Parece ser el lema que eleva la mística kirchnerista. Y para tirarse a una piscina sin agua nada mejor que La Cámpora, agrupación protegida por el hijo de CK, especialistas en devorar las cajas de empresas del Estado como si fueran un Pac-Man.
Adoctrinar presos en las cárceles y peques de jardín de infante ha sido una tarea sencilla, conducir empresas como Aerolíneas Argentinas o Fabricaciones Militares se ha complicado un pelín, más si no se tiene idea de cómo vuela un avión, o si solo se ha visto pólvora cuando se ha desarmado un petardo en las navidades.