en el otro hilo, es y no es... está y no. Muchas cosas se perciben así, porque somos capaces sólo de juzgar las apariencias, lo más evidente, las capaz más superficiales de los eventos...
Para entenderlo, pensamos en la idea de cambio constante, pero hay realmente un cambio o lo que es era desde siempre, esa incógnita, permanece.
Un roce de los labios es beso y no...
Hola mi súcubo,
Sade decía que lo permanente era la matería y lo perecedero el espíritu, y creo que tenía razón. Por la sencilla razón de que no hay espíritu sin materia pero sí hay materia sin espíritu.
Cambios y permanencia o libre albedrio o determinismo, e ahí algunas de las cuestiones, Un amigo mío sostiene que todo esta determinado y que nada de lo que hacemos podía tener otra alternativa, curiosamente no es el suyo un determinismo calvinista sino ateo, sostiene que para que no haya Dios alguno el Universo y todo lo que sea, haya sido o llegue a ser tiene que ser solo y exclusivamente de una manera.
Es su apuesta -quiero decir que lo sostiene en serio, no con aquellas especulaciones que uno hace ante una copa, aunque éstas, en ocasiones, también acaban por ser serias-, viene a ser como un paradigma anticuántico...o no -según su idea lo único que sucede es que no hay azar, eso no descarta que haya multiversos, por ejemplo-.
Un beso (saboreado)
Respuesta de Sukubis
Hola, mi Incubo
Me cuesta mucho creer en el determinismo. Aun negando la existencia de Dios, el azar existe y el aleteo de una mariposa en Japón desata consecuencias imprevisibles... me parece que quien cree que todo está determinado, lo que no quiere es pensar en "que hubiera pasado si" Si todo estuviera determinado, seguro los adivinos serían más acertados... y la universidad de Miami-La Habana -o viceversa- estaría llena de nuevos alumnos.
Quiero creer que si bien hay relaciones de causa y efecto, tenemos nuestro libre albedrío para decidir o no hacer las cosas a creer que todas mis decisiones estaban previstas en un guión (¿escrito por quien?) .
Estará determinado que te envíe un beso? o será mi decisión? en dicho caso, no preferirías creer que lo he decidido yo?
Muchos besos, Quasi
Hola Súcubo,
Yo tampoco estoy por el determinismo, pero me parece inquietante lo que sostiene mi amigo, porque seriamos piezas en un inmenso puzzle que sólo podrían encajar de una manera.
Pienso que el azar es lo racional, precisamente porque introduce el factor caos, lo aleatorio, y lo aleatorio es lo que nos permite tomar decisiones propias, porque si no hubiera aleatoriedad tampoco habría libre albedrio: sólo podriamos hacer las cosas de una manera.
Espero que tus besos esten determinados por...tu libre decisión de darmelos
Te envio besos con la más firme determinación y...pasión.
Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:38 am
[quote="Quasitor"]
Desde luego no parece alguien timido, como suele presentarse a Dodgson, aunque no sabría dónde empieza Dogson y acaba Carroll o viceversa.
Por otra parte me pregunto si la timidez puede ayudar a mantener la famosa flema británica, lo mismo era eso, como era tímido mantenía la faz imperturbable, era ataráxico ¡jajaja!
La verdad es que me hubiese venido muy bien esa habilidad en Egipto, allí cuando acababas de regatear y acordabas un precio pensabas "¡ya me ha estafado!", y la mayor parte de las veces acertabas.
Haré un contrarregateo: te envio dos besos más uno de regalo
P.D: Estoy pensando que Dodgson mantenía siempre el sentido del humor, ese mismo regateo tiene algo entre irónico y cínico, y eso contiene humor. Incluso cuando planteaba cuestiones de lógica mezclaba el humor, como en "Lo que la tortuga le dijo a Aquiles"
Respuesta Sukubis
Mi Quasi, cómo decir que no a tan dulce regalo, aunque bien dicen que en el pecado lleva su penitencia, porque de seguro quedo yo con ganas de más y te harás de rogar... jajaja tendré que robartelos
No hay nada más "especial" que esa certeza interna de que nos han estafado y aun así experimentar el triunfo de haber logrado regatear de manera exitosa... jajaja Al final, serás tímido o flemático? Venga te pago un par de besos y uno más por si faltara...
Última edición por Quasitor el Dom Sep 11, 2011 3:45 am, editado 1 vez
Quasitor Moderador
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Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:41 am
Lo que la Tortuga le dijo a Aquiles
(What the Tortoise Said to Achilles-1894) Lewis Carroll
Aquiles había alcanzado a la tortuga y se había sentado cómodamente sobre su caparazón.
"¿De modo que ha llegado usted al final de nuestra carrera?" dijo la Tortuga. "¿Aún cuando consistía en una serie infinita de distancias? ¿Pensó que algún sabihondo había probado que la cuestión no podía ser realizada?"
"Sí puede ser realizada", dijo Aquiles. "¡Ella ha sido realizada! Solivitur ambulando. Usted ve, las distancias fueron disminuyendo constantemente y asi..."
"¿Pero si hubieran ido aumentando," interrumpió la tortuga, "entonces qué?" "Entonces yo no debería estar aquí", replicó modestamente Aquiles; "y a estas alturas usted hubiera dado ya varias vueltas al mundo."
"Me aclama - aplana, quiero decir", dijo la Tortuga; "pues usted sí que es un peso pesado, ¡sin duda! Ahora bien, ¿le gustaría oir acerca de una carrera en la que la mayoría de la gente cree poder llegar con dos o tres pasos al final y que realmente consiste en un número infinito de distancias, cada una más larga que la distancia anterior?".
"¡Me encantaría, de veras!" dijo el guerrero griego mientras sacaba de su casco (pocos guerreros griegos poseían bolsillos en aquellos días) una enorme libreta de apuntes y un lápiz. "¡Empiece, y hable lentamente, por favor! ¡La taquigrafia aún no ha sido inventada!"
"¡El hermoso Primer Teorema de Euclides!", murmuró como en sueños la tortuga. "¿Admira usted a Euclides?"
"¡Apasionadamente! ¡Al menos, tanto como uno puede admirar un tratado que no será publicado hasta dentro de algunos siglos más!"
"Bien, en ese caso tomemos solo una pequeña parte del argumento de ese Primer Teorema: sólo dos pasos y la conclusión extraída de ellos. Tenga la bondad de registrarlos en su libreta. Y, a fin de referirnos a ellos convenientemente, llamémoslos A, B y Z.
(A) Dos cosas que son iguales a una tercera son iguales entre sí.
(B) Los dos lados de este triángulo son iguales a un tercero.
(Z) Los dos lados de este triángulo son iguales entre sí.
Los lectores de Euclides admitirán, supongo, que Z se sigue lógicamente de A y B, de modo que quien acepte A y B como verdaderas debe aceptar Z como verdadera, ¿no?"
"¡Sin duda! Hasta el más joven de los alumnos de una Escuela Superior -tan pronto como se inventen las Escuelas Superiores, cosa que no sucederá hasta dentro de dos mil años- admitirán eso."
"Y si algún lector no ha aceptado A y B como verdaderas, supongo que aún podría aceptar la secuencia como valida."
"Sin duda que podría existir un lector así. El podría decir 'Acepto como verdadera la Proposición Hipotética de que si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera, pero no acepto A y B como verdaderas'. Un lector así procedería sabiamente abandonando a Euclides y dedicándose al fútbol."
"¿Y no podría haber tambien algún lector que pudiera decir 'Acepto A y B como verdaderas, pero no acepto la Hipotética'?"
"Ciertamente podría haberlo. El, también, mejor se hubiera dedicado al fútbol."
"¿Y ninguno de estos lectores", continuó la Tortuga, "tiene hasta ahora alguna necesidad lógica de aceptar Z como verdadera?"
"Así es", asintió Aquiles.
"Ahora bien, quiero que Ud. me considere a mí como un lector del segundo tipo y que me fuerce, lógicamente, a aceptar Z como verdadera."
"Una Tortuga jugando al fútbol sería..." comenzó Aquiles.
"... Una anomalía, por supuesto", interrumpió airadamente la Tortuga. "¡No se desvíe del tema, Primero Z y después el fútbol!"
"¿Debo forzarlo a aceptar Z, o no?" preguntó Aquiles pensativamente. "Y su posición actual es que acepta A y B pero NO acepta la Hipotética..."
"Llamémosla C", dijo la tortuga; "pero no acepta que: (C) Si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera."
"Esa es mi posición actual", dijo la Tortuga.
"Entonces debo pedirle que acepte C."
"Lo hará así", dijo la Tortuga, "tan pronto como lo haya registrado en su libreta de Apuntes. ¿Qué más tiene anotado?"
"¡Sólo unos pocos apuntes" dijo Aquiles agitando nerviosamente las hojas; "unos pocos apuntes de las batallas en las que me he distinguido!"
"¡Veo que hay un montón de hojas en blanco!" observó jovialmente la Tortuga. "¡Las necesitaremos todas!" (Aquiles se estremeció) "Ahora escriba mientras dicto:
(A) Dos cosas que son iguales a una tercera son iguales entre sí.
