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Recientemente hemos podido saber que la primera preocupación para el español medio es el paro, seguido de la corrupción política. No nos hacía falta esa encuesta porque se palpa en la calle, y no falta razón.
Ahora repetiré, una vez más, mi alto descontento con el PSOE al que voté una vez y fui engañado, del PP nada espero, nada bueno, y además no le puedo exigir nada porque nunca deposité mi confianza en ellos. Ni depositaré.
Con el nacimiento de las nuevas organizaciones, C’s y “Podemos” creí ver un futuro mejor, y no inclinado a la derecha como no lo soy, y entendiendo que C’s lo es, más el añadido de no estar a favor de una consulta popular en Catalunya, voté a “Podemos”. Y si bien, al no llegar al Gobierno de la nación no puedo decir que me hayan engañado, sí mi confianza la han perdido, pues fuera como fuese, sin tomar el cielo a la fuerza, creo que debió hacer de tripas corazón en algún tema para, desde al lugar donde se legisla tomar asiento, ir mejorando las leyes y si fuera necesario derogar las más perjudiciales a los trabajadores, pequeños comerciantes y autónomos. Vuelvo a decir, y a sabiendas de que puedo estar equivocado, que por la soberbia de don Pablo, esa posibilidad se evaporó.
¿Recuerdan mi desagrado, y eso que no soy creyente en religión alguna, y en la católica estoy excomulgado, ante su idea de suprimir la misa dominical de la TV pública? Pues eso, que estos detalles no son importantes para los que no tienen trabajo, para los que no pueden pagar su cuota de autónomo y se ven obligados a darse de baja y trabajar en negro y en chapuzas, para los independientes cada vez más olvidados del PP, o los jubilados con subidas ridículas de su paga mensual y las muchas alzas que cada año han de hacer frente: electricidad, gas, vivienda, agua, etc.
Digo esto como una llamada, aunque sé que predico en el desierto, para que los nuevos políticos pongan toda su fuerza, que como jóvenes y poco o nada sucios en la corruptela tienen y agrada, en los problemas verdaderos de la ciudadanía, que no creen ni uno solo más, que ya hay demasiados por resolver.
Por favor, no desanimen más al ciudadano necesitado, cuando en ustedes ha colocado su cada día más menguada esperanza.
El P©stiguet