Hay cierta desazón en los, las y les pibxs que creyeron en el tan mentado "vamos a volver". Con verdes pañuelos se secan los lagrimones por la renuncia de la yegua a ser candidata a la presidencia. El sueño de volver y retomar la historia revolucionaria habrá que dejarlo para mejores tiempos. Esta realidad necesita al poco querible Alberto Fernández, sí, el mismo que pegó el portazo y rompió con la chochona por la 125; el amigo de los medios hegemónicos que fustigó durante ocho años la dictadura kirchnerista, el que colaboró para la sorprendente derrota de 2015. El mismo Alberto Fernández hoy es Alberto, precandidato a la presidencia y ella su vice.
Quien no conoce la historia está condenado a repetir los mismos errores. En los 70 Perón utilizó a unos imberbes y estúpidos militontos para volver al Poder, una vez instalado los echó de la Plaza. Hoy la estadista del subdesarrollo en una jugada "magistral", baja las banderas y las altisonantes soflamas de solemne pariotismo, para asegurarse los fueros, un posible indulto y no ir presa.