Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Lun Dic 05, 2022 4:47 pm
Récord de empleo con salario mínimo al alza. ¿Y ahora qué?
El salario mínimo era de 735,9€ en 2018 y ha alcanzado los 1.000€ en 2022. La subida es nada menos que de un 35,9% en esos cuatro años y, a pesar de ello, se han superado los 20,54 millones de ocupados, cifra que constituye un récord histórico al rebasar incluso al mejor nivel de 2007 en plena burbuja inmobiliaria. No es pues cierto que un aumento del salario mínimo produzca paro, como afirman expertos neoliberales fieles a su ideología e intereses por encima de los hechos. Evidentemente, el salario mínimo debe tener una razonable distancia con la mediana salarial, tal como el 60% propuesto actualmente, pero no hemos llegado a ese límite prudencial. Debe asimismo distanciarse del nivel de percepciones del ingreso mínimo vital para evitar la desmotivación laboral. Para evitar abusos debe exigirse además la aceptación de ofertas de trabajo y una inspección laboral más eficaz, pues España ha tenido siempre cifras de más de 1,5 millones de parados cuando recibía millones de inmigrantes que encontraban trabajo.
Es evidente que con ingresos de ese nivel se trabaja para sobrevivir y no se sale de la pobreza, y que la no existencia de un salario mínimo, como llegó a pedir un exgobernador del Banco de España, llevaría a hacer posible la explotación a niveles degradantes de quienes tuvieran que aceptar tales propuestas. Además, la salud social y económica de un país es mucho mejor cuando todos pueden vivir con dignidad y satisfacer sus necesidades aumentando así la demanda. Los países sin clase media son inestables, padecen problemas de seguridad y su economía carece de demanda interna suficiente para lograr un alto desarrollo. ¿Y ahora qué? El objetivo debe ser ahora la mejora de la calidad de empleo y para ello debe fomentarse agresivamente la investigación e innovación y la exportación. Las empresas innovadoras crean mercados globales crecientes y son capaces de ofrecer mejores condiciones a sus empleados. Es mucho más eficaz apoyar la innovación empresarial y su esfuerzo exportador que la inversión. La inversión se emprende por sus expectativas y luego se aprovechan las ayudas que pueda haber. La ayuda a la innovación y a la exportación estimulan estas actividades con magníficos resultados para las empresas y para el país.
La educación especialmente enfocada hacia la formación profesional facilita el desarrollo de las empresas y su productividad. Tenemos ya un déficit preocupante de profesionales y hay que acelerar su resolución. Asimismo, la inmigración selectiva de personas con especialización profesional se impone ante la cada vez más baja natalidad y aumento de las jubilaciones. Alemania, un país que conozco bien y que piensa y actúa a largo plazo, acaba de decidir la captación de 400.000 inmigrantes con especialización anuales en los próximos años. Los fondos 'Next Generation' son una gran oportunidad para dar ese salto cualitativo y cuantitativo en materia de empleo, si se aplican con celeridad y se hace la adecuada elección de destinos de la inversión con visión de futuro. La lentitud y una orientación excesiva a grandes empresas mermarían el gran potencial que esos fondos tienen para transformar nuestra economía y ayudarnos a construir una sociedad capaz de atender un adecuado nivel de bienestar para todos sus miembros.
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Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Lun Dic 05, 2022 5:47 pm
¿Y ahora qué? Ahora a leer bulos de toda clase y condición, como cada vez que se hace algo bien en este país.
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Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Jue Dic 29, 2022 10:15 am
Manual de instrucciones progresista para ganar en 2023
Estamos a las puertas de un año clave que sentará las bases de todo lo que venga después. Un momento de política concentrada de esos que ocurren cada cierto tiempo y que condicionan épocas enteras. El último se dio tras la moción de censura de 2018 que desalojó a Rajoy de la presidencia y logró una mayoría de gobierno en España hasta entonces inédita. Por eso 2023 es tan importante, porque repartirá los papeles, los equilibrios, los retos y el terreno del debate en España para lo que queda de década. Durante este nuevo año los partidos progresistas se juegan no solo revalidar su liderazgo, sino asentarlo. Y a pesar de haber tenido el contexto en contra (pandemia, crisis económica, guerra en Europa…) las cartas están sobre la mesa y existe la posibilidad de jugarlas con audacia para volver a ganar el país. Pero para eso hace falta un manual de instrucciones que entienda una cosa básica: si quieres vencer a Mike Tyson no le invites a subir al ring, sino a jugar una partida de ajedrez.
Las derechas están encantadas de hablar de Cataluña, de referéndum de independencia, de violencia en las calles, de inmigración, de violaciones, de comunismo bolivariano y de todo tipo de catástrofes que amenazan la existencia misma de España. Tan encantadas de hacerlo están que para ello no tienen inconveniente en inventarse un país que no existe para escandalizarse a diario con el terrible reflejo de sus propias alucinaciones. Hay que dejarlos solos en su delirio hiperbólico subidos en el ring deseosos de comenzar una pelea a puñetazos donde saben que son fuertes y esperarlos fuera, frente al tablero de ajedrez, donde acostumbran a fallar. Para las derechas incluso el mismo acto de respirar por parte de cualquier miembro del Gobierno es un evidente signo de política bolivariana. Aprovechemos entonces que la sobreactuación de los de enfrente está garantizada para que al menos tengan que posicionarse sobre cosas realmente importantes y, sobre todo, incómodas para ellos. Bajemos del cuadrilátero. No vamos a entrar en su polémica sobre si el gobierno quiere prohibir el vino o el azúcar, sobre si España se rompe, sobre si la ocupación es el primer problema de los españoles o sobre si el presidente del gobierno anda 20 centímetros por delante del rey en un acto público. Las polémicas estériles tienen resultados estériles que rápidamente se olvidan pero movilizan al adversario que es un auténtico profesional en ese terreno. En lugar de eso hagámosles discutir sobre aquellas cosas que de verdad importan. Hablemos de salario mínimo interprofesional, de subirlo desde los 735 euros que tenía España en 2019 a los más de 1.100 que indica la Carta Social Europea que se deberían alcanzar. Hablemos de impuestos a las grandes cadenas alimentarias que se han forrado con la excusa de la inflación ahogando al mismo tiempo a productores y consumidores para exprimir hasta el último euro y sumarlo a su abultado margen de beneficio repartido entre sus escasos accionistas. Hablemos de aumentar la contribución de los que más tienen y de poner reglas claras para acabar con la evasión fiscal que cada año roba más de 6.000 millones de euros a los españoles y que en un 70% es producto de grandes fortunas y empresas y no precisamente de pequeños autónomos y trabajadores. Hablemos de mejorar la sanidad pública, de recuperar esos 18.000 médicos que se han ido de España en los últimos 10 años no porque tengan sed de aventuras internacionales sino porque tienen sed de salarios y condiciones dignas que en nuestro país se les negaban. Hablemos de esas cosas que para el conjunto de los españoles, incluso para los que votan a las derechas, son de sentido común pero que al mismo tiempo a esos partidos tanto les cuesta apoyar y tanto sufren a la hora de posicionarse en contra como con las subidas del salario mínimo o los impuestos a eléctricas y millonarios. En definitiva, la victoria pasa por no subirse a un ring a pegarse, sino por jugar en tu tablero con un contrincante que está acostumbrado a utilizar las piezas como si fuesen proyectiles. Es por ahí donde les duele a las derechas, y por eso, tras ver que los progresistas pueden representar el papel de gestor solvente y preparado que gobierna para la mayoría, no les queda más remedio que volver a intentar arrastrar la disputa política al barro. El resultado de la batalla de 2023 dependerá del lugar donde se de: en su ring o en nuestro tablero.
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Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Jue Dic 29, 2022 5:43 pm
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Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Jue Dic 29, 2022 10:54 pm
Manué escribió:
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Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Miér Feb 01, 2023 12:35 pm
El Gobierno culmina en cinco años una subida histórica del salario mínimo que beneficia a 2,5 millones de trabajadores
Solo hace cinco años, quienes percibían el salario mínimo cobraban 735,9 euros al mes. La cuantía del SMI anunciada por el presidente Pedro Sánchez para este 2023, 1.080 euros brutos mensuales, supone un incremento del 46,7% en cinco años. Se trata de uno de los mayores aumentos del SMI de la democracia en un mandato tan corto, pero además con este último incremento se alcanza la meta que se fijó el Ejecutivo en su acuerdo de coalición: situar el SMI en el 60% del salario medio, siguiendo la recomendación de la Carta Social Europea. La medida beneficiará a alrededor de 2,5 millones de personas, según los cálculos de los sindicatos.
Desde su llegada a la Moncloa, primero con un gobierno monocolor del PSOE, el mandato de Pedro Sánchez ha ido acompañado de varios hitos en el salario mínimo interprofesional. Las subidas del SMI siempre han ido de la mano de Unidas Podemos, también antes de formar parte del Ejecutivo.
El primer paso fue decisivo. En los primeros meses de gobierno, Pedro Sánchez acordó con Pablo Iglesias, entonces líder de Unidas Podemos y en la oposición, varias medidas para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado de 2019. Entre ellas, un aumento histórico del salario mínimo, el mayor registrado en un solo año, del 22,3% hasta los 900 euros al mes.
La subida, sin precedentes, suponía un gran empuje del SMI. Estaba situado en los 735,9 euros al mes en 2018, tras el mandato de Mariano Rajoy en el que durante años, el Gobierno del PP dejó el indicador casi congelado alrededor de los 645 euros. Solo al final, ya en periodo de recuperación macroeconómica, Rajoy aprobó mayores alzas del SMI, pero muy lejos de la acordada en 2019. El incremento hasta los 900 euros al mes fue rechazado por los empresarios, pero también por la derecha política y mediática, que pronosticaron una debacle del empleo debido a la subida. El tiempo y los estudios al respecto han demostrado que no fue así. El Banco de España, la Airef y varios estudios han calculado que el impacto negativo en el empleo fue reducido, entre 28.000 y 172.000 empleos menos en un año en el que se crearon 400.000 nuevos puestos de trabajo. Además, varios análisis han destacado por otro lado el efecto del alza del SMI en la reducción de la pobreza, que lastra a España en comparación con otros países europeos.
Subida con acuerdo de empresarios y sindicatos
El siguiente aumento del salario mínimo también tuvo una gran importancia. Era comienzos de 2020 y en esta ocasión la novedad era el nuevo actor dentro del Gobierno. La coalición entre PSOE y Unidas Podemos, contra la que se había revuelto la patronal de empresarios, echaba a andar con la promesa de seguir aumentando el salario mínimo hasta alcanzar la meta de la Carta Social Europea: el 60% del salario medio. Para sorpresa generalizada, en los primeros días de Gobierno, con Yolanda Díaz ya al frente del Ministerio de Trabajo, la coalición anunció una nueva subida del SMI, hasta los 950 euros al mes, que contaba con el respaldo de los sindicatos, pero también de los empresarios. Se inició entonces una senda de acuerdos del diálogo social, que pocos auguraban y que ha dado muchos frutos, como la reforma laboral, la ley del teletrabajo y la llamada Ley Rider, entre otras. Luego irrumpió la pandemia, que dinamitó la normalidad y la hoja de ruta del Ejecutivo, para centrarse en las urgencias motivadas por la COVID-19. Cuando llegó enero de 2021, el coronavirus aún estaba muy presente, en la salud de los ciudadanos y en el mercado laboral, lo que motivó que una parte del Ejecutivo, liderada por Nadia Calviño, se resistiera a incrementar el salario mínimo frente a la opinión de Unidas Podemos, que consideraba que había que seguir subiendo los salarios más bajos en esa coyuntura.