(B) Los dos lados de este triángulo son iguales a un tercero.
(C) Si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera.
(Z) Los dos lados de este triángulo son iguales entre sí."
"Debería llamarla D, no Z", dijo Aquiles. "Viene después de las otras tres. Si acepta A y B y C, debe aceptar Z."
"¿Y por qué debo?"
"Porque se desprende lógicamente de ellas. Si A y B y C son verdaderas, Z debe ser verdadera. No puede discutir eso, me imagino."
"Si A y B y C son verdaderas, Z debe ser verdadera", repitió pensativamente la Tortuga.
"¿Esa es otra Hipótesis, o no? Y, si no reconociera su veracidad, ¿podría aceptar A y B y C, y todavía no aceptar Z, o no?"
"Podría", admitió el cándido héroe, "aunque tal obstinación sería ciertamente fenomenal. Sin embargo, el evento es posible. De modo que debo pedirle que admita una Hipótesis más."
"Muy bien, estoy ansioso por admitirla, tan pronto como la haya anotado. La llamaremos 'D'. Si A y B y C son verdaderas, Z debe ser verdadera. ¿Lo ha registrado en su libreta de apuntes?"
"¡Lo he hecho!" exclamó gozosamente Aquiles, mientras guardaba el lápiz en su estuche.
"¡Y por fin hemos llegado al final de esta carrera ideal! Ahora que ha aceptado A y B y C y D, por supuesto acepta Z."
"¿La acepto?" dijo la Tortuga inocentemente. "Dejémoslo completamente claro. Acepto A y B y C y D. Suponga que todavía me niego a aceptar Z."
"¡Entonces la Lógica le agarraría del cuello y le forzaría a hacerlo!", replicó triunfalmente Aquiles. "La Lógica le diría, '¡No se puede librar. Ahora que ha aceptado A y B y C y D, debe aceptar Z!' De modo que no tiene alternativa, Ud. ve."
"Cualquier cosa que la Lógica tenga a bien decirme merece ser anotada", dijo la Tortuga, "de modo que regístrela en su libro, por favor. La llamaremos 'E' Si A y B y C y D son verdaderas, Z debe ser verdadera. Hasta que haya admitido eso, por supuesto no necesito admitir Z. De modo que es un paso completamente necesario, ¿ve Ud.?"
"Ya veo", dijo Aquiles; y había un toque de tristeza en su tono de voz.
Aquí el narrador, que tenía urgentes negocios en el Banco, se vio obligado a dejar a la simpática pareja y no pasó por el lugar nuevamente hasta algunos meses después.
Cuando lo hizo, Aquiles estaba aún sentado sobre el caparazón de la muy tolerante Tortuga y seguía escribiendo en su libreta de apuntes que parecía estar casi llena.
La Tortuga estaba diciendo, "¿ha anotado el último paso? Si no he perdido la cuenta, ese es el mil uno. Quedan varios millones más todavía. Y le importaría, como un favor personal, considerando el rompecabezas que este coloquio nuestro proveería los Lógicos del siglo XIX. ¿le importaría adoptar un retruécano que mi prima la Tortugacuática Artificial hará entonces y permitirse ser renombrado 'Aquiles el Sutiles'?"
"¡Como guste!", replicó el cansado guerrero con un triste tono de desesperanza en su voz, mientras sepultaba la cara entre sus manos. "Siempre que usted, por su parte, adopte un retruécano que la Tortugacuática Artificial nunca hizo y se permita renombrarse 'Tortuga Tortura".
Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:47 am
Quasitor escribió:
Lo que la Tortuga le dijo a Aquiles
(What the Tortoise Said to Achilles-1894) Lewis Carroll
Aquiles había alcanzado a la tortuga y se había sentado cómodamente sobre su caparazón.
"¿De modo que ha llegado usted al final de nuestra carrera?" dijo la Tortuga. "¿Aún cuando consistía en una serie infinita de distancias? ¿Pensó que algún sabihondo había probado que la cuestión no podía ser realizada?"
"Sí puede ser realizada", dijo Aquiles. "¡Ella ha sido realizada! Solivitur ambulando. Usted ve, las distancias fueron disminuyendo constantemente y asi..."
"¿Pero si hubieran ido aumentando," interrumpió la tortuga, "entonces qué?" "Entonces yo no debería estar aquí", replicó modestamente Aquiles; "y a estas alturas usted hubiera dado ya varias vueltas al mundo."
"Me aclama - aplana, quiero decir", dijo la Tortuga; "pues usted sí que es un peso pesado, ¡sin duda! Ahora bien, ¿le gustaría oir acerca de una carrera en la que la mayoría de la gente cree poder llegar con dos o tres pasos al final y que realmente consiste en un número infinito de distancias, cada una más larga que la distancia anterior?".
"¡Me encantaría, de veras!" dijo el guerrero griego mientras sacaba de su casco (pocos guerreros griegos poseían bolsillos en aquellos días) una enorme libreta de apuntes y un lápiz. "¡Empiece, y hable lentamente, por favor! ¡La taquigrafia aún no ha sido inventada!"
"¡El hermoso Primer Teorema de Euclides!", murmuró como en sueños la tortuga. "¿Admira usted a Euclides?"
"¡Apasionadamente! ¡Al menos, tanto como uno puede admirar un tratado que no será publicado hasta dentro de algunos siglos más!"
"Bien, en ese caso tomemos solo una pequeña parte del argumento de ese Primer Teorema: sólo dos pasos y la conclusión extraída de ellos. Tenga la bondad de registrarlos en su libreta. Y, a fin de referirnos a ellos convenientemente, llamémoslos A, B y Z.
(A) Dos cosas que son iguales a una tercera son iguales entre sí.
(B) Los dos lados de este triángulo son iguales a un tercero.
(Z) Los dos lados de este triángulo son iguales entre sí.
Los lectores de Euclides admitirán, supongo, que Z se sigue lógicamente de A y B, de modo que quien acepte A y B como verdaderas debe aceptar Z como verdadera, ¿no?"
"¡Sin duda! Hasta el más joven de los alumnos de una Escuela Superior -tan pronto como se inventen las Escuelas Superiores, cosa que no sucederá hasta dentro de dos mil años- admitirán eso."
"Y si algún lector no ha aceptado A y B como verdaderas, supongo que aún podría aceptar la secuencia como valida."
"Sin duda que podría existir un lector así. El podría decir 'Acepto como verdadera la Proposición Hipotética de que si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera, pero no acepto A y B como verdaderas'. Un lector así procedería sabiamente abandonando a Euclides y dedicándose al fútbol."
"¿Y no podría haber tambien algún lector que pudiera decir 'Acepto A y B como verdaderas, pero no acepto la Hipotética'?"
"Ciertamente podría haberlo. El, también, mejor se hubiera dedicado al fútbol."
"¿Y ninguno de estos lectores", continuó la Tortuga, "tiene hasta ahora alguna necesidad lógica de aceptar Z como verdadera?"
"Así es", asintió Aquiles.
"Ahora bien, quiero que Ud. me considere a mí como un lector del segundo tipo y que me fuerce, lógicamente, a aceptar Z como verdadera."
"Una Tortuga jugando al fútbol sería..." comenzó Aquiles.
"... Una anomalía, por supuesto", interrumpió airadamente la Tortuga. "¡No se desvíe del tema, Primero Z y después el fútbol!"
"¿Debo forzarlo a aceptar Z, o no?" preguntó Aquiles pensativamente. "Y su posición actual es que acepta A y B pero NO acepta la Hipotética..."
"Llamémosla C", dijo la tortuga; "pero no acepta que: (C) Si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera."
"Esa es mi posición actual", dijo la Tortuga.
"Entonces debo pedirle que acepte C."
"Lo hará así", dijo la Tortuga, "tan pronto como lo haya registrado en su libreta de Apuntes. ¿Qué más tiene anotado?"
"¡Sólo unos pocos apuntes" dijo Aquiles agitando nerviosamente las hojas; "unos pocos apuntes de las batallas en las que me he distinguido!"
"¡Veo que hay un montón de hojas en blanco!" observó jovialmente la Tortuga. "¡Las necesitaremos todas!" (Aquiles se estremeció) "Ahora escriba mientras dicto:
(A) Dos cosas que son iguales a una tercera son iguales entre sí.
(B) Los dos lados de este triángulo son iguales a un tercero.
(C) Si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera.
(Z) Los dos lados de este triángulo son iguales entre sí."
"Debería llamarla D, no Z", dijo Aquiles. "Viene después de las otras tres. Si acepta A y B y C, debe aceptar Z."
"¿Y por qué debo?"
"Porque se desprende lógicamente de ellas. Si A y B y C son verdaderas, Z debe ser verdadera. No puede discutir eso, me imagino."
"Si A y B y C son verdaderas, Z debe ser verdadera", repitió pensativamente la Tortuga.
"¿Esa es otra Hipótesis, o no? Y, si no reconociera su veracidad, ¿podría aceptar A y B y C, y todavía no aceptar Z, o no?"
"Podría", admitió el cándido héroe, "aunque tal obstinación sería ciertamente fenomenal. Sin embargo, el evento es posible. De modo que debo pedirle que admita una Hipótesis más."
