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marapez V.I.P.
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Tema: Re: Carne Cruda Mar Dic 15, 2020 5:38 pm
La justicia no es igual para todos
Lo de que la Justicia es igual para todos ya no cuela ni como discurso de Navidad. Ya lo dijo Ayuso, que es el subconsciente de la derecha o la derecha después del tercer cubata: el emérito no es como nosotros y "la ley es para todos la misma pero no es igual para todos". Los lapsus o trabalenguas de Rajoy eran cómicos e insustanciales, los de Ayuso son trágicos porque sustancian lo que piensan realmente los conservadores, que no somos una democracia ni falta que les hace. Decía la presidenta madrileña que la izquierda quiere una república bananera, ella prefiere una monarquía de monos con platillos.
Es trágico, también, porque lleva razón, la justicia no es igual para todos, ya se ocupan algunos jueces de que no lo sea. Para el emérito, sin duda no lo es. A ningún otro ciudadano le avisa la Fiscalía para que regularice lo evadido antes de investigarlo. Ningún otro ciudadano regulariza sólo un 1% de lo que no ha declarado y recibe ese aplauso entusiasta que le han regalado los monárquicos. El aplauso es más execrable, si cabe, porque como bien decía Ayuso, el emérito no es un ciudadano más, ha sido la máxima representación del país cuando le hurtaba impuestos a los españoles que le pagaban un sueldo millonario. Se ve que no le llegaba. Pero el problema no está tanto en los palmeros que han hecho al monarca creerse intocable sino en el mismo origen de esta pseudo democracia: la Constitución. La desigualdad jurídica de los españoles está en el acta fundacional del Régimen del 78 que consagra que la ley es la misma para todos menos para el monarca, que es inviolable. En puridad, es inviolable sólo en sus funciones de Jefe de Estado, pero los magistrados de la Corte ya se han ocupado de retorcer el artículo para aplicarlo a lo demás. El rey podía violarte cuando estaba en activo, según su interpretación. Podrían haberse dejado de eufemismos y haberlo llamado “derecho de pernada”. De aquellos polvos franquistas, vienen los lodos que hoy arrastra la Justicia. Este lunes, el Supremo ha decidido que se celebre un nuevo juicio a Otegi por el Caso Bateragune en el que se le juzgó por intentar refundar la ilegalizada Herri Batasuna. El líder abertzale estuvo seis años y medio en la cárcel junto a otros cuatro condenados por un juicio que Estrasburgo declaró injusto y parcial. El Supremo tuvo que anular la sentencia. Pues no sólo no se les indemniza sino que se les obliga a otro juicio porque lo ha pedido una asociación de víctimas cercana a Vox. El Supremo ha tomado esta decisión en contra del propio tribunal que les juzga, la Audiencia, que considera que sólo los perjudicados por el juicio irregular podrían reclamar un nuevo proceso. El Alto Tribunal responde que "un defecto procesal no puede convertirse en una exención penal". El error es también del propio Supremo que supervisó la sentencia. Los que no vieron parcialidad entonces, ahora decretan que se haga un juicio imparcial, es de traca. No paga el tribunal por su error sino los que ya pagaron. No querías juicio injusto, pues toma dos tazas. No sorprende que se haga a petición de una organización vinculada a Vox. Ya sabemos que el Supremo cojea del pie ultraderecho. No sorprende tampoco que esta decisión llegue justo después de lo que la derecha llama "los presupuestos de ETA" aprobados por los socialcomunistarras independentistas y en medio del ruido de sables de los militronchos franquistas y los líos del rey y la Kitchen del PP, que lleva dos años bloqueando la renovación de ese tribunal. No sólo los políticos imparten injusticia, hay jueces que también hacen de políticos. Cuando la derecha no consigue el Gobierno, intenta gobernar en las sombras. Cuando una democracia no es democracia ni tiene los controles para serlo, la Justicia no es igual para todos, es un arma política. https://www.eldiario.es/carnecruda/lo-llevamos-crudo/justicia-no-igual-arma-politica_132_6504386.html
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marapez V.I.P.
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Tema: Re: Carne Cruda Miér Ene 13, 2021 12:57 am
La conjura contra América
A nadie puede sorprender lo que ocurrió la semana pasada en el Capitolio de Estados Unidos. No sólo porque lo iban pregonando en redes sociales semanas antes, no sólo porque Trump y senadores como Josh Hawley o Ted Cruz llevan desde las elecciones defendiendo el presunto fraude electoral sin pruebas o porque el mismo presidente convocó y arengó a la masa en Washington el mismo día del asalto para que evitaran el reconocimiento de la victoria de su oponente, Joe Biden. Todo empezó mucho antes, antes incluso de la toma de posesión de Trump, con el resurgimiento de la extrema derecha en Estados Unidos.
Desde hace años, del Tea Party para acá, la llamada alt right que no es otra cosa que el neofascismo estadounidense, no ha parado de alentar el racismo, fomentar la confrontación, difundir bulos y teorías de la conspiración, atacar a la prensa y al oponente y, en suma, encender a la América blanca, los angry white men, hombres blancos enfadados, y a la clase golpeada por el neoliberalismo al que pertenecen Trump y sus compinches políticos y mediáticos, a los que sin embargo, siguen. No es la primera ni la última vez que una élite que provoca el problema se presenta como solución bajo la bandera del salvapatrias.
Es una oligarquía mezquina pulsando las pasiones más bajas de su electorado y lanzando a su base social contra la propia democracia para conservar el poder a toda costa y ahondar en la deriva autoritaria que habían emprendido. Es un golpe de Estado desde dentro del Estado, desde la propia presidencia con el apoyo de los medios y las estrategias más rastreras y peligrosas. Ahora todos ellos, empezando por el presidente, esconden la mano pero todos han tirado la piedra. Hasta ahora se ha querido difuminar el paralelismo con el advenimiento de los fascismos en el siglo XX, pero ya no se puede mirar para otro lado. El líder megalómano furibundo, grotesco y tóxico, el discurso supremacista y ultranacionalista, la propaganda goebblesiana, la criminalización de la disidencia, la identificación del rival político como enemigo y la apelación a la violencia como recurso frente a la oposición y la masa acrítica y fanatizada son pruebas inequívocas de que estamos ante un fascismo 2.0. que usa la nueva herramienta de las redes sociales para ser más virulento y viral. Por eso es hipócrita y oportunista que estas redes censuren ahora a Trump mientras sus algoritmos favorecen la polarización, la falsedad y el enfrentamiento. Los señores de Sillicon Valley que ahora se echan las manos a la cabeza han estado alimentando a la Bestia y alimentándose de ella. También son responsables. La respuesta no es censurar sino moderar los mensajes de odio como hacen con la pornografía o la pederastia y cambiar ese funcionamiento que les enriquece pero empobrece la democracia. El asalto al Capitolio fue la noche de los cristales rotos made in USA en el sentido de acto fundacional del paso a la violencia. Si no se aplica un castigo contundente a los promotores y ejecutores del golpe, este capítulo tragicómico dejará la comedia para ser solo tragedia y será el inicio de una escalada de violencia. La buena noticia es que ha concentrado la respuesta en contra de la mayoría, incluidos muchos republicanos, pero Trump ya ha anunciado que su “maravilloso viaje” no ha hecho más que empezar. Seguirá dando guerra y cuenta con milicias armadas en todo el país esperando a recibir la orden de un ataque mucho más organizado. El impeachment le inhabilitaría para volver a presentarse. Los republicanos que dicen que eso dividiría aún más la nación olvidan que Trump no ha hecho otra cosa que romper su país. Negarse a castigarle con la excusa de que eso exacerbaría los ánimos, es como negarse a castigar a unos golpistas para evitar que se enfaden y vuelvan a intentarlo. Un argumento estúpido y falaz que sólo esconde el miedo de muchos republicanos a enfrentarse a Trump o a desmembrar su partido. Lo que ocurra allí, nos afecta aquí, porque estamos viviendo un proceso similar. En España, el asesor de Trump, Steve Bannon, ha asesorado a Vox. La derecha les imita. Las redes les benefician. Los medios les blanquean. Legitiman su discurso. Abascal es invitado incluso a programas de entretenimiento. La reacción de la extrema derecha, la derecha y parte de la prensa españolas ante el golpe en el Capitolio, aprovechando para atacar a la izquierda por las protestas en torno a los parlamentos nacional y autonómicos, hace temer que vayamos por el mismo camino. Confundir una manifestación pacífica alrededor del Congreso con el asalto violento al mismo es confundir la democracia con el golpismo, algo que los conservadores patrios parecen no tener claro. El motín trumpista debería servirnos de aviso en todo el mundo de hasta dónde está dispuesta a llegar la internacional ultraderechista. En Brasil dieron un golpe técnico, en Estados Unidos hicieron un ensayo destartalado que, sin embargo, llegó hasta la misma Cámara. No subestimemos lo que pueden hacer, como hemos hecho hasta ahora. Como escribió Philip Roth en La conjura contra América, una novela que imagina la victoria del nazismo en Estados Unidos: "la vanidad desvergonzada de los necios sin remedio puede determinar totalmente el destino de los demás". Luego que no digan que no estábamos avisados. https://www.eldiario.es/carnecruda/lo-llevamos-crudo/conjura-america_132_6743669.html?fbclid=IwAR3ivrxoZg52NuVXZFAW8ViltdZ_WdLrWa8vHpuwk7u6grCbHhLCxDfo6v0
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marapez V.I.P.