Las batallas internas por el SMI
Se abría entonces una de las batallas económicas internas de la coalición, que ha acumulado varios episodios y enfrentamientos entre Nadia Calviño y Yolanda Díaz, principalmente. En enero de 2021, se impuso la vicepresidenta económica y el SMI se mantuvo congelado en los 950 euros. En ese momento, el Ministerio de Trabajo creó la comisión de expertos sobre el SMI para que asesorase al Gobierno y definiese una senda hasta el 60% del salario medio. La idea era marcar el camino para que el compromiso de la coalición no quedara en papel mojado y que los dictámenes de los especialistas respaldaran desde un punto de vista objetivo los aumentos del SMI de cara a los críticos fuera y dentro del Ejecutivo. Tras mucha insistencia y negociaciones dentro de la coalición, finalmente en septiembre, el salario mínimo aumentó hasta los 965 euros al mes. El acuerdo fue alcanzado solo entre los sindicatos y el Gobierno y así ha ocurrido en el resto de legislatura. Los empresarios no han vuelto a respaldar ningún incremento del SMI, una decisión contra la que se han levantado varios sectores, como el agrario, y que también encuentra grandes resistencias en la derecha económica. Pocos meses después, en enero de 2022, empujado por la fuerte y rápida recuperación del empleo postpandemia, el salto del salario mínimo fue importante por lo económico, pero también por lo simbólico. El mileurismo se convertía en el suelo salarial en España. El Gobierno acordó situar el SMI en los 1.000 euros brutos al mes, pese a las resistencias de nuevo de la vicepresidencia económica.
La meta del 60% del salario medio
El último incremento, de este 2023, también ha contado con una intensa negociación interna, pero mucho más discreta y marcada por tres elementos: el compromiso del final de la legislatura, la elevada inflación que ha empobrecido a la sociedad y las citas electorales de este año. Todo ello hacía inclinarse por un aumento importante, pero la clave era definir la cuantía. La comisión de expertos marcó una referencia, alzas entre los 1.046 euros al mes y los 1.082 euros mensuales, horquilla en la que calculaban que se cumplía la meta del 60% del salario medio. Los sindicatos presionaron para llegar a la cuantía máxima (incluso algo más, hasta los 1.100 euros al mes) mientras los empresarios propusieron una cuantía por debajo de la mínima, los 1.040 euros, pero sin intención de negociar siquiera en la mesa de diálogo con el Gobierno. Al final, tras un intenso debate interno, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz se decantaron por el tramo alto de la recomendación de los expertos y la cifra que salió adelante fue el 8%, que logró el respaldo de los sindicatos. Desde las organizaciones sindicales se ha trabajado también intensamente con las distintas almas del Ejecutivo para que este aumento saliera adelante. Por otro lado, estaban los intentos de la vicepresidencia económica y los empresarios de acordar un aumento del SMI inferior dentro de un gran pacto salarial, según fuentes de la negociación. La decisión final deja el salario mínimo interprofesional en los 1.080 euros brutos al mes, casi un 50% por encima que cuando Pedro Sánchez llegó a la Moncloa. Aunque con Felipe González se acordó un alza similar en cinco años, en términos reales (descontando el efecto de la inflación) se trata del mayor aumento registrado en un plazo tan corto de tiempo.
El Gobierno ha subrayado este martes que ha cumplido su compromiso de legislatura, con una medida que el presidente del Ejecutivo ha enmarcado en el apoyo a los trabajadores más vulnerables en estos momentos de precios disparados. “Estoy muy contenta, muy satisfecha”, celebraba esta tarde la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que subrayado el aumento de 344 euros del SMI en los últimos cinco años.
Yolanda Díaz ha destacado también que, frente a los pronósticos catastrofistas, el aumento del salario mínimo ha demostrado su capacidad para reducir la pobreza y también la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, con una disminución de la brecha de género mayor que en los últimos años.
Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Jue Feb 02, 2023 1:21 pm
Ya toca derogar la 'ley mordaza'
Las leyes son fruto de una época y de una acción política. El PP, tan crítico con la legislación ad hoc, aprobó la ley mordaza en solitario frente a todos los grupos parlamentarios en 2014. La norma nació para frenar las movilizaciones sociales y reforzar la actuación de la policía a riesgo de dejar un espacio abierto a la vulneración de derechos fundamentales. El contexto era la crisis más profunda en democracia. Y la intención era presionar a convocantes y manifestantespara quitarles las ganas de salir a la calle. Los partidos de izquierdas prometieron entonces derogar la ley en cuanto llegaran al poder. Ocho años después, en el minuto-resultado de las negociaciones y la crónica parlamentaria, faltan apoyos. Ocho años después, a punto de cerrar la legislatura, la coalición da por seguro que lo conseguirá.
No debería ser de otra manera. El Gobierno salió de la condena unánime de corrupción que desbordó al PP de Mariano Rajoy. Pero la gesta y el sustrato venían del revulsivo social contra los desahucios y el ciclo de reivindicaciones que avanzaron hasta bien entrado el año 2015. De esas dos señas de identidad política viene el compromiso con las normas estrella que están pendientes. La Ley de Vivienda y la ley mordaza son dos legislaciones necesarias para que el Gobierno cierre la hoja de servicios de este ciclo. Un legado irrenunciable que se ha ido empujando hasta llegar a los últimos minutos del partido.
La importancia de acabar con la ley mordaza pasa por derogar decenas de artículos que limitan derechos civiles. Pasa por revertir el espíritu de criminalización de la protesta y una legislación que cuando vienen mal dadas es muy lesiva. Como olvidamos las crisis y sus efectos, para comprender la relevancia de derogarla hay que recordar qué contiene y qué seguiría en vigor si decae. Por destacar lo más flagrante, en un procedimiento, la declaración de los policías goza de veracidad. Demostrar que no has desobedecido a un agente es prácticamente imposible. Fue el caso del exdiputado Alberto Rodríguez, condenado por pegar a un policía en una manifestación de hace casi una década. Sin testigos, sin imágenes y sin parte médico, la palabra del agente sirvió para condenar al político. La ley mordaza permite cierta impunidad ante posibles abusos. Con el nuevo texto, el relato policial debe tener lógica, coherencia y racionalidad. Tampoco se podrá sancionar libremente a quien organice o convoque manifestaciones y reuniones. El artículo 21 de la Constitución recoge incluso que este derecho no necesita autorización previa. La mordaza, además de permitir sanciones sin autorización, tenía una trampa impúdica. Dejó de ser delito para ser sanción, de lo penal a lo administrativo. ¿Qué significó eso? Los convocantes de casi cualquier acto podían cargar con la multa y la responsabilidad de terceros. Ahogados por las sanciones —de eso se trataba—, los movimientos sociales se dedicaron a recaudar fondos para pagar multas, más que otra cosa. Las redadas e identificaciones indiscriminadas van a ser más difíciles. Con el acuerdo actual, el agente policial necesitará sospechas razonables. Y como toda mala praxis sin consecuencias queda en el limbo, las identificaciones por sexo, raza, identidad, lengua o género tendrán sanción disciplinaria. Esto se traduce en que si un inmigrante es identificado mientras pasea por la calle, de noche, y sin razón aparente, el agente tendrá que dar explicaciones. La identificación policial clara y visible estará recogida por primera vez en una ley orgánica. Tampoco podrá haber impedimentos para grabar las actuaciones policiales o pedir sus imágenes. Y como el lenguaje es importante, la tranquilidad social a la que apela la ley mordaza pasará a ser convivencia, el fin al que debe servir una Ley de Seguridad Ciudadana. Los tres escollos de las negociaciones del PSOE y UP con Bildu y ERC pasan por la delimitación del atentado y respeto a la autoridad, el uso de las pelotas de goma y las devoluciones en caliente. Éstas fueron legitimadas por la justicia europea pero no están por encima del derecho de asilo; por otro lado, no debería costar buscar una alternativa al uso de los proyectiles de goma cuestionados y prohibidos en otros países. Se señala al PSOE por el temor a que salgan a la calle los sindicatos policiales, pero el borrador sobre lo que hay consenso ya contempla suficientes puntos a los que seguro responderán los representantes de las Fuerzas de Seguridad, sumidos en su lógica de defender la actuación de los agentes. Y jaleados por el PP, ya hay un buen precedente de Alberto Núñez Feijóo a finales de año. Recuperar una regulación en materia de seguridad que garantice el ejercicio de los derechos fundamentales es un equilibrio al que debe responder la nueva ley. Un puntal que, ante el próximo ciclo de conflicto social, si un Gobierno conservador quiere volver al modelo mordaza tenga al menos que recurrir al rodillo legislativo que ya utilizó en 2014.
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Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Sáb Feb 04, 2023 11:13 pm
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Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Miér Feb 15, 2023 12:13 pm
Hay que reformar ya la 'ley mordaza'
El gobierno de Mariano Rajoy se recuerda como un periodo marcado por los recortes, la corrupción y, sin duda influido por el peculiar carácter de su presidente, como una etapa de cierta confusión legislativa: ¿cuál fue su proyecto de país? Pues, en primer lugar, no arrugarse ante la gran recesión y transformar un momento de fuerte cuestionamiento de todos los órdenes en una nueva oportunidad para desequilibrar aún más el Estado del bienestar. Para la derecha fue esencial que no se asociaran los efectos adversos de la crisis a una manera concreta de hacer política, la neoliberal, para, a partir de ahí, aplicar al enfermo una doctrina del shock que le hiciera imposible rehacer un proyecto igualitarista. Rajoy podía parecer atolondrado, pero su Gobierno sabía perfectamente lo que hacía.
Esa doctrina del shock fue un ataque coordinado a los servicios públicos, con decenas de miles de millones de euros en recortes, y contra las relaciones laborales, empobreciendo estructuralmente el país para hacerlo más dócil, tanto a las necesidades de las clases dirigentes nacionales como foráneas. De lo que se trataba era de golpear primero antes de que alguien pudiera sacar conclusiones de cómo habíamos ido a parar allí, a ese lugar donde se multiplicaron exponencialmente los parados, los desahucios y las colas en los comedores sociales. Pero algo no salió del todo como se planeó, en Moncloa y en Bruselas, que debía salir. La culpa la tuvieron ustedes. Todos aquellos que en el periodo 2010-2014, el quinquenio del descontento, salieron a la calle para decir basta.
