Un día en la vida del ciego Antisozzial

Un día en la vida del ciego Antisozzial

Era jueves, y en aquel pueblito del Alto Aragón se celebraba mercado. Los puestos de verduras, carnes y embutidos, ofrecían a los compradores sus mejores productos que eran pregonados con sonoros reclamos por parte de los tenderos. Era ese pueblito el centro neurálgico de una comarca aragonesa de varios lugarejos y de innumerables aldeas, cuyos habitantes se acercaban todos los jueves por allí para llenar su alacenas. El ir y venir de aquel gentío que congregaba el mercado, le daba al lugar un toque festivo, pues junto a los puestos de carnes, verduras, venta de animales vivos como gallinas, conejos y pichones, así como otros de ropas y enseres varios, estaba un espectáculo que pocas veces se veía por allí, era el del conocido ciego llamado Antisozzial que pregonaba los acontecimientos más escabrosos acontecidos por la zona, especialmente las muertes violentas o crímenes varios.

Junto al ciego Antisozzial, hombre malcarado y de aspecto rústico y desaliñado, una zarrapastrosa mujer, igualmente desaliñada y malcarada, que tras cada narración del ciego pasaba un platillo entre los asistentes demandando unas monedas, formaban un dúo patético.

La chiquillería se colocaba bulliciosa en primer lugar del corro que se formaba, por lo general sentados en el suelo y jugueteando entre ellos, bien lanzándose alguna piedra, bien tirándose alguna sobra de los alimentos que comían. Las mujeres, con sus capachos llenos de verduras asistían interesadas para conocer el último episodio cruento de la comarca, y los hombres, la mayoría labriegos o pastores enfundados en sus zamarras y cubiertos con sus negras boinas, miraban al ciego Antisozzial con pena disimulada ante su desgracia.

Una vez colocados los asistentes en un bien formado corrillo, el ciego Antisozzial desplegó un panel de tela de grandes dimensiones donde unos dibujos, de escasa calidad y situados como en una viñeta moderna iban indicando el acontecimiento que el ciego iría relatando con un sonsonete ya muy conocido en la comarca. Y empezó así:

Esto que aquí estamos viendo
es una enorme tragedia
que sucedió hace días
muy cerca de Cariñena.

A ella llaman Doloricas,
a él Perico de Torreblanca
quien sajó su mano izquierda
y ahora la ha dejado manca.

Detenido por la guardia
el salvaje torreblanquero
está preso en Zaragoza
para ser juzgado aluego.

Madre de seis criaturas,
todas de muy corta edad,
llorando está Doloricas
suplicando caridad.

Hace un par de semanas
viajó hacia Zaragoza,
para ver a su marido
según relatan las mozas.

Cuando lo tuvo delante
se sacó de su refajo
una navaja manchega
y cortó su picha de un tajo.

Ahora yo ya te perdono,
pues yo manca y tú sin picha
seremos dos desgraciados
para nuestra gran desdicha.

Y aquí termina la historia
famosa en Zaragoza entera
y yo se la cuento a ustedes
rogándoles unas monedas.

Al llegar aquí, la zarrapastrosa pasa el palillo, la gente del lugar le entrega unas monedas compungidas de dolor ante la desgracia de Doloricas la Manca y Perico el Sinpicha, y el ciego Antisozzial recoge sus bártulos, y marcha hacia otro poblado... Esta es, señoras y señores, la triste vida de Antisozzial, por eso no es de extrañar su actitud agresiva. Entendámosles y mostrémonos misericordiosos, que estamos en Navidad, dulce Navidad, por el turrón de Jijona y el moruno mazapán.

El Postiguet

NOTA. Antisozzial se mostraba últimamente muy huraño al no ser protagonista de ninguno de mis relatos. Espero que ahora, que ya lo es, me deje en paz y no sea un aguafiestas en mis hilos. El relato se lo regalo y puede hacer uso de él cómo y cuando quiera. Y espero que a todos ustedes le haya gustado.

Guauu, pues igual así lo consigues, con este perfil que le pintas ... le habrás hecho feliz en su infeliz felicidad, o infeliz en su felicidad infeliz Jo, es que el chico és difícil de comprender... Pero el relato no tiene desperdicio

Batty escribió:

Guauu, pues igual así lo consigues, con este perfil que le pintas ... le habrás hecho feliz en su infeliz felicidad, o infeliz en su felicidad infeliz Jo, es que el chico és difícil de comprender... Pero el relato no tiene desperdicio

Yo lo tengo en gran estima, pero mejor no se lo digas porque podría pavonearse mucho más, que ya lo hace y en demasía. Pero estaba el buen hombre deseando ser uno de mis personajes, y sus maneras no me lo pintaban como Príncipe del país de las Nubes Azuladas o un intrépido Capitán de una fragata al servicio de la Corona de Castilla, Siempre me dio la impresión de alguien que gusta de pregonar las inmundicias de la sociedad, que tenerlas las tiene sin duda, y qué mejor que un pregonero ciego cantando crímenes, suicidios y matanzas. Seguro que en este papel, que le viene al dedo, obtendría un Oscar si de una película se tratase, no obstante, al ser una narración virtual igual he dado en la diana y su felicidad aumenta doblemente, por ser mi protagonista y por haber acertado en mi retrato.

El Postiguet

_DESTELLO_ escribió:

Dios mio , ¡ Cuánto talento !

No puedo dejar de reconocerlo , qué capacidad creativa.

¿ Pero no te has dedicado a escribir en serio y plasmar tanto relato con esa facilidad tan espontánea que te caracteriza ? Es una lástima. [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

Esto se debe, creo yo, al haber tenido muchos hijos de mis dos matrimonios, muchos nietos y ahora bisnietos. Siempre me han gustado los niños y me encanta contarles cuentos. Unas veces inventados y otras reinventando los existentes pero cambiándolos mucho. Pues hay una cosa muy curiosa, como les cuentes a los niños el mismo cuento y cambias algo, te llaman la atención, pues son esponjas que todo lo absorben y retienen en su memoria. Pero no sé si serviría como escritor, pues para ello necesitaría un gran conocimiento del lenguaje que, aunque procuro pulirlo lo más que puedo y acomodarme a sus reglas, no he tenido estudios para ello. Pero no me importa, me seduce la creación y hacer ejercicios mentales, pues tan importante es el cuerpo como la mente. Al menos esa idea tengo. Yo me divierto creando, trabajando, haciendo lo que sea antes que estar pasivo y viendo lo que otros hacen por mí.

El Postiguet

Edito: Destello, he dicho que no he tenido estudios y es verdad, pero hay algo que siempre me sedujo: las ganas de aprender, de ahí que siempre apartara unas pesetas para adquirir libros, incluso en tiempos donde una peseta significaba mucho. Leer, leer y leer es lo que me ha ayudado a la carencia de estudios. Poseo miles y los adoro como verdaderos tesoros; es más, es lo que más me agrada que me regalen. Recibir de regalo un libro significa el mejor regalo que puedan hacerme.