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Tema: Re: Carne Cruda Sáb Ene 16, 2021 4:16 pm
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Tema: Re: Carne Cruda Mar Ene 19, 2021 1:37 am
La impunidad de los corruptos
Ha empezado el juicio a Cristina Cifuentes en el no se juzga a la ex presidenta madrileña por el máster que nunca hizo, sólo por su presunta participación en la falsificación del acta de sus notas. Tampoco se juzgará a los profesores y a los alumnos que formaron parte de ese chiringuito de la Rey Juan Carlos que regalaba títulos universitarios. La jueza Carmen Rodríguez Medel archivó la causa cuando el Supremo rechazó imputar a Pablo Casado. Como no podía investigar al líder del PP, decidió no investigar a nadie. Todos impunes. El mensaje que se envía, una vez más, es que en este país la corrupción no se paga sino que se cobra.
Las élites reciben trato de favor de la universidad a los tribunales, mientras la plebe tiene que esforzarse. Ahí siguen los profesores implicados dando clases y los alumnos disfrutando de un título tan válido como el de quienes estudiaron para sacárselo. Ahí está Casado liderando la oposición, aunque hay pruebas sobradas de que no fue a clase ni hemos visto su trabajo de fin de curso. Ahí está Cifuentes de tertuliana en televisión dando lecciones de política y moral pese a su máster fraudulento, sus mentiras y sus presiones para falsificar un documento público. Le costó el cargo, pero ya tiene la absolución mediática. La absolución mediática es aún más nociva que la judicial porque premia a los corruptos, en lugar de castigarlos. Transmite la idea de que quien la hace no sólo no la paga sino que se forra y mantiene su prestigio después de una leve pena de ostracismo. La impunidad en los medios es el camino más rápido hacia la impunidad social. Los medios están blanqueando el delito con el mismo detergente que blanquean a la ultraderecha: con el jabón de la audiencia. Los efectos en la opinión pública y la democracia son devastadores porque nos convierten en un país que además de tolerar la corrupción, la celebra. El país de la picaresca en el que muchos aplauden o excusan a los mayores pícaros del Reino porque ser como ellos es a lo que aspiran. En un país implacable con los corruptos, Casado habría dimitido, Cifuentes no sería tertuliana, ni saldrían cada dos por tres en los medios, sentando cátedra, personajes como Felipe, Aznar o Aguirre, que han presidido gobiernos hundidos en cloacas criminales. Estarían condenados públicamente, ya que no judicialmente. Una sociedad intransigente con la corrupción no saldría en defensa de un rey que ha evadido impuestos y ha comerciado con su país para enriquecerse en negocios con dictaduras violentas. Un pueblo decente reaccionaría como Fuenteovejuna cuando la clase privilegiada le engaña, roba y esquilma. Aquí hasta la prensa, que tiene el papel de vigilarla, se encarga de protegerla. Por eso seguimos siendo un país en el que la gente busca cómo hacer fiestas ilegales a pesar de una pandemia que está matando a miles de personas. Somos un país en el que youtubers y gamers millonarios deciden irse al paraíso fiscal de Andorra porque tributan menos sin preocuparse del bienestar de sus vecinos y de quienes les han hecho ricos, ni acordarse de la Educación, Sanidad, infraestructuras de las que han disfrutado durante años gracias a la solidaridad de todos. Aquí el que no corre vuela en una carrera por ser no el más inteligente sino el más listo. De la cultura del pelotazo al capitalismo de amiguetes, se sigue esa lógica que está detrás de la impunidad de los corruptos: para qué me voy a esforzar si se premia a los que no se esfuerzan. Es el ejemplo que recibimos de reyes, políticos y lacayos, pero en lugar de censurarlo, lo imitamos, por un cálculo erróneo. Mientras ellos se llevan las uvas de tres en tres, el pueblo calla porque se las lleva de dos en dos. Somos tan necios que no nos damos cuenta de que salimos perdiendo.
Gran Canaria se ha convertido en la tormenta perfecta para la xenofobia. La llegada de migrantes que quedan atrapados en la isla por la deficiente gestión del gobierno canario y el gobierno central, ambos socialistas, unida a los discursos del odio de la ultraderecha y a la crisis sanitaria que golpea al turismo y a las clases más desfavorecidas, han generado un clima de tensión que ha degenerado en violencia física y verbal contra los extranjeros. El polvorín de la pobreza y la desigualdad siempre explota por el mismo lado: por abajo. Nunca se busca a los culpables por arriba porque por arriba se cuidan de señalar al eslabón más débil de la cadena.
Las manifestaciones xenófobas en los barrios más deprimidos de la isla han dado paso también a las patrullas vecinales que salen a la caza del inmigrante y a los grupos de Whatsapp que culpabilizan a los extranjeros de todos los males. Los centros de acogida son apedreados. Ha habido palizas, persecuciones, insultos racistas y amenazas con armas. Es lo de siempre. Pobres contra pobres. Los que menos tienen contra los que no tienen nada. Cuando las clases más humildes de un país son abandonadas por unos dirigentes y alentadas por otros contra el enemigo exterior, el resultado son la xenofobia, el racismo, el fascismo.
La semana pasada, Rocío Monasterio estaba por la mañana en TVE acusando a los menores no acompañados de delincuentes y Ortega Smith salía por la noche defendiendo el tuit falso de Vox que acusaba a los inmigrantes africanos de más del 90% de los delitos. El fin de semana se producían en Canarias las persecuciones en patrulla, las amenazas y las agresiones. Da igual que los bulos fascistas sean desmentidos, su mensaje cuela y cala. Circula por las redes y teléfonos, infectan la comunicación social y provocan estos estallidos de violencia. Lo más fácil sería cargar contra esos vecinos iracundos que acosan a los migrantes, pero basta levantar la vista para comprender que el problema no está abajo sino arriba, que unos y otros son las víctimas de un sistema que abandona a las clases más humildes para que se devoren entre sí. Los niños bien de la ultraderecha neoliberal, hijos de familias adineradas del franquismo y alrededores, o la alcaldesa de Mogán, investigada por fraude electoral, son los que están agitando a los pobres contra los más pobres, ante la inoperancia y la ineficiencia de los gobiernos progresistas de la nación y la comunidad. Es de primero de fascismo. Los privilegiados del capitalismo salvaje engañan a sus víctimas con el viejo truco de la patria para alcanzar el poder, gracias a la falta de iniciativa de la izquierda para dar respuesta a los problemas materiales de las clases bajas, nacional y migrante. Es un asunto de muy difícil solución que requiere un enfoque global y a largo plazo pero, sin duda, la peor de todas las soluciones es quedarse de brazos cruzados mientras el populismo de extrema derecha se nutre del descontento, como ha ocurrido en Estados Unidos con Trump o en Francia con Le Pen. Cada segundo que pierde Sánchez, lo gana Vox. La responsabilidad de parar esta guerra de pobres contra pobres que da alas a la ultraderecha es de todos. El Gobierno central tiene que dar respuesta inmediata a la situación de precariedad y conflictividad. Toda España tiene que ser solidaria con Canarias para solucionar esta crisis, como Europa tiene que ser solidaria con España. La migración es un fenómeno global que se resuelve con política, no con policía. Estamos gastando más en seguridad que en cooperación e integración. Estamos haciendo todo lo que no hay que hacer si queremos evitar el ultranacionalismo xenófobo. La responsabilidad también es de los medios de comunicación que normalizan la retórica de la ultraderecha porque sirven a los mismos dueños y los mismos intereses que ella. La responsabilidad es del periodismo que no confronta los bulos con información veraz y los bulos que criminalizan a la inmigración. La responsabilidad es de la derecha que se llama moderada pero pacta y gobierna con los fascistas. La responsabilidad es de los empresarios que tienen en régimen de esclavismo a los migrantes generando tensiones sociales. La responsabilidad es de las autoridades que abandonan a los niños extranjeros no acompañados y los migrantes más desvalidos condenándoles a la marginalidad y la delincuencia.
La responsabilidad es nuestra como sociedad. Tenemos que reaccionar ante la barbarie con democracia, solidaridad y tolerancia. No creamos que la derrota de Trump en Estados Unidos es el inicio del fin del populismo ultra. Puede ser sólo un paso atrás para tomar impulso. En España la inercia del salto siempre llega más tarde. No nos relajemos, Vox no ha dejado de crecer en ninguna de las últimas elecciones. La crisis actual es su escenario ideal. La respuesta al fascismo está en el sistema que lo provoca. La respuesta no es culpar a los canarios de racistas sino al sistema que genera ese racismo. No miremos al dedo, miremos hacia arriba.
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Tema: Re: Carne Cruda Mar Feb 02, 2021 6:38 pm
Mucho.
Salú y República.
marapez V.I.P.
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Tema: Re: Carne Cruda Mar Feb 09, 2021 10:58 pm
Vox se escribe con V de violencia
Vox recoge el odio que siembra, pero no nos equivoquemos, eso es precisamente lo que busca. En un doble sentido. Les encanta odiar tanto como ser odiados porque ambas son formas de atraer votos. Agitan el odio al inmigrante pobre o al nacionalista catalán para atrapar al votante españolista xenófobo y les conviene el odio que generan entre independentistas y antifascistas porque les convierte en mártires de una persecución que moviliza a su favor a la parte contraria. Nada conviene más al que siembra la tempestad que las tempestades.
