1.- Podrán participar con sus Relatos todos los foreros que así lo deseen, con un máximo de un texto por forero.
2.-Los textos deberán llevar un título y no haber sido publicados con anterioridad. La temática de los textos será libre, con la salvedad de que será obligatorio que en el mismo aparezcan una serie de palabras elegidas por el organizador del concurso.
3.- El tamaño de los textos no será superior a 4 páginas del Word, tamaño de la fuente 11, en Times New Roman.
4.- Los textos se enviarán por mp a la persona que esté organizando el concurso. Esta persona podrá participar si así lo desea con su relato, pero no podrá votar. El segundo concurso lo organizaré yo, el resto los irá organizando el ganador de cada concurso. La idea es hacer un concurso al mes.
5.- Habrá tres clasificados, 1º, 2º y 3º. El premio será un diploma para cada uno.
6.- El plazo de presentación de textos empezará mañana, día 4 de Noviembre, y terminará el 24 de Noviembre, a las doce de la noche. Es decir, se deja un plazo de 20 días. Cuando acabe este plazo, el día 25, se publicarán los textos.
7.- Para las votaciones habrá una semana. En esta ocasión empezarán el mismo día 25 de Noviembre, una vez que anuncie que se han subido todos los relatos, hasta el 1 de diciembre. El día 2 de Diciembre se anunciará el relato ganador, así como los finalistas.
Nadie podrá votarse a sí mismo, y todos los participantes están obligados a votar. También pueden votar todos los foreros que así lo deseen. Se votará un máximo de 3 textos con 1, 2 y 3 puntos. Cuando terminen las votaciones desvelaremos la autoría de los textos, quedando fijado quién será el organizador del siguiente concurso. En caso de que haya empate entre dos textos premiados, se hará un diploma con el premio compartido.
Queda prohibida la edición de las votaciones un vez realizadas.
8.- Este hilo sólo se usará para la publicación de los textos y las votaciones, por favor, que nadie haga comentarios por aquí. Los comentarios se harán en el hilo "Comentarios sobre el concurso de Relatos Breves", esto nos facilitará a todos la tarea de leer los textos, las votaciones y su posterior recuento.
Para terminar os dejo las palabras que han de aparecer en este tercer concurso:
Pensamiento Perfume Sensación Sentir Paciencia
Maylosa Novato/a
Mensajes : 70 Localización : Madrid
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Vie Nov 25, 2011 1:21 pm
Publico los cuatro magnificos relatos que tengo. Espero que en la próxima convocatoria tengamos mas participación; es una pena no poder disfrutar de muchos mas extraordinarios relatos.
Podréis votar hasta el 1 de diciembre, como el anterior solo dos relatos. EL 2 de diciembre publicaré el resultado.
1. PECADOS EXCUSABLES
Nunca supo las veces que permanecí observándole tras la ventana de mi dormitorio. Durante más de cuatro meses, cada Martes y Viernes, le veía aparecer conduciendo un turismo blanco pasada la medianoche. Estacionaba siempre, pese a que estaba prohibido hacerlo, junto a la señal que advertía de la presencia del colegio y del peligro de poder toparse con niños cruzando la calle. Apagaba el motor y se quedaba allí durante al menos una hora. En ocasiones, descendía del vehículo y se acercaba a la señal para apoyarse sobre ella, permaneciendo así durante interminables minutos, moviéndose lo justo para ir prendiendo cigarrillo tras cigarrillo hasta que, a saber si el sueño, el aburrimiento, o simplemente el final de su paciencia, le llevaban a subir de nuevo al coche e irse.
Una vez se hubo marchado, me dispuse a prepararme para mi escapada nocturna. Me miré al espejo y me acomodé la toca. Para mi revoltoso cabello era una ventaja llevar aquella prenda, aunque no siempre conseguía cubrir los traviesos rizos que insistían en sobresalir bajo mis orejas. Mi hermana me decía repetidas veces que me había metido a monja por mi complejo de despeinada, y, pese a que me hablaba en broma, admitiré que no andaba muy lejos de la verdad. Claro, ella jugaba con ventaja: Sus rizos, ignoro por qué razón, eran automáticos y se ordenaban solos.