"Muy bien, estoy ansioso por admitirla, tan pronto como la haya anotado. La llamaremos 'D'. Si A y B y C son verdaderas, Z debe ser verdadera. ¿Lo ha registrado en su libreta de apuntes?"
"¡Lo he hecho!" exclamó gozosamente Aquiles, mientras guardaba el lápiz en su estuche.
"¡Y por fin hemos llegado al final de esta carrera ideal! Ahora que ha aceptado A y B y C y D, por supuesto acepta Z."
"¿La acepto?" dijo la Tortuga inocentemente. "Dejémoslo completamente claro. Acepto A y B y C y D. Suponga que todavía me niego a aceptar Z."
"¡Entonces la Lógica le agarraría del cuello y le forzaría a hacerlo!", replicó triunfalmente Aquiles. "La Lógica le diría, '¡No se puede librar. Ahora que ha aceptado A y B y C y D, debe aceptar Z!' De modo que no tiene alternativa, Ud. ve."
"Cualquier cosa que la Lógica tenga a bien decirme merece ser anotada", dijo la Tortuga, "de modo que regístrela en su libro, por favor. La llamaremos 'E' Si A y B y C y D son verdaderas, Z debe ser verdadera. Hasta que haya admitido eso, por supuesto no necesito admitir Z. De modo que es un paso completamente necesario, ¿ve Ud.?"
"Ya veo", dijo Aquiles; y había un toque de tristeza en su tono de voz.
Aquí el narrador, que tenía urgentes negocios en el Banco, se vio obligado a dejar a la simpática pareja y no pasó por el lugar nuevamente hasta algunos meses después.
Cuando lo hizo, Aquiles estaba aún sentado sobre el caparazón de la muy tolerante Tortuga y seguía escribiendo en su libreta de apuntes que parecía estar casi llena.
La Tortuga estaba diciendo, "¿ha anotado el último paso? Si no he perdido la cuenta, ese es el mil uno. Quedan varios millones más todavía. Y le importaría, como un favor personal, considerando el rompecabezas que este coloquio nuestro proveería los Lógicos del siglo XIX. ¿le importaría adoptar un retruécano que mi prima la Tortugacuática Artificial hará entonces y permitirse ser renombrado 'Aquiles el Sutiles'?"
"¡Como guste!", replicó el cansado guerrero con un triste tono de desesperanza en su voz, mientras sepultaba la cara entre sus manos. "Siempre que usted, por su parte, adopte un retruécano que la Tortugacuática Artificial nunca hizo y se permita renombrarse 'Tortuga Tortura".
Pobre Aquiles, no sabe con quien se ha metido... poco importa aquí la matemática, más que la paciencia... y en ese juego quien pone las reglas gana. Es peor que la carrera loca, porque aquí la única que ganará y de calle es la tortuga y eso sin ceder un centímetro. Genial, me ha encantado.
Besitos, mi Quasi
Quasitor Moderador
Mensajes : 733
Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:49 am
Quasitor escribió:
Quasitor escribió:
Lo que la Tortuga le dijo a Aquiles
(What the Tortoise Said to Achilles-1894) Lewis Carroll
Aquiles había alcanzado a la tortuga y se había sentado cómodamente sobre su caparazón.
"¿De modo que ha llegado usted al final de nuestra carrera?" dijo la Tortuga. "¿Aún cuando consistía en una serie infinita de distancias? ¿Pensó que algún sabihondo había probado que la cuestión no podía ser realizada?"
"Sí puede ser realizada", dijo Aquiles. "¡Ella ha sido realizada! Solivitur ambulando. Usted ve, las distancias fueron disminuyendo constantemente y asi..."
"¿Pero si hubieran ido aumentando," interrumpió la tortuga, "entonces qué?" "Entonces yo no debería estar aquí", replicó modestamente Aquiles; "y a estas alturas usted hubiera dado ya varias vueltas al mundo."
"Me aclama - aplana, quiero decir", dijo la Tortuga; "pues usted sí que es un peso pesado, ¡sin duda! Ahora bien, ¿le gustaría oir acerca de una carrera en la que la mayoría de la gente cree poder llegar con dos o tres pasos al final y que realmente consiste en un número infinito de distancias, cada una más larga que la distancia anterior?".
"¡Me encantaría, de veras!" dijo el guerrero griego mientras sacaba de su casco (pocos guerreros griegos poseían bolsillos en aquellos días) una enorme libreta de apuntes y un lápiz. "¡Empiece, y hable lentamente, por favor! ¡La taquigrafia aún no ha sido inventada!"
"¡El hermoso Primer Teorema de Euclides!", murmuró como en sueños la tortuga. "¿Admira usted a Euclides?"
"¡Apasionadamente! ¡Al menos, tanto como uno puede admirar un tratado que no será publicado hasta dentro de algunos siglos más!"
"Bien, en ese caso tomemos solo una pequeña parte del argumento de ese Primer Teorema: sólo dos pasos y la conclusión extraída de ellos. Tenga la bondad de registrarlos en su libreta. Y, a fin de referirnos a ellos convenientemente, llamémoslos A, B y Z.
(A) Dos cosas que son iguales a una tercera son iguales entre sí.
(B) Los dos lados de este triángulo son iguales a un tercero.
(Z) Los dos lados de este triángulo son iguales entre sí.
Los lectores de Euclides admitirán, supongo, que Z se sigue lógicamente de A y B, de modo que quien acepte A y B como verdaderas debe aceptar Z como verdadera, ¿no?"
"¡Sin duda! Hasta el más joven de los alumnos de una Escuela Superior -tan pronto como se inventen las Escuelas Superiores, cosa que no sucederá hasta dentro de dos mil años- admitirán eso."
"Y si algún lector no ha aceptado A y B como verdaderas, supongo que aún podría aceptar la secuencia como valida."
"Sin duda que podría existir un lector así. El podría decir 'Acepto como verdadera la Proposición Hipotética de que si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera, pero no acepto A y B como verdaderas'. Un lector así procedería sabiamente abandonando a Euclides y dedicándose al fútbol."
"¿Y no podría haber tambien algún lector que pudiera decir 'Acepto A y B como verdaderas, pero no acepto la Hipotética'?"
"Ciertamente podría haberlo. El, también, mejor se hubiera dedicado al fútbol."
"¿Y ninguno de estos lectores", continuó la Tortuga, "tiene hasta ahora alguna necesidad lógica de aceptar Z como verdadera?"
"Así es", asintió Aquiles.
"Ahora bien, quiero que Ud. me considere a mí como un lector del segundo tipo y que me fuerce, lógicamente, a aceptar Z como verdadera."
"Una Tortuga jugando al fútbol sería..." comenzó Aquiles.
"... Una anomalía, por supuesto", interrumpió airadamente la Tortuga. "¡No se desvíe del tema, Primero Z y después el fútbol!"
"¿Debo forzarlo a aceptar Z, o no?" preguntó Aquiles pensativamente. "Y su posición actual es que acepta A y B pero NO acepta la Hipotética..."
"Llamémosla C", dijo la tortuga; "pero no acepta que: (C) Si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera."
"Esa es mi posición actual", dijo la Tortuga.
"Entonces debo pedirle que acepte C."
"Lo hará así", dijo la Tortuga, "tan pronto como lo haya registrado en su libreta de Apuntes. ¿Qué más tiene anotado?"
"¡Sólo unos pocos apuntes" dijo Aquiles agitando nerviosamente las hojas; "unos pocos apuntes de las batallas en las que me he distinguido!"
"¡Veo que hay un montón de hojas en blanco!" observó jovialmente la Tortuga. "¡Las necesitaremos todas!" (Aquiles se estremeció) "Ahora escriba mientras dicto:
(A) Dos cosas que son iguales a una tercera son iguales entre sí.
(B) Los dos lados de este triángulo son iguales a un tercero.
(C) Si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera.
(Z) Los dos lados de este triángulo son iguales entre sí."
"Debería llamarla D, no Z", dijo Aquiles. "Viene después de las otras tres. Si acepta A y B y C, debe aceptar Z."
"¿Y por qué debo?"
"Porque se desprende lógicamente de ellas. Si A y B y C son verdaderas, Z debe ser verdadera. No puede discutir eso, me imagino."
"Si A y B y C son verdaderas, Z debe ser verdadera", repitió pensativamente la Tortuga.
"¿Esa es otra Hipótesis, o no? Y, si no reconociera su veracidad, ¿podría aceptar A y B y C, y todavía no aceptar Z, o no?"
"Podría", admitió el cándido héroe, "aunque tal obstinación sería ciertamente fenomenal. Sin embargo, el evento es posible. De modo que debo pedirle que admita una Hipótesis más."
"Muy bien, estoy ansioso por admitirla, tan pronto como la haya anotado. La llamaremos 'D'. Si A y B y C son verdaderas, Z debe ser verdadera. ¿Lo ha registrado en su libreta de apuntes?"
"¡Lo he hecho!" exclamó gozosamente Aquiles, mientras guardaba el lápiz en su estuche.
"¡Y por fin hemos llegado al final de esta carrera ideal! Ahora que ha aceptado A y B y C y D, por supuesto acepta Z."