Las estructuras de resistencia, solidaridad y cohesión social, pese al enorme esfuerzo disgregador que lo neoliberal había impuesto en los años anteriores, seguían ahí. Una enorme vitalidad social respondió al ataque y las calles del país se llenaron con gente que en un primer momento respondía a los ataques, pero que a la larga fueron desarrollando también propuestas de cambio: lo que sucedió a partir de ese punto, es otra historia. Lo cierto es que aquella efervescencia social preocupó tanto que se legisló para que, llegado el caso, la protesta lo tuviera mucho más difícil a la hora de oponerse a las necesidades del mundo del dinero: así surgió la ley mordaza, pura lucha de clases hecha normativa. Cuando en abril de 2015 el Gobierno de Rajoy promulgó la ley de seguridad ciudadana sabía lo que hacía. Las elecciones generales estaban cercanas, las protestas se iban a hacer voto y nadie tenía claro qué era lo que iba a pasar. Era el momento de blindar todo un paquete de medidas para hacer mucho más restrictivos los derechos de reunión, manifestación y expresión. Bajo el eufemismo de la seguridad lo que se buscó fue asegurarse de que cualquiera que a partir de aquel momento cuestionara el orden de las cosas tuviera todo un abanico de sanciones pendiendo sobre su cuello para entorpecer el libre ejercicio de la protesta. Rajoy resistió tres años más. Su ley sigue aún entre nosotros. Sin embargo, tras un año de negociaciones y decenas de reuniones preparatorias, el pasado 1 de febrero se inició el trámite parlamentario para su reforma. En ella están inmiscuidos los partidos conformantes del Gobierno actual, PSOE y UP, más parte de la mayoría de investidura, PNV, ERC, EH Bildu y Junts. Mientras que el Gobierno y los nacionalistas vascos quieren sacar adelante el proyecto, el resto se muestran con diversos grados de reticencia, aludiendo a que la ley no se ha reformado lo suficiente. Si en la comisión de Interior, paso previo a llegar al pleno del Congreso, la reforma no concita los apoyos suficientes, es muy probable que no haya ya tiempo suficiente dentro de esta legislatura para lograr su reforma, ya que habría que comenzar de nuevo los trabajos legislativos. Unidas Podemos se ha mostrado especialmente activa a la hora de lograr uno de los objetivos del pacto de Gobierno, especialmente el sector encabezado por Enrique Santiago, uno de los portavoces de la coalición, secretario general del PCE y jurista con experiencia en cuestiones de libertades públicas. En la ponencia legislativa se han modificado 35 artículos de los 54 que componían la ley además de añadirse nuevos elementos encaminados a transformar su carácter restrictivo. La intención no es poner en cuestión ni la seguridad pública ni el trabajo de las fuerzas de seguridad del Estado, sino evitar que sean instrumentalizadas para impedir derechos fundamentales. Entre los aspectos más sustanciales de la reforma se encuentra garantizar el libre ejercicio de la información, volviendo a permitir el registro y la difusión de actuaciones policiales siempre y cuando no se pueda identificar a los agentes. Así mismo se amplían los supuestos bajo los que estas actuaciones deberán ser comunicadas al ministerio fiscal. Se modifica también el criterio de veracidad de los efectivos policiales, impidiendo que su mera declaración sin más pruebas constituyera un elemento de acusación en el juicio. Se restringen los registros y el número de horas de una detención por no portar identificación, pasando de seis a dos. El derecho de reunión y manifestación volverá a no requerir comunicación previa, eliminando las sanciones subsidiarias a los organizadores, uno de los puntos fuertes de la ley mordaza que trasladaba la responsabilidad directa de cualquier delito cometido en una manifestación a quien la convocaba. También se elimina la posibilidad de identificar como organizadores a aquellos participantes en una manifestación que portaran banderas o símbolos reconocibles, lo que provocaba que, de facto, cualquier ciudadano que acudiera a una protesta pudiera arbitrariamente tener que responder, por ejemplo, de unos disturbios acaecidos en la misma. Se rebaja también el delito de desobediencia, que actualmente se situaba en la más completa de las discrecionalidades respecto a la intención del agente policial: bastaba con cuestionar alguna de sus actuaciones para poder verse acusado del mismo. Entre los nuevos añadidos, uno de los más novedosos es el que se refiere al criterio de ponderación de las multas atendiendo a la capacidad económica de ingresos de los afectados. Se suma, además, la obligación de elaborar protocolos de gestión policial de manifestaciones con la intención de regular las actuaciones antidisturbios que, en la pasada década, se convirtieron en un problema que despertó incluso la condena de organismos internacionales. Las resistencias para la reforma de la ley mordaza son notables. El próximo 4 de marzo hay convocada una manifestación por los principales sindicatos de la Policía y la Guardia Civil que ha despertado las alarmas en el Gobierno. ¿Hasta dónde está dispuesta la derecha a agitar la calle precisamente tomando como punta de lanza a los encargados de velar por las libertades públicas? La reunión preparatoria de sindicatos y asociaciones de los uniformados en la propia sede del Partido Popular en la calle Génova, el 20 de diciembre del pasado año, rompió escenográficamente las líneas de independencia policial respecto a los partidos políticos de manera excepcional en nuestro periodo democrático. El rodea el Congreso de un par de años antes, donde los agentes, enmascarados, rompieron las propias líneas policiales sentó un precedente que, lejos de corregirse, puede empeorar. La derogación de la ley mordaza es un punto esencial de esta legislatura, algo que no puede postergarse a la siguiente, ya que sería como lanzar un dado para que una de las actuaciones legislativas más retrógradas acabara eternizándose en el tiempo. El deseo de no poder avanzar cuatro pasos no puede ser impedimento para negarse a dar tres. El objetivo prioritario de un parlamentario es atender a su programa político, pero también al contexto donde se desarrollan esas intenciones. El nuestro no debería admitir que los cálculos electorales de este año impidan, por intentar mostrar un perfil demasiado propio, votar a favor de una reforma que sitúe la seguridad de donde nunca debió desplazarse: a favor de los ciudadanos, no contra ellos.
Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Miér Mar 01, 2023 12:48 pm
El sainete de censura y la tercera España
Estos días Vox nos ofrece otro frikiespectáculo, uno de tantos en su trayectoria excéntrica y caricata desde que es una fuerza tremendamente relevante en el Congreso, con la presentación como candidato a presidente del Gobierno, vía sainete de censura, de un señor de una pila de años al que, según se ha sabido, eligió un escritor de ultraderecha sin más experiencia política que años de trincar en Telemadrid con sus programas nada masivos a costa del contribuyente. Nos presenta Vox a una persona que se jubiló en el siglo XX para no poner al frente a su presidente, un señor que ha vivido del mismo partido que le pagaba los programitas a Dragó hasta que ha podido buscarse el dinero público él solo. Un "vive de tus padres hasta que puedas vivir de tus hijos" de manual, solo que aquí los hijos y los padres somos los que pagamos impuestos y sus chiringuitos mientras nos acusan a los demás de vivir de subvenciones y mamandurrias. Bien, pues estos son los que esta semana nos presentan su proyecto de país.
Al otro lado, el presidente del Gobierno dice, conteniendo la risa supongo, que este sainete de censura servirá para que se vea en el Parlamento los dos proyectos de país que existen. El del gobierno de coalición y el de la derecha, afirma. Y creo que llegó el momento de dejar eso a un lado: vale que el gobierno de coalición sea el mal menor, pero no hay que dejar pasar que ese escenario es falaz. Hay más Españas, aunque acaben en un gobierno de coalición. Hay otra España a la que debemos aspirar. El presidente del Gobierno, que creo que tiene el mejor equipo de comunicación que nunca tuvo un presidente en esta democracia nuestra, sabe en todo momento cuándo marcar distancia con el socio minoritario del gobierno de coalición y cuándo apropiárselo, a él y a sus avances. Sabe dejar a ministras a los pies de los caballos cuando hace falta, no vacila en boicotear leyes que encabece el socio, saca a pasear a la ministra de Defensa (una persona que está más cerca de Ramón Tamames que de Ione Belarra) sin censurarla jamás cuando toca... Ahí no hay coalición. Ahí España son muchas. Pero a la hora de confrontar a la ultraderecha friki, ahí somos dos. Ellos y nosotros. Indivisiblemente. Pero no es así. Hay al menos una tercera España que ve con estupor cómo el Tito Berni es el Luis Roldán de esta época, que no se calla ante una forma de corrupción que ya creíamos olvidada, que aspira a voltear la tortilla y no a controlar el fuego, que abandera la intevención real y decidida en la economía del día a día, que pretende cambiar y no matizar. Que aspira a agitar el estado de las cosas del bipartidismo. Saber cómo hacerlo, moverse en un ecosistema mediático y económico hostil, convertir en masivo un mensaje que solo encontrará bombazos y cables cortados es la labor de quienes están al frente de esta tercera España. Pero basta de discursos maniqueos y de vivir pendientes de que los dueños del botón rojo lo aprieten. Hay una tercera España que no es la de la derecha ni la del presidente del Gobierno. Y tiene que saberse y hacerse notar. Existe, está ahí. Es grande y libre. Solo hay que conseguir que sea una y que sepa cabalgar las olas que vienen.
Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Dom Mar 05, 2023 12:14 pm
El Gobierno aprobará una ley para garantizar la paridad en la política y en las empresas privadas
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este sábado que el Ejecutivo aprobará el próximo martes en el Consejo de Ministros un proyecto de ley para la representación paritaria de mujeres y hombres en órganos de decisión tanto públicos como privados. El Ejecutivo defiende que esta nueva legislación supone un nuevo paso adelante con la igualdad como bandera y espera que esta norma sea una referencia en Europa.
"Vamos a aprobar listas cremalleras en la ley electoral y la paridad en el Consejo de Ministerio, en los consejos de administración de las grandes empresas, en las juntas de gobiernos en los colegios profesionales y en los jurados de reconocimiento público de personalidades", ha detallado Sánchez. "Es un paso más para situar a España a la vanguardia del conjunto de Europa en materia de igualdad", ha explicado.
"Si las mujeres representan la mitad de la sociedad, la mitad del poder político y económico tiene que ser de las mujeres", ha defendido el también secretario general del PSOE en un acto con motivo del próximo 8M. "Habrá gente a la que le parezca grave o absolutamente desproporcionado, pero a nosotros nos parece de justicia", ha explicado al tiempo que ha apuntado que esta iniciativa no solo se hace "en "favor del feminismo", sino del "conjunto de toda la sociedad". Con respecto a las listas cremallera, el Gobierno ha detallado que tanto hombres como mujeres se integrarán en las listas con una alternancia total. La reforma se aplicará a todos los procesos electorales: desde las elecciones de diputados al Congreso, pasando por las municipales, las de miembros de los consejos insulares y de los cabildos insulares, las de diputados al Parlamento Europeo y los miembros de las Asambleas Legislativas de las comunidades. También se aplicará cuando las candidaturas para el Senado se agrupen en listas El Ejecutivo destaca que actualmente sólo el 44% de los escaños del Congreso o el 39% del Senado están ocupados por mujeres. La nueva ley también impondrá Gobiernos paritarios. El Ejecutivo explica que lo que hoy es un ejercicio de responsabilidad, será una obligación legal y que deberá producirse gobierne quien gobierne en España, independientemente de la sensibilidad política de cada uno. Así, se garantizará que cada uno de los sexos suponga como mínimo el 40% de los nombramientos de los titulares de las Vicepresidencias y los Ministerios. Con respecto a la paridad en las grandes empresas, Moncloa explica que deberá haber un 40% de mujeres en la dirección de cualquier empresa que cotice en Bolsa o cualquier entidad de interés público con más de 250 trabajadores o 50 millones de volumen de negocio anual. También se velará por que esta composición concurra también en la alta dirección de la empresa. Esta normativa se aplicará a las sociedades cotizadas a partir del 1 de julio de 2024. La designación de los miembros de los consejos de administración de las entidades públicas afectadas tendrán hasta el 30 de junio de 2026.
Que no pase lo que "siempre le pasa" a Calviño: "Que el jurado solamente son hombres"
Para lograr la paridad en los colegios profesionales, la nueva norma impondrá una 40% de mujeres al frente de estos órganos. Esta norma se podrá aplicar de forma gradual, de manera que a fecha de 30 de junio de 2026 se haya alcanzado porcentaje. Con respecto a la igualdad en los jurados de reconocimientos públicos, el Gobierno explica que ningún premio o reconocimiento financiado con dinero público podrá ser otorgado por un jurado que no respete la igualdad o que, al menos tenga a un 40% de mujeres al frente. Sobre este punto, Sánchez ha matizado que se busca que no pase lo que "siempre le pasa" a la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, cuando acude a entregar un premio a un economista y es que "el jurado solamente son hombres".