Siempre llevaba a mi querida gemela en el pensamiento. Nuestra necesidad de estar juntas era tal, que, pese a que el océano y el devenir de la vida nos había separado ya hacía años, casi una veintena, no me importó buscar estrategias que me permitieran acercarme a ella con frecuencia, aun a escondidas y a riesgo de ser descubierta por alguien de la congregación. Realmente no era consciente de que, si alguna vez me encontraran utilizando la webcam del ordenador de la madre superiora, no habría piedad para mí, y con casi total seguridad sería de inmediato trasladada al más lúgubre y lejano de los rincones geográficos para seguir la vida contemplativa que en su día escogí, pero alejada de mis alumnas y de mis internas, éstas criaturas que otorgaban a chorros alegría a mi existencia, y que colmaban el maternal instinto que siempre creí sentir. En aquél despacho se guardaba documentación a la que nadie debía acceder. El Señor sabe que jamás en mi cabeza cabría hacer algo así, pero nunca entendí por qué a la superiora no se le habría ocurrido instalar una cerradura. Tentaba al Diablo.
Oí por fin el sonido de los zapatos de la madre Blanca sobre el parquet de la capilla. Era el momento de salir hacia allá. Como cada noche, esperé a verla adentrarse en la galería para hacerme la encontradiza. La saludé, y ella me respondió:
-Vuelve usted a la capilla, madre Ángeles. Me preocupa que duerma tan mal. -Dios es la mejor terapia contra el insomnio, madre. Él me mecerá en su paz y conseguirá que concilie el sueño. -Entonces espero que Dios no se haya quedado dormido. No me gustaría encontrarla mañana echada de mala manera sobre un banco.
Abrí la puerta de la capilla y bajé el escalón. La madera crujió bajo mis pies a modo de saludo. Me arrodillé ante el altar y recé unos minutos, más por asegurarme de que madre Blanca no volvería sobre sus pasos, que por necesidad espiritual. En aquél momento no era precisamente la fe la que me movía a entrar allí a las dos de la madrugada. Me santigüé y crucé el altar por detrás, a fin de alcanzar la puerta de la sacristía, que, atravesando de dos zancadas, me permitió personarme sin rubor ni vergüenza en el despacho de la superiora. A madre Blanca le gustaba quemar incienso cuando se quedaba trabajando por la noche, y todavía podía percibir su denso perfume. Me senté en el sillón, junto al ordenador, y en menos de un minuto estaba ya buscando a mi hermana por la red. Ajusté mi toca para que ella me viera guapa a través de la webcam.
-¡Nena! ¡Mírate! ¿Viste lo pálida que estás, Ángela? Aaaah, se nota que no comes bien, ¡Y, qué pelos! Si mamá te viera se enojaría con vos, por desprolija…
Argentina se quedó con mi hermana y con su acento extremeño. A veces me costaba entenderla, mas ver su imagen me era ya bastante para llenarme de dicha y paz.
De modo encubierto, cuales amantes desesperados, Nieves y yo nos encontrábamos durante treinta deliciosos minutos una vez a la semana. Pese a lo grave de mi falta, saltándome a la torera las normas de mi comunidad religiosa, una vez que la hallaba al otro lado de la cámara olvidaba todo sentido de la desobediencia, toda culpa. Dios lo entendería. Tenía que entenderlo. Reclamar el cariño de una hermana no podía ser un pecado tan imperdonable.
Sonia era una alumna de 3º de ESO. Pertenecía al grupo de niñas internas. No era una cría cuyo comportamiento hubiera causado nunca ningún problema. Pero llevaba unos meses acusando un preocupante descenso en el rendimiento escolar. Su madre venía a buscarla cada viernes y volvía a traerla los domingos. Sonia no manifestaba entusiasmo cuando se marchaba a casa, como se entusiasmaban la mayoría de sus compañeras, mas tampoco mostraba excesiva resignación cuando se reincorporaba tras el fin de semana. Yo había abordado varias veces con su progenitora el problema de rendimiento, encontrándome con que ella, lejos de pedir ayuda o intentar, al menos, investigar qué podría ocurrir con el declive en las notas de su pequeña, le restaba toda importancia y atribuía el fracaso a “cosas de la edad”.
Dos semanas después de aquella cita virtual con Nieves, ya entrados en primavera, me topé con que, cuando la buscaba, ella no se conectaba. Mi insomnio sufrió un alarmante (y justificado) agravamiento, hasta que recibí una llamada urgente de mi cuñado José, en la que me comunicaba que mi hermana estaba ingresada, había sufrido un ictus, por suerte (si se le puede llamar suerte a quedarse medio paralítica) saliendo viva de ello, como por ello era que debía yo saber que, en una larga temporada, ya no podría verla ni charlar con ella, ya que, entre otras cosas, el accidente cerebrovascular le había afectado al habla. Dentro de lo habitualmente fría que suele ser la relación entre las religiosas de la congregación, debo decir que recibí apoyo y cariño de todas mis compañeras, a excepción de la madre Blanca, que se limitó a recordarme que las adversidades no debían ser excusa para eludir mis deberes. Casi un mes después del suceso, y habiendo recibido no más de dos llamadas de mi cuñado (salían muy caras y entiendo que no se lo podía permitir) en las que me hablaba de la lenta evolución de mi gemela, opté por pedir a mi superiora que me adelantara las vacaciones de verano al mes de Julio para poder ir a Buenos Aires, mas su respuesta fue tajante y, sin duda, despiadada: No.