"¿La acepto?" dijo la Tortuga inocentemente. "Dejémoslo completamente claro. Acepto A y B y C y D. Suponga que todavía me niego a aceptar Z."
"¡Entonces la Lógica le agarraría del cuello y le forzaría a hacerlo!", replicó triunfalmente Aquiles. "La Lógica le diría, '¡No se puede librar. Ahora que ha aceptado A y B y C y D, debe aceptar Z!' De modo que no tiene alternativa, Ud. ve."
"Cualquier cosa que la Lógica tenga a bien decirme merece ser anotada", dijo la Tortuga, "de modo que regístrela en su libro, por favor. La llamaremos 'E' Si A y B y C y D son verdaderas, Z debe ser verdadera. Hasta que haya admitido eso, por supuesto no necesito admitir Z. De modo que es un paso completamente necesario, ¿ve Ud.?"
"Ya veo", dijo Aquiles; y había un toque de tristeza en su tono de voz.
Aquí el narrador, que tenía urgentes negocios en el Banco, se vio obligado a dejar a la simpática pareja y no pasó por el lugar nuevamente hasta algunos meses después.
Cuando lo hizo, Aquiles estaba aún sentado sobre el caparazón de la muy tolerante Tortuga y seguía escribiendo en su libreta de apuntes que parecía estar casi llena.
La Tortuga estaba diciendo, "¿ha anotado el último paso? Si no he perdido la cuenta, ese es el mil uno. Quedan varios millones más todavía. Y le importaría, como un favor personal, considerando el rompecabezas que este coloquio nuestro proveería los Lógicos del siglo XIX. ¿le importaría adoptar un retruécano que mi prima la Tortugacuática Artificial hará entonces y permitirse ser renombrado 'Aquiles el Sutiles'?"
"¡Como guste!", replicó el cansado guerrero con un triste tono de desesperanza en su voz, mientras sepultaba la cara entre sus manos. "Siempre que usted, por su parte, adopte un retruécano que la Tortugacuática Artificial nunca hizo y se permita renombrarse 'Tortuga Tortura".
Pobre Aquiles, no sabe con quien se ha metido... poco importa aquí la matemática, más que la paciencia... y en ese juego quien pone las reglas gana. Es peor que la carrera loca, porque aquí la única que ganará y de calle es la tortuga y eso sin ceder un centímetro. Genial, me ha encantado.
Besitos, mi Quasi
Hola Súcubo,
No en vano dicen que la paciencia es la madre de la ciencia, yo creo que en una situación como la del cuento es mucho mejor ser tortuga que Aquiles.
Aquiles querrá sentir que gana, pero la lógica le aplastará a él mucho antes que a la tortuga, que se puede expandir "ad infinitium", además, manteniendo incolume la ataraxia
Por cierto, mi súcubo, ¿que prefieres? ¿un reloj que de la hora exacta dos veces al día u otro que atrase todos los días un minuto? Ahora te lo explico.
Muchísimos besos, ves saboreándolos mientras me voy transformando en incubo
Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:52 am
LOS DOS RELOJES
¿Qué es mejor, un reloj que está a la hora una vez al año, o uno que lo está dos veces al día? “El segundo”, respondes, “incuestionablemente”. Muy bien, ahora atiende.
Tengo dos relojes: uno no anda en absoluto y el otro se atrasa un minuto al día: ¿cuál preferirías? “El que se atrasa”, contestas, “sin duda alguna”. Ahora observa: el que se atrasa un minuto al día tiene que perder doce horas, o setecientos veinte minutos, antes de que esté de nuevo en punto; por consecuencia, sólo está a la hora una vez en dos años, mientras que el otro lo está evidentemente tantas veces cuantas vuelva la hora que él indica, lo que ocurre dos veces al día. Así que te has contradicho una vez.
“Ah, pero”, dices, “¿de qué sirve que sea puntual dos veces al día, si no pue-do saber a qué hora lo soy?” Bueno, supón que el reloj marca las ocho en punto, ¿no ves que el reloj estará a la hora a las ocho en punto? En consecuencia, cuando sean las ocho en punto, tu reloj estará a la hora.
“Sí, eso lo veo”, respondes.
Muy bien, entonces te has contradicho dos veces: ahora sal del aprieto lo mejor que sepas, y no te contradigas otra vez si puedes evitarlo.
Podría ser que siguieras preguntando: “¿Y cómo voy a saber cuándo son las ocho en punto? Mi reloj no va a decírmelo.” Ten paciencia: tú sabes que cuando sean las ocho en punto tu reloj estará a la hora, muy bien; entonces, ésta es tu regla: mantén tus ojos fijos en el reloj, y en el momento preciso en que esté a la hora serán las ocho en punto. “Pero”, dirás. Y bien, con eso habrá de bastar; mientras más arguyas, más irás alejándote del punto, así que será mejor que paremos.
Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:55 am
Quasitor escribió:
Quasitor escribió:
Quasitor escribió:
Lo que la Tortuga le dijo a Aquiles
(What the Tortoise Said to Achilles-1894) Lewis Carroll
Aquiles había alcanzado a la tortuga y se había sentado cómodamente sobre su caparazón.
"¿De modo que ha llegado usted al final de nuestra carrera?" dijo la Tortuga. "¿Aún cuando consistía en una serie infinita de distancias? ¿Pensó que algún sabihondo había probado que la cuestión no podía ser realizada?"
"Sí puede ser realizada", dijo Aquiles. "¡Ella ha sido realizada! Solivitur ambulando. Usted ve, las distancias fueron disminuyendo constantemente y asi..."
"¿Pero si hubieran ido aumentando," interrumpió la tortuga, "entonces qué?" "Entonces yo no debería estar aquí", replicó modestamente Aquiles; "y a estas alturas usted hubiera dado ya varias vueltas al mundo."
"Me aclama - aplana, quiero decir", dijo la Tortuga; "pues usted sí que es un peso pesado, ¡sin duda! Ahora bien, ¿le gustaría oir acerca de una carrera en la que la mayoría de la gente cree poder llegar con dos o tres pasos al final y que realmente consiste en un número infinito de distancias, cada una más larga que la distancia anterior?".
"¡Me encantaría, de veras!" dijo el guerrero griego mientras sacaba de su casco (pocos guerreros griegos poseían bolsillos en aquellos días) una enorme libreta de apuntes y un lápiz. "¡Empiece, y hable lentamente, por favor! ¡La taquigrafia aún no ha sido inventada!"
"¡El hermoso Primer Teorema de Euclides!", murmuró como en sueños la tortuga. "¿Admira usted a Euclides?"
"¡Apasionadamente! ¡Al menos, tanto como uno puede admirar un tratado que no será publicado hasta dentro de algunos siglos más!"
"Bien, en ese caso tomemos solo una pequeña parte del argumento de ese Primer Teorema: sólo dos pasos y la conclusión extraída de ellos. Tenga la bondad de registrarlos en su libreta. Y, a fin de referirnos a ellos convenientemente, llamémoslos A, B y Z.
(A) Dos cosas que son iguales a una tercera son iguales entre sí.
(B) Los dos lados de este triángulo son iguales a un tercero.
(Z) Los dos lados de este triángulo son iguales entre sí.
Los lectores de Euclides admitirán, supongo, que Z se sigue lógicamente de A y B, de modo que quien acepte A y B como verdaderas debe aceptar Z como verdadera, ¿no?"
"¡Sin duda! Hasta el más joven de los alumnos de una Escuela Superior -tan pronto como se inventen las Escuelas Superiores, cosa que no sucederá hasta dentro de dos mil años- admitirán eso."
"Y si algún lector no ha aceptado A y B como verdaderas, supongo que aún podría aceptar la secuencia como valida."
"Sin duda que podría existir un lector así. El podría decir 'Acepto como verdadera la Proposición Hipotética de que si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera, pero no acepto A y B como verdaderas'. Un lector así procedería sabiamente abandonando a Euclides y dedicándose al fútbol."
"¿Y no podría haber tambien algún lector que pudiera decir 'Acepto A y B como verdaderas, pero no acepto la Hipotética'?"
"Ciertamente podría haberlo. El, también, mejor se hubiera dedicado al fútbol."
"¿Y ninguno de estos lectores", continuó la Tortuga, "tiene hasta ahora alguna necesidad lógica de aceptar Z como verdadera?"
"Así es", asintió Aquiles.
"Ahora bien, quiero que Ud. me considere a mí como un lector del segundo tipo y que me fuerce, lógicamente, a aceptar Z como verdadera."
"Una Tortuga jugando al fútbol sería..." comenzó Aquiles.
"... Una anomalía, por supuesto", interrumpió airadamente la Tortuga. "¡No se desvíe del tema, Primero Z y después el fútbol!"
"¿Debo forzarlo a aceptar Z, o no?" preguntó Aquiles pensativamente. "Y su posición actual es que acepta A y B pero NO acepta la Hipotética..."
"Llamémosla C", dijo la tortuga; "pero no acepta que: (C) Si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera."
"Esa es mi posición actual", dijo la Tortuga.
"Entonces debo pedirle que acepte C."