Nada les conviene más que los altercados con los que fueron despedidos en Vic. Es a lo que van a los feudos más catalanistas, a por la gresca, a conseguir la foto de la violencia contra ellos para poder presentarse como víctimas y mostrar al rival como intolerante. La misma táctica "monta pollos" que ya utilizara Ciudadanos cuando iban a los núcleos vascos y catalanes más independentistas. Es perfecta para sus objetivos porque le dan la vuelta a la tortilla. Ellos son los demócratas, los violentos son los otros. Es la misma estrategia que utilizan en redes y en la prensa, la que viene utilizando la ultraderecha desde el nazismo hasta Trump. La provocación constante para victimizarse, conseguir foco, monopolizar el debate, aglutinar simpatías y desfigurar al oponente. En el río revuelto, pescan votos. Por eso hay que evitar caer en esas provocaciones. Cuando Ortega Smith dice en Vic que las esteladas son "trapos estrellados" está encendiendo la mecha para después poder llamar "sucios y totalitarios" a quienes les increpaban y lanzaban objetos. Desatan las bajas pasiones de los propios y los ajenos para nazificar la política. Para convertirnos a todos en turba vociferante y el debate en combate. Al fascismo no se le combate con su mismo odio sino con democracia, igualdad, justicia social e indiferencia. Al fascismo se le combate rebatiéndole. Responder a la ultraderecha con los métodos de la ultraderecha es caer en su trampa y hacerles el juego tanto como se lo hacen los medios que los normalizan y blanquean. Hay en Cataluña discusión sobre si la prensa debe darles tanta cobertura como al resto de formaciones que tienen representación en el parlamento catalán. No creo que haya que evitar hablar de ellos cuando son noticia, pero sí cuando fabrican la noticia. No creo que se les deba silenciar, pero tampoco amplificar. Hay que ignorar sus insidias cuando sólo pretenden llamar la atención y contestarlas con hechos y razones cuando inoculan veneno. Se debe informar con perspectiva democrática como con perspectiva de género. Informar es también formar. Los periodistas no podemos ser neutrales ante el odio. Rechazo toda violencia contra un partido, aunque sea de ultraderecha, porque cae en los mismo que dice rechazar. La rechazo porque creo en la virtud de las reglas democráticas que nos hemos dado y que con esas reglas se debe derrotar a quienes se apartan de ellas. También porque esta violencia oculta la otra: la violencia de Vox contra mujeres, homosexuales, inmigrantes pobres, menores no acompañados, familias vulnerables. Violencia es Abascal leyendo en un mitin apellidos musulmanes de personas que reciben ayudas a la vivienda mientras sus seguidores abucheaban. Violencia es la ultraderecha criminalizando a niños y adultos inmigrantes. Violencia es negar la violencia de género. Violencia es negar protección al colectivo LGTBI+. Violencia es llamar okupas a personas sin recursos. Vox se escribe con V de Violencia.
Se armó mucho revuelo la semana pasada con las palabras de Pablo Iglesias diciendo que España no vive una situación de plena normalidad democrática porque los políticos procesistas están encarcelados o reclamados por la Justicia. El revuelo, por supuesto, se produjo en todos y cada uno de los puntos de apoyo del sistema vigente, de izquierda, derecha, centro, arriba y abajo. Cierre de filas frente al hereje que pone en tela de juicio nuestra sacrosanta democracia, faro de Occidente, luz de la civilización, unidad de destino en lo universal. Yo debo de ser de los escépticos porque no me parece muy normal que 15 raperos reciban penas de cárcel por sus letras, que uno (Valtonyc) se haya tenido que exiliar, que otro (Pablo Hasél) ingrese en prisión por llamar ladrón al Borbón, al que la ley impide juzgar aunque todo apunta a que lo es. No me parece muy normal que Cifuentes quede libre mientras se condena a quienes le hicieron el trabajo sucio. Tampoco me parece muy normal que una democracia no haya tenido mecanismos de diálogo para evitar que la mitad de Cataluña quiera separarse y que sus representantes acaben entre rejas. Han cometido errores y delitos, pero no me digas tú que es muy democrático responder al clamor popular con hostias policiales y un discurso del Rey llamando golpistas a los que metían un voto en una urna. No me digas tú que es normalidad democrática que haya cloacas de jueces, periodistas y policías, que la policía apalice a ciudadanos por la calle, que las peleas con las fuerzas del orden se juzguen como terrorismo o que haya ahora más condenas terroristas por delitos de expresión que cuando estaba ETA. Hay tanta normalidad que dos polis dan una paliza en Linares, la gente sale a protestar y les acaban disparando con una escopeta de perdigones. Hay tanta normalidad democrática que la jueza que juzga a Hasél o a los chicos de Alsasua por ataques a la Guardia Civil es esposa e hija de guardias civiles. Es todo tan supernormal, o sea, que el PP bloquea la renovación de los jueces porque el jefe máximo es colega y el PSOE usa a la Abogacía y la Fiscalía del Estado para sus asuntos propios y la judicatura te afina cosas que no son precisamente guitarras. La democracia en España es tan normal que hasta tiene normalizada la dictadura y el fascismo. Tenemos fachas en el Ibex, los tribunales, los medios, el Ejército y ahora, un partido. Tanto se ha normalizado el franquismo que a la gente le parece muy normal votarles y darles entrada en los parlamentos. Ahora también están en el de Cataluña, gracias a los medios y los partidos a los que les parece normalidad democrática la xenofobia, la homofobia y el machismo de Vox, pero se indignan porque el Coletas pone pegas. Fascismo, bien. Criticar a la democracia, mal. Este fin de semana se celebraba un homenaje a la División Azul que luchó con Hitler, se lanzaban proclamas antisemitas y vivas a Franco, se incitaba a incumplir las normas sanitarias. Ningún policía impidiéndolo, ningún gran medio preocupado por la anormalidad democrática de unos nazis llamando a acabar con los judíos y comunistas. Lo que sí hay son sindicatos de policía ultras, policías que amenazan con violencia, militares que corean himnos y consignas franquistas, oficiales del ejército que desean fusilar a 26 millones de rojos. Lo típico. Normalidad democrática. Sólo nos falta el Caudillo para que seamos una democracia plena.
Para no cesarse a sí mismo por su enésimo descalabro electoral, Pablo Casado ha cesado a la sede de su partido. Como no quiere irse del partido, fuerza al partido a irse de Génova 13. Esto es como llegar del colegio con todo suspensos y obligar a tus padres a cambiarse de casa. Un sinsentido. Está tan acostumbrado a que todo lo que ha ganado haya sido un regalo, que cuando empieza a perder, no sabe. Ahora que se hace fotos leyendo, le recomiendo Fiesta de Hemingway, no porque tenga ninguna que celebrar, sino por lo que dice Jack Barnes en el capítulo II: "No puedes escapar de ti mismo por más que vayas de un sitio a otro". El líder del PP ahora está muy disgustado con que la reforma se pagara en B, que es como se pagaba todo cuando aquello era la Rue Génova del Percebe 13 de la corrupción. Desde que se hizo público el escándalo, no se había quejado. Al contrario, hace dos años dijo que "el problema del PP no es la sede, es un problema de fondo". Ahora que hemos descubierto que el problema de fondo es él, le echa la culpa a Génova. La culpa es de los fantasmas de Génova 13 que no le dejan dormir. Que llame a Iker, que seguro que tiene solución para esto como la tiene para todo lo demás. El PP deja Génova 13, pero Génova 13 no deja al PP. Se va con todo a cuestas, empezando por Casado. Aunque dice que él no tiene nada que ver con todo el pudrimiento, el caso es que llegó a la política de la mano de Aznar, se colocó de la mano de Aguirre, fue vicesecretario de comunicación con M. Rajoy y ganó la presidencia del partido gracias a Cospedal. Con esos padrinos, podría ser el niño de La semilla del diablo. Hasta que no mate a los padres y madres, su partido seguirá siendo la misma serpiente por más que mude de piel. Aunque cambie de sede, mona se queda (no dejes que la falta de rima, te arruine un refrán). Porque no es la sede sino el PP lo que necesita una reforma. Necesita un líder centrista y centrado, no uno que los días pares se pone la barba de Rajoy y los impares la de Abascal. Necesita acabar con las cloacas, dejar de meter mano en los tribunales, desbloquear la Justicia, cerrarle la puerta al pasado corrupto y franquista. En lugar de eso, ha optado por cerrarle la boca al periodismo. No admitirá más preguntas sobre la corrupción anterior de su partido, dice, como si pudiera controlar a los periodistas. Le quedan tres años de juicios por casos de corrupción. Su manera de limpiarla es barrerla debajo de la alfombra. Creer que lo que pasó en Génova, se queda en Génova. La reforma del centro derecha la necesita también este país, porque la alternativa es la ultraderecha. Si Casado sigue perdiendo elecciones, cabe la buena noticia de que la derecha no pueda llegar al poder, pero también la mala de que llegue Vox. España necesita una derecha civilizada, plural, moderada, moderna. Resulta casi imposible en un país en el que el liberalismo ilustrado ha sido siempre aplastado por el conservadurismo reaccionario. No hay apenas liberales en un sentido amplio y abierto, no hay tradición democrática plena en la mayoría de la derecha. Su tradición es el franquismo en lo social y el neoliberalismo en lo económico. Para volver a ganar, el PP no tiene que ser la derecha que nunca ha sido, basta con que vuelva a ser la que fue, pero más aseada. Dudo mucho que su líder actual sea capaz de conseguirlo porque no sabe ni quién es él. Lo mismo se hace la foto en Colón con Abascal que en Cataluña reniega del 1-O. Es el Zelig de la política, como antes lo fue Rivera, al que ya sabemos todos cómo le fue. El cambio de sede es el inicio de su enésima mutación. Casado es el nuevo Prince. Dejarse barba era su primer paso para parecerse al genio de Minneapolis. Pronto lo conoceremos como El Artista antes conocido como Pablo Casado, presidente de El Partido antes conocido como el PP. https://www.eldiario.es/carnecruda/lo-llevamos-crudo/partido-conocido-pp_132_7228762.html