¡Qué más le daba! En Julio ya no había más clases en el colegio que las de recuperación, y yo no las impartía. Su gesto me pareció cruel, desalmado, y desprovisto de empatía hacia mi persona. Pedí a Dios que, al menos Él, entendiera su desconsiderada decisión.
A mediados de Junio me llamó de nuevo a su despacho. Me temblaron las piernas. Yo cumplía fielmente con mis obligaciones, no había vuelto a tocar el tema de mi hermana ante su presencia, y durante los diez minutos largos que me llevó cruzar toda la galería, la capilla y la sacristía, busqué y rebusqué en mi cabeza qué podía haber hecho mal. Estaba claro: Habría descubierto de alguna forma mi asalto semanal nocturno a su ordenador durante los meses anteriores, no podía ser de otra manera. Por suerte, no fue así, aunque tampoco había cambiado su decisión sobre mis vacaciones.
Su saludo fue tan frío como su alma, solo que disfrazado de cordialidad:
-¿He de concluir que se encuentra usted mejor de su insomnio, madre Ángela?. Llevo meses sin verla visitar la capilla por la noche.
Por puro merecimiento, la contesté del mismo modo:
-Así es, madre. Gracias. ¿Qué me trae aquí? -Entonces, si duerme usted mejor, no habrá tenido el impulso de mirar por la ventana. -Explíquese, le ruego, madre. -¿Ha visto usted alguna vez a un hombre que suele venir en un coche blanco algunas noches, se queda en la puerta del colegio durante una hora, y después se va? - Pues… sí. Pero nunca me pareció que hiciera nada malo, salvo saltarse la señal de estacionamiento. ¿Por qué? -Es el padre de Sonia Soler. Si vuelve usted a verle en alguna otra ocasión, hágamelo saber, por favor. Vaya a despertarme a mi cámara si es preciso. -Sí, madre, como usted convenga.
Interrumpí a Sonia durante un recreo bastante soporífero para ella, pues llovía a mares y las chicas habían tenido que refugiarse en las aulas. Con toda la dulzura que supe emplear, que era mucha, le pregunté si podíamos charlar.
-Sonia, ¿tú ves a tu papá? -No, madre. -Y… ¿por qué?
Me di cuenta de que había sido demasiado entrometida con aquella pregunta, pero la criatura colaboró.
-Mi madre no me deja verle ni hablar con él desde que se separaron el año pasado. -¿Tú le echas de menos? ¿Él fue bueno contigo? -Sí, madre, mucho, pero no me dejan ir con él. Ellos están de juicios, ¿sabe?.
Como vi. que comenzaba a temblarle la voz, di la conversación por finalizada, no sin antes darle un beso en la frente y ofreciéndome para hablar si alguna vez ella lo precisaba.
Ese martes tenía sueño, pero me quedé despierta tras el cristal de mi ventana, esperando que el padre de Sonia apareciera con su turismo blanco. Como seguía lloviendo, no descendió del coche. Me ajusté la toca como en los tiempos en que me escapaba para conectar con mi hermana, pero en esta ocasión fui algo más lejos que al despacho de la superiora: A la calle.
Cuidando de no ser vista, golpeé con los nudillos la ventanilla del automóvil, haciendo un gesto al hombre para que la bajara y así poder entregarle una nota. Se asustó en un primer momento, pero al ver que el mensajero se trataba de una religiosa, se apresuró a abrir.
-Lea esto, y por favor, no vuelva más por aquí. La superiora sabe quién es usted.
En la noche del viernes, sin embargo, las estrellas se dejaron ver. Salvo algunos charcos residuales, no quedaba vestigio de lluvia alguna. Sin ajustarme la toca esta vez, esperé a escuchar los pasos de madre Blanca sobre el parquet de la capilla, inequívoca señal de que se retiraba a dormir. Aproveché que los pabellones de las alumnas estaban al otro lado de la galería transversal y salí con prisa, sabedora de que en esa dirección no me toparía con ella, y con sigilo felino entré en la cámara de Sonia, la desperté con sumo cuidado, le indiqué que se pusiera la bata y las zapatillas, y la invité a seguirme pidiéndole máximo silencio. Cruzamos ambas galerías y entramos en la capilla con cuidado de que la madera crepitante (y según qué días, chirriante) no nos traicionara. Admiraba la enorme confianza que Sonia había volcado en mí; por momentos tuve la sensación de que me había adoptado como a una hermana mayor, y no pude por menos que detenerme unos momentos para acariciarle el rostro.