"Lo hará así", dijo la Tortuga, "tan pronto como lo haya registrado en su libreta de Apuntes. ¿Qué más tiene anotado?"
"¡Sólo unos pocos apuntes" dijo Aquiles agitando nerviosamente las hojas; "unos pocos apuntes de las batallas en las que me he distinguido!"
"¡Veo que hay un montón de hojas en blanco!" observó jovialmente la Tortuga. "¡Las necesitaremos todas!" (Aquiles se estremeció) "Ahora escriba mientras dicto:
(A) Dos cosas que son iguales a una tercera son iguales entre sí.
(B) Los dos lados de este triángulo son iguales a un tercero.
(C) Si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera.
(Z) Los dos lados de este triángulo son iguales entre sí."
"Debería llamarla D, no Z", dijo Aquiles. "Viene después de las otras tres. Si acepta A y B y C, debe aceptar Z."
"¿Y por qué debo?"
"Porque se desprende lógicamente de ellas. Si A y B y C son verdaderas, Z debe ser verdadera. No puede discutir eso, me imagino."
"Si A y B y C son verdaderas, Z debe ser verdadera", repitió pensativamente la Tortuga.
"¿Esa es otra Hipótesis, o no? Y, si no reconociera su veracidad, ¿podría aceptar A y B y C, y todavía no aceptar Z, o no?"
"Podría", admitió el cándido héroe, "aunque tal obstinación sería ciertamente fenomenal. Sin embargo, el evento es posible. De modo que debo pedirle que admita una Hipótesis más."
"Muy bien, estoy ansioso por admitirla, tan pronto como la haya anotado. La llamaremos 'D'. Si A y B y C son verdaderas, Z debe ser verdadera. ¿Lo ha registrado en su libreta de apuntes?"
"¡Lo he hecho!" exclamó gozosamente Aquiles, mientras guardaba el lápiz en su estuche.
"¡Y por fin hemos llegado al final de esta carrera ideal! Ahora que ha aceptado A y B y C y D, por supuesto acepta Z."
"¿La acepto?" dijo la Tortuga inocentemente. "Dejémoslo completamente claro. Acepto A y B y C y D. Suponga que todavía me niego a aceptar Z."
"¡Entonces la Lógica le agarraría del cuello y le forzaría a hacerlo!", replicó triunfalmente Aquiles. "La Lógica le diría, '¡No se puede librar. Ahora que ha aceptado A y B y C y D, debe aceptar Z!' De modo que no tiene alternativa, Ud. ve."
"Cualquier cosa que la Lógica tenga a bien decirme merece ser anotada", dijo la Tortuga, "de modo que regístrela en su libro, por favor. La llamaremos 'E' Si A y B y C y D son verdaderas, Z debe ser verdadera. Hasta que haya admitido eso, por supuesto no necesito admitir Z. De modo que es un paso completamente necesario, ¿ve Ud.?"
"Ya veo", dijo Aquiles; y había un toque de tristeza en su tono de voz.
Aquí el narrador, que tenía urgentes negocios en el Banco, se vio obligado a dejar a la simpática pareja y no pasó por el lugar nuevamente hasta algunos meses después.
Cuando lo hizo, Aquiles estaba aún sentado sobre el caparazón de la muy tolerante Tortuga y seguía escribiendo en su libreta de apuntes que parecía estar casi llena.
La Tortuga estaba diciendo, "¿ha anotado el último paso? Si no he perdido la cuenta, ese es el mil uno. Quedan varios millones más todavía. Y le importaría, como un favor personal, considerando el rompecabezas que este coloquio nuestro proveería los Lógicos del siglo XIX. ¿le importaría adoptar un retruécano que mi prima la Tortugacuática Artificial hará entonces y permitirse ser renombrado 'Aquiles el Sutiles'?"
"¡Como guste!", replicó el cansado guerrero con un triste tono de desesperanza en su voz, mientras sepultaba la cara entre sus manos. "Siempre que usted, por su parte, adopte un retruécano que la Tortugacuática Artificial nunca hizo y se permita renombrarse 'Tortuga Tortura".
Pobre Aquiles, no sabe con quien se ha metido... poco importa aquí la matemática, más que la paciencia... y en ese juego quien pone las reglas gana. Es peor que la carrera loca, porque aquí la única que ganará y de calle es la tortuga y eso sin ceder un centímetro. Genial, me ha encantado.
Besitos, mi Quasi
Hola Súcubo,
No en vano dicen que la paciencia es la madre de la ciencia, yo creo que en una situación como la del cuento es mucho mejor ser tortuga que Aquiles.
Aquiles querrá sentir que gana, pero la lógica le aplastará a él mucho antes que a la tortuga, que se puede expandir "ad infinitium", además, manteniendo incolume la ataraxia
Por cierto, mi súcubo, ¿que prefieres? ¿un reloj que de la hora exacta dos veces al día u otro que atrase todos los días un minuto? Ahora te lo explico.
Muchísimos besos, ves saboreándolos mientras me voy transformando en incubo
Con relación a Aquiles, creo que tiene algo más débil que el tobillo
Por lo que me preguntas quiero un reloj que tenga las agujas detenidas en aquí y ahora para un par de Daimon que conocemos ¿No querrías uno igual?
De resto no uso reloj.
Tengo mono de besos... me los quedo todos y ya te devolveré algunos... a tu gusto.
Quasitor Moderador
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Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 3:58 am
Quasitor escribió:
LOS DOS RELOJES
¿Qué es mejor, un reloj que está a la hora una vez al año, o uno que lo está dos veces al día? “El segundo”, respondes, “incuestionablemente”. Muy bien, ahora atiende.
Tengo dos relojes: uno no anda en absoluto y el otro se atrasa un minuto al día: ¿cuál preferirías? “El que se atrasa”, contestas, “sin duda alguna”. Ahora observa: el que se atrasa un minuto al día tiene que perder doce horas, o setecientos veinte minutos, antes de que esté de nuevo en punto; por consecuencia, sólo está a la hora una vez en dos años, mientras que el otro lo está evidentemente tantas veces cuantas vuelva la hora que él indica, lo que ocurre dos veces al día. Así que te has contradicho una vez.
“Ah, pero”, dices, “¿de qué sirve que sea puntual dos veces al día, si no pue-do saber a qué hora lo soy?” Bueno, supón que el reloj marca las ocho en punto, ¿no ves que el reloj estará a la hora a las ocho en punto? En consecuencia, cuando sean las ocho en punto, tu reloj estará a la hora.
“Sí, eso lo veo”, respondes.
Muy bien, entonces te has contradicho dos veces: ahora sal del aprieto lo mejor que sepas, y no te contradigas otra vez si puedes evitarlo.
Podría ser que siguieras preguntando: “¿Y cómo voy a saber cuándo son las ocho en punto? Mi reloj no va a decírmelo.” Ten paciencia: tú sabes que cuando sean las ocho en punto tu reloj estará a la hora, muy bien; entonces, ésta es tu regla: mantén tus ojos fijos en el reloj, y en el momento preciso en que esté a la hora serán las ocho en punto. “Pero”, dirás. Y bien, con eso habrá de bastar; mientras más arguyas, más irás alejándote del punto, así que será mejor que paremos.
Me pasa contigo, cuando te leo que una cosa, me lleva a otra. Amén del silogismo "temporal", lo que me llama la atención es el tema de las elecciones. Lo tentadores que parecen los atajos y lo engañosos que suelen resultar. Pensar que no es nada un par de minutos de atraso comparado con una hora fija que está 22 de 24 horas en retraso, parecería mejor la primera opción. Pero hay que ser cautos al elegir y no apresurarse. Quizás todas las elecciones en la vida implican paciencia. O más aun siendo el tiempo tan relativo, preferiría el tiempo en el que coincidimos, dónde dos horas se pasan sin darnos cuenta, que 24 tediosas horas sin ti. Claro que esas 24 tienen una muy grata recompensa. Al final el tiempo es como el camino, no la meta...
Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 4:01 am
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Lo que la Tortuga le dijo a Aquiles
(What the Tortoise Said to Achilles-1894) Lewis Carroll
Aquiles había alcanzado a la tortuga y se había sentado cómodamente sobre su caparazón.
"¿De modo que ha llegado usted al final de nuestra carrera?" dijo la Tortuga. "¿Aún cuando consistía en una serie infinita de distancias? ¿Pensó que algún sabihondo había probado que la cuestión no podía ser realizada?"
"Sí puede ser realizada", dijo Aquiles. "¡Ella ha sido realizada! Solivitur ambulando. Usted ve, las distancias fueron disminuyendo constantemente y asi..."
"¿Pero si hubieran ido aumentando," interrumpió la tortuga, "entonces qué?" "Entonces yo no debería estar aquí", replicó modestamente Aquiles; "y a estas alturas usted hubiera dado ya varias vueltas al mundo."
"Me aclama - aplana, quiero decir", dijo la Tortuga; "pues usted sí que es un peso pesado, ¡sin duda! Ahora bien, ¿le gustaría oir acerca de una carrera en la que la mayoría de la gente cree poder llegar con dos o tres pasos al final y que realmente consiste en un número infinito de distancias, cada una más larga que la distancia anterior?".