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Tema: Re: Carne Cruda Jue Feb 25, 2021 11:11 am
Este 23F se paró otro golpe
Este 23F se paró otro golpe en el Congreso. Después del estrafalario homenaje a un rey huido que se ha refugiado en una dictadura para escabullir sus bultos, se produjo el mejor homenaje que se le puede hacer a la democracia. Todas las fuerzas parlamentarias respondieron unidas contra la propuesta de Vox de suprimir la Ley de Violencia de Género. Después de la anormalidad democrática que supuso rendir honores a un rey sin honor, se produjo lo que debería ser normalidad democrática: la unanimidad frente a la ultraderecha. Por fin, el cordón sanitario. Los partidos de izquierdas y nacionalistas pactaron un texto conjunto de rechazo a la proposición de Vox en el que se leyó el nombre de las 1.081 mujeres asesinadas por la violencia machista desde que hay registro de las víctimas, a imitación de lo que hizo Abascal con las víctimas de ETA. Ciudadanos y PP dieron réplicas propias y no se sumaron a la lectura, pero sí al aplauso durante el recuento y a la ovación de dos minutos que estalló después escucharse el nombre de la última asesinada. Como dijo Baldoví, uno de los momentos más emocionantes vividos en el Congreso. Un Congreso que nos da pocas alegrías y muchos disgustos, añado. Ni siquiera en la moción de censura, la ultraderecha había estado tan sola. Nunca se habían unido todos los partidos para aplaudir juntos, de pie en el hemiciclo, contra el retroceso social, la involución ideológica y los falsos debates de la extrema derecha. Nunca tampoco habíamos visto a la portavoz del PP aplaudir a la de la CUP cuando empezó la lectura o a Esquerra Republicana de Catalunya aplaudir a la ponente de Ciudadanos. Antes de pasar a las contradicciones, disfrutemos un segundo de este momento fugaz de respeto, concordia y sensatez frente a la sinrazón, el machismo y el rencor. Sí se puede. Cuando quieren, pueden ponerse de acuerdo en lo que es y no es democracia. Vox no lo es. Es iliberal y antidemocrático, no cree en las libertades, defiende los gobiernos franquistas y la ilegalización de partidos, pretende decidir qué es España y quiénes no merecemos pertenecer a este país. Promueve el odio entre compatriotas, hacia las feministas, contra los inmigrantes. Es cómplice de la violencia contra las mujeres, los homosexuales y los menores extranjeros no acompañados. Alienta la violencia policial contra los ciudadanos que ejercen su derecho de manifestación. Hace apología del terrorismo de Estado. En los últimos días, Macarena Olona ha homenajeado en Twitter a Rodríguez Galindo, condenado a 75 años y expulsado de la Guardia Civil por su responsabilidad al frente de los GAL en el secuestro, tortura y asesinato de Lasa y Zabala, cuando dirigía el cuartel de Intxaurrondo. También ha publicado otro tuit incitando a los antidisturbios a ensañarse con los manifestantes. Hacen apología de la violencia contra las mujeres, al negar que exista. Son responsables de agitar el racismo que provoca palizas y cacerías. Son un peligro para la democracia y para la vida. Representan lo mismo que representaban Tejero y compañía, la España bárbara, retrógrada y excluyente que quiere imponerse a la otra España por la fuerza. Por eso eligieron el 23F para intentar dar un golpe a una de las conquistas más importantes de nuestra democracia. Entonces como ahora, se les ha derrotado. Pero de poco sirve parar este golpe y encajar el resto. Vamos con las contradicciones. Esta vez se han opuesto, pero PP y Ciudadanos gobiernan gracias a ellos en Madrid o Andalucía, donde les han dejado suprimir ayudas y protección a mujeres, gays y víctimas del franquismo. En Cataluña le han visto las orejas al lobo, a lo mejor por eso han reaccionado por fin, para que el lobo no les devore. Siempre es bienvenida la unidad frente a los herederos del franquismo. Ésa es la unidad que hay que perseguir y no la uniformidad que se quiere imponer bajo la palabra España: la unidad en torno a unos valores básicos de convivencia, la que puede construirse desde la discusión, no desde la confrontación, desde la rivalidad, no desde la enemistad. Tampoco PSOE y Unidas Podemos deberían apalancarse. Los fascismos se nutren del malestar social y en España hay mucho provocado por la crisis territorial, sanitaria, económica y migratoria. El Gobierno no está actuando con diligencia para rescatar a muchos, para acabar con los focos de pobreza y conflicto, para dar un futuro a los más jóvenes. Cuidado con eso. Este 23F se paró un golpe, pero no nos confiemos, la extrema derecha sigue avanzando y seguirá intentándolo.
El rey emérito ha regularizado 4,4 millones de euros que había evadido a Hacienda. Reconoce el fraude. Que nos ha robado, hablando en plata y de plata. Si la Agencia Tributaria le hubiera reclamado el dinero, hubiera sido un delito. Nuestra legislación permite a los grandes blanqueadores blanquearse. Una amnistía encubierta. Basta con pagar antes de que te pillen. Cabe preguntarse cómo se les pudieron pasar a los inspectores de Hacienda los 8 millones en viajes, regalo de un primo lejano, que el emérito no declaró. Puede que, además de inviolabilidad, el rey tenga invisibilidad. Ésta es la segunda regularización del monarca. Antes ingresó casi 700 mil euros por sus tarjetas opacas. En los salones de la Corte, las tarjetas black son como las tarjetas de presentación, no salen sin ellas. Con este son dos los delitos que reconoce y que elude gracias a la amabilidad del sistema hacia el sistema. Pero la Fiscalía aún le investiga por tres posibles fraudes: esas tarjetas opacas que disfrutaba toda la familia, una cuenta en el paraíso de Jersey y los 65 millones de Arabia Saudí que regaló a su amante, Corinna Larsen. Parece que no es Hasél el que injuria al rey sino la Justicia la que injuria a Hasél al llamarle mentiroso. En realidad, el Borbón ha regularizado calderilla, el resto no lo declara porque lo recibió cuando era inviolable y consideraba que pagar era de plebeyos. Tiene una concepción muy medieval de su institución, cree que los súbditos trabajamos para darle el diezmo. La regularización tuvo lugar dos días después de que el Régimen del 78 y Felipe VI lavasen los trapos sucios de Juan Carlos I con el detergente del 23F. En 40 años no se había hecho en el Congreso ningún homenaje al rey por parar el golpe de Estado. Pero la Corona está necesitada de golpes de efecto. No contaba Felipe con que su padre le estropease la fiesta. O no hablan mucho en esa familia o Juan Carlos se vengó de su hijo por echarle de casa. Resulta cómico y sonrojante cómo los esfuerzos de Casa Real por restituir su imagen son bombardeados con tozuda perseverancia por el Emérito que parece decidido a hundir con él la monarquía. Si no puedo reinar yo, que no reine nadie. Los mayores enemigos de la Corona están en la Familia Real. Nadie está haciendo tanto por traer la república como Juan Carlos, Urdangarín y Cristina, Froilán y Victoria Federica. Como ciudadano de lo que llaman campanudamente "una democracia plena" me pregunto hasta cuándo tenemos que aguantar a una familia en la que el padre ha tenido que abdicar y huir por sus turbios negocios, el yerno fue a la cárcel por lo mismo, su hija se libró por ser quien es, el nieto va en coche millonario y la nieta monta un caballo con el que el abuelo blanqueaba un dineral. Hasta cuándo una democracia plena puede soportar la plena desfachatez. Las razones de ser de la monarquía han desaparecido. Ha dejado de ser el símbolo de la unidad que genera consenso, procura estabilidad y nos representa tanto dentro como fuera. La Corona ahora es símbolo de privilegio, fraude y opacidad. El rey no es símbolo de unidad sino de desunión porque su figura divide y desestabiliza a España como hemos visto en Cataluña. Felipe VI se ha convertido en el rey sólo de una parte de los españoles. La institución no nos representa a todos dentro y nos da muy mala imagen fuera. De qué sirve una monarquía que no sirve ni nos sirve. La monarquía parlamentaria según la Constitución ha de servir al Parlamento y al pueblo, que es el verdadero soberano. Felipe VI rompió ese principio cuando decidió por cuenta propia salir el 3 de octubre en televisión a hablar a los españoles sobre la ruptura catalana. Esa decisión sólo corresponde al Gobierno o al Congreso. Pero él quería su 23F, un mito fundacional para consolidar su reinado. A la larga ese mito perdió a su padre porque dio la Corona por ganada. Tanto uno como otro pensaron más en salvar la monarquía que en salvar al país y eso es lo que acaba perdiendo siempre a los Borbones. Pierden primero al país y luego el trono. No caerán por el sistema porque el sistema se hizo para que no cayeran, caerán por su propio peso, por su propia inutilidad, porque habrán perdido el favor del pueblo. https://www.eldiario.es/carnecruda/lo-llevamos-crudo/sirve-monarquia-no-sirve_132_7264483.html?fbclid=IwAR1N7Jto4AUUFXwKCJG1vkgKDNjnSaSAa3BgCzLmUqB4Im0KZSnDvJ-ks5U