-Tengo una sorpresa muy bonita para ti, pero debe ser siempre nuestro secreto. ¿Vale?
Sonia asintió con la cabeza, y por primera vez en muchos meses, sonrió. Creo que empezaba a gustarle también el encanto de lo prohibido.
Entramos por detrás del altar a la sacristía, y de ahí al despacho (que seguía oliendo a incienso) de la superiora. Encendí el ordenador y busqué la aplicación que necesitaba. Acepté de inmediato la invitación de un contacto al que estaba esperando. Y conecté la webcam.
-Papá…
2. RETRATOS DE UNA VIDA
El repentino golpe de viento alborotó su pelo haciendo que levantara la vista del álbum de fotos. Desde su atalaya contempló como se difuminaba el azul cobalto del mar mezclándose con el tono más claro del cielo y formando una estrecha banda de calima lechosa en la línea del horizonte. Sentado en el banco de piedra del mirador y con el griterío de las gaviotas de fondo devolvió su atención a las viejas fotografías que llenaban las páginas del libro abierto sobre sus rodillas. Imágenes de un niño en blanco y negro que le transportaron a su infancia castellana.
…Una cuadrilla de zagales desharrapados corren alegres tras el mulo de un buhonero mientras las abuelas comadrean en la plaza, sentadas en sus sillas de anea y de fondo, a lo lejos, humea la chimenea de la fábrica de harina…
…La tía Angelines sonríe feliz el día de su boda con el pobre tío Manuel, rodeados por toda la familia; él, sentado delante entre los niños, está pellizcando a su prima Adela que abre sus ojos con una mezcla de sorpresa, dolor y enfado…
...En la finca de Funes, su padre y sus hermanos Gonzalo y Enrique con gesto serio y él, orgulloso con su repetidora en la mano, posan rígidos en la era mientras sobre el suelo yacen extendidas dos docenas de perdices rojas flanqueadas por Negrilla y Canelo…
…Vestido con el uniforme de recluta en el apeadero de Villanueva, dedica una sonrisa ufana bajo el fino bigote a una novia llorosa que ha venido a despedirle al tren que le llevará a Madrid, al centro de instrucción…
A la memoria de Juan volvieron aquellos meses en Madrid después de acabar la mili. En la ciudad gris y lluviosa pasó un invierno interminable tratando de encontrar empleo, visitando a todos sus conocidos y negándose a volver vencido al pueblo. Cuando ya desesperado veía como estaban a punto de agotarse sus ahorros, uno de sus antiguos compañeros de cuartel le aconsejó presentarse al examen para técnico mecánico de señales marítimas, ya que su padre estaría en el tribunal y le podría echar una mano. Sin saber bien cómo, se encontró con un título y una carta informándole de su primer destino: el faro de Altocantil.
Volvió la vista para mirar desde el banco el cuerpo oscuro y esbelto de la torre recortada contra el cielo. Sobre una base de piedra de sillería se elevaba una construcción de mampostería que había sido modificada por generaciones de fareros, hasta que su silueta pasó a formar parte del perfil de los acantilados. Resguardado bajo su sombra, Juan siguió hojeando el viejo álbum.
…En el embarcadero de Covaseca, entre los botes tumbados boca abajo en la arena, dos barcos de pesca permanecen varados en la orilla mientras los marineros se afanan descargando las cajas de pescado…
…Juan sonríe orgulloso en el comedor de la vieja casa del pueblo, sentado entre su madre y su hermana Isabel, que da la sensación de estar a punto de decirle a su marido que haga ya la foto…
…De pie en un otero, ante las casas encaladas del pueblo de Charcales, un hombre sonriente sujeta la bicicleta con una mano mientras sostiene un cigarrillo en la otra y de fondo se ven las huertas que van empequeñeciéndose en la distancia…
En Charcales, pueblo agrícola que vivía de espaldas al mar, conoció a Matías, un paisano suyo que era boticario titular, cazador mediocre y un fantástico conversador. Cuántas mañanas de domingo pasaron recorriendo los montes, en las que Juan hacía gala de su excelente puntería mientras Matías le iba contando las historias más peregrinas. Con él recorrió toda la comarca disfrutando la vida de solteros, de feria en feria y de sarao en sarao. Fue Matías quien le llevó en agosto a la verbena de Covaseca, un pueblo marinero escondido en el fondeadero natural que formaba un recodo de la costa, junto a los tajos de Altocantil.