"¡Me encantaría, de veras!" dijo el guerrero griego mientras sacaba de su casco (pocos guerreros griegos poseían bolsillos en aquellos días) una enorme libreta de apuntes y un lápiz. "¡Empiece, y hable lentamente, por favor! ¡La taquigrafia aún no ha sido inventada!"
"¡El hermoso Primer Teorema de Euclides!", murmuró como en sueños la tortuga. "¿Admira usted a Euclides?"
"¡Apasionadamente! ¡Al menos, tanto como uno puede admirar un tratado que no será publicado hasta dentro de algunos siglos más!"
"Bien, en ese caso tomemos solo una pequeña parte del argumento de ese Primer Teorema: sólo dos pasos y la conclusión extraída de ellos. Tenga la bondad de registrarlos en su libreta. Y, a fin de referirnos a ellos convenientemente, llamémoslos A, B y Z.
(A) Dos cosas que son iguales a una tercera son iguales entre sí.
(B) Los dos lados de este triángulo son iguales a un tercero.
(Z) Los dos lados de este triángulo son iguales entre sí.
Los lectores de Euclides admitirán, supongo, que Z se sigue lógicamente de A y B, de modo que quien acepte A y B como verdaderas debe aceptar Z como verdadera, ¿no?"
"¡Sin duda! Hasta el más joven de los alumnos de una Escuela Superior -tan pronto como se inventen las Escuelas Superiores, cosa que no sucederá hasta dentro de dos mil años- admitirán eso."
"Y si algún lector no ha aceptado A y B como verdaderas, supongo que aún podría aceptar la secuencia como valida."
"Sin duda que podría existir un lector así. El podría decir 'Acepto como verdadera la Proposición Hipotética de que si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera, pero no acepto A y B como verdaderas'. Un lector así procedería sabiamente abandonando a Euclides y dedicándose al fútbol."
"¿Y no podría haber tambien algún lector que pudiera decir 'Acepto A y B como verdaderas, pero no acepto la Hipotética'?"
"Ciertamente podría haberlo. El, también, mejor se hubiera dedicado al fútbol."
"¿Y ninguno de estos lectores", continuó la Tortuga, "tiene hasta ahora alguna necesidad lógica de aceptar Z como verdadera?"
"Así es", asintió Aquiles.
"Ahora bien, quiero que Ud. me considere a mí como un lector del segundo tipo y que me fuerce, lógicamente, a aceptar Z como verdadera."
"Una Tortuga jugando al fútbol sería..." comenzó Aquiles.
"... Una anomalía, por supuesto", interrumpió airadamente la Tortuga. "¡No se desvíe del tema, Primero Z y después el fútbol!"
"¿Debo forzarlo a aceptar Z, o no?" preguntó Aquiles pensativamente. "Y su posición actual es que acepta A y B pero NO acepta la Hipotética..."
"Llamémosla C", dijo la tortuga; "pero no acepta que: (C) Si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera."
"Esa es mi posición actual", dijo la Tortuga.
"Entonces debo pedirle que acepte C."
"Lo hará así", dijo la Tortuga, "tan pronto como lo haya registrado en su libreta de Apuntes. ¿Qué más tiene anotado?"
"¡Sólo unos pocos apuntes" dijo Aquiles agitando nerviosamente las hojas; "unos pocos apuntes de las batallas en las que me he distinguido!"
"¡Veo que hay un montón de hojas en blanco!" observó jovialmente la Tortuga. "¡Las necesitaremos todas!" (Aquiles se estremeció) "Ahora escriba mientras dicto:
(A) Dos cosas que son iguales a una tercera son iguales entre sí.
(B) Los dos lados de este triángulo son iguales a un tercero.
(C) Si A y B son verdaderas, Z debe ser verdadera.
(Z) Los dos lados de este triángulo son iguales entre sí."
"Debería llamarla D, no Z", dijo Aquiles. "Viene después de las otras tres. Si acepta A y B y C, debe aceptar Z."
"¿Y por qué debo?"
"Porque se desprende lógicamente de ellas. Si A y B y C son verdaderas, Z debe ser verdadera. No puede discutir eso, me imagino."
"Si A y B y C son verdaderas, Z debe ser verdadera", repitió pensativamente la Tortuga.
"¿Esa es otra Hipótesis, o no? Y, si no reconociera su veracidad, ¿podría aceptar A y B y C, y todavía no aceptar Z, o no?"
"Podría", admitió el cándido héroe, "aunque tal obstinación sería ciertamente fenomenal. Sin embargo, el evento es posible. De modo que debo pedirle que admita una Hipótesis más."
"Muy bien, estoy ansioso por admitirla, tan pronto como la haya anotado. La llamaremos 'D'. Si A y B y C son verdaderas, Z debe ser verdadera. ¿Lo ha registrado en su libreta de apuntes?"
"¡Lo he hecho!" exclamó gozosamente Aquiles, mientras guardaba el lápiz en su estuche.
"¡Y por fin hemos llegado al final de esta carrera ideal! Ahora que ha aceptado A y B y C y D, por supuesto acepta Z."
"¿La acepto?" dijo la Tortuga inocentemente. "Dejémoslo completamente claro. Acepto A y B y C y D. Suponga que todavía me niego a aceptar Z."
"¡Entonces la Lógica le agarraría del cuello y le forzaría a hacerlo!", replicó triunfalmente Aquiles. "La Lógica le diría, '¡No se puede librar. Ahora que ha aceptado A y B y C y D, debe aceptar Z!' De modo que no tiene alternativa, Ud. ve."
"Cualquier cosa que la Lógica tenga a bien decirme merece ser anotada", dijo la Tortuga, "de modo que regístrela en su libro, por favor. La llamaremos 'E' Si A y B y C y D son verdaderas, Z debe ser verdadera. Hasta que haya admitido eso, por supuesto no necesito admitir Z. De modo que es un paso completamente necesario, ¿ve Ud.?"
"Ya veo", dijo Aquiles; y había un toque de tristeza en su tono de voz.
Aquí el narrador, que tenía urgentes negocios en el Banco, se vio obligado a dejar a la simpática pareja y no pasó por el lugar nuevamente hasta algunos meses después.
Cuando lo hizo, Aquiles estaba aún sentado sobre el caparazón de la muy tolerante Tortuga y seguía escribiendo en su libreta de apuntes que parecía estar casi llena.
La Tortuga estaba diciendo, "¿ha anotado el último paso? Si no he perdido la cuenta, ese es el mil uno. Quedan varios millones más todavía. Y le importaría, como un favor personal, considerando el rompecabezas que este coloquio nuestro proveería los Lógicos del siglo XIX. ¿le importaría adoptar un retruécano que mi prima la Tortugacuática Artificial hará entonces y permitirse ser renombrado 'Aquiles el Sutiles'?"
"¡Como guste!", replicó el cansado guerrero con un triste tono de desesperanza en su voz, mientras sepultaba la cara entre sus manos. "Siempre que usted, por su parte, adopte un retruécano que la Tortugacuática Artificial nunca hizo y se permita renombrarse 'Tortuga Tortura".
Pobre Aquiles, no sabe con quien se ha metido... poco importa aquí la matemática, más que la paciencia... y en ese juego quien pone las reglas gana. Es peor que la carrera loca, porque aquí la única que ganará y de calle es la tortuga y eso sin ceder un centímetro. Genial, me ha encantado.
Besitos, mi Quasi
Hola Súcubo,
No en vano dicen que la paciencia es la madre de la ciencia, yo creo que en una situación como la del cuento es mucho mejor ser tortuga que Aquiles.
Aquiles querrá sentir que gana, pero la lógica le aplastará a él mucho antes que a la tortuga, que se puede expandir "ad infinitium", además, manteniendo incolume la ataraxia
Por cierto, mi súcubo, ¿que prefieres? ¿un reloj que de la hora exacta dos veces al día u otro que atrase todos los días un minuto? Ahora te lo explico.
Muchísimos besos, ves saboreándolos mientras me voy transformando en incubo
Con relación a Aquiles, creo que tiene algo más débil que el tobillo
Por lo que me preguntas quiero un reloj que tenga las agujas detenidas en aquí y ahora para un par de Daimon que conocemos ¿No querrías uno igual?
De resto no uso reloj.
Tengo mono de besos... me los quedo todos y ya te devolveré algunos... a tu gusto.
Hola Súcubo,
Nuestro Aquiles particular tiene un Patroclo -a veces hinduista, a veces budista theravada, siempre New Age-, que el tandem -cuando no son trio- sean lo que quieran me parece bien, pero que se quieran esconder so capa de budismo me huele a secta de aquí a...Montreal
Y si ya no me resulta simpático el proselitismo sincero -aún cargado de buena intención- el que engaña bastante menos -porque a ese ya le adjudico mala intención de entrada, como diría nuestro Aquiles, subido desesperadamente en la tortuga, "es un prejuicio", y sí, lo es-.
¿Sabes? he estado unos días sin reloj, de los dos que tengo activos se les acabó la bateria y no tenía ganas de ir a cambiarla -estoy muy vago- y he descubierto que...se vive la mar de tranquilo sin reloj -aunque al final les he puesto bateria, reuní coraje y me lance a la calle-.