El desarrollo económico del país "subiría entre un 15% y 20% más"
Para Sánchez esta nueva norma es importante y relevante ya que, según ha señalado, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), una institución que, a su juicio, "no es sospechosa de ser progresista", ha indicado que si el conjunto de la población femenina participara en el desarrollo económico del país, "subiría entre un 15% y 20% más", lo que es "un beneficio para el conjunto de la sociedad". Sánchez ha hecho este anuncio durante su intervención en el acto 8M - Feminismo, Emancipación y Libertad. Las políticas de igualdad de los gobiernos socialistas desde la entrada de España en la Unión Europea en el que también han intervenido el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y la secretaria de Igualdad del PSOE, Andrea Fernández.
Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Dom Mar 05, 2023 12:26 pm
Mi empresa es un ejemplo a seguir: paridad al 50%.
marapez V.I.P.
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Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Dom Mar 05, 2023 12:35 pm
el.loco.lucas escribió:
Mi empresa es un ejemplo a seguir: paridad al 50%.
Ole!!!
(Luego le preguntaré a la otra pata si está de acuerdo o no... )
el.loco.lucas Administrador
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Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Dom Mar 05, 2023 12:36 pm
El llobu V.I.P.
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Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Jue Abr 27, 2023 11:13 am
Gobernó la izquierda, en minoría, y cumplió lo que prometía, no como otros:
https://www.facebook.com/watch?v=196806633115643
Salú y República.
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marapez V.I.P.
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Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Sáb Jun 10, 2023 10:56 am
La izquierda ante el 23J: derogar el derrotismo
El primer paso para perder unas elecciones no está tanto en el resultado de las anteriores como en ofrecer la impresión de que la suerte está echada. La fotografía que salió del 28M es la de una victoria contundente de las derechas, porque el mapa de poder en comunidades autónomas y ayuntamientos principales ha cambiado de color. Indiscutible. Pero los números del 28M no dicen lo que el PP y su poderosa batería mediática quieren que digan. En las municipales el PSOE perdió 400.000 votos respecto a 2019 y obtuvo 1,2 puntos menos. Y en la mayoría de las comunidades autónomas en juego, el PP conseguirá gobernar no porque haya arrasado, sino con la imprescindible muleta de Vox, por un margen de votos entre bloques muy estrecho y gracias en muchos lugares a la división en el espacio a la izquierda del PSOE. Dicho de otra forma: hay partido de cara al 23 de julio, siempre que el electorado de la izquierda no tire la toalla, empezando por los partidos políticos que lo representan, desde el propio PSOE hasta el movimiento Sumar que acaba de firmar el acuerdo con Podemos para acudir juntos a las urnas.
Lo digo también en números, tal y como los calculan (a falta de los estudios postelectorales detallados) analistas demoscópicos solventes. El PSOE tiene que reducir al menos a la mitad la transferencia de votos al PP, que ha podido rondar los 600.000 votos, y movilizar en lo posible a los abstencionistas, aunque como media la participación en elecciones generales es en torno a diez puntos mayor a las locales. Sumar, por su parte, debe afrontar la caída de Podemos y resolver desde la unidad rubricada este viernes el fraccionamiento que por la ley electoral y el sistema de reparto en cada circunscripción (más que por la demonizada Ley D’Hont) regalaría unos cuantos escaños a las derechas de forma impepinable (ver aquí).
¿Es una tarea imposible? En absoluto, salvo que quienes tienen que abordarla sigan lanzando signos de desconfianza en sus propias posibilidades o demostrando cierta debilidad a la hora de contrarrestar la arrogancia y prepotencia con las que las derechas políticas y mediáticas acuden a esa cita del 23J que no esperaban. De nada sirve lamerse las heridas o caer en esa melancolía tan típica (y tópica) que afecta al progresismo por una especie de maldición bíblica o por el hecho simple de que duda mucho más que el pensamiento reaccionario, dispuesto incluso a resolver por cauces autoritarios o religiosos los enigmas de un mundo cada día más complejo. Me niego a sumarme a la fila de avisadores de la catástrofe, por obvias que sean las razones del pronóstico. No hace falta haber estudiado en Harvard para saber que en esta campaña sirve de poco agitar el miedo a la ola reaccionaria (absolutamente real) que se avecina, simplemente porque amplísimas capas del electorado tienen descontada la presencia de la extrema derecha: no es que venga, es que siempre ha estado aquí, desde antes incluso de que asomara en otras latitudes. Aquí dormitaba dentro del principal partido conservador, el PP, y la pregunta clave es si el conservadurismo español es homologable en términos democráticos al de otros países vecinos. No se trata sólo de que pacte el poder de forma vergonzante con Vox, sino sobre todo de que practique desde hace años la política de la deslegitimación de la izquierda, de los nacionalismos periféricos y de todo aquel que no considere “buen español”. Esa es, en mi opinión, una de las claves que importan en la campaña de las izquierdas para el 23J: no sólo deben, tanto PSOE como Sumar, defender la gestión de su coalición de Gobierno, con muchos más aciertos que errores al afrontar una pandemia, una guerra o una crisis energética e inflacionaria con más eficacia y rigor y con mayor justicia social que en la mayor parte de Europa, sino que tendrían que mostrar su proyecto de futuro desde la base de esa gestión. Acierta Pedro Sánchez cuando habla de “la mejor España”, la que muestra fortaleza en su pluralidad y diversidad, en contraposición con la España excluyente, casposa y cortijera, que parece no haber avanzado desde los tiempos de la Restauración y que actúa como si la democracia fuera una incomodidad que hay que soportar siempre que nadie ose tocar los intereses de las élites económicas, políticas o judiciales por la vía civil o por la penal. Las derechas no necesitan programa, basta con ponerle “ganas” para “derogar el sanchismo”. Hay quien sostiene (y lo respeto) que lo que necesitan las izquierdas es eslóganes eficaces que toquen también la llamada “fibra emocional”. Hágase. No creo que se refieran a entrar en la pelea en el fango: ahí siempre gana quien más experiencia y desparpajo tiene. En cualquier caso, las izquierdas sí necesitan (y tienen) programa. Es más, han empezado a aplicarlo estos años con notable éxito: ahí están la reforma laboral, la subida de pensiones, la del salario mínimo o la inversión en becas educativas. Discúlpenme, pero se puede y se debe tocar la “fibra emocional” con convicciones firmes y propuestas de futuro, con el respaldo de los datos indiscutibles sobre lo ya conseguido… y con una visión de España desacomplejada, compartida, que no necesita tanquetas para imponer identidades. Más vale que este viernes, tras el acuerdo de coalición entre Sumar y Podemos y el resto de formaciones, se haya cerrado de verdad a la izquierda del PSOE el pulso por la representación de ese espacio. No es fácil calcular el daño ya causado por el tenaz empeño en hablar de “lo nuestro” en lugar de “lo de todas y todos”. Más vale que, desde ya, todas las miradas progresistas se centren en las nuevas elecciones y en las futuras generaciones. Más vale que PSOE y Sumar aborden una competencia colaborativa que despierte una renovada confianza en la gestión compartida. No creo mucho ni en tíckets ni en proclamas por el “voto útil”. Demasiada gente se siente harta de ser “utilizada”, en lugar de escuchada y emplazada (intelectual y emocionalmente) a contribuir a la causa común. Para dar la vuelta necesaria (y posible) a los números del 28M, le conviene a la izquierda (y a sus perímetros intelectuales, culturales o cívicos) ponerse a la tarea de derogar el derrotismo. P.D. En los trece años que llevo utilizando Twitter, nunca como en las últimas semanas había recibido tantos insultos, calumnias y difamaciones. Suelen multiplicarse en vísperas de elecciones, pero la verdad es que la hiperactividad de trolls y odiadores está siendo impresionante. Jamás les respondo ni les bloqueo (ya que no me soportan, que me aguanten). Si Twitter tuviera cauces adecuados, las denuncias deberían servir para algo. Su impotente nerviosismo tendría en todo caso que servirnos a los demócratas para convencernos de que hay que actuar, no en el barro —como ellos buscan—, sino en los medios fiables, en las propias redes, y, sobre todo, en las urnas. Ladran…
Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Lun Jun 12, 2023 9:04 am
¡Vaya espectáculo ha dado la izquierda!
Vaya espectáculo ha dado la izquierda, oye, qué doce días de negociaciones, menudo acuerdo, y lo que nos queda por ver todavía, que esto no se ha acabado. Vaya espectáculo, fíjate bien: quince partidos de izquierda concurriendo juntos a las elecciones; quince partidos de izquierda distintos entre sí por tradición, familia política o territorio; quince partidos de izquierda, algunos con larga historia, otros recién llegados, que hasta ahora competían por votantes similares, y que han decidido presentarse en una sola candidatura y con un mismo programa. ¡Todo un espectáculo! Ah, perdón, ¿pensabas que decía lo de “espectáculo” en el sentido negativo que hemos usado tanto estos días? El “espectáculo” que considerábamos lamentable de negociaciones a cara de perro y al límite de tiempo, juegos de manos, faroles, filtraciones, acusaciones, vetos, mercadeo de puestos, deslealtad, personalismos, “qué hay de lo mío”, ultimátums, chicken game, acuerdo por los pelos y cogido con alfileres, firmantes que arrastran los pies y siguen quejándose después… Es decir, el espectáculo desmovilizador y desilusionante de los partidos luchando en el barro a ojos de los desolados votantes que ven venir la catástrofe… Pues no, démosle la vuelta al cuento de estos días. Lo verdaderamente espectacular es, insisto, que por primera vez en esta democracia quince partidos de izquierda hayan sido capaces de entenderse y, en vez de provocar que en una misma provincia compitan dos, tres y hasta cuatro candidaturas para conseguir poco o nada (lo que pasó en las municipales y autonómicas), puedan ahora reunir hasta el último voto y superar así los obstáculos del sistema electoral. Lo espectacular es que lo hayan conseguido, y que vayan a trabajar de inmediato un programa común, después del 23J un grupo parlamentario compartido, y con suerte un gobierno en coalición. Eso es lo espectacular, lo que debería movilizarnos y hasta ilusionarnos (a quien le importe tanto votar con “ilusión”, que no es mi caso). Todo lo demás, qué quieres que te diga: me parece normal. Me parece hasta bien. Que quince partidos negocien, discutan, incluso se peleen para conseguir la unidad, me parece razonable. Que defiendan con uñas y dientes sus principios e intereses, su representatividad y hasta su existencia futura. Es decir: el mayor número posible de puestos de salida, el mayor porcentaje posible de presupuesto, la mayor autonomía posible para la campaña en su territorio y en el grupo parlamentario.
Si el votante quiere una papeleta plácida, monolítica, unida a hierro, sin discrepancias ni matices, con una sola voz y un líder absolutísimo, con un programa de una pieza y un grupo parlamentario manso y con disciplina de voto, se ha equivocado de candidatura, que busque en otros lados. Si en cambio quieres una opción electoral que contenga pluralidad, polifonía, heterodoxia y conflicto, no vale lloriquear porque las negociaciones sean feas o se sigan aireando diferencias. Lo mismo que ha pasado estos años con el gobierno de coalición: la falta de cultura política de coalición en nuestro país nos hacía magnificar el disenso, la discusión, los desacuerdos, y pasarnos tres años y medio avisando de que el gobierno se fracturaba, estaba roto, se acababa…, mientras el gobierno seguía legislando y legislando. ¡Gobierno Frankenstein!; clamaba la derecha, y le comprábamos el discurso. Vivan los gobiernos y las candidaturas Frankenstein, las ollas de grillos, la algarabía, los pies fuera del tiesto y el sindiós de una izquierda que siempre ha sido un sindiós: sin dioses, reyes ni tribunos. Venga.
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marapez V.I.P.