Juan siguió con la vista la línea del litoral hasta la Punta del Cambón, el espigón natural que protege Covaseca de los embates del levante en el que los pescadores aguardan sus capturas con paciencia. Encendió un cigarrillo mientras pensaba en cómo cambió su vida ese pueblo, en lo que habría sido de él si aquel día no hubieran terminado allí. Le dio dos caladas ansiosas y lo lanzó por el acantilado, siguiendo con la vista la parábola que dibujó la brasa al pasar sobre el pretil. Bajó la vista al álbum y pasó otra página llena de fotografías color sepia.
…En una postal se recortan frente a las nubes malvas de la puesta de sol las siluetas de Altocantil y su faro, y en el mar se adivinan unos escollos bajo el agua que hacen romper las olas; sobre la imagen está escrito con letra gótica: “Faro de Altocantil y Dientes de Satanás”…
…Varias parejas bailan bajo guirnaldas de colores en la plaza del pueblo, un grupo de jóvenes achaparrados les observa desde el fondo y Juan, en el centro, baila sonriendo a una muchacha de cabellos leonados…
…Sobre la cubierta de un barco de pesca recién pintado posa un joven moreno, con una camiseta de rayas que hace destacar sus brazos largos y musculosos; en la proa destaca el nombre del barco: Pitasirgo…
Juan se pasó la mano por el mentón mal afeitado y recordó la pelea que tuvo lugar a la salida de Covaseca. Los jóvenes del pueblo les estaban esperando y uno de ellos, Miguel, le cerró el paso. “Estabas bailando con mi novia.” “¿María?” “Sí.” “No me ha dicho que tenía novio.” “Pues te lo digo yo. No vengas más por aquí.” “¿Y quién me lo va a impedir? ¿Tú?” “Sí, yo.” Aunque Juan era más alto se impuso la fuerza de Miguel, más acostumbrado al ejercicio físico, y Matías tuvo que llevarle en su motocicleta hasta el faro para que llegara a tiempo de poner en marcha el mecanismo de la cámara de iluminación. Mientras le limpiaba la sangre de la cara y le restañaba las heridas no paraba de hablar contando historias de peleas mucho más salvajes en las que se había visto envuelto. Juan, apretando los dientes, callaba.
…Un barco de pesca, perseguido por una bandada bulliciosa de gaviotas, enfila la Punta del Cambón dejando lejos a estribor unas manchas de espuma, rompientes que alertan de la cercanía de escollos bajo la superficie del mar…
…Sentados al aire libre tras una mesa con un plato de aceitunas, en el velador del bar de la plaza del ayuntamiento, Juan y Matías brindan sonriendo al fotógrafo…
…Al centro de una sala circular con paredes de cristal y rodeada de una balconada de hierro forjado se encuentra una columna de fundición, sobre la que destaca un armazón de acero de paneles móviles que rodean una lente central; de fondo, por los cristales, se ve el mar…
Viendo fotografías del mar encrespado en invierno rememoró aquellas noches eternas en las que el viento arrastra la cordura y las tormentas erizan los pensamientos. De todas las tempestades que vivió en el faro la peor le sorprendió en la mugrienta taberna de Charcales, tomando unos vinos en el mostrador antes de comer. De repente se fue la luz y la mujer de Rufo, el tabernero, les anunció mientras encendía unas velas que ya no volvería en todo el día porque si el viento derribaba ramas sobre el tendido eléctrico no lo reparaban hasta el día siguiente. La vuelta en bicicleta se le hizo eterna, ráfagas de lluvia le arremolinaban el impermeable contra las piernas mientras pedaleaba en casi total oscuridad.
Llegó al faro empapado y sin pararse a comer se afanó en preparar las mechas para el fanal de acetileno, por si no volvía la electricidad, como así ocurrió. Antes de las cuatro de la tarde la luz reflejada en los paneles catadióptricos luchaba por enviar su mensaje de esperanza a través de los densos nubarrones que ocultaban la costa. La rotura de varios cristales le mantuvo despierto toda la noche oyendo ulular el viento y sintiendo los embates de las olas contra la base del acantilado, preocupado de impedir que una ráfaga de aire apagara las mechas. Cuando amaneció lo peor de la tormenta había pasado y unos tímidos rayos de sol trataban de abrirse camino entre las nubes oscuras, que se alejaban arrastradas por el viento. Sin haber dormido tomó la bicicleta y se acercó pedaleando hasta Covaseca.