Mis relojes tenían las agujas detenidas, sólo faltabas tú...te envio besos atemporales, luego eternos
Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 4:04 am
Quasitor escribió:
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LOS DOS RELOJES
¿Qué es mejor, un reloj que está a la hora una vez al año, o uno que lo está dos veces al día? “El segundo”, respondes, “incuestionablemente”. Muy bien, ahora atiende.
Tengo dos relojes: uno no anda en absoluto y el otro se atrasa un minuto al día: ¿cuál preferirías? “El que se atrasa”, contestas, “sin duda alguna”. Ahora observa: el que se atrasa un minuto al día tiene que perder doce horas, o setecientos veinte minutos, antes de que esté de nuevo en punto; por consecuencia, sólo está a la hora una vez en dos años, mientras que el otro lo está evidentemente tantas veces cuantas vuelva la hora que él indica, lo que ocurre dos veces al día. Así que te has contradicho una vez.
“Ah, pero”, dices, “¿de qué sirve que sea puntual dos veces al día, si no pue-do saber a qué hora lo soy?” Bueno, supón que el reloj marca las ocho en punto, ¿no ves que el reloj estará a la hora a las ocho en punto? En consecuencia, cuando sean las ocho en punto, tu reloj estará a la hora.
“Sí, eso lo veo”, respondes.
Muy bien, entonces te has contradicho dos veces: ahora sal del aprieto lo mejor que sepas, y no te contradigas otra vez si puedes evitarlo.
Podría ser que siguieras preguntando: “¿Y cómo voy a saber cuándo son las ocho en punto? Mi reloj no va a decírmelo.” Ten paciencia: tú sabes que cuando sean las ocho en punto tu reloj estará a la hora, muy bien; entonces, ésta es tu regla: mantén tus ojos fijos en el reloj, y en el momento preciso en que esté a la hora serán las ocho en punto. “Pero”, dirás. Y bien, con eso habrá de bastar; mientras más arguyas, más irás alejándote del punto, así que será mejor que paremos.
Me pasa contigo, cuando te leo que una cosa, me lleva a otra. Amén del silogismo "temporal", lo que me llama la atención es el tema de las elecciones. Lo tentadores que parecen los atajos y lo engañosos que suelen resultar. Pensar que no es nada un par de minutos de atraso comparado con una hora fija que está 22 de 24 horas en retraso, parecería mejor la primera opción. Pero hay que ser cautos al elegir y no apresurarse. Quizás todas las elecciones en la vida implican paciencia. O más aun siendo el tiempo tan relativo, preferiría el tiempo en el que coincidimos, dónde dos horas se pasan sin darnos cuenta, que 24 tediosas horas sin ti. Claro que esas 24 tienen una muy grata recompensa. Al final el tiempo es como el camino, no la meta...
El secreto del tiempo es que existe y no existe a la vez. Dodgson plantea que cuando lo matas -sea por la elección del reloj, sea como el Sombrero de Alicia- su inexistencia te atrapa eternamente en un instante, eso me recuerda también a un agujero negro -lo cual llevaría a otras derivadas, pero ahora me refiero al astronómico no a las otras derivadas Mr. Green -. Pienso que la mejor manera de manejarse con el tiempo es adjudicándole sólo el papel de medida, de función de cronómetro, entonces deja de tener entidad y se "cosifica". Con lo cual lo que era un control externo se convierte solo en información...convencional.
Por otra parte, mi súcubo, ya sabes que me gusta el Caos, es más, a nivel meramente especulativo especulo que el Caos lo domina todo, dentro de ese paradigma tampoco tengo inconveniente en aceptar la contradicción pura, la incoherencia y hasta la paradoja.
Al asunto del reloj, una vez pillado, no le hubiera contestado a Dodgson "pero", porque el "pero", ahí, es la guinda de la trampa, es el nudo que se estrecha más en el kinbaku. Le hubiese dicho, "sí, es una contradicción ¿y qué?" Los nudos gordianos sólo se rompen de una manera.
Si no hay tiempo siempre se puede tener paciencia, porque un instante será tanto como la eternidad, así que en todo momento tendrás todo el tiempo que quieras para pensarte las cosas, para esperar las cosas, para hacerlas, para sentirlas y, a poder ser, para disfrutarlas...
El otro día estaba leyendo a Schopenhauer, es curioso, es como el Uroboros de Epícuro, llegan a unas conclusiones parecidas en cuanto a objetivos, pero las vías son contrapuestas -más que contrarias-, también leí un poco a Wilber -dada la recomendación del zenutrio, y pese a mis prejuicios, que los tengo-. No hay color, Wilber puede seguir "transdormido" todo lo que quiera ¡menudo ejemplar!
El tiempo forma parte del camino, como el camino no tiene meta, sólo encuentros, algunos merecen la eternidad.
Como encontrarte a ti, súcubo, me voy a "incubizar" -que no a meterme en una incubadora- y de aquí a nada voy a verte.
Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 4:08 am
Quasitor escribió:
Hola Súcubo,
Nuestro Aquiles particular tiene un Patroclo -a veces hinduista, a veces budista theravada, siempre New Age-, que el tandem -cuando no son trio- sean lo que quieran me parece bien, pero que se quieran esconder so capa de budismo me huele a secta de aquí a...Montreal Mr. Green
Y si ya no me resulta simpático el proselitismo sincero -aún cargado de buena intención- el que engaña bastante menos -porque a ese ya le adjudico mala intención de entrada, como diría nuestro Aquiles, subido desesperadamente en la tortuga, "es un prejuicio", y sí, lo es-.
¿Sabes? he estado unos días sin reloj, de los dos que tengo activos se les acabó la bateria y no tenía ganas de ir a cambiarla -estoy muy vago- y he descubierto que...se vive la mar de tranquilo sin reloj -aunque al final les he puesto bateria, reuní coraje y me lance a la calle-.
Mis relojes tenían las agujas detenidas, sólo faltabas tú...te envio besos atemporales, luego eternos Respuesta de Sukubis
Yo llevo días sin reloj, aunque un poco esclava del tiempo, lo que a un súcubo puede desesperar, aunque hoy me he dejado la tarde libre para charlar con mi mamá sin más hacer que conversar... qué rico ha sido. No he tenido tiempo para estar de vaga mucho tiempo... lo habrás notado. Aunque a ti te tengo en el segundero Así que me faltaba reloj e incluso tiempo, pero a ti te tenía presente, a cada momento. Muy bien por ese coraje reunido y ¿qué tal la salida a la calle? Espero que la disfrutaras. Tengo pendiente lo que te prometí, no se me olvida.
¿Los besos atemporales me los puedo poner cuando quiera?
Muchos besos, mi Incubo. ¿Pueden seis husos horarios distanciar un súcubo de un incubo?
Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 4:10 am
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LOS DOS RELOJES
¿Qué es mejor, un reloj que está a la hora una vez al año, o uno que lo está dos veces al día? “El segundo”, respondes, “incuestionablemente”. Muy bien, ahora atiende.
Tengo dos relojes: uno no anda en absoluto y el otro se atrasa un minuto al día: ¿cuál preferirías? “El que se atrasa”, contestas, “sin duda alguna”. Ahora observa: el que se atrasa un minuto al día tiene que perder doce horas, o setecientos veinte minutos, antes de que esté de nuevo en punto; por consecuencia, sólo está a la hora una vez en dos años, mientras que el otro lo está evidentemente tantas veces cuantas vuelva la hora que él indica, lo que ocurre dos veces al día. Así que te has contradicho una vez.
“Ah, pero”, dices, “¿de qué sirve que sea puntual dos veces al día, si no pue-do saber a qué hora lo soy?” Bueno, supón que el reloj marca las ocho en punto, ¿no ves que el reloj estará a la hora a las ocho en punto? En consecuencia, cuando sean las ocho en punto, tu reloj estará a la hora.
“Sí, eso lo veo”, respondes.
Muy bien, entonces te has contradicho dos veces: ahora sal del aprieto lo mejor que sepas, y no te contradigas otra vez si puedes evitarlo.
Podría ser que siguieras preguntando: “¿Y cómo voy a saber cuándo son las ocho en punto? Mi reloj no va a decírmelo.” Ten paciencia: tú sabes que cuando sean las ocho en punto tu reloj estará a la hora, muy bien; entonces, ésta es tu regla: mantén tus ojos fijos en el reloj, y en el momento preciso en que esté a la hora serán las ocho en punto. “Pero”, dirás. Y bien, con eso habrá de bastar; mientras más arguyas, más irás alejándote del punto, así que será mejor que paremos.
Me pasa contigo, cuando te leo que una cosa, me lleva a otra. Amén del silogismo "temporal", lo que me llama la atención es el tema de las elecciones. Lo tentadores que parecen los atajos y lo engañosos que suelen resultar. Pensar que no es nada un par de minutos de atraso comparado con una hora fija que está 22 de 24 horas en retraso, parecería mejor la primera opción. Pero hay que ser cautos al elegir y no apresurarse. Quizás todas las elecciones en la vida implican paciencia. O más aun siendo el tiempo tan relativo, preferiría el tiempo en el que coincidimos, dónde dos horas se pasan sin darnos cuenta, que 24 tediosas horas sin ti. Claro que esas 24 tienen una muy grata recompensa. Al final el tiempo es como el camino, no la meta...
