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He dicho en muchas ocasiones que soy muy dado a los pequeños detalles más que a los grandes; éstos últimos todo el mundo los ve, en los otros hace falta fijarse mucho.
No soy monárquico, sino republicano, sin embargo la expresión del monarca últimamente me preocupa. Yo quiero entender que el rey debe estar al día de los problemas de España, el paro, la pobreza, o la idea secesionista de una parte importante de los ciudadanos de Catalunya, y le debe preocupar. El rey no gobierna, pero su cargo tiene tal importancia y responsabilidad, que debe sentir pesar ante tantos problemas ocasionados por los políticos.
Tenemos una clase política que no hay por donde cogerla. Son incompetentes. La última perla la ha dicho el niñato de Albert Rivera, demandando cárcel para los desobedientes del Gobierno catalán si se realiza el referéndum. ¿Qué pretende este iluminado? ¿Acaso una revuelta en la sociedad catalana? ¿No sabe este cantamañanas que para el ciudadano español, su preocupación principal no es el referéndum sino el paro, la corrupción y los políticos que tenemos, y entre ellos él?
Desde el comienzo de la llamada crisis, situación creada por los políticos, en España se han triplicado los millonarios cuya fortuna superan los 30 millones de euros. 240 más han nacido, que, multiplicados solo por 30 millones cada uno (es el mínimo, pues los habrá con más millones) hacen un total de 6.200 millones de euros. Vayamos por partes ¿Se ha creado en España, en estos años, tanta riqueza? ¿Imposible, verdad? Por lo tanto el resultado es que esos NUEVOS MILLONARIOS se han hecho con el dinero de millones de españoles. Esta clase política ha logrado que unos pocos acaparen lo que otros muchos tenían. Y el pijo de Rivera amenazando con cárcel.
Una gran verdad es que cuando Catalunya se mueve en serio (repasen si no la historia) en España se produce un vuelco histórico.
Y la expresión siempre seria, triste yo diría, del monarca, es fiel reflejo de muchos españoles, que, no contando con políticos de verdad, pues la mayoría son farsantes, vividores, arribistas… el futuro lo vemos negro, por muy optimistas que seamos.
España, desde que perdió su imperio, no da un paso firme, no escribe un renglón seguido, va de tropiezo en tropiezo, de fracaso en fracaso, y todo es por no tener gente preparada, inteligente, creativa, para soluciona los conflictos a base de diálogo, responsabilidad, conocimiento del problema, ganas de trabajar, y remar todos unidos pero no uniformados. Que España —¿cuándo lo entenderán?— es lar de muchas culturas, sensibilidades, ambiciones y esperanzas. No ver la realidad, por ciegos o por intereses bastardos, es ir bajando por la pendiente de un desencuentro tan enorme que no tendrá, un día, visos de solución.
No hagan de Catalunya y sus deseos una nueva ETA. No intenten justificar sus errores y sus bolsillos llenos por un enemigo a abatir. Catalunya no lo es por naturaleza, posiblemente sea la región, o nación española, que más acogida ha realizado en la historia reciente de España. Esta clase política la está transformando en un enemigo para justificar, desde sus latrocinios hasta sus errores de gobierno. Y ya está bien…
El P©stiguet