Desde el recodo de la cuesta que bajaba a la playa vio todos los barcos en la arena, a resguardo del oleaje y comprobó que el Pitasirgo aunque maltratado por el temporal estaba entero. Al entrar en la cafetería Central se hizo el silencio y todas las miradas se volvieron hacia él. Tras unos instantes de vacilación un viejo patrón le ofreció su mano. “Ayer tarde vimos la luz del faro llegando a los Dientes de Satanás. Gracias.” Los demás se fueron acercando para estrechar su mano hasta llegar Miguel, el patrón del Pitasirgo. “Nos has salvado la vida.” “Es mi trabajo.” “Pues tu trabajo nos ha salvado la vida.” Se miraron a los ojos y después se fundieron en un abrazo. Entre los vítores de todos los marineros le acompañaron al mostrador y ese día no hubo nadie que no quisiera invitarle.
…Frente a un numeroso público, Juan recibe muy serio la Orden del Mérito Civil de manos del ministro, ante la mirada de un sonriente alcalde de Covaseca que aplaude desde el fondo del estrado…
…María y Miguel salen de la capilla de la Virgen del Carmen bajo nubes de arroz el día de su boda…
…Sobre la pila bautismal sostiene a Juanillo, el hijo mayor de Miguel, que llora al sentir el frío del agua bendita…
Juan cerró el libro y pensó en cómo había cambiado el pueblo durante estos años. María convenció a Miguel de que dejara el barco y abrieran una fonda, la Covasol, para atender a los pioneros del turismo incipiente que llegaban a la región, y más tarde su hijo Juanillo la convirtió en un hotel que sigue funcionando. Sus otros hijos se dispersaron: María, la que emigró a Barcelona, Miguel, que un mal día no volvió del mar, Carmen la maestra, Enrique, Elisa. Charcales aprovechó la llegada del ferrocarril para enviar sus productos a Europa convirtiendo la agricultura en una industria floreciente. Matías se jubiló y volvió al pueblo desde donde a veces le escribe contándole todas las hablillas que corren por allí. Él en cambio se quedó a vivir cerca de su faro, donde pudiera oler el perfume del mar.
El ruido de un autobús al pararse le hace dar la vuelta. Descendiendo entre un grupo de escolares que se le acercan, unos con timidez y otros mostrando gestos de confianza, una profesora con alguna cana entre su cabellera rubia le saluda. “¿Cómo estás, Juan?” “Bien. ¿Estamos todos?” “Sí.” “Pues vamos.” Y dirigiéndose a los niños pregunta: “¿Habéis estado alguna vez en un faro?” “No.” “¿Queréis entrar?” “¡Sí!” “Venid.” Y mientras se dirige a la puerta metálica con la llave en una mano y el álbum de fotos en la otra empieza a contarles la historia del faro: “Esta torre se construyó para avisar a los barcos de unos escollos que existen al pie de los acantilados, los Dientes de Satanás, que provocaban muchos naufragios…”
En ese momento la maestra le interrumpe. “Juan.” Él se da la vuelta, rodeado de niños, el viento despeinando sus cabellos blancos, con la mole imponente del faro recortándose en el cielo detrás de ellos. “¿Sí, Carmen?” “Quedaos quietos un momento, ahí, en la puerta.” Clic.
3. LA MESA DE LA COCINA
Un ruido fuerte me indica que alguien ha llegado molesto, azotando la puerta. El perfume de tomates fritos del guiso y el vapor de las ollas anticipan que la comida estará lista a tiempo. Retiran la fuente del centro y me colocan el mantel y en unos segundos cuatro pares de piernas se escurren debajo de mí y la conversación me permite enterarme del día a día de quienes, suelen limpiar mi superficie, utilizarme y me hacen el centro de este hogar.
