sobre el caso argentino... muy parecido al de grecia ...irlanda y portugal ...y españa tambien... os dejo este enlace
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]A diez años del corralito argentino
La independencia va unida al progreso y el bienestar
Hace ahora 10 años, en 2001,
Argentina fue conducida por el imperialismo al corrralito. Bancos y
multinacionales sacaron en un mes el equivalente al 25% del PIB del
país, la gente perdió la mitad o más de sus ahorros de toda la vida, la
pobreza se extendió al 52% de la población y el PIB se hundió a menos de
la mitad en sólo tres años.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] El 90% del país se une al grito de “¡Que se vayan todos!” y en poco más de dos años echan a tres presidentes
10 años después, Argentina
es el país que más ha crecido en toda Iberoamérica en esta década. Su
PIB ha aumentado en un 360% desde el corralito, reduciendo la pobreza en
un 80% y el desempleo en un 72%. Y lo ha hecho aplicando exactamente
las recetas contrarias que nos aplican a nosotros el FMI y Bruselas.
Tomando como base la defensa de
la soberanía nacional y como guía la redistribución de la riqueza, los
gobiernos de los Kichner han elevado un 900% el salario mínimo, han
multiplicado las ayudas sociales a los más necesitados, han subido un
500% las pensiones mínimas, han cancelado la práctica totalidad de la
deuda externa y hoy Argentina destina tres veces más recursos y dinero a
la educación y a la I+D+i que al pago de la deuda pública.
Al infiernoEn
diciembre de 2001, Argentina fue enviada, literalmente, al infierno de
la pobreza, la ruina y la desesperación por el saqueo a gran escala
practicado por EEUU junto las grandes oligarquías financieras del
planeta, y ejecutado por el FMI y el Banco Mundial.
Tras una
década de haber encadenado el peso argentino al dólar con un tipo de
cambio fijo (1 peso por 1 dólar yanqui, como si fueran la misma moneda, o
una moneda única), el excesivo valor de la moneda de un país
eminentemente exportador como Argentina lo condujo a un endeudamiento
descomunal (la deuda externa se multiplicó por más 20 en dos décadas,
pasando de 7.000 a 143.000 millones de dólares) y a una recesión
desbocada a finales de los años 90.
Sin capacidad de reacción,
puesto que siguiendo las directrices de Washington el gobierno había
vendido a precio de saldo las empresas estatales más rentables a los
grandes capitales extranjeros (se privatizó desde la telefonía y las
comunicaciones, hasta compañías aéreas, pasando por industrias
petroquímicas, el petróleo, los ferrocarriles, la distribución del gas
natural, de la electricidad, del agua, la siderurgia, el carbón, las
industrias de defensa,...), Argentina se ve forzada a endeudarse con el
FMI, de una forma similar a lo que se está haciendo ahora con los planes
de rescate de Grecia, Irlanda o Portugal.
"Millones de familias argentinas vieron desaparecer la mitad de sus ahorros de toda la vida" A cambio del dinero del rescate, el FMI exige un programa de ajuste que
contempla rebajas salariales, nuevas privatizaciones (entre ellas las
pensiones), flexibilización del mercado de trabajo, grandes recortes en
el gasto público y social y fuertes subidas de impuestos.
Exactamente
las mismas recetas que ahora nos aplican a nosotros y que tuvieron como
consecuencia que la recesión y el empobrecimiento se aceleraran hasta
llegar, en el plazo de 3 años, a unos niveles nunca vistos en su
historia.
El PIB se hunde en sólo un año. A comienzos de 2001
estaba en 268 mil millones de dólares, a lo largo de 2002 había caído a
102 mil millones. El paro y el subempleo se extienden al 25,2% de la
población. El 52% de los argentinos pasan a vivir bajo el umbral de la
pobreza, la mitad de ellos caen en la más completa indigencia. La
economía se estanca. Sólo en el mes previo al corralito, la producción
industrial cae un 11,6%, la construcción un 18,1%, la industria
automovilística un 27,7%.
"La primera medida de Kichner: romper con el FMI" Pero lo peor estaba todavía por llegar. En diciembre de 2001, el
gobierno emite un decreto (que se conocerá como “el corralito”) que
limita la retirada de dinero en efectivo de las cuentas corrientes,
hasta un máximo de 250 pesos a la semana.
No importa el dinero que tuvieras en tu cuenta o tus necesidades: nadie podía sacar más de 250 pesos/dólares a la semana.
Poco
después, el gobierno decreta la devaluación del peso con respecto al
dólar en un 40%. Como consecuencia, millones de familias argentinas ven
desaparecer de un plumazo casi la mitad de sus ahorros de toda la vida.
Cosa que no les ocurre a bancos y multinacionales, puesto que avisados
previamente por el gobierno, retiran del país, sacándolo de los bancos,
una cifra cercana a los 70.000 millones de dólares.
Argentina se
colapsa, los empresarios no pueden pagar ni a proveedores ni a
empleados, los comerciantes no pueden reponer sus mercancías, el dinero
no circula, la gente se echa a las calles, los más necesitados se ven
obligados a asaltar los comercios para dar de comer a sus hijos, las
caceroladas se multiplican, el 90% del país se une al grito de “¡Que se
vayan todos!” y en poco más de dos años echan a tres presidentes.