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Tema: Re: Carne Cruda Mar Mar 09, 2021 8:20 pm
La guerra cultural contra el feminismo
Hay una guerra cultural conservadora contra el feminismo. La prohibición de las manifestaciones madrileñas del 8M y la vandalización del mural feminista de Alcalá de Henares y Ciudad Lineal son un buen ejemplo. Las concentraciones convocadas en Madrid eran muy reducidas y estaban pensadas para garantizar escrupulosamente la seguridad. En el resto de España, se han autorizado, pero no en la capital, donde la manifestación del 8M del año pasado es el caballo de batalla desde el que la derecha y ultraderecha atacan al feminismo y de paso al Gobierno, culpándoles de la pandemia en España y hasta de la muerte de Manolete. El PSOE ha preferido el fuego amigo al fuego enemigo y ha sacrificado la protesta de las mujeres para evitarse las protestas de los señoros. Entiendo aunque no comparto el cálculo político porque no salen las cuentas. Tienen la coartada de que mejor prevenir que lamentar más muertes, pero es una cesión al chantaje y una aceptación implícita de la culpa del 8M pasado. No sirve de nada ceder al ruido de la Brunete política y mediática porque te van a bombardear igual, hagas lo que hagas. A los hechos me remito. Hoy la derecha en sus discursos no ha hecho otra cosa que volver a culpabilizar a la manifestación feminista y repetir machaconamente que el PSOE hoy lo ha hecho bien porque antes lo hizo mal y ahora lo hace bien porque la derecha le ha enderezado el camino a la izquierda torcida, retorcida por el feminazismo. No, si todavía habrá que darles las gracias. Sánchez cree haber ganado una noche de sueño, pero ha perdido muchas en el futuro. La victoria en la batallita mediática es una derrota política. Cada paso que se retrocede en esta guerra cultural, no es solo territorio que abandonas tú sino terreno que ocupa el adversario. Al machismo, como al fascismo, se lo combate, se lo discute, se lo rebate. Con información y convicción. Hay arsenal para defender al feminismo: a) a la manifestación del 8M pasada fueron también los partidos de la derecha que ahora la critican; b) los informes sanitarios también los tenía Ayuso, que no dijo nada; c) los datos posteriores demuestran que no fue un foco de contagio; d) el transporte público en interior reúne a muchas más personas cada día; e) ese fin de semana hubo muchos actos mucho más peligrosos como el mitin de Vox con Ortega Smith escupiendo miasmas. Eso no contagió sólo coronavirus, contagió machismo que mata. Habría que recordarle a la derecha que hoy se viste de morado cómo han cedido ante la ultraderecha en su ataque contra lo que llaman "ideología de género". Habría que recordar cómo se han permitido concentraciones de los negacionistas sin mascarilla, de los cayetanos en pleno estado de alarma, de los nazis hace unas semanas, de los hinchas del fútbol este domingo mismo. A la derechas les molesta el feminismo porque les pone frente al espejo de la contradicción. Lo del feminismo (neo)liberal del que presumen Ayuso o Casado es una falacia porque el neoliberalismo se sustentan en la explotación y precarización del trabajo femenino. Feminismo capitalista es como decir militarismo pacifista, ya se ha demostrado históricamente que el capitalismo no procura que seamos iguales. No se puede defender al mismo tiempo la igualdad de las mujeres y el sistema que se alimenta de su desigualdad. La mejor noticia es que el feminismo se defiende solo. No habrá clamor en las calles madrileñas pero lo ha habido todo el día en todas partes, en los medios, las conversaciones, el debate político. La manifestación del 8M en Madrid este año ha sido en nuestras cabezas. Eso demuestra la enorme fortaleza del movimiento, a pesar de las fracturas y discusiones internas. Es exactamente lo mismo que ha pasado con la vandalización de los murales de mujeres. Efecto Streisand. Querían borrarlos y los han hecho más visible. Son ellos los que se están borrando aunque griten muy fuerte para que no dejemos de mirarlos. Ni caso. Violentar los símbolos feministas no es una muestra del poder del patriarcado sino de su impotencia. Ladran porque saben que la guerra cultural la van perdiendo. Es importante ganar la hegemonía del discurso porque la palabra construye realidad. Pero donde hay que ganar la guerra es en los hechos y en ese campo de batalla aún queda mucho por conquistar. Casi todo. Por eso el 8M es cada día y la manifestación debemos ser cada una y cada uno. https://www.eldiario.es/carnecruda/lo-llevamos-crudo/guerra-cultural-feminismo_132_7286062.html?fbclid=IwAR23yh2BBURlcm-FdEclhZBZOE8ZgaSe6JKaK0wZrWcXJLJLg-K_eLBJtXI
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Tema: Re: Carne Cruda Vie Mar 12, 2021 5:08 pm
El trifachito ha muerto, viva el bifachito
Un terremoto en Murcia con réplicas en Madrid rompe a la derecha. La moción de censura del PSOE y Ciudadanos al PP murciano por vacunaciones y adjudicaciones irregulares, fue replicada por Ayuso, que rompió unilateralmente con Aguado a través de un adelanto electoral, a su vez respondido con sendas mociones de PSOE y Más Madrid para intentar evitar los comicios. El reglamento de la Asamblea dice que la disolución de la cámara no es efectiva hasta mañana, mientras que las mociones han sido admitidas hoy, pero tendrán que decidir los tribunales: moción o elecciones. Susto o muerte. La ruptura de la derecha es un intento de los naranjas de recuperar su papel de partido bisagra contra la corrupción y evitar la absorción por parte de Génova. Es una amenaza para Casado, que pierde una comunidad, un apoyo incondicional y la oportunidad de distanciarse de la ultraderecha. Es un aviso para Iglesias, que puede dejar de ser el socio preferente del socialismo. Al PP nacional le pincha la rueda del viaje al centro, pero eso a Ayuso no le importa. Al contrario, se quita de encima a Ciudadanos que sólo le da disgustos y se va con la ultraderecha que es mucho más su rollo. Ya dijo que ella no quiere a Vox enfrente sino a su lado. El trifachito agoniza, viva el bifachito. IDA no tendría ningún problema en ser la primera que da entrada al neofranquismo en un gobierno. La izquierda debería tenerlo presente a la hora de elegir candidatos, tender puentes y movilizarse para votar. Ayuso les ha dado una segunda oportunidad de no fastidiarla como en la primera. Mucho cuidado porque el bifachito puede ser una fórmula de éxito y de futuro. Con Cataluña rota, el gobierno dividido y el país deshecho por una crisis sanitaria y económica, no descartemos el ascenso de la extrema derecha. Para el franquismo no estamos vacunados. Madrid es el experimento. Ayuso y Monasterio, las damas de hierro. Hoy ya no parece tan casual que se reunieran la semana pasada en privado. Si Ciudadanos sigue cayendo y Vox sigue su ascenso, la derecha menos dividida puede alcanzar una mayoría más sólida. Casado es una veleta que volverá a cambiar según sople el viento o acabará arrasado por el vendaval facha. Le devorarán los zombis del trumpismo, Abascal y Ayuso. Todo depende de lo que pase en Madrid. Si hay elecciones en las que gana el bifachito, España puede inclinarse al populismo de ultraderecha. Si sale la moción de censura, la oposición tiene que demostrar que se puede gobernar desde el consenso, la centralidad y la transversalidad. A todo esto, Madrid tiene los peores datos de contagio de España y los médicos de Atención Primaria han empezado una huelga indefinida porque no ha contratado ni a uno solo de los 300 sanitarios que prometió hace medio año. Eso sí, Ayuso convoca elecciones para salvar la libertad de los madrileños. Salvar vidas, ya un poco menos. Esto es justo lo que necesitaba Madrid en plena pandemia, además del récord de fiestas ilegales, un fiestón de la democracia porque ella lo vale. Ella mismo dijo de otros candidatos que eran "irresponsables, insensatos y peligrosos" por montar elecciones en lugar de aportar soluciones en mitad de la pandemia. Pero no creo que su votante la penalice porque a la derecha le encanta la chulería mascachicle con la que Ayuso se enfrenta al socialcomunismo. El propio adelanto electoral parece una de sus bravuconadas. Isabel, ¿a que no hay huevos a convocar elecciones anticipadas echándole la culpa a los rojos y a los naranjas? Sujétame el cubata. Ahí se ve que es el juguete de Aznar y Aguirre al que MAR mueve los hilos. Parece una idea descabellada, pero en este país gustan mucho las apuestas locas del tercer gintonic. Hay que reconocer que su programa electoral es insuperable: el porcentaje más alto de contagios, sobrecoste y denuncias en el Zendal, contratos basura para sanitarios y menús basura para niños, millón de euros en curas para hospitales, cero ayudas directas a la hostelería, abandono de ancianos y de la Cañada Real, posados locos y frases absurdas que nadie entiende. Por mucho menos han ganado elecciones Trump, Johnson y Bolsonaro. https://www.eldiario.es/carnecruda/lo-llevamos-crudo/trifachito-muerto-viva-bifachito_132_7295477.html?fbclid=IwAR2CkwKjiqWA9OlCnAwPKqSeS8F5IpzHFb4HvH_AD_py34yCMufCjeO0AZ8