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Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Sáb Jun 24, 2023 10:25 am
Una pandemia, un volcán y una guerra: España sale de una crisis múltiple con una respuesta social
Con la última revisión del INE sobre al evolución de la economía de España, el PIB (Producto Interior Bruto) recuperó ya oficialmente el nivel previo a la pandemia en el arranque de este 2023. Exactamente, 13 trimestres después de que el COVID paralizase casi por completo la actividad, frente a los 35 que fueron necesarios para superar a la gran crisis financiera de 2008. “Crisis diferentes, políticas diferentes y resultados diferentes”, resume el economista Daniel Fuentes.
La economía de España fue golpeada más duramente por la pandemia respecto al resto de grandes países europeos por el mayor peso del turismo en el PIB total. Pero actualmente, avanza más que el conjunto de la UE (cuatro veces más en el primer trimestre). En pleno año récord de llegada de viajeros extranjeros. Con un sector exterior que vende más servicios de alto valor añadido que nunca. Con un máximo de trabajadores afiliados a la Seguridad Social (casi 21 millones). Y tras haber logrado la mayor bajada de la inflación, lo que directamente alivia la histórica pérdida de poder adquisitivo de las familias en 2021, y sobre todo en 2022, además de mejorar la competitividad de las empresas.
Mientras, Alemania incluso ha caído en recesión técnica (dos trimestres consecutivos de contracción de la actividad) y su nivel de PIB ha vuelto a situarse por debajo del previo al COVID, España lidera las previsiones de crecimiento en 2023 y 2024 en el mundo desarrollado, según todas las instituciones nacionales e internacionales.
Esta salida a los golpes encadenados del COVID, la erupción del volcán en La Palma y la invasión rusa de Ucrania se ha conseguido protegiendo a empresas y personas con políticas económicas y sociales radicalmente distintas a las de la década pasada, tanto por parte del Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos en España, como también de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo (BCE). Decisiones opuestas a la austeridad, los recortes en los servicios públicos, la extensión de la precariedad y la flexibilización de los despidos aplicados por los ejecutivos del PP y alentados por Bruselas tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, el rescate bancario de 2012 y la crisis de deuda en la eurozona. Según explica la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, el principal resultado es que “la economía española está en un crecimiento muy fuerte. Hay 20,8 millones de personas afiliadas a la Seguridad Social, esto es 1,3 millones más que antes de la pandemia. Hemos subido el SMI (Salario Mínimo Interprofesional) un 50%, las pensiones un 25% y hemos protegido las rentas de las familias, lo cual explica que la renta disponible de los hogares españoles esté mejorando incluso en un contexto internacional tan complejo”. En su balance de la recuperación, Nacho Álvarez, secretario de estado de Derechos Sociales y referente económico de Sumar, resalta “las medidas ampliamente conocidas de protección de rentas como los ERTE, las sendas subidas del SMI o la creación del IMV”. También señala que buena parte de “la protección de rentas se ha conseguido gracias a una fuerte creación de empleo, fruto de la inversión de los fondos de recuperación”. “No es el momento de parar, de volver atrás, de reabrir debates del pasado como estamos viendo en estos días, ni de derogar aquellas reformas que hemos puesto en marcha y que son buenas para nuestro país y que están teniendo ya de hecho resultados positivos sobre el terreno”, insiste Calviño.
La protección de los ERTE
“La que le ha tocado a este Gobierno ha sido una legislatura larga y difícil, pero en mi opinión, globalmente, bastante positiva”, opina el economista de Funcas Ignacio Ezquiaga. “Destacaría, en el capítulo de la protección del Estado a empresas y ciudadanos durante la pandemia, la inserción fiel en las políticas comunitarias desarrolladas, a la que España ha contribuido con su propio diseño de los ERTE o las líneas del ICO [préstamos públicos muy asequibles] o incluso el marco legal de las hipotecas”, explica este experto. El Ejecutivo de coalición llegó a financiar que las empresas con poca o ninguna actividad dejarán en casa, sin trabajar, temporalmente, hasta a 3,6 millones de empleados en lo peor de la pandemia. “Los ERTE facilitaron el mantenimiento de las relaciones laborales y aliviaron los costes empresariales”, reconoce, por su parte, Judith Arnal, investigadora del Real Instituto Elcano, quien añade, “en el plano europeo y como medida de apoyo a los ERTE, el SURE, el instrumento de apoyo temporal para mitigar los riesgos de desempleo en una emergencia”. Un fondo para el que la Comisión Europea emitió deuda en nombre de todos los socios de la UE, rompiendo el tabú europeo de la mutualización del riesgo.
El Plan de Recuperación
Otro tabú cayó “en una segunda fase”, incide Judith Arnal. “Como medio para facilitar la reconstrucción de la economía tras los efectos de la pandemia, la medida estrella ha sido el programa 'Next Generation EU'. Un paquete de estímulo que se ha plasmado en los respectivos Planes Nacionales de Recuperación [y que también conlleva emisión de deuda conjunta de la Comisión Europea]”, incide Judith Arnal. La economista acentúa, por otra parte, que una de las medidas del Gobierno más relevantes “para resistir los efectos más inmediatos de la pandemia fueron los avales ICO, que permitieron que el tejido productivo siguiera teniendo acceso al crédito”, y añade “las moratorias bancarias, que dieron un respiro en el pago de las cuotas de préstamos a hogares y empresas”. “Más estructural ha sido la prohibición de contratar temporalmente para trabajos no temporales, incluida en la consensuada reforma laboral [aprobada en 2021]”, continúa Ignacio Ezquiaga. “El pacto salarial alcanzado por los agentes sociales para la post pandemia, fruto de este ambiente de concertación social, también me parece muy positivo”, finaliza.
La respuesta a la guerra
“En cuanto al impacto de la guerra en Ucrania, destacaría las medidas que se han adoptado a nivel de la UE en el plano energético: obligaciones para la reducción de la demanda de gas, facilitación del despliegue de energías renovables, y el 'Plan RepowerEU', con 20.000 millones de euros adicionales para financiar la transición ecológica. A nivel nacional, despuntan medidas como la llamada excepción ibérica o las ayudas directas a empresas intensivas en energía y electricidad”, observa Judith Arnal. Nacho Álvarez va más al detalle y, junto al mecanismo ibérico o tope al gas [un inesperado límite de precios en el mercado energético que ha bajado más rápido la inflación general en España que en el resto de la UE y que ha roto otro tabú económico], enumera “el límite a la subida de los alquileres, la reducción del impuesto en el IRPF para rentas medias-bajas (aquellas inferiores a los 21.000 euros), la gratuidad del transporte público, la subida del 15% de las pensiones no contributivas y del IMV y la subida del 8% en el resto de las pensiones en el último año”.
La comparación con 2008
Miguel Ángel García, investigador de Fedea, tiene un postura diferente: “No tiene sentido económico comparar la crisis de 2008 (burbuja inmobiliaria y financiera) que destruyó tejido productivo de forma estructural, con la pandemia que hibernó la actividad hasta superarla. Las consecuencias y las políticas aplicadas tenían que ser diferentes”. Pero, por su parte, el economista José Moisés Martín Carretero, preguntado por las grandes diferencias entre las respuestas de política económica y monetaria de una crisis y de otra, sitúa la decisión del BCE de realizar compras masivas de deuda desde 2020 y “la suspensión de las reglas fiscales” en la Unión Europea. Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y pese a la crisis de deuda que afectó duramente a países como Grecia, Portugal o a España desde 2010, el banco central tardó todavía años en desplegar un programa de adquisición de bonos importante, condenando a las economías a una lenta y precaria recuperación. En abril de 2020 lo hizo casi de forma automática, lo que ha permitido que los estados hayan financiado todas las políticas de respuesta al COVID y de apoyo y protección de empresas y familias a un coste mínimo. En el mismo sentido, mientras que las reglas fiscales ahogaron la soberanía de los países europeos con más problemas en la crisis de deuda, su suspensión en 2020 ha permitido que España y el resto de socios hayan podido hacer política económica con mayor libertad, en el caso concreto de nuestro país, con un sentido más social. Desde julio de 2022, el BCE volvió a endurecer las condiciones de financiación para luchar contra la inflación. Hasta ahora. Y, por eso, Calviño se detiene en que “todos los indicadores económicos nos muestran que hay una economía que crece con fuerza, y estamos aprovechando este crecimiento económico para bajar lo más rápidamente posible y absorber lo más rápidamente posible la deuda pública extraordinaria que hubo que emitir precisamente para responder a la pandemia, para financiar los ERTE, la prestación de los autónomos, para proteger las empresas, los puestos de trabajo, las rentas de las familias y proteger una base de la economía que nos permitiese tener un crecimiento económico tan fuerte como el que hemos registrado desde entonces”.
Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Sáb Jun 24, 2023 10:29 am
La recuperación de una crisis con un gobierno del PP es más lenta. Y eso que la caida con la pandemia fue mucho mayor.
marapez V.I.P.
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Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Lun Jun 26, 2023 1:28 pm
¡Dale, Zapatero!
Desde aquí oigo los gritos de entusiasmo de los votantes de izquierda (no solo del PSOE) cada vez que estos días aparece el ex presidente Rodríguez Zapatero en una entrevista. Es como cuando hay una final de fútbol y se oyen los goles y ¡uy! del vecindario, todos gritándole a la tele: “¡Di que sí, presidente!” “¡Así se habla!” “¡Ahí le has dado!” “¡Chúpate esa, Carlos Herrera!” “¡Pues claro que ETA se acabó bajo tu gobierno!” Y luego algunos tuiteando con fervor: “¡Ojalá se presentara ZP a las elecciones!” Al final me contagio, me vengo arriba y le acabo yo también gritando a la tele: ¡Dale, Zapatero, quién te ha visto y quién te ve! ¡El ex Bambi reconvertido en un killer que reparte hostias a dos manos rodeado de tertulianos de derecha; el apodado Sosomán levantando a la gente del sofá con palabras rotundas y vibrantes; un ex presidente que en vez de hablar con superioridad moral y dar collejas a su sucesor, se pone al servicio del partido y se lanza a cuerpo para tomar todas las colinas políticas y culturales que otros prefieren rodear: ETA, Bildu, Cataluña, feminismo, ultraderecha! ¡Qué bien le han sentado los años! ¡Hasta más guapo está, más telegénico, más políticamente sexi de lo que fue en su corta vida política! ¡Los años y la falta de responsabilidades, que ahora puede hablar con libertad y sin media lengua; pero en vez de malgastar ese capital como otros ex presidentes, Zapatero se remanga, dispuesto a levantar el ánimo y la autoestima del deprimido votante tras el 28M! ¡Y con algo de revancha, porque defender al castigado Sánchez es una forma de reivindicarse a sí mismo, pues ZP sufrió la misma agresividad política y mediática (también tachado de ilegítimo, en su caso por llegar al poder días después del 11M)!