La ruptura10
años después de aquello, Argentina es el país que más ha crecido de
toda Iberoamérica, con ritmos anuales de crecimiento del PIB de entre el
8 y el 10%, algo que sólo está a alcance de algunos países asiáticos.
En apenas una década, Argentina ha pasado del infierno al cielo. ¿Cómo y
por qué?
En 2003, Nestor Kichner, representante del ala
izquierda del peronismo –un movimiento que nació justamente como un
proyecto de librar a Argentina de los lazos de dependencia del
imperialismo en los años 40–, gana las elecciones y ocupa la Casa
Rosada.
Su primera medida es renegociar con sus acreedores el
pago de la deuda externa. Pero previamente, Kichner ha firmado con el
presidente brasileño Lula una alianza estratégica, cuyo objetivo es
mantener una posición común de rechazo ante las presiones y exigencias
del FMI. Cancela la totalidad de la deuda con el fondo (9.500 millones
de dólares), logra la independencia de él y deja de recibir sus
“recetas”.
Desde esa posición de fuerza, y con una clara
voluntad y determinación de ganar autonomía frente a Washington y poner
freno a su intervención en Argentina, los Kichner consiguen, en dos
etapas, que los acreedores externos, la gran banca mundial, acepten
(voluntariamente o a la fuerza, accionistas del Banco Mundial siguen
todavía hoy reclamándole pagos) una quita de conjunto de la deuda del
70%. La mayor de la historia desde la de Alemania tras la Segunda Guerra
Mundial.
En 2003, la deuda externa representaba el 79,2% del
PIB. Ocho años después, apenas llega al 16%. Entonces, el pago de los
intereses de la deuda eran una auténtica sangría para el país (el riesgo
país llegó a alcanzar los 5.000 puntos básicos, el de España
actualmente está en torno a los 350), hoy son irrelevantes.
Tomando
como clave la defensa de la soberanía nacional y como guía la
redistribución de la riqueza, entre el segundo trimestre de 2003 y el
mismo período de 2010, Argentina consigue un increíble crecimiento
acumulado del 285%.del PIB.
"Entre 2003 y 2009, el saario mínimos ha subido un 900%" Con fuertes inversiones en obra pública, impulsando la producción
interna para ampliar y diversificar los intercambios comerciales con el
resto mundo hasta conseguir un superávit comercial y financiero,
acumulando reservas de divisas en el Banco Central, manejando
adecuadamente el tipo de cambio de su moneda y aplicando una política de
redistribución de la riqueza para aumentar el poder adquisitivo de la
mayoría y el consumo interno, el país casi ha triplicado su capacidad de
crear nueva riqueza en apenas 7 años.
Para ello, la primera
medida de Kichner en el interior fue una elevación general de los
salarios. El primer mes de su gobierno decreta que el salario mínimo
pase de 200 a 500 pesos mensuales, una elevación del 150%. Ocho años
después, el salario mínimo está establecido en 1.740 pesos, casi un 900%
superior al de 2003. Mientras que el salario medio está situado
actualmente en los 2.890 pesos.
Mediante el establecimiento de la
Asignación Universal por Hijo, el plan de asistencia más importante y
ambicioso de toda Iberoamérica, los índices de pobreza han descendido
del 52,3% en 2002 al 10% en 2011. Gracias a él, 10 millones de
argentinos (el 25% de una población de 40 millones de habitantes) han
salido de la indigencia y 4 millones de niños tienen asegurado por el
Estado la alimentación básica y la educación.
"Las pensiones mínimas han aumentado en un 500%" En 2008, se produce la recuperación por el Estado de los fondos de
pensiones, que debido a los mandatos del FMI habían sido privatizadas.
10 bancos argentinos y extranjeros gestionaban ese año 90.000 millones
de pesos de los trabajadores, cobrándoles un 33% de sus aportaciones por
gastos de gestión. Ese mismo año, los fondos privados de pensiones
tenían una rentabilidad negativa del 2,5%.
Desde que el Estado
ha recuperado la gestión de los fondos de pensiones, las inversiones en
proyectos productivos, obras públicas, energía y créditos para la
vivienda se han cuadruplicado. Hoy, el Fondo público de pensiones posee
activos por más de 150.000 millones de pesos. Lo que ha permitido que
las pensiones mínimas hayan pasado de los 200 pesos de 2002, a los 1.000
pesos en 2011, una subida del 500%. Y se actualizan dos veces al año de
acuerdo con el aumento de la inflación.
En 2002, Argentina
destinaba el 5% de su PIB al pago de la deuda externa y el 2% a la
educación. Hoy sucede exactamente al contrario. Sólo entre 2010 y 2011,
el presupuesto para Educación se incrementó en un 38%. Mientras que el
presupuesto destinado a I+D+i creció en 2011 un 13%.
La
experiencia de Argentina pone sobre la mesa una verdad incontestable:
los países que crecen económicamente son aquellos en los que la
independencia o la autonomía política conquistadas frente al hegemonismo
les permite aplicar políticas económicas de redistribución de la
riqueza y elevación del nivel de vida de las clases populares,
fortaleciendo su mercado interno que actúa como motor del crecimiento.
La conclusión es sencilla: a mayor intervención norteamericana, mayor
grado de saqueo; a más autonomía e independencia respecto a EEUU, más
crecimiento. Esta es la clave de todo.