Distingo las voces de las cuatro personas, ella pinta figuras de madera. Muchas de las manchas de pintura que tiene mi superficie se las debo a ella; con cariño cuida de los otros tres cuyos codos pasean por encima de mí. Habla sola, expresando su pensamiento, se cuenta lo que hará, sueña en voz alta con los nombres de sus hijos y se sonríe y su sonrisa iluminada por la luz de la ventana es cálida, tanto como el rayo de sol que calienta dos de mis cuatro patas. Ella le dice al joven que se calme, él se queja de su desdicha, tenía un empleo y lo ha perdido, la empresa ha cerrado dejando a todos afuera. Amargamente, se alegra de no tener obligaciones. “Mi suerte es diferente de la de Pedro, con un hijo en camino y la hipoteca, es posible que pierda el piso”. “Paciencia, hijo, le dice ella, no hay mal que dure cien años. Hay que encajar lo mejor que se pueda lo que sucede, aquello que no puede cambiarse, tienes que tener paciencia, pan y techo no te faltan”. El hombre grande habla con voz gruesa, dice que en su empresa las cosas tampoco van bien, se sostiene con lo mínimo, aunque algunos clientes se retrasan con los pagos. “Tengo la sensación de que la situación es insostenible”, dice preocupado.
Mientras, sobre mí reposan sus platos, sus codos se mueven menos y recuerdo por mis vetas todo lo que ha pasado, las grandes crisis, las penas, pero también las celebraciones, y alegrías. Una mesa de cocina, como yo, ha visto muchas cosas a lo largo de su vida. Mi entrada en este hogar, las ilusiones con las que me instalaron cerca de la estufa, en frente de la ventana. Aun recuerdo como ella, con habilidad tejió en ganchillo el delicado mantel que está bajo la fuente de frutas. La recuerdo bordando la cortinilla de hilo que adorna la ventana y deja pasar la luz tan suave y clara durante el día. Ella es la compañía más frecuente, que canturrea en la cocina mientras guisa los ricos platos que ponen sobre mí.
Entre comidas, se comparten las alegrías, las buenas y las malas noticias. Sobre mí se escribieron los sueños de futuro del par de niños que llegaron bendiciendo este hogar, el par de pequeños han hecho uso y abuso de mí, dejando huellas por todas partes. Cicatrices que enriquecen mi historia y que forman parte de mí, tanto como la noble madera de la que estoy hecha.
El silencio apaga las diarias esperanzas y sin prisa se retiran uno a uno los comensales, los platos son levantados y el mantel se retira. Escucho el agua del lavadero mientras el más pequeño lava los trastos. Ella limpia la superficie, no tiene caso, siempre quedo igual. Al mismo tiempo recuerda conversaciones, mira atrás, la niñez parece tan lejana, que al pasar su mano por encima de las marcas que me hizo el mayor de sus hijos, siente una profunda nostalgia, del tiempo aquel en el que bastaba desear que fuesen felices. Sentir la incertidumbre la hace repasar con su limpión aun más fuerte, como si se olvidara que ya ha limpiado ese lugar. La fuente con ciruelas y manzanas vuelve al centro y pronto las pinturas regresan a ocupar su lugar sobre mí. Nos quedamos a solas, en el corazón de este hogar, en el que yo soy testigo silente de las preguntas sin respuesta, que ella me confía y yo no me atrevo a contestar.
4. REPORTAJE HECHO POR UN FAN AL ESCRITOR ESPIRITUAL
Tenemos que ir sin hacer mucho ruido y subir a las ramas del árbol, al eucalipto que tiene en su finca. Estoy seguro de que todos quisierais estar en mi lugar. El poder echar un vistazo a donde él dice que se conjunta con la energía espiritual del mundo y se sienta a escribir con un bloc de notas y un bolígrafo esas maravillosas reflexiones que hace fluir las sensación de que un mundo libre de lo material existe, que hay una oportunidad para lo mágico en lo cotidiano. Yo lo imagino como a Buda sentado a la sombra del árbol Bodhi, y sí, sale de su casa y viene para acá, vamos a estar callados y a fisgonear envueltos en las hojas (no, eso de fisgonear no, que queda feo)…vamos a rendirle un tributo silencioso observándole. Subiré a la rama de arriba, que esta parece frágil.
Se sienta con la espalda apoyada en el tronco, lleva una mochila de la que extrae el bloc de notas, el bolígrafo con el que transcribe su pensamiento en acertadas alegorías, un envoltorio de papel de aluminio, el periódico en donde seguramente observará con preocupación nuestro devenir en el mundo, unos papeles protegidos por una funda de plástico (qué emoción, debe de ser el borrador de su nuevo libro) y…no es posible, un cartón de vino en tetra brick. Pero se tratará de un elemento inspirador, le servirá para comparar ese vino tan denostado con un vino de muchos euros y lo alabará, hablando de que en esencia su contenido es igual. Es un verdadero genio, creedme. Ahora toma el periódico y lo hojea, se estará enterando de la banalidad de las noticias políticas. Se detiene un momento en la sección de negocios. Parece que está revisando las cotizaciones en bolsa y con el dedo rastrea en el listado de las empresas.
