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Seguramente usted jamás oyó hablar de El Negre Lloma, pues antes de nada le pondré en antecedentes. Era, como el mote indica, un ciudadano negro, procedente de USA, que allá por el año 1914 desembarcó en Alacant procedente de un barco mercante que se prendió fuego en la dársena alicantina. Mientras los demás tripulantes marcharon a su lugar de origen, este hombre decidió quedarse en la ciudad, y, como nunca se le conoció otro trabajo, se dedicó a la mendicidad. Era buena persona, nunca creó conflicto alguno y las gentes le daban de comer, le daban abrigo y algo para beber, pues era un borrachín.
Un día de noviembre de 1936, muy cercano al 20, lo encontraron muerto en un lugar donde, qué casualidad observarán cuando lean todo esto, los falangistas al entrar en la ciudad como vencedores, crearon un campo de concentración, llamado de Los Almendros.
Por esa misma fecha, noviembre del 36, en plena Guerra Civil, era ajusticiado en Alacant el fundador de la organización política fascista Falange Española. Los cuerpos de estos personajes tan diferentes, junto con otros fusilados en esa fecha, ocuparon al principio una fosa común, pues del Negre Lloma nadie se hizo cargo.
Al poco tiempo, y aún en guerra, fueron sacados de la fosa común y enterrados en fosas diferentes, no comunes, pero, y aquí viene lo interesante, se dijo que por una venganza del personal del cementerio, y el odio existente entre los españoles por la guerra, en el ataúd del falangista José Antonio Primo de Rivera fue colocado el cadáver del Negre Lloma y por contra en la caja mortuoria de éste el del político fascista.
Acabada la guerra, desde media España vencedora, miles de falangistas llegaron hasta Alacant para llevarse a hombros hasta Madrid, cerca de 500 kilómetros de distancia, al fundador de esa organización fascista, pero al parecer no pensaron en la idea del cambio que se produjo, al no reconocer el cadáver dieron por hecho que era el de José Antonio. Pudiera ser —¿qué paradojas del destino!— que enterrado en el Valle de los Caídos, junto a Franco, fuera el marinero borrachín y mendigo, conocido como El Negre Lloma, quien allí repose.
¿Verdad, mentira? ¡Quién lo sabe! En España esto bien puede pasar, como tantas otras cosas raras y prestas a la risa. De ser verdad, buen lugar encontraron los restos del Negre para la eternidad.
El P©stiguet