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Tema: Re: Carne Cruda Mar Mar 23, 2021 9:14 am
La deriva antidemocrática
La moción de censura en Murcia por casos de corrupción ha terminado con el PP comprando a tres tránsfugas de Ciudadanos y regalando a Vox la Consejería de Educación para que impongan el pin neanderthal que ellos llaman "parental". La ultraderecha impedirá a los niños y niñas murcianos recibir formación en valores como la diversidad sexual o la igualdad de género. La enseñanza pública garantiza precisamente el derecho de los menores a tener una educación democrática más allá de sus familias. Vox ya había entrado en las instituciones, ahora también en las aulas. Lo siguiente es la invitación de Ayuso a entrar en el gobierno de Madrid. Los talibanes van colonizando espacios paso a paso, se infiltran en el discurso y calan en las mentes. Hace sólo unos años daban risa sus desvaríos desfasados, hoy millones de españoles jalean a esta manada de misóginos, racistas, clasistas y homófobos. Vuelve la rancia retórica reaccionaria que creíamos desterrada después de siglos de represión católica y cuarenta años de franquismo. Como en Estados Unidos, Brasil o Hungría, la extrema derecha se ha normalizado. Ya no les da vergüenza mostrarse, al contrario, ahora lo cacarean. Ya no dan risa, dan miedo. Una amiga me contaba asustada cómo gente diversa a la que sigue en redes ha pasado de posturas plurales y moderadas, a defender a estos extremistas con vehemente intolerancia. Todo se pega, también sus maneras. Los algoritmos que rigen las redes, los medios y los partidos están favoreciendo el regreso a ese fanatismo de aire fascistoide. Parece increíble que suceda después de las heridas que dejó el fascismo en España y en el mundo. La Historia se contagia pero no vacuna. Lo que aterra es la pasmosa pasividad con la que nos deslizamos por esa peligrosa pendiente. Leía hace bien poco la novela gráfica Irmina, en la que la autora alemana Barbara Yelin cuenta, a través de la biografía de su abuela, cómo la sociedad germana acabó aceptando, acatando y en su mayoría, abrazando el nazismo.El cambio se produce de manera gradual, en sigilo aunque ruidosa, por el bombardeo de mensajes que primero se desprecian, después se popularizan y finalmente se generalizan. Por miedo a la autoridad y a quedarse fuera que termina convirtiéndose en convicción. No creo que se repita, pero sí que se replica con formas menos bélicas, más sutiles, más capitalistas, pero tan ultranacionalistas como antaño. Igual que no pretendo trivializar un pasado tan atroz, creo que no deberíamos banalizar la deriva antidemocrática que recorre el planeta. Leía también al escritor Andrés Trapiello anunciar en tuiter de forma rotunda que no pensaba votar pero que Pablo Iglesias le había hecho cambiar de opinión para votar en su contra. Habrá que felicitar al Coletas por promover el voto, pero resulta inquietante que un intelectual caiga tan groseramente en la burda propaganda que ha convertido a Iglesias en el mismo demonio. No encuentro expropiación o nacionalización que explique tanta inquina en el escritor. Tampoco el tuit de Trapiello abominando del vulgar trumpismo de Ayuso y su alianza con Vox. Así se normaliza la anomalía que significa dar entrada a la extrema derecha en las instituciones. A través del discurso. Se llama 'golpe de Estado' a un proceso plenamente democrático como es una moción y 'juego político' a la compra de diputados, al tiempo que se acepta que el pensamiento ultra, valga el oxímoron, fiscalice la educación pública. En Madrid, Ayuso desprecia a quienes lucharon por devolver la democracia y celebra a quienes quieren limitarla y lo hace en nombre de la 'libertad'. Podemos, un partido a lo sumo reformista, que gobierna sin que se rompa España y defiende derechos básicos como la vivienda, es poco menos que el Anticristo, pero al neofranquismo se le invita a gobernar.
Llamar a esto democracia plena, a un sistema con cloacas políticas, mediáticas, policiales y judiciales, es tener un concepto muy estrecho de la democracia y hacerle el caldo gordo a la extrema derecha. Un día nos preguntarán cómo permitimos que llegara al poder un partido homófobo que niega la violencia contra las mujeres, ataca al feminismo, criminaliza a la inmigración pobre, señala entre ellos a los menores y quiere adoctrinar a los niños en la intolerancia y la desigualdad. Como Irmina, la abuela de Barbara Yelin, muchos no sabrán qué contestar.
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Tema: Re: Carne Cruda Mar Mar 23, 2021 7:29 pm
A ver... para aquellos a los que se les sube la sangre donde no debe cuando leen la realidad contada:
Ha dicho "aterra", no "etarra". No la vayamos a liar.
Salú y República.
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Tema: Re: Carne Cruda Mar Mar 23, 2021 8:43 pm
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Tema: Re: Carne Cruda Vie Mar 26, 2021 11:43 pm
El maltrato como espectáculo
La violencia de género ha llegado al prime time, a la máxima audiencia, de Netflix a Tele 5. Está casi todo mal en el docudrama que ha montado Mediaset en torno a la confesión de maltrato denunciado por Rocío Carrasco. La cadena fue la que durante años se ensañó con ella, poniendo en duda su relato, construyendo la imagen de mala mujer y mala madre y dando la razón a su exmarido. Ahora es la que saca tajada con la serie sobre el caso y horas de programación exprimiendo la gallina de los huevos de oro con los mismos tertulianos y tertulianas que contribuyeron al linchamiento. Si algo chirría no es su acusación sino que haya elegido los platós para contarlo donde se la maltrató. Es perverso que los mismos que te crucifican, ahora te resuciten, para conseguir su propia redención y hacer caja. La Semana Santa se ha adelantado convertida en un circo pornomiserable en torno a un tema tan delicado como es la violencia de género. Es el mercado, amigos, el capitalismo voraz y atroz haciendo negocio con la bajeza humana. Nada nuevo, por otro lado. La telebasura y la prensa carroñera chapotean en la inmundicia con una inmoralidad que raya la psicopatía. No existe el bien o el mal, sólo el dinero, sólo el espectáculo. Todo vale. Literalmente. Todo se mide en euros. También el dolor. Sobre todo, el dolor. Incluso podías ganar 12.000 euros viendo el programa en el que Rocío Carrasco se deshacía en lágrimas contando cómo su marido la golpeaba y la vejaba. Mientras, cientos de cuentas en Twitter preguntaban: ¿tú a quién crees, a él o a ella? Han transformado la violencia machista en un concurso. Apueste a quién dice la verdad y gane un dinerillo para tapar esos agujeros en su economía. Llame ahora. Yo esperaré al siguiente capítulo, decía alguno en las redes. El maltrato como juego. Como serie de ficción. No hace falta hacer películas distópicas porque vivimos en una. El propio formato de emisión del documental con su posterior tertulia adolece de toda falta de deontología. Sólo la periodista Ana Pardo de Vera y una psicóloga especializada en violencia machista aportaban criterio periodístico y técnico, el resto eran los mismos que participaron en el escarnio a Rocío Carrasco, desde el presentador, Jorge Javier Vázquez, hasta Belén Esteban, como ellos mismos reconocieron. Tampoco se aportaron pruebas o análisis que apoyaran la confesión. Todo se deja en manos del espectador. Envíe YOSÍTECREO o YONOTECREO al 6782 y participe en el sorteo de un coche. El marido, condenado a pagar 60.000 euros de fianza por el impago continuado de la pensión de sus hijos, ya ha salido en la prensa del corazón negando los hechos. Empieza un nuevo juicio popular. Durará mientras sea rentable. Y luego a otra cosa, mariposa. Es decir, Rocío Carrasco se someterá otra vez al mismo juicio que la condenó hasta ahora. La diferencia es que la sociedad ha cambiado, el feminismo ha logrado cambiarla, sensibilizar sobre la crudeza del maltrato y dar credibilidad a las mujeres cuando denuncian. Eso es lo único bueno de lo que se vio el domingo y no lo hizo Tele 5, lo hizo el feminismo, que llevó el maltrato hasta el prime time. Creo que eso puede despertar conciencias respecto al problema y animar a las mujeres a denunciar. Lástima que el programa sólo dio una vez el teléfono del maltrato 016, muchas menos de las que dio el teléfono para ganar 12.000 euros. Algo está cambiando en nuestra mentalidad. El feminismo, mal que les pese al patriarcado, está ganando batallas esenciales por la hegemonía. Unos días antes del programa de Rocío Carrasco, Netflix estrenó un documental, más periodístico y respetuoso, sobre el caso de Nevenka Fernández, la primera mujer en España que se atrevió a denunciar el acoso de un hombre poderoso. El primer #MeToo español. Ella ganó el juicio en los tribunales, pero lo perdió en la calle. Su ciudad, Ponferrada, salió en masa en apoyo del maltratador, el alcalde. Nevenka se marchó a vivir al extranjero, mientras él sigue paseándose tranquilamente por la localidad. Al menos, 20 años más tarde, ella puede tener la reparación que merece gracias a este documento que recuerda su valentía y su sufrimiento. 25 años después, Rocío Carrasco ha roto el silencio sobre un tema tabú. Vamos mejorando, pero queda muchísimo por hacer. Es un avance que se hable de maltrato en horario de máxima audiencia, mucho más sería que no se maltrate el maltrato cuando se habla de él.
