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[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]A
raíz de su reciente estancia en Siria, el escritor y periodista chileno
Juan Francisco Coloane aborda la actitud que observa una parte de la
llamada «izquierda internacional», y en específico la dirigencia de la
Internacional Socialista, en relación con el tema sirio.
Red Voltaire
| Santiago (Chile)
| 28 de octubre de 2012
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Desde
su investidura como presidente de Francia, el 15 de mayo de 2012, el
socialista Francois Hollande se ha convertido en uno de los más
exaltados partidarios y padrinos de la intervención extranjera en Siria.Los últimos atentados terroristas en Siria,
particularmente los perpetrados en Damasco, contribuyen a desmitificar
el carácter de esta guerra irregular y fabricada para derrocar un
gobierno, Este es un hecho claro que no aceptan los cuarteles generales
que la diseñaron que diseñaron esa guerra.
El protagonismo del terrorismo en la crisis siria también permite
desentrañar el «misterio» del por qué cierta izquierda forma parte de
una insólita y nueva alianza para derribar el gobierno sirio. Lo que
sorprende más todavía es la amplitud de esa alianza y el reducido número
de s naciones que realmente cumplen con el requisito de respeto a los
derechos humanos, que es precisamente el motivo invocado para derrocar
al gobierno sirio, a pesar de tratarse de un gobierno legalmente
constituido en un país soberano.
La cofradía contra Siria, incluye a los gobiernos más reaccionarios
del planeta, como son las de las monarquías del Golfo Pérsico, Israel y
las potencias de la OTAN. A estos se les debe agregar una serie de
países que tienen gobiernos llamados de izquierda o progresistas, como
es el caso de Argentina, Brasil, Ecuador y Uruguay, en la región de
América Latina.
Argentina, Brasil y Uruguay utilizaron su voto a favor de la
resolución de la Asamblea General de la ONU, aprobada el 19 de julio y
titulada The Situation in Syria (document A/66/L.57). Ecuador se
abstuvo.
Esa resolución es una nueva condena contra el gobierno sirio, justifica
sanciones e implícitamente abre la puerta a la aplicación del Capítulo
VII de la Carta de la ONU, que permite la intervención militar en un
Estado que supuestamente amenaza la paz, lo cual equivale en la práctica
a derribar su gobierno. Bolivia se sumó a los pocos países
latinoamericanos que rechazaron esa resolución: Cuba, Venezuela,
Nicaragua. El documento fue adoptado por 133 votos a favor, 12 en
contra, con 31 abstenciones, y las declaraciones de algunos delegados
revelan la tendencia en las posturas de los países.
Se destaca la abstención de Tanzania, país cuyo representante lanzó
un llamado a la ponderación e invitó a indagar más en el problema y a
corregir el diagnóstico. Señaló que la abstención de Tanzania no
significaba endosar la impunidad, aunque sí enfatiza que no se ha
aplicado en el caso de Siria el principio de no interferencia.
Dijo el delegado de Tanzania que la resolución contra Siria no
reconocía el papel de las fuerzas externas en el conflicto armado y que
las omisiones constituían un obstáculo mayor para obtener una solución
pacifica en ese país árabe. Y concluyó recalcando que Tanzania se
apegaría al principio constitutivo de la Unión Africana de no promover
cambios inconstitucionales de gobierno en los países.
A partir de la adopción de esa resolución y de la del Consejo de
Seguridad, aprobada el 3 de agosto de 2012, en ocasión de la reunión
6810 de esa instancia de la ONU, reunión donde China y Rusia vetaron el
incremento de las sanciones y la intervención militar, las acciones
terroristas se han incrementado en Siria, como una respuesta directa al
rechazo expresado por China y Rusia a la intervención militar.
La declaración del delegado de Siria ante la ONU, el 19 de julio de
2012, advertía de que el terrorismo iría en aumento. Hay que destacarla
porque la prensa internacional ha ignorado ostensiblemente las
declaraciones del gobierno sirio, como si este estuviese desplomado. El
periodismo occidental, con las pocas excepciones que confirman la regla,
opera como una extensión del bloqueo a Siria y del corte de relaciones
con ese país.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]El
19 de julio de 2012, Bachar al-Jaafari, embajador de Siria ante la ONU,
advirtió que la adopción de la resolución contra su país propuesta a la
Asamblea General provocaría un recrudecimiento de los actos de
terrorismo. El representante sirio ante las Naciones Unidas señaló que la
resolución aprobada el 19 de julio en la Asamblea General de la ONU
promueve el caos, el terrorismo, impide generar un diálogo nacional,
abre la puerta a la introducción en Siria de mercenarios y terroristas y
permite usar los campos de refugiados para el entrenamiento de
milicias. Cada vez que el Ejército Árabe Sirio ha aplicado un cese al
fuego la respuesta ha sido una ola de atentados, señaló el diplomático.