¡El mejor ex presidente de la democracia, sin dudarlo: ni da la vergüenza de un González o un Aznar, ni se evapora como Rajoy, sino que desde un segundo plano, discreto y sin enredar, lleva años disponible para lo que le soliciten, lo mismo una mediación internacional que intentar ganar unas elecciones adversas! ¡Como me gustaría poder decir también que fue el mejor presidente de la democracia! ¡El mejor medio presidente, como dicen algunos salvando benévolamente su primera legislatura, la de la retirada de Irak y los avances en derechos; como si pudiéramos separarla de su catastrófica segunda legislatura, cuando la crisis le pasó por encima y no supo, no pudo o no quiso dar la mínima batalla, se entregó (y nos entregó) a las primeras de cambio! Ya dejo de gritarle a la tele, que los vecinos están dando en la pared… No sé si Zapatero movilizará votantes de izquierda o, como avisan algunos, puede polarizar más y, con el recuerdo del zapaterismo, calentar al votante de derecha y a la prensa que no tardará en reaccionar y sacar toda la morralla arrojadiza que tengan contra él. Pero a falta de mejores ideas, viendo lo sucedido el 28M con la defensa de la gestión y las propuestas, y en qué marcos políticos, culturales y emocionales se juega el 23J, quizás deberíamos seguir la brecha que abre Zapatero y lanzarnos, sí, a cuerpo, sin encogernos ni ceder terreno, llamando a las cosas por su nombre y disputando cada bandera antes de perderla. Venga
Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Mar Jun 27, 2023 12:08 pm
La legislatura en la que el Gobierno se atrevió a exigir más impuestos a bancos, energéticas y millonarios
El primer gobierno de coalición desde la II República echa el cierre con la tarea pendiente de una reforma fiscal en profundidad. Sin embargo, deja en su haber el intento de poner sobre la mesa el debate de si, en momentos de crisis, se debe pedir un esfuerzo mayor a quienes más ganan. Con esa filosofía nacieron los tributos temporales a los bancos y las energéticas, dos de los sectores más beneficiados por la inflación, y a las grandes fortunas, en contraposición a la batalla territorial por bajar los impuestos a los ricos.
Cuando este Gobierno de coalición echó a andar, se puso como objetivo realizar una reforma fiscal que solucionase algunos de los problemas del sistema tributario español y que se aproximase al contexto europeo. Pese al fuerte crecimiento de la recaudación de los últimos años, España recauda menos que la media comunitaria. El objetivo de esta reforma era amoldar el sistema a un modelo más distributivo, eficiente y que tuviera en cuenta retos como la transición ecológica o la digital.
Sin embargo, la realidad chocó de lleno con los planes y la guerra de Ucrania obligó a retrasar sine die esta reforma tan necesaria para España. El Ministerio de Hacienda aseguró que sus esfuerzos estaban en los planes de ayudas y no en la reforma fiscal, que tendría que esperar a un contexto económico más propicio. Pese a ello, los paquetes de ayudas sí sirvieron para poner sobre la mesa el debate de quién tendría que aportar más para poder crear estos apoyos fiscales a quienes más sufren los efectos de la inflación. Así, señaló de lleno a banca, energéticas y millonarios. Para los dos sectores económicos se trazó un tributo que gravaba sus ingresos, disparados por la subida de los tipos y de los precios de la energía, respectivamente. En el caso de las grandes fortunas, ideó un sistema para que en las comunidades en las que se bonifica el de patrimonio se aplique el nuevo tributo y que quienes tengan más de 3 millones de euros, paguen por ello. Las medidas salieron adelante en una proposición de ley presentada en el Congreso y que se tramitó en cuestión de pocos meses. Nació, eso sí, con el rechazo frontal de las comunidades afectadas y de los sectores que ahora tendrán un nuevo impuesto sobre la mesa. Tanto unos como otros han llevado la creación de estos impuestos ante la justicia, que tendrá que dirimir si son o no ajustados a derecho, una decisión que se puede demorar en el tiempo. El otro ‘pero’ a estas medidas fiscales estrella que le han puesto los hasta ahora socios del Gobierno se encuentra en que son temporales. Solo se aplicarán este año (con los resultados de 2022) y el año que viene (con los de 2023). Además, su futuro queda ahora en el aire con el adelanto electoral. El PP ha mostrado de manera abierta su rechazo a la tributación de patrimonio y por tanto sobre las grandes fortunas. Su líder, Alberto Núñez Feijóo, aseguró recientemente que es un impuesto “injusto”, por lo que la aplicación del nuevo impuesto el año que viene quedaría muy en el aire. También ha rechazado los impuestos sobre la banca y las energéticas y ha sugerido su revisión. Sin embargo, con el caso de las eléctricas, su margen de maniobra ya es menor puesto que se ha vinculado a una figura desarrollada por la Comisión Europea. Por lo tanto, las tres medidas estrella de la reforma fiscal de mínimos del Gobierno son temporales y dependen del nuevo Gobierno y de los tribunales. Pese a ello, sí han servido para presentar el discurso de que quienes más tienen o ganen, más deben de aportar, uno de los objetivos del Gobierno a la hora de diseñar un sistema tributario más justo. Se ha logrado gracias también a unos vientos favorables en el exterior, donde organismos como la OCDE o la Comisión Europea han planteado políticas en este sentido. El paso adelante con estos impuestos no oculta, sin embargo, las tareas pendientes que quedan. España tiene un problema con su sistema fiscal y es que recauda menos que la media europea. Incluso con el récord de recaudación de los últimos años, el peso de los ingresos frente al PIB del país está tres puntos por debajo de la zona euro, según los datos de Eurostat de 2021, los últimos comparables entre todos los países. Son cuatro puntos más que cuando el PSOE llegó al Gobierno, pero todavía es un avance insuficiente. Se produce, además, una cuestión peculiar. Sin haberse realizado una reforma fiscal, España logró en 2022 un récord histórico de recaudación tributaria. La recuperación económica, la mejora del empleo, la subida de salarios y pensiones o la inflación influyeron en este crecimiento. Si bien el Banco de España ya advirtió que había una parte de este crecimiento de la que se desconocía su causa y aseguraban que, tal cual se había producido, podría desaparecer.
Un comité de expertos
El Gobierno dio el primer paso para afrontar esta reforma fiscal en 2021 al convocar un cónclave de expertos de distintas universidades y áreas para trazar propuestas de mejoras del sistema tributario español. Un año después llegó un extenso libro blanco con más de un centenar de conclusiones. Llegó al mismo tiempo que arrancaba la guerra de Ucrania y el documento quedó en un cajón, como ha ocurrido en el pasado con otros comités de expertos. Este grupo de especialistas planteó algunas reformas de calado en el sistema fiscal español, como la unificación del IVA o reducir beneficios fiscales en el IRPF. Además, la argumentación de estos fiscalistas y juristas daba coartada al Gobierno en la armonización fiscal en los tributos de patrimonio o sucesiones, donde las comunidades gobernadas por el PP han dado la batalla durante toda la legislatura con continuas rebajas que benefician, fundamentalmente, a quienes más tienen. Sin embargo, todo el área económica del Gobierno estaba ya centrada en otra tarea: las ayudas frente a la subida de precios. Llegó entonces el momento de las medidas fiscales temporales para paliar los efectos de la inflación. Las rebajas del IVA a la luz y el gas, la reducción de los impuestos especiales de la factura energética o la eliminación de impuestos para los productos de alimentación básicos. Todas estas medidas con una fecha de caducidad y que presumiblemente ya no estarán presentes a lo largo del año próximo. Aunque la reforma fiscal con mayúsculas quedó en un cajón, sí se han hecho reformas a menor escala del sistema impositivo en España. En este apartado se pueden incluir medidas como la reducción al mínimo de las ventajas fiscales que tenían los fondos de pensiones privados en España o un mayor control de los incentivos tributarios que tenían esquemas como las sicav, que en la práctica han provocado la desaparición de la gran mayoría de ellas. Además de ello, el Gobierno ha aplicado durante la legislatura un aumento en el IRPF de las rentas más altas y ha incrementado la tributación para los que más ingresen por rendimientos de capital. La diferencia de tributación entre los ingresos del trabajo y los del capital es precisamente uno de los puntos donde el IRPF deja de ser progresivo. También se han planteado debates que, posteriormente, se han repetido en el plano internacional. Es el caso del tipo mínimo del 15% en sociedades. Al tiempo que en las instituciones multinacionales se planteó el establecimiento de este mínimo global, en España se adelantó el Gobierno registrando un mínimo en la tributación de las empresas. Además se recortó ligeramente el beneficio fiscal que reduce la tributación de sus dividendos obtenidos fuera.
Queda igualmente vigente la subida del IVA a las bebidas azucaradas, que pasó del 10% al 21%. Esta herramienta de salud pública venía reclamándose desde hacía tiempo y su entrada en vigor supuso una consecución de los objetivos que se habían fijado de reducción de consumo de estos productos, especialmente entre los menores, según planteó un estudio realizado por Esade. Organismos como el Banco de España o la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal han solicitado en repetidas ocasiones que España plantee un proceso de consolidación fiscal a medio plazo que permita reconducir aspectos como el déficit o la deuda. Aunque a menudo se mira al lado del gasto, especialmente por parte de la derecha, los ingresos públicos quedan como una tarea pendiente para el próximo Gobierno.
Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Jue Jun 29, 2023 12:49 pm
Cambiar de marcha, ganar las elecciones
Ninguna victoria se construyó sobre el pesimismo. Por eso todos los candidatos al ser preguntados responden al unísono “vamos a ganar las elecciones”. Pero ese estado de ánimo ganador no basta con enunciarlo, hay que creérselo. Y el problema es que un sector mayoritario del electorado progresista dejó de creerlo hace un tiempo y confirmó sus sospechas el 28M. La sensación de estar al final de algo se apoderó de una parte importante de los votantes de izquierdas que se resignaron a la participación a regañadientes o directamente a la abstención. Frente a eso hay un electorado conservador que no es superior numéricamente, pero que sí está muy movilizado y hambriento de revancha tras cinco años de estar apartados del poder. Ellos dicen “vamos a ganar las elecciones” y, al mismo tiempo, lo creen de verdad y votan en consecuencia.
Frente a esta endiablada tesitura, las fuerzas progresistas tienen dos opciones: o resignarse a la derrota final con todo lo que ello implica en términos de pérdida de derechos, eliminación de espacios seguros LGTBI, negación de la violencia machista y pactos con la ultraderecha; o implicarse en un importante cambio de marcha que las vuelva competitivas. El motor del vehículo que conduce la izquierda lleva un tiempo sonando mal. Pide urgentemente una marcha más. Y, de hecho, cuando espontáneamente la ha habido el electorado progresista ha respondido muy favorablemente. Véase Zapatero en la COPE con la contundencia de quien sabe que tiene la razón diciendo basta y desmontando a quienes tienen el empeño de intentar resucitar a ETA cada vez que asoma una urna en España. O la firmeza de Sánchez en El Hormiguero explicando que quitar una bandera LGTBI, al igual que ponerla, quiere decir algo, y que una condena por violencia machista no puede hacerse pasar por un “divorcio duro”. Dos momentos, dos chispazos de posible cambio de marcha. Dos ocasiones en las que el electorado progresista reaparece, se le hincha el pecho de orgullo y empieza a pensar que tal vez aún se puede ganar. Que se le puede dar la vuelta a la tortilla. Que no hay nada perdido y que todavía hay partido. Y no hay nada tan importante como eso para movilizar a tu gente. Para ganar unas elecciones son necesarios tres ingredientes: una buena idea de campaña, la debilidad de tus rivales y la movilización de los propios. El Gobierno tiene como idea de campaña el trabajo hecho durante cinco años de subida de salario mínimo, de mejora de datos de empleo y de aprobación de nuevos derechos y libertades. Tiene como rivales a unas derechas retrógradas sin atributos y con una severa ausencia de propuestas más allá del misterioso “derogar el Sanchismo”. Pero carece de una movilización suficiente para que lo positivo de las dos anteriores pueda surtir efecto. En la ausencia de ese tercer ingrediente está la clave del resultado de las elecciones del próximo 23 de julio. No basta con una buena idea y una oposición mediocre para movilizar. Hace falta cambiar de marcha. Y se está demostrando que es posible. Esperemos que no sea demasiado tarde. De todas formas, sería irresponsable dar nada por cerrado a un mes de las elecciones. Y todavía más dar al presidente del Gobierno por muerto. A Sánchez lo dieron por muerto en 2016 tras la expulsión de la secretaría general del PSOE. Volvió, reconquistó su partido y ganó la presidencia del Gobierno. A Sánchez lo dieron por muerto en 2020 por la emergencia del Covid-19 y la crisis económica derivada de él. Aguantó la pandemia y aprobó tres presupuestos generales y una reforma laboral mientras veía cómo decapitaban al líder de la oposición. A Sánchez lo dan por muerto ahora... Tal vez la lección es no dar por muerto a Sánchez. Tal vez la solución es, una vez más, cambiar de marcha.
Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Jue Oct 05, 2023 3:21 pm
Un gobierno que ponga fin al secuestro de la democracia
Pedro Sánchez tiene ya el encargo del rey para formar gobierno, dos meses largos después de las elecciones. Un tiempo perdido que aprovechó la derecha para montar su estrategia de oposición: la mentira y la bronca permanente. Muchos frentes se le abren al candidato: las negociaciones con los independentistas, con Sumar, que quizás lleguen al punto de hacerle añorar a Podemos en su fuero interno (aunque sean más fáciles de acallar), y la confrontación con una derecha iracunda al máximo por no haber logrado llegar a la Moncloa. Ninguno menor. Y todos los sufriremos los ciudadanos, aunque probablemente el que más daño haga a la convivencia general sea este último por su pertinaz empeño en crispar la vida cotidiana. La derecha, en todas sus vertientes, está dispuesta a dar la batalla para que este país sea invivible hasta que consigan derribar el mandato de las urnas y hacerse con el poder. De nuevo empiezan desde antes siquiera de que salga adelante la investidura de otro candidato y con una agresividad corrosiva. No se entiende, a simple vista, la insistencia en mentir sobre las posibilidades de Feijóo para formar gobierno. Nunca las tuvo tras el 23J. Y miente él, mienten su portavoz Gamarra, Bendodo y cuantos sean necesarios. No cedió nada que tuviera, nada. Nadie quiere pactar con este PP salvo Vox y dos diputados de derechas más. Y no han sido jamás suficientes. Se diría que buscan cualquier otro método de lograr su meta aunque no sea el democrático juicio de las urnas. Han alcanzado límites extremos al encumbrar a un violento que mandó a dos policías nacionales al hospital y está pendiente de sentencia por maltrato y lesiones a su expareja, solo para tratar de menospreciar a Óscar Puente, coyuntural portavoz del PSOE en la fallida investidura de Feijóo. En línea similar, el coordinador general del PP, Elías Bendodo, confunde 'La madre de Frankenstein' de Almudena Grandes con una obra de terror para insultar a Sánchez. El nivel de la cúpula del PP es ya de palillo en la boca. La prensa afín tampoco se corta. Y ya no solo escribe, suscribe y dicta, también ordena. Qué nivelazo lo del subdirector de El Mundo y jefe de Opinión, Jorge Bustos, al gritar a Feijóo desde la tribuna de prensa que no contestara a Puente. Y que el candidato obedeciera. La batalla va a ser frontal y permanente si Sánchez forma gobierno; por tanto, hay que armarse para combatir la ofensiva. Es ineludible. Sin miramientos. Es de pura lógica que una cosa es la libertad de expresión, otra las calumnias e insultos contra la dignidad de las personas y, desde luego, las llamadas al golpismo. Hay gente muy alarmada porque se puedan proferir tales amenazas, improperios y vejaciones con total impunidad. No se entiende que no actúe la justicia, de oficio, incluso. Pero sin llegar quizá al extremo de entrar en vías penales, algo habrá que hacer, y el propio PP es un maestro en ponerse las leyes por montera y actuar a hechos consumados. Por cierto, cuando hay dinero de por medio, suelen ser con cargo al erario público. No hace falta llegar a todo esto, pero tampoco a seguir tragando tanto abuso. La muy subvencionada –con nuestros impuestos– prensa al servicio de Ayuso ya nos obsequió el domingo, en portada, con una soflama con tintes golpistas de su favorita. Entrevistada por el periódico de Marhuenda en calidad ¿de qué?, el “para qué” estaba bien claro. Es un gran ejemplo Ayuso. Ninguno de sus servidores mediáticos habla de la Comisión ciudadana que investiga lo sucedido en las residencias a su cargo con el protocolo de la vergüenza y que aporta relatos desgarradores de testigos presenciales. Aquel cruel instrumento negó la asistencia médica a 7.291 ancianos que murieron en condiciones lamentables. Su coro mediático no dice ni palabra. ¿Cómo se logra? Desde luego inyectando “publicidad” institucional a saco y bien pagada que, de paso, vende unas bondades de gestión en absoluto ciertas. La comunidad que menos invierte en sanidad y educación, por ejemplo, y pese a ello y, según datos explícitos del economista Julen Bollaín, “[url=https:// https//twitter.com/JulenBollain/status/1708763169127063554]Madrid cae 30 puestos en el Global Financial Centres Index (GFCI) en tan solo cuatro años[/url]. El GFCI mide la competitividad de los principales centros financieros del mundo. Del puesto 18 al 48”. Humo. Tóxico. Pero el paradigma del método ayusil es lo ocurrido con Telemadrid: desmanteló la cadena de televisión autonómica como servicio a los ciudadanos y la convirtió en un escandaloso instrumento para su propaganda. Los tribunales ya declararon[url=https:// https//www.eldiario.es/madrid/tribunales-declaran-improcedentes-despidos-ayuso-telemadrid-asalto-television-publica_1_9763905.html] ilegales los despidos [/url]que se produjeron para lograr una plantilla sumisa. Ahora, el Supremo determina que fue ilegal la purga de Ayuso en Telemadrid y obliga a indemnizar al exdirector de informativos. Una compensación que pagará el dinero de los ciudadanos. Ella sigue en loor de multitudes. Este es el modus operandi para afrontar múltiples problemas anquilosados en España. Ni la UE ni nadie pone coto a actuaciones arbitrarias del cariz de las que hablamos, ni siquiera del atrincheramiento del PP para no renovar el Poder Judicial en España, caducado su mandato desde hace más de cinco años ya. El mando de Bruselas aconseja, urge, pero no se planta y conmina. Por cierto, ¿recuerdan al más famoso 'portacoz' que tuvo el partido? Rafael Hernando se ha apuntado a la carrera por mentir e insultar del PP con grandes posibilidades de éxito si no fuera por lo poco que pinta ya en la organización. En realidad, no sabemos quién pinta, a salvo de Ayuso y de sus mentores. Lo cierto es que tenemos derecho a desmantelar las trabas antidemocráticas del PP y es inaplazable renovar el CGPJ acorde con el mandato constitucional. Cambien las mayorías, cambien las leyes, ya está bien de secuestros y cesiones. En el espinoso tema de la amnistía a los condenados del procés catalán hay un intenso componente de ultranacionalismo español, de ese que por definición no tolera rivales. Muchas inexactitudes, también. La Constitución no nombra la amnistía, ni para bien, ni para mal. No la contradice, por tanto, y mucho menos al Estado de Derecho. El magistrado José Antonio Martín Pallín sigue aclarando conceptos en distintos medios, con exhaustivos datos y argumentos. Hoy recuerda que el TEDH (Tribunal Europeo de Derechos Humanos) ha tomado en consideración las demandas de los independentistas “y ha invitado al Estado a llegar a un acuerdo amistoso con los demandantes”. Porque vuelve a insistir en que “hasta el momento hemos podido constatar el rechazo de toda la comunidad jurídica europea a las peticiones formuladas por el tribunal español, lo que es un indicativo de sus notorias deficiencias y de su colisión con la cultura democrática de los jueces de los países a los que se ha requerido la detención”. Hay actuaciones más graves que sacar urnas para un referéndum. Algunas autonomías están pidiendo a gritos un 155 por su devastación irracional de derechos. Los gobiernos PP-Vox con fascistas en puestos decisivos, sobre todo. Y es digno de estudio el desmantelamiento y venta a intereses privados de pilares esenciales del sector público. Madrid y Andalucía parecen haber puesto el turbo para acabar con todo. La sanidad y la educación en cabeza de las privatizaciones. Alguna ley ha de regular esas decisiones drásticas que tienen difícil vuelta atrás. Se ha de entender que las mayorías absolutas no dan absoluto poder para vender lo nuestro. O para regalarlo o para hipotecarlo durante décadas con contratos leoninos como hacen en Madrid. Y, así, sigamos por cortar el grifo –esto lo propuso Ayuso para el independentismo, dijo, y lo ejerce ella para los servicios público–. Cerrar las subvenciones por toda vía a los medios que no informan, sino que manipulan, y dejar de cometer la ignominia de pagar con nuestro dinero, nuestros impuestos, la manipulación de la realidad y la venta de indeseables como figuras valiosas de la política. Y hay algo más: ¿cómo es posible que un Estado de Derecho no ataje las soflamas fascistas a toda página y a toda pantalla? No podemos tirarnos cuatro años más con llamamientos diarios a un golpe de estado. Queremos un gobierno profundamente democrático y profundamente justo. El bienestar de los ciudadanos pasa por no sentirse de continuo en una democracia amenazada. Actúen. Y miren a ver si la fiscalía general del Estado –que ha de velar por los derechos de los ciudadanos– despierta de una vez de su sospechoso letargo. No sé si en algún momento han llegado a imaginar lo extremadamente hartos que todo esto tiene a los ciudadanos. Ciudadanos en la más precisa acepción del civismo. De tal calibre es el hartazgo que se hace insoportable seguir así mucho tiempo más.
Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Lun Oct 09, 2023 10:23 am
No es tiempo para blandengues
Van a ir con todo. El Senado, los ayuntamientos y comunidades que gobiernan, los muchos fiscales y jueces situados a la derecha de Atila, los sindicatos ultras de la Policía y la Guardia Civil, la patronal, los diarios amarillos en papel o digital, las radios y cadenas televisivas del Apocalipsis, las redes sociales, los militares franquistas, jubilados o no, las cloacas del Estado, el Deep State… Van a ir por tierra, mar y aire. Con bulos, mentiras y sofismas.
No consiguieron el 23J los votos necesarios para que Feijóo fuera investido presidente de la mano de Abascal, pero tienen detrás a los ricos y poderosos y, además, a millones de españoles. Muchos de ellos hooligans pendencieros. De esos a los que les pone la bronca y la crispación tanto como colgar banderas rojigualdas en los balcones o ver desfilar a la Legión con su cabra. Van a jalearles. Van a permitirles todo. No les quepa la menor duda. “El pueblo español tiene el derecho y el deber de defenderse”, advirtió Abascal desde la Carrera de San Jerónimo. Abascal identifica al pueblo español con los que el pasado verano votaron al PP y Vox. Le importa un carajo que más de la mitad de los votantes –doce millones y medio– prefirieran a los partidos que ya situaron a Francina Armengol en la presidencia del Congreso y podrían otorgarle a Sánchez la del Gobierno. Estos no son pueblo español, son la Antiespaña que ya derrotara militarmente el glorioso Caudillo. Abascal es un totalitario: toma la parte por el todo. Pero va muy en serio. Dice lo que piensa. Y el PP de Feijóo se ha infectado de su virus extremista. El cura gallego de la extremaunción ha llegado a la conclusión de que el mejor modo de evitar que lo destrone Ayuso es hacer como ella: absorber a Vox adoptando como propias sus soflamas y técnicas. Al fin y al cabo, PP y Vox son primos hermanos. De la familia del nacionalismo españolista. Van a jugar a lo de siempre: el fin de la España una, grande y libre es inminente. Y lo van a hacer con las reglas del rugby o incluso con las del [url=https://www.elespanol.com/deportes/otros-deportes/20200622/calcio-storico-deporte-violento-mundo-juega-florencia/499450525_0.html#:~:text=As%C3%AD es el Calcio Storico,solo se juega en Florencia]Calcio Storico[/url]. Vale agarrar el balón con la mano, valen los empujones, las zancadillas, las patadas y los puñetazos. Se alienta el griterío en los medios, se recomienda la fuga de capitales, se promueve el ruido de togas, se suscita el rumor de sables. Y, si es menester, se asalta el Congreso disfrazados de bisontes. Lo último ya lo hicieron los de Trump y Bolsonaro, ¿por qué no ellos?