El secreto del tiempo es que existe y no existe a la vez. Dodgson plantea que cuando lo matas -sea por la elección del reloj, sea como el Sombrero de Alicia- su inexistencia te atrapa eternamente en un instante, eso me recuerda también a un agujero negro -lo cual llevaría a otras derivadas, pero ahora me refiero al astronómico no a las otras derivadas Mr. Green -. Pienso que la mejor manera de manejarse con el tiempo es adjudicándole sólo el papel de medida, de función de cronómetro, entonces deja de tener entidad y se "cosifica". Con lo cual lo que era un control externo se convierte solo en información...convencional.
Por otra parte, mi súcubo, ya sabes que me gusta el Caos, es más, a nivel meramente especulativo especulo que el Caos lo domina todo, dentro de ese paradigma tampoco tengo inconveniente en aceptar la contradicción pura, la incoherencia y hasta la paradoja.
Al asunto del reloj, una vez pillado, no le hubiera contestado a Dodgson "pero", porque el "pero", ahí, es la guinda de la trampa, es el nudo que se estrecha más en el kinbaku. Le hubiese dicho, "sí, es una contradicción ¿y qué?" Los nudos gordianos sólo se rompen de una manera.
Si no hay tiempo siempre se puede tener paciencia, porque un instante será tanto como la eternidad, así que en todo momento tendrás todo el tiempo que quieras para pensarte las cosas, para esperar las cosas, para hacerlas, para sentirlas y, a poder ser, para disfrutarlas...
El otro día estaba leyendo a Schopenhauer, es curioso, es como el Uroboros de Epícuro, llegan a unas conclusiones parecidas en cuanto a objetivos, pero las vías son contrapuestas -más que contrarias-, también leí un poco a Wilber -dada la recomendación del zenutrio, y pese a mis prejuicios, que los tengo-. No hay color, Wilber puede seguir "transdormido" todo lo que quiera ¡menudo ejemplar!
El tiempo forma parte del camino, como el camino no tiene meta, sólo encuentros, algunos merecen la eternidad.
Como encontrarte a ti, súcubo, me voy a "incubizar" -que no a meterme en una incubadora- y de aquí a nada voy a verte.
Ay mi Quasi, más curioso que los Uroboros de Epícuro, son las circunstancias que nos envuelven. ¿No crees? Este encuentro debe ser parte de ese caos que tanto te gusta. Diría un amigo alemán: para qué hacerlo fácil, si se puede hacer difícil... en todo caso, estoy bien provista de paciencia y de algunas otras "virtudes" que fue por dónde comenzó esto... vaya inicio sin iniciación concluida... no me preocupa el tiempo, tenemos todo el tiempo del mundo... ¿no es así Samael?
Muchos besos, te espero
Quasitor Moderador
Mensajes : 733
Tema: Re: Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y su mundo Dom Sep 11, 2011 4:15 am
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LOS DOS RELOJES
¿Qué es mejor, un reloj que está a la hora una vez al año, o uno que lo está dos veces al día? “El segundo”, respondes, “incuestionablemente”. Muy bien, ahora atiende.
Tengo dos relojes: uno no anda en absoluto y el otro se atrasa un minuto al día: ¿cuál preferirías? “El que se atrasa”, contestas, “sin duda alguna”. Ahora observa: el que se atrasa un minuto al día tiene que perder doce horas, o setecientos veinte minutos, antes de que esté de nuevo en punto; por consecuencia, sólo está a la hora una vez en dos años, mientras que el otro lo está evidentemente tantas veces cuantas vuelva la hora que él indica, lo que ocurre dos veces al día. Así que te has contradicho una vez.
“Ah, pero”, dices, “¿de qué sirve que sea puntual dos veces al día, si no pue-do saber a qué hora lo soy?” Bueno, supón que el reloj marca las ocho en punto, ¿no ves que el reloj estará a la hora a las ocho en punto? En consecuencia, cuando sean las ocho en punto, tu reloj estará a la hora.
“Sí, eso lo veo”, respondes.
Muy bien, entonces te has contradicho dos veces: ahora sal del aprieto lo mejor que sepas, y no te contradigas otra vez si puedes evitarlo.
Podría ser que siguieras preguntando: “¿Y cómo voy a saber cuándo son las ocho en punto? Mi reloj no va a decírmelo.” Ten paciencia: tú sabes que cuando sean las ocho en punto tu reloj estará a la hora, muy bien; entonces, ésta es tu regla: mantén tus ojos fijos en el reloj, y en el momento preciso en que esté a la hora serán las ocho en punto. “Pero”, dirás. Y bien, con eso habrá de bastar; mientras más arguyas, más irás alejándote del punto, así que será mejor que paremos.
Me pasa contigo, cuando te leo que una cosa, me lleva a otra. Amén del silogismo "temporal", lo que me llama la atención es el tema de las elecciones. Lo tentadores que parecen los atajos y lo engañosos que suelen resultar. Pensar que no es nada un par de minutos de atraso comparado con una hora fija que está 22 de 24 horas en retraso, parecería mejor la primera opción. Pero hay que ser cautos al elegir y no apresurarse. Quizás todas las elecciones en la vida implican paciencia. O más aun siendo el tiempo tan relativo, preferiría el tiempo en el que coincidimos, dónde dos horas se pasan sin darnos cuenta, que 24 tediosas horas sin ti. Claro que esas 24 tienen una muy grata recompensa. Al final el tiempo es como el camino, no la meta...
El secreto del tiempo es que existe y no existe a la vez. Dodgson plantea que cuando lo matas -sea por la elección del reloj, sea como el Sombrero de Alicia- su inexistencia te atrapa eternamente en un instante, eso me recuerda también a un agujero negro -lo cual llevaría a otras derivadas, pero ahora me refiero al astronómico no a las otras derivadas Mr. Green -. Pienso que la mejor manera de manejarse con el tiempo es adjudicándole sólo el papel de medida, de función de cronómetro, entonces deja de tener entidad y se "cosifica". Con lo cual lo que era un control externo se convierte solo en información...convencional.
Por otra parte, mi súcubo, ya sabes que me gusta el Caos, es más, a nivel meramente especulativo especulo que el Caos lo domina todo, dentro de ese paradigma tampoco tengo inconveniente en aceptar la contradicción pura, la incoherencia y hasta la paradoja.
Al asunto del reloj, una vez pillado, no le hubiera contestado a Dodgson "pero", porque el "pero", ahí, es la guinda de la trampa, es el nudo que se estrecha más en el kinbaku. Le hubiese dicho, "sí, es una contradicción ¿y qué?" Los nudos gordianos sólo se rompen de una manera.
Si no hay tiempo siempre se puede tener paciencia, porque un instante será tanto como la eternidad, así que en todo momento tendrás todo el tiempo que quieras para pensarte las cosas, para esperar las cosas, para hacerlas, para sentirlas y, a poder ser, para disfrutarlas...
El otro día estaba leyendo a Schopenhauer, es curioso, es como el Uroboros de Epícuro, llegan a unas conclusiones parecidas en cuanto a objetivos, pero las vías son contrapuestas -más que contrarias-, también leí un poco a Wilber -dada la recomendación del zenutrio, y pese a mis prejuicios, que los tengo-. No hay color, Wilber puede seguir "transdormido" todo lo que quiera ¡menudo ejemplar!
El tiempo forma parte del camino, como el camino no tiene meta, sólo encuentros, algunos merecen la eternidad.
Como encontrarte a ti, súcubo, me voy a "incubizar" -que no a meterme en una incubadora- y de aquí a nada voy a verte.
Ay mi Quasi, más curioso que los Uroboros de Epícuro, son las circunstancias que nos envuelven. ¿No crees? Este encuentro debe ser parte de ese caos que tanto te gusta. Diría un amigo alemán: para qué hacerlo fácil, si se puede hacer difícil... en todo caso, estoy bien provista de paciencia y de algunas otras "virtudes" que fue por dónde comenzó esto... vaya inicio sin iniciación concluida... no me preocupa el tiempo, tenemos todo el tiempo del mundo... ¿no es así Samael?
Muchos besos, te espero
Hola Súcubo,
Nuestro buen amigo Epicuro también dice que el tiempo no existe ¿o era un Sombrerero quién decía eso? ¡Ah! ¡no! ¡el sombrerero lo había matado! Así que debe existir como "tiempo muerto" ergo...todo el tiempo del mundo, mi súcubo. Cosa que los maestros zen con tarjetas adn.ram y puertos usb no saben ¡jajaja! y hablando de fantasmas más que "zenicos" "escénicos" creo que nuestro Dodgson también tiene sus ocurrencias al respecto, y tienen su enjundía...
Miles de besos
P.D: Una canción antigua -hasta yo era joven ¡jajaja!-
Bailemos un sirtaki y después retocemos en el Jardín!
.
Será casualidad tropezarme hoy con estas cosas?
a tu gusto.
