- Pur escribió:
- Vuelva a hablar de Pablo Basílica de San Pedro, por fi
Pero qué mal que me quiere usted.
¿Acaso quiere verme ante un Tribunal de la Sangre, en la plaza Mayor del pueblo y sin abogado defensor por "meterme" con el Intocable?
Creo que de la sociedad española conoce usted bien poco. Le contaré una anécdota. Durante la transición de la dictadura fascista a la seudo democracia, el profesor Tierno Galvañ, daba un mitin en el Estadio Altabix de la ciudad cercana a Alacant, Elx. Con tal de escucharle allí marché con un amigo, sin filiación política definida, pero por su profesión muy cercano a Falange. Acabado el acto por megafonía se difundió "La Internacional". Todo el estadio, que estaba a reventar, se puso en pie, y puño en alto comenzó a corearla. Yo, respetuoso como hago con todo, permanecí sentado en mi asiento. Mi amigo hizo un gesto como para levantarme, mientras me decía en voz baja: "Mejor levántate no tengamos un problema".
Pos supuesto que no me levanté, y él, imitándome se sentó. Pero la idea creo que usted la entenderá, en una nación dominada por la dictadura, si alguien te tomaba en ojeriza podías pasarlo muy mal. Como yo entendí la Democracia muy diferente, no tuve ningún temor.
Pero ya ve que pasados muchos años, la idea de "si no estás conmigo estás contra mí" está latente en mucha gente, y no permite ni un sólo gesto contra los suyos. Pero lo más significativo es que, cuando la izquierda debe demostrar su categoría democrática (siempre que no sea un izquierda extremista) la autocrítica no les vale, y menos la crítica foránea.
Iglesias, ya lo ve, resulta el Intocable para algunos, y servidor que no pasa por al aro, y con una lengua que no se ata, digo que más parece que quieran hacer de él un nuevo Caudillo, por la Gracia de no se sabe quién, al que entrar en los templos bajo palio.
Sumisión, por mi parte hacia nadie, estimada Pur, ni un miligramo, que el hijo de mi madre no ha nacido para ser ungido como buey.
"El que quiera honra —como decía mi señora abuela— que se la gane".
Saludos muy cordiales.
El P
stiguet