Los progresistas no pueden responder a la que se avecina bailando el Lago de los Cisnes. No es tiempo para Peace & Love & Buen Rollito. No es tiempo para blandengues. Se precisa más que nunca la contundencia de Zapatero en la campaña del 23J y la de Óscar Puente en el debate de la fallida investidura de Feijóo. Sin mentiras ni insultos personales, pero sin eufemismos versallescos. La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Pero dicha alto y claro. En román paladino. Al pan, pan, y al vino, vino. Nunca he aceptado que todos debamos hablar de aquello que las derechas quieren que hablemos. No comprendo por qué tantos políticos, articulistas y tertulianos progresistas aceptan mansamente los marcos de debate que proponen los conservadores. ¿Y si habláramos de aquello que preocupa a la mayoría de los españoles? La vivienda, por ejemplo. El hecho de que las generaciones jóvenes nunca van a poder comprarse un piso con el sudor de su trabajo. El que el sueldo no les llega ni para pagar un alquiler. El que tengan que seguir viviendo con sus padres y abuelos a los treinta y tantos años. Y eso tras haber seguido el manual del establishment: carrera universitaria, másteres, idiomas, flexibilidad laboral, productividad. Eso sí que es un problema y no que la Guardia Civil deje de regular el tráfico en Navarra. Y el cambio climático. Olas de calor infernal, lluvias torrenciales, inundaciones a la par que sequía cada vez más pertinaz. Si hay algún Apocalipsis a la vista es este. Pero Feijóo ni habló de ello en sus arrogantes y pesadísimos sermones de la sesión de investidura. Bueno, sí, lo hizo una vez, para sumarse a Abascal en su desprecio a los activistas del ecologismo.
Y qué decir de la persistencia y hasta recrudecimiento del machismo y sus violencias. Ahora también en la versión ChatGPT de Almendralejo. Pero, bueno, si quieren los interlocutores de derechas, los progresistas podemos hablar también de la amnistía. Para estar a favor de ella no es preciso ser independentista, señor Feijóo. Muchos de los que votamos al PSOE, Sumar, PNV o Bildu hemos aprovechado las últimas semanas para darle unas cuantas vueltas al asunto. Y hemos llegado a la conclusión de que igual es una buena idea, igual sirve para seguir desinflamando el conflicto catalán, que, por cierto, vivió su peor momento cuando gobernaba el PP de Rajoy. Para apaciguar, aunque sea durante un tiempo, las querellas territoriales y ocuparse de otros problemas graves. ¿Y el referéndum de autodeterminación?, preguntarán enseguida los de derechas. Pues miren, ¿conocen ustedes el dicho que proclama que contra el vicio de pedir está la virtud de no dar? Que los independentistas catalanes bajen de las nubes, pisen tierra, se enteren de una puñetera vez de cuál es la correlación de fuerzas. Por lo demás, puede que algún día haya un referéndum en Cataluña, ¿por qué no? Para aprobar una reforma del Estatut que restablezca buena parte de aquello que un puñado de togados de coñac, puro y toros se cargaron en 2010. Lo dicho: no es tiempo para blandengues.
Tema: Re: Y si gobernara la izquierda? Sáb Nov 18, 2023 11:39 am
Toca gobernar con la máxima firmeza
Hemos contenido la respiración de nuevo por si un mal fario frustraba la operación como pretendía la derecha con todo su aparato. Enhorabuena al arrojo y la pericia de Pedro Sánchez, que ha vuelto a saldar con éxito un reto audaz. Gracias por cuanto toca a esta sociedad que está asistiendo a un acoso intolerable pleno de irracionalidad que recuerda el pasado más negro de nuestro país. Por eso precisamente, ahora toca gobernar, con decisión, sin miedo, sin un solo paño caliente para resolver los pequeños y grandes problemas enquistados. Si algo demuestra lo sucedido es la imperiosa necesidad de un gobierno democrático, fuerte y decente que desplace a una oposición con los valores más negativos posibles para ejercer la política. Se constata que llevamos casi medio siglo de retraso en erradicar la putrefacción que se arrastra desde la dictadura. Claro que podemos ser un gran país, en gran medida lo somos a pesar de las zancadillas, pero una y otra vez se comprueba que esa grave carcoma persiste y jamás nos permitirá avanzar cuanto merecemos si no se aísla y se permite a la sociedad crecer en salud. Se hereda de padres a hijos. Vemos a nuevas generaciones de la misma infecta ideología. Una especie de curioso caso de Benjamin Button de la vida real. Jóvenes profundamente ancianos, como el vicepresidente de Castilla y León o la presidenta de Madrid. Una falangista de nuevo cuño y añeja desvergüenza capaz de llamar “hijo de puta” al candidato a la presidencia del Gobierno y en el Congreso de los Diputados y enorgullecerse de ello. Llamativo que el asunto de las mascarillas de su hermano –“en plena pandemia”, ¿era entendible?, dijo Pablo Casado y lo echaron a patadas del PP– incomode más a Ayuso que el protocolo de la vergüenza para las residencias, senda cruel de dolor y muerte para 7.291 ancianos. Esa hoja de ruta de insostenibles actuaciones políticas que competen a una justicia que nos dicen tan imparcial y modélica tiene alguna clave sin desentrañar. El bochornoso espectáculo que ha prodigado y prodiga la derecha ultraderecha y sus terminales era el remate de un periodo insoportable para la ciudadanía, de tensiones y crispación, que ha culminado al alza con vandalismo y esperpento callejero. Lo peor es que no distaba demasiado del que se veía en el Parlamento, sede de la soberanía nacional y en las declaraciones mediáticas. Tal cúmulo de mentiras, improperios, exageraciones, desplantes, agresiones verbales, señalamientos sembrando discordia e incitando a la violencia ha terminado por materializarse en la calle. Las hordas fascistas que azuzan estas derechas españolistas indistinguibles una de otra han vuelto a atacar librerías como hace casi medio siglo, y hasta se ha agredido a diputados del PSOE cuyas imágenes había divulgado al efecto el PP y medios a su servicio. Por aviso del Estado, han tenido que incrementar la seguridad de los políticos de centro izquierda y nacionalistas. Es bochornoso. Impropio de un país democrático. Periodistas acosados e insultados, por ejemplo de la Cadena SER en Valladolid, Castilla y León, con el vicepresidente García-Gallardo entre los agitadores. Un activista de ultraderecha difundiendo una fotografía de la hija mayor de Pedro Sánchez como blanco de agresiones sexuales. Todo esto está pasando y más. Hasta llegar al manifiesto de los altos cargos militares en la reserva que piden subvertir el orden constitucional para que el Ejército destituya el presidente del Gobierno. Las terminales mediáticas lavan y lavan hasta semejante pronunciamiento. Realmente la lista de quienes les inspiran, según dicen, es para darle un par de vueltas. Hay que parar esto de forma radical. Con esta repugnante derecha, España se podría convertir en un Estado fallido y tenemos un futuro mucho más esperanzador por delante. El silencio y gesto serio del jefe del Estado en la toma de posesión del presidente del Gobierno elegido con 12.600.000 de votos ha sido resaltado por la derecha mediática y no contribuye en absoluto al sosiego. Sí, llevamos medio siglo de retraso en atajar esta peste. De ahí que renazca una y otra vez sembrando incertidumbre en la sociedad. La promoción que algunos medios hicieron de la ultraderecha los llevó al Parlamento y el PP, a las instituciones. Pero no solo son ellos, escuchar las mentiras de Feijóo abochorna, su vileza hasta al término de la investidura, los insultos de su cúpula, las tergiversaciones. Llamarle el Orbán del sur a Pedro Sánchez como osó Gonzalez Pons y da por hecho Ayuso es una auténtica aberración, cuando ellos y sobre todo Vox son los más próximos al ultra húngaro. Pasma cómo personas con responsabilidades públicas pueden decir las sarta de barbaridades que dicen dentro y fuera de España. Nos avergüenzan como país. Las manifestaciones de jueces nos han dejado perplejos y díganme si es posible que una sociedad esté informada con unos medios tan claramente sesgados. La gran diferencia con el pasado -que ha agravado la situación- es la pérdida sangrante del rigor informativo en gran número de medios y la manipulación descarada que no les pasa factura al parecer. Deben pasarla ellos a quien corresponda, como se decía. No se entiende de otro modo. Hay que gobernar afrontando una inaplazable regeneración de las instituciones que estén aquejadas de alguna forma de corrupción. Persiguiendo las conductas delictivas de todo tipo. Es trabajo del Gobierno, del Parlamento, de la justicia independiente. Del Estado de Derecho. El programa que presentó Pedro Sánchez parecía un ensueño que hay que materializar. Esos objetivos de justicia social, de progreso, de cuidado del planeta y el medio ambiente. Era un futuro casi idílico. Ojalá. Once comunidades autónomas en manos de PP (y con Vox varias de ellas) tratarán de evitar las políticas de progreso que dicte Moncloa. Serían capaces de encerrarse en una campana para que ni pase el aire. Qué diferencia esta derecha españolista con el Partido Nacionalista Vasco, demócrata sin fisuras. Se precisa limpiar el campo de malas hierbas para que las siembras fructifiquen. Hay que gobernar para acabar con las lacras, para recuperar décadas perdidas. ¿Los agresores van a quedar impunes de nuevo? ¿Qué se va a hacer con el atrincheramiento del PP con la justicia? ¿Si un partido declara que no va a respetar las leyes y así lo hace se le va a ilegalizar? ¿Y con la televisión pública? ¿no es hora de hacer en política nacional la información independiente a la altura de otras secciones menos comprometidas? ¿Y con las subvenciones extraídas de los impuestos de los ciudadanos a medios que manipulan? Que se gestionen solos sus mentiras. Más bronca sucia no puede haber ya, han cubierto el cupo. O sí. El Estado de Derecho tiene sus leyes y recursos. Frente a la bronca de la derecha, tranquiliza ese bloque de apoyo al Gobierno, hay dentro ideas progresistas, se piensa en políticas para las personas y no para los intereses particulares y las grandes fortunas como a menudo hace la derecha. De cualquier modo, la derecha ha patinado en su desmesura. Este viernes la bolsa ha logrado -en una serie alcista- un récord no conocido desde febrero de 2020. Casi un volver a empezar y superar este calvario.
Coincido con lo que escribe un periodista serio como Enric Juliana en La Vanguardia, que el flanco más débil del Gobierno es precisamente el izquierdo, el que habría aglutinado teóricamente Yolanda Díaz. La operación para anular a Podemos como izquierda que presiona para lograr objetivos ha sido un éxito, pero hará falta esa izquierda. Y no solo fuera del Gobierno. Dádivas para que se callen redobla la penosa sensación que se ha venido gestando. La gente teme los tiempos duros que vienen y solo pueden resolverse con mucha valentía -Sánchez la tiene-, mano dura cuando sea preciso y firme resolución. Si no, este país se verá otra vez angustiado y llorando dentro de diez y veinte y treinta años por el mismo mal que hoy nos aqueja.