Este 14 de abril de 2021 se cumplen 90 años de la proclamación de la Segunda República española, una de esas raras ocasiones en las que un pueblo ha traído la democracia pacíficamente en las calles. Sin ese clamor popular, primero en las urnas, después en las plazas, el rey no hubiera huido ni se hubiera instaurado la república con tanta celeridad y facilidad. Sin derramar una gota de sangre. Pero luego quemaron conventos, dicen siempre. Cuatro días de fuego por cuatro siglos de hogueras es la lógica y mínima respuesta a la represión secular de la Iglesia, que por cierto no tardaría en vengarse. Así nació la primera democracia en España y la más ambiciosa, asediada por sus enemigos que la destruyeron en cinco años con ayuda del fascismo. Ya lo dijo Alfonso XIII en su exilio: "la república es una tormenta que pasará pronto". Sus partidarios se ocuparon de conseguirlo. La oligarquía, los monárquicos, el episcopado y el ejército no dejaron de conspirar hasta hundirla y no han dejado culpabilizar a la víctima de su caída. El judío es el culpable del Holocausto y la República de su aniquilación. Iba demasiado rápido, hizo demasiados enemigos. No hizo enemigos, los tenía, y no fue demasiado rápido, de hecho para las izquierdas iba demasiado lenta. Entonces y ahora, los progresistas se equivocan al frenar los avances por contentar a los reaccionarios a los que solo contenta tener el poder y mantener sus privilegios. Lo habrán oído ustedes en sus casas y en las aulas, aún hoy muchos lo siguen repitiendo: la República era ingobernable, había caos, asesinatos, "algo había que hacer" (eufemismo para justificar golpes de Estado). Sin embargo, la mayoría de esas personas que justifican el golpe del 36 jamás justificaría el golpe del 81, que se produjo en circunstancias parecidas, si no peores. Había terrorismo, crisis institucional, dimisión del presidente... La culpabilización de la República es una construcción ideológica del franquismo que tuvo 40 años para blanquear su crimen y lo dejó todo atado para seguir extendiendo ese bulo hasta hoy. La verdad es que la República tuvo defectos como cualquier sistema, quizá el mayor fue la inopia de sus dirigentes para valorar las amenazas, internas y externas. Aun así resistió más tiempo que muchos países europeos frente a las garras del fascismo. Su amenaza en España era mucho mayor que la del comunismo, a los hechos me remito. El fascismo no sólo impulsó a los golpistas sino que les dio la victoria, mientras que la Unión Soviética sólo tuvo influencia durante la guerra civil, ante el abandono por parte del resto de potencias. La amenaza roja, que hoy esgrimen Abascal o Ayuso, es parte de esa propaganda franquista. También repiten que la revolución de Asturias y la independencia de Cataluña del 34 son las culpables de hacer descarrilar el tren, ocultando que fueron la respuesta a la entrada en el gobierno de la extrema derecha que estaba saboteando la democracia desde dentro. Igual les recuerda a algo reciente. España ha enfrentado recientemente una revolución social y un desafío independentista sin tanques ni bombardeos. Nada justificó el golpe fascista. La República con todos sus defectos era mucho mejor que la corrupta monarquía de Alfonso XIII que impulsó dos dictaduras militares y que una guerra civil que impuso una dictadura de 40 años. En esos 40 años, no sólo se puso fin al momento más progresista de nuestra historia sino que se retrocedió a las sombras. Siempre produce melancolía pensar en lo que podíamos haber sido y no dejaron que fuera. Los golpistas pusieron fin al mayor proyecto de modernización y emancipación acometido en nuestro país. Pasamos de ser una de las democracias más avanzadas del mundo a ser una dictadura represiva y retrógrada. Pasamos de estar en la vanguardia a estar en la cola. El franquismo detuvo violentamente una reforma social, rural, cultural, científica y económica sin parangón destinada a reducir las desigualdades, impulsar la participación de la mujer, llevar la educación a todos, convertir a los súbditos en ciudadanos, acabar con los privilegios. La República daba más importancia a los maestros que a los militares, a los intelectuales que a los curas, a las clases desfavorecidas que a las privilegiadas. Por eso la destruyeron. Por eso hoy destruyen su memoria a martillazos. Para proteger a la monarquía y a la oligarquía corruptas. Para evitar que España sea mañana la república social, igualitaria y moderna que puede ser.
Helena Maleno lleva 20 años salvando vidas a costa de poner en peligro la suya propia, 20 años defendiendo los derechos de los migrantes y defendiéndose de las autoridades marroquíes y españolas que la atacan, 20 años denunciando violaciones de los derechos humanos y sufriendo ella misma el hostigamiento, las amenazas, la violencia de las policías de Marruecos y España que la han llevado hasta los tribunales, donde los jueces le han dado la razón: salvar vidas no es delito, salvar vidas no es tráfico de personas. Es un deber, es el deber que deberían cumplir quienes la acosan. Por eso la persiguen, por eso Marruecos la ha deportado, la ha desalojado de la que ha sido su casa estas dos décadas. La mujer que lucha contra las deportaciones, deportada. La activista que vela por los que buscan un hogar, expulsada del suyo. Marruecos la echa violentamente y la separa durante un mes de su hija menor de edad. Ocurrió en enero, ahora ha decidido denunciarlo por consejo de quienes defienden a las defensoras de los derechos humanos. El gobierno de España no ha levantado una sola queja ante el país vecino por la deportación injustificable de una ciudadana española. El gobierno que se dice progresista y de izquierdas no sólo no ha salido en su defensa sino que conocía la deportación y no la protegió. Helena Maleno sufre en carne propia lo que ha denunciado tantos años. Cuando defiendes de los parias de la tierra enfrentándote al sistema, el sistema te convierten en otra paria más. Es molesta para ambos países. Vigila a los que vigilan las costas, señala sus delitos y faltas, pone en evidencia su inhumanidad. Por eso hay que acallarla para que no alce la voz y dé la voz de alarma. Dejan que el mar borre las pistas, limpie las culpas, se trague el horror. Marruecos no quiere a nadie que denuncie la violencia contra las personas migrantes a las que usa para chantajear a España y Europa. Nuestro país tampoco quiere a una activista que le crea problemas diplomáticos, que pone el foco sobre la desastrosa gestión migratoria en Canarias y desnuda el control de fronteras pensado para favorecer a grandes empresas que se enriquecen con la vida de los más pobres. Eso sí es traficar con personas, no lo que hace Maleno. Como desveló la fundación Por Causa, España ha convertido la frontera en fortaleza. Gastamos mucho más en seguridad que en salvamento e integración. Miles de contratos, cientos de millones de euros se van cada año a empresas del Ibex y multinacionales como Repsol, Ferrovial, ACS, Telefónica, Eulen o El Corte Inglés, compañías en las que las puertas giratorias con altos cargos de los gobiernos, administraciones y Ejército son habituales. Ya lo dicen en Wall Street, siga el rastro del dinero. Hay mucha gente con mucho poder beneficiándose de la desgracia humana y hay que eliminar a la testigo incómoda que puede estropear el negocio. Debería ser testigo protegida, pero es perseguida por los propios Estados. Helena Maleno ha ayudado a salvar a más de 100.000 personas gracias a sus llamadas y avisos a salvamento, barcos y guardacostas. Tiene por eso no sólo el reconocimiento y admiración de migrantes y simpatizantes, también de la ONU y las ONGs. Pero no le ha servido de protección frente a las amenazas de muerte, las extorsiones, la deportación violenta. Han disparado a la mensajera. Si ella cae, caen muchos. El goteo en el Mediterráneo es atroz. Hace sólo unos días 9 muertos, 3 de ellos menores, una bebé de 2 años que murió después de 6 días hospitalizada. La vida de muchas personas depende de Helena Maleno.
Dice Ayuso, en un castellano apenas inteligible, que la vida en Madrid es muy difícil porque está todo carísimo y no nos llega ni para pagar el piso, pero que nada de eso importa demasiado porque al final del día nos podemos tomar unas cañas con nuestros amigos, con los nuestros, a la madrileña. No como el resto de españoles que están encerrados en casa bebiendo agua del grifo. Sólo le faltó decir que como en Madrid, no se tira la cerveza en ninguna parte. Del relaxing cup of café con leche al sparkling glass of cerveza espumosa. El nivel de la política se ha deteriorado tanto que se puede ganar unas elecciones apelando a las cañitas en el bar con los colegas. No hace falta más. El mamporrero del aznarismo, Miguel Ángel Rodríguez, le ha diseñado a Ayuso una campaña con una sola idea: Madrid es el único sitio donde la gente puede seguir tomándose una caña en plena pandemia. Hemos devuelto la alegría a la gente, hemos salvado a los hosteleros y hemos hecho amistad con Francia, sin comprometer la salud de los madrileños. El milagro de Madrid es que las cañas en el bar son la vacuna que nos protege frente al virus (y frente a la precariedad, el paro, la pobreza, las colas del hambre o el problema de la vivienda). Madrid es la mejor España dentro de España, la España que no se muere ni se contagia. Madrid es la caña de España. Pero cómo puede ser que los madrileños tengan todo abierto y la pandemia no les afecte más. Pues no puede ser y además es imposible. La propaganda miente, los datos no. Madrid es la primera comunidad en fallecimientos totales y muertos por habitante aunque es la tercera en población. Tiene 100 puntos de incidencia por encima de la media y el mayor porcentaje de fallecidos en residencias, hospitalizaciones y saturación hospitalaria. El riesgo de morir por coronavirus en Madrid es un 54% superior que el promedio del país y la tasa de letalidad es del 2,39% frente al 2,25% nacional. Gracias a la presidenta, en Madrid ha muerto más gente y el virus es más contagioso y más mortal. Ése es el milagro de Ayuso: tener los peores datos con los mayores recursos. Echamos en falta a la cayetanía indignada, cacerola en mano y bandera al cuello, clamando contra el gobierno madrileño por arriesgar nuestras vidas y matarnos más que al resto de españoles. Por anteponer la economía a la salud. También eso es propaganda que se han tragado hasta los hosteleros. La comunidad de Madrid es la única de todo el Estado que no ha dado un solo euro a la hostelería. Ha permitido abrir con menos restricciones pero muchos hosteleros no han podido hacerlo porque era inviable sin apoyo. Por eso, Madrid está entre las regiones en las que más ha caído la riqueza en esta crisis, según datos del Banco de España. No hay milagro económico madrileño, lo que hay es turismo de borrachera y una borrachera de euros para los amigos. Ayuso no ha dado ni una ayuda directa a la hostelería, pero se ha gastado tres veces más de lo presupuestado en las constructoras de un hospital de pandemias que no se necesitaba, según los médicos. No ha subido los sueldos ni los contratos a la Sanidad pública, pero concedió a dedo un contrato a Telepizza para dar comida basura a los niños. No ha hecho una sola ley en dos años, salvo dos por la vía de urgencia: una ley de liberalización del suelo para favorecer a los grandes del ladrillo y otra para conceder al todopoderoso grupo Planeta una universidad privada con un asignación de 14,5 millones de euros. Así se compra el favor de los medios con dinero público. Ayuso no ha salvado la economía de todos, ha favorecido los intereses de unos pocos. Madrid es la comunidad con el mayor producto interior bruto pero la que menos invierte en Educación y Sanidad. Tiene beneficios fiscales que son insolidarios con el resto de españoles y la presidenta aún quiere bajar más los impuestos a los que más pagan. El milagro de Ayuso consiste en empeorar los servicios públicos para mejorar los beneficios privados. El milagro de Ayuso consiste en que el suelo esté por encima del sueldo. El milagro de Ayuso es tener más muertos y menos sanitarios. El milagro de Ayuso es mandar una circular a las residencias para que no llevasen a los hospitales a los ancianos dependientes. Pero nada de esto nos importa porque al final del día, nos tomamos una cerveza y brindamos. ¡Por Ayuso, que es la caña de España!
La semana pasada fueron balas, ésta es una navaja ensangrentada. Las primeras las recibieron Marlaska, Iglesias y la directora de la Guardia Civil, la segunda, la ministra de Turismo. Todas llevan amenazas de muerte. La ultraderecha lo pone en duda y va soltando en sus mítines que el gobierno mentiroso se envía a sí mismo las siniestras cartas. Iglesias se levanta de un debate en la SER ante la negativa a condenar de Rocío Monasterio que acaba diciéndole que se largue de la política y de España. El país es suyo y los demás sobramos, como sobramos 26 millones de rojos para los militares franquistas a los que les gustaría fusilarnos. Les sobra más de media España. Después Monasterio termina de reventar el debate con maneras de matona, modales que conocemos porque son los del falangismo y el franquismo, del que provienen los dirigentes de la extrema derecha. Una diputada de Vox en el Congreso lanza un tuit, como quien lanza una piedra, en el que llama COLETAS RATA a Pablo Iglesias, en mayúsculas, como quien grita. También los nazis comparaban a los judíos con ratas. Su jauría carcajea y babea. Y por fin saltan las alarmas que deberían haber saltado hace dos años. Y por fin se les llama abiertamente fascistas. Y por fin se dice hasta aquí hemos llegado. Y de ahí surge la pregunta de cómo hemos llegado hasta aquí. La respuesta siempre ha estado delante. La derecha ha dado cobertura mediática y política a la ultraderecha mientras el resto miraba con tibieza desde la barrera. El PP pacta con ellos, les invita a gobernar, reproduce su discurso, lo amplifica. Ciudadanos se pone de perfil, ni fascista ni antifascista, que es como intentar ponerse de lado entre el KKK y un negro. Los medios normalizan la anomalía democrática, invitan a sus miembros como si fuera un partido más, como si no fuera un partido que niega la violencia machista y homófoba, como si no fuera un partido que criminaliza a los niños extranjeros sin padres culpándoles de violar, de robarnos y de robarle a la abuela española su pensión, en un cartel que nuevamente está copiado de la propaganda nazi contra los judíos. Banalizan cada día sus mensajes de odio, toleran su intolerancia, incluso la comparten, se tragan sus mentiras, minimizan la amenaza. Vox es la amenaza de muerte a la democracia en un sobre electoral. Quiere destruir el consenso social, adoctrinar desde las aulas contra la igualdad, quitarle la nacionalidad a un candidato negro de Podemos y deportarle, ilegalizar partidos y largarnos a todos los que no pensamos como ellos, empezando por Pablo Iglesias, insultado, vejado y acosado por la extrema derecha hasta su propia casa desde hace meses, algo que no ha tenido que aguantar ningún político en este país. Así que no nos confundamos, no hemos cruzado ninguna línea roja que no hubiéramos cruzado antes y que no estemos volviendo a cruzar hoy. Cuando Pablo Iglesias abandonó el debate, el PP de Madrid publicó el mismo tuit que Vox: "Pablo, cierra al salir". Después lo borró. Pero queda dicho. A un rival le amenazan de muerte y tú haces un chiste. Al día siguiente, El Mundo le culpaba de haber creado el clima violento que justificaba la amenaza. Él se lo había buscado. Es que vas provocando. Aunque a Iglesias le guste la confrontación política, la defensa de la víctima debiera ser inexcusable, como lo era cuando ETA mandaba sus balas. Pero no hay tregua para él. Lo mismo vinieron a decir Almeida y Ayuso. Condeno pero. Hoy la presidenta madrileña ya está en la pantalla de atacar a la víctima por hacer pública la amenaza. Y luego que por qué el fascismo avanza. Por supuesto ni media crítica a Vox con los que quizá tenga que gobernar. Es el PP el que está metiendo al demonio en casa. Vox no es más que el vertedero en el que recuperan los votos que han ido perdiendo estos años. Vox es un partido dirigido por un exmiembro de los populares. Mientras la derecha no renuncie a la ultraderecha, el problema no desaparecerá. Ayuso no tiene ningún problema con eso porque no se diferencia de ellos, ella es el trumpismo, el make Madrid great again, el populismo de cañas y bares, el simplismo más vergonzante y la negación del contrario: libertad o comunismo, yo soy la libertad, lo demás no lo es. Ahora está probando su propia medicina. La algarada que Vox ha provocado con éxito para volver a entrar en la campaña, ha hecho que la izquierda se una en torno a su propio binomio: fascismo o democracia. En efecto, esto va de democracia. De democracia y decencia. Esto va de parar el fascismo y sus formas. La amenaza es real. Para la democracia y para las personas. En Inglaterra, Jo Cox, una dirigente laborista fue asesinada por un fanático del Brexit. Aquí se ha llamado al gobierno ilegítimo, golpista, etarra y asesino, Pedro J. Ramírez publicó un artículo ilustrado con un dibujo de Pablo Iglesias pegándose un tiro, un exmilitar se grabó disparando a retratos de ministros y otros militares jubilados llaman a fusilar a 26 millones de rojos. A quién puede extrañar que lleguen unas balas y un cuchillo ensangrentado. Ojalá no tengamos que lamentar nada peor. Pero para eso haría falta una condena unánime del fascismo, una ruptura inequívoca con Vox y un consenso de respeto entre los demócratas, que estamos muy lejos de alcanzar. Esperemos haber cruzado un límite que haga reaccionar a la mayoría. La primera reacción debe ser pararles en las urnas. El fascismo se para con democracia. Las balas se paran con votos.