Y eso es exactamente lo que está sucediendo nuevamente en Siria, sin
que el Consejo de Seguridad de la ONU, dominado por la tendencia que
aspira a derrocar el gobierno sirio, llegue a tomar las medidas
correspondientes.
La Internacional SocialistaEl tema de los derechos humanos se está usando en una forma genérica,
redundante e instrumentalizada. Eso es lo que se desprende de la
conducta de la Internacional Socialista, ya que, en la actual coyuntura,
la principal violación de los derechos humanos que se vive en Siria es
el terrorismo.
En el congreso mundial de la Internacional Socialista, celebrado a
fines de agosto de 2012 en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), se elaboró una
declaración de condena a Siria.
No se entiende “condena de qué”, cuando en realidad es Siria el país
agredido. La declaración se quedó corta al no llegar a recomendar la
intervención militar inmediata, ya que esta medida fue rechazada por una
buena parte de los delegados.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]A
finales de agosto de 2012, la Internacional Socialista, reunida en
congreso en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) emite una condena contra Siria.
Sentados en primer plano, de derecha a izquierda, la socialista francesa
Segolene Royal, el presidente sudafricano Jacob Zuma y el ex primer
ministro griego Giorgios Papandreu. Los partidos de Hosni Mubarak, ex
presidente de Egipto, y su homólogo de Túnez Ben Ali, fueron expulsados
de la Internacional Socialista… a principios de 2011. En una de las resoluciones adoptadas se acusa al gobierno sirio de
haber matado a decenas de miles de civiles, sin mencionar en forma
explícita y clara la intervención externa en esas muertes. Aunque no
llega a manifestarse a favor de la intervención militar, la
Internacional Socialista sí apela a que China y Rusia no apliquen el
veto a la intervención, en una manipulación de lenguaje que resulta
demagógica.
La declaración de la Internacional Socialista exhorta a «Que China y
Rusia, en particular en el Consejo de Seguridad, estén en línea con el
sentimiento de la comunidad internacional que es proteger al pueblo
sirio».
Este devaneo es porque, en su fuero interno, cualquier adherente
coherente a los principios de la Internacional Socialista sabe bien que
el gobierno de al-Assad no es una dictadura y que, lejos de ello, es
quizás en términos prácticos el gobierno del Medio Oriente que más
practica la participación popular para la formulación de sus políticas
públicas.
Es como si a los ojos de la Internacional Socialista la grave crisis
internacional que representa el conflicto en Siria no fuera de
importancia para países que han vivido y viven aún los desgarradores
efectos de la desestabilización y de la ruptura institucional por medios
violentos.
Existen fuerzas políticas de izquierda que, en aras de un dudoso
expediente de acusaciones por violaciones de los derechos humanos y
proclamando la ausencia aparente de una democracia en Siria, se han
embarcado en el plan de derrocar al presidente sirio para «restablecer
la paz».
Algo sucede con la izquierda y con el progresismo a nivel mundial y
con su postura frente a la agresión de la alianza atlántica contra
Siria.
Con la excepción –en Latinoamérica– de Cuba, Bolivia, Nicaragua y
Venezuela y, en el resto del mundo, de Bielorrusia, China, la República
Democrática de Corea, Irán, Myanmar, Rusia y Zimbabwe, países que
expresan una posición definida sobre la soberanía y la integridad
territorial de Siria, en el resto de las naciones no se observa una
posición de no alineamiento con las potencias que a toda costa se
empeñan en derrocar el gobierno sirio.
Las dos resoluciones de Naciones Unidas anteriormente mencionadas son
claves para comprender el estado de situación de la crisis siria y cómo
la gravitación política imperialista y colonial está influyendo en los
sectores supuestamente progresistas y defensores de la independencia y
la autonomía.
Desde esta perspectiva, considerando los objetivos de una agenda
internacionalista orientada al bien público, aquellos partidos que
forman parte de la socialdemocracia internacional, y no sólo estos si no
toda esa amplia gama de personas que se identifican con el liberalismo
progresista, tienen hoy la oportunidad de alzar sus voces en pos de
restaurar el verdadero carácter multilateral y neutral de la ONU que se
ha extraviado notoriamente en el caso del conflicto armado en Siria.
Juan Francisco Coloane