- ¡Me cago en todo lo que se menea! Han bajado, a ese mamarracho le retorceré los huevos. Con sus consejitos me ha hecho perder una pasta gansa
Uhmm, esto, seguro que esto tiene una explicación razonable. Ahora saca las hojas de la funda y comienza a leerlas. Deniega con la cabeza, parece que no le gusta lo que ha escrito en ellas. Daría lo que fuera para poder leer ese escrito inédito, aunque él opine que ha fallado en lo certero de su inspiradora prosa.
- ¿Me dijo que desgravaba la compra de la segunda casa o no? Malditos sacacuartos chupópteros vampiros de Hacienda, a todos los colgaría yo de este árbol. Lo del dinero dado a la fundación por el Nepal libre sí que desgrava, aquí marco con una equis.
No entiendo muy bien lo que acaba de pasar, siento un ligero mareo, pero me aferro a la rama que me sostiene. El escritor deja los papeles de…la declaración de Hacienda a un lado. Se rasca la entrepierna y por un momento se levanta para hacerlo con su retaguardia. Desenvuelve el envoltorio de papel de aluminio. Es un bocadillo de chorizo…esto ya no puede estar ocurriendo, él se declaraba vegetariano convencido. Se lo come con fruición y echa un par de tragos al cartón de vino, largos tragos.
- Ochenta céntimos en el Carrefour, aún así me parece muy caro-observa detenidamente el tetra brick y lanza a continuación un demoledor regüeldo.
Sujeta el bolígrafo y comienza a garrapatear algo en el bloc. Pero sospecho que no es la forma corriente en que uno escribe. Hemos descubierto que el gran escritor además dibuja, puede que esté confeccionando un mandala sencillo donde esté representando la unión del microcosmos con el macrocosmos para activar su meditación. Ojalá sea eso, desde aquí arriba no se distingue. Voy a bajar con mucho cuidado sin hacer crujir las ramas para confirmarlo y sin que se entere. Alcanzo la parte baja del árbol, muevo unas hojas, estoy a escasos metros encima de él. Veo, tras que levanta la cabeza, un dibujo, una mujer desnuda de enormes pechos que…se está tragando el mastil de un tío. Y comienza a dibujar una segunda figura por detrás de la chica. Cedo y caigo en el suelo , por suerte no lo he aplastado. - ¡Hijo de la grandísima puta! ¿Así que has venido a robarme?- dice el escritor, desencajado - No he venido a robarle, créame. Me duele el brazo, creo que me lo he lastimado - Más te va a doler cuando vaya a por la escopeta y te cosa a perdigonazos. ¡¡ María, tráeme la escopeta y cárgala!!- grita en dirección a la casa. Una ventana del segundo piso se abre y surge una mujer-. ¡¡Rápido, inútil, que tenemos a un ladrón!! - Oiga, oiga, yo puedo explicárselo todo, soy un admirador de su obra y quería saber cómo era el lugar donde… - ¡¡Querías robarme lo que escribo y venderlo a los periódicos como exclusiva o colgarlo en Internet!! ¡¡Espía de los cojones!! ¡¡No, no, esto ya es pasarse de la raya!! ¡¡Ni escopeta ni leches, te voy a moler a palos como que me llamo Pablo!!- y se arma con una rama caída del árbol. Antes de que practique conmigo esgrima me lanzó a correr como alma que se lleva el diablo, llevando el brazo pegado al cuerpo. - ¿No decía usted que la violencia era un monstruo insaciable, que se adornaba con el perfume de la maldad?- digo sofocado al escritor, que me persigue blandiendo el palo por el campo. Parece que no está en muy buena forma física, pero no hay que bajar el ritmo. Puede que consiga calmarlo usando las frases que he apuntado mentalmente de sus libros. - ¡De esta no te escapas! - ¿No decía que cualquier acción motivada por la furia era una acción condenada al fracaso? ¿Lo recuerda?¿ La historia aquella del halcón de Gengis Khan? - ¡No te voy a dejar un hueso sano! - La tranquilidad del espíritu ante las adversidades y los hechos inesperados muestra fehacientemente a un hombre hermanado con la esfera de lo elevado ¿Se acuerda? - ¡Cuando te machaque el cráneo te lo volveré a machacar! ¡Te lo juro por mis muertos! - El sufrimiento y el dolor te hacen mejorar. No, olvide mejor esta frase…por lo que más quiera
Cito pasajes de sus libros y a cada uno responde con amenazas. La valla que separa su propiedad del camino comunal la salto. El escritor se ha parado, no puede con su alma, recupera el aliento y viene caