El riesgo que tratan de evitar los fetichistas de la austeridad es la remota posibilidad de que se demuestre que la austeridad solo supone una coartada para imponer un cambio de régimen; desde la democracia, de vuelta a la plutocracia Antón Losada 84 comentarios 17/02/2015 - 20:51h De Guindos afirma que se intentará evitar un fracaso con Grecia, que debe recapacitar
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] El ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis y el ministro español de Economía, Luis de Guindos. / Efe
Asumámoslo. Los griegos no pueden ganar. Ese es el verdadero problema. Simple y llanamente no pueden ganar ni siquiera un poco porque, si lo hacen, se vendrá abajo esa gran estafa europea conocida como “austeridad”. Grecia, como Romeo, debe morir.
No se trata de que sus peticiones resulten poco razonables, económicamente inviables o simplemente estúpidas. Se trata de que Merkel, Rajoy o Cameron no sabrían cómo explicárselo a sus opiniones públicas y a sus votantes sin acabar embreados con plumas y alquitrán como los tahúres del viejo Oeste.
El riesgo que tratan de evitar los fetichistas de la austeridad no es la bancarrota de Grecia, su salida del euro o que el Gobierno de Syryza acabe resultando un desastre. Buscan evitar precisamente lo contrario: la siquiera remota posibilidad de que pueda salir bien y se demuestre que la austeridad solo supone una coartada para imponer un cambio de régimen; desde la democracia, de vuelta a la plutocracia.
Si los griegos consiguen un acuerdo razonable, ordenan su economía fuera del yugo de la austeridad por cualquier medio necesario, implementan las reformas que deberían sacar a Grecia de la desigualdad, el clientelismo y la corrupción, vuelven a crecer y crear empleo y empiezan a pagar lo que deben, quedarían como los timadores que son esos mismos gobernantes que llevan un lustro jurándonos que no hay otro remedio que aplicar políticas de sufrimiento masivo y asustándonos con pavorosas historias de mercados feroces, populistas al servicio del oro de Venezuela y radicales viciosos.
La negociación con Grecia tiene bien poco que ver con la economía. El único riesgo moral que realmente asumimos yace en la catadura moral que están acreditando gobernantes y ministros que acusan a los griegos de haberse fumado alegremente el dinero de nuestras pensiones o nuestros medicamentos. Ni siquiera Europa se comporta como un acreedor preocupado únicamente porque le devuelvan su dinero. No quiere cobrar, quiere castigar.
Se trata únicamente de demostrar quién da las órdenes y a quién no le queda más remedio que obedecerlas. No se trata de que los griegos nos devuelvan ese dinero que decimos que nos deben como si muchos hubieran ido a llevarlo personalmente a Atenas sacándolo de su bolsillo. Se trata de que los griegos aprendan de una vez y para siempre quién manda aquí.
El Gobierno griego debería ser un poco más listo y, además de gustarse tanto en las ruedas de prensa y verse ideal en las imágenes de los telediarios, debiera preocuparse por jugar a este juego de tronos con la prudencia, la sobriedad y la paciencia que permiten acabar ganando.
El colapso de la banca a finales de 2008 llevó a Islandia a una pérdida del 8% de su riqueza en dos años y a una inédita tasa de paro del 11,9%. La economía de la isla dio un giro a partir de 2011. Basándose sobre todo en el turismo, las exportaciones pesqueras y la industria del aluminio, Islandia recuperó el terreno perdido, la tasa de paro oscila entre el 3% y el 4% y el Gobierno ha previsto una expansión del Producto Interior Bruto (PIB) del 3,3%. El presidente del país, [url=http://economia.elpais.com/economia/2015/02/18/actualidad/Olafur Ragnar Grimsson]Olafur Ragnar Grimsson[/url], ha atribuido en parte esa recuperación a haber desoído los consejos de los organismos internacionales, en particular la Comisión Europea, para que aplicara medidas de austeridad. A pesar de que ha rechazado dar consejos a Grecia, el presidente islandés ha destacado que la UE se equivocó con su caso. “¿Por qué deberían tener razón en otros?”, ha planteado.El presidente islandés ha pronunciado este miércoles una conferencia en la escuela de negocios Iese, tras la cual ha mantenido un almuerzo con periodistas. Olafur Ragnar Grimsson ha recomendado a la UE que saque sus conclusiones sobre la crisis y la recuperación de Islandia y ha reclamado mantener los equilibrios entre “la democracia” y los “intereses económicos”. “Los intereses económicos en una mano y la democracia en la otra”, ha sostenido. El presidente ha rechazado que la población deba sufrir con medidas de duros recortes presupuestarios y ha abogado por la combinación que empleó el país, que pasó porrenegociar la deuda (el país rechazó en un referéndum pagar por los errores de sus bancos)y una devaluación de la moneda. El país, sin embargo, mantiene severos controles de capital desde 2008 y es sólo ahora cuando empieza a plantearse si debe eliminar o no las restricciones que bloquean la libre circulación de fondos por una cuantía que equivale al 50% del PIB.Después de que en 2009 Islandia iniciara las negociaciones para incorporarse a la Unión Europea, el año pasado el Gobierno de centroderecha decidió romperlas. El presidente ha asegurado este miércoles que esa opción no está “olvidada”, puesto que una parte del país todavía aboga por la integración. Sin embargo, el jefe de Estado de Islandia ha admitido que la cuestión pesquera pesa en la decisión. En el país está vigente un sistema de cuotas que Gobierno y sector pesquero defienden a capa y espada y que despierta recelos en Bruselas, sobre todo en cuanto a las capturas de caballa. Olafur Ragnar Grimsson ha mantenido que Islandia “nunca aceptará” esas condiciones. Aun así, ha afirmado que el debate sigue vivo y ha recordado que el país ya forma parte de varios acuerdos económicos y de seguridad del continente.El presidente de Islandia ha explicado que hoy el turismo y las exportaciones de pescado, sobre todo de bacalao, son los puntales del país. La industria turística lleva tres años creciendo a un ritmo de entre el 15% y el 20%, lo cual al principio se debió a la devaluación de la moneda y luego a las campañas turísticas que se han lanzado. En un país de 320.000 habitantes, cada año se reciben ya un millón de turistas, procedentes sobre todo de Europa y Estados Unidos, pero ahora también de Asia. “En los próximos 5 o 10 años el reto es seguir con la misma experiencia sin hacer daño al medio ambiente”, ha sostenido el presidente islandés. Este ha destacado que la crisis financiera llevó a trabajadores de ese a otros sectores, lo cual ha fomentado la creatividad y la innovación.
Mientras tanto los resultados de la austeridad ya los hemos visto, Grecia, España, Portugal, Italia.
Pur V.I.P.
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Tema: Re: Grecia debe morir Jue Feb 19, 2015 2:47 pm
Viriato escribió:
Grecia debe morir
El riesgo que tratan de evitar los fetichistas de la austeridad es la remota posibilidad de que se demuestre que la austeridad solo supone una coartada para imponer un cambio de régimen; desde la democracia, de vuelta a la plutocracia Antón Losada 84 comentarios 17/02/2015 - 20:51h De Guindos afirma que se intentará evitar un fracaso con Grecia, que debe recapacitar
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] El ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis y el ministro español de Economía, Luis de Guindos. / Efe
Asumámoslo. Los griegos no pueden ganar. Ese es el verdadero problema. Simple y llanamente no pueden ganar ni siquiera un poco porque, si lo hacen, se vendrá abajo esa gran estafa europea conocida como “austeridad”. Grecia, como Romeo, debe morir.
No se trata de que sus peticiones resulten poco razonables, económicamente inviables o simplemente estúpidas. Se trata de que Merkel, Rajoy o Cameron no sabrían cómo explicárselo a sus opiniones públicas y a sus votantes sin acabar embreados con plumas y alquitrán como los tahúres del viejo Oeste.
El riesgo que tratan de evitar los fetichistas de la austeridad no es la bancarrota de Grecia, su salida del euro o que el Gobierno de Syryza acabe resultando un desastre. Buscan evitar precisamente lo contrario: la siquiera remota posibilidad de que pueda salir bien y se demuestre que la austeridad solo supone una coartada para imponer un cambio de régimen; desde la democracia, de vuelta a la plutocracia.
Si los griegos consiguen un acuerdo razonable, ordenan su economía fuera del yugo de la austeridad por cualquier medio necesario, implementan las reformas que deberían sacar a Grecia de la desigualdad, el clientelismo y la corrupción, vuelven a crecer y crear empleo y empiezan a pagar lo que deben, quedarían como los timadores que son esos mismos gobernantes que llevan un lustro jurándonos que no hay otro remedio que aplicar políticas de sufrimiento masivo y asustándonos con pavorosas historias de mercados feroces, populistas al servicio del oro de Venezuela y radicales viciosos.
La negociación con Grecia tiene bien poco que ver con la economía. El único riesgo moral que realmente asumimos yace en la catadura moral que están acreditando gobernantes y ministros que acusan a los griegos de haberse fumado alegremente el dinero de nuestras pensiones o nuestros medicamentos. Ni siquiera Europa se comporta como un acreedor preocupado únicamente porque le devuelvan su dinero. No quiere cobrar, quiere castigar.
Se trata únicamente de demostrar quién da las órdenes y a quién no le queda más remedio que obedecerlas. No se trata de que los griegos nos devuelvan ese dinero que decimos que nos deben como si muchos hubieran ido a llevarlo personalmente a Atenas sacándolo de su bolsillo. Se trata de que los griegos aprendan de una vez y para siempre quién manda aquí.
El Gobierno griego debería ser un poco más listo y, además de gustarse tanto en las ruedas de prensa y verse ideal en las imágenes de los telediarios, debiera preocuparse por jugar a este juego de tronos con la prudencia, la sobriedad y la paciencia que permiten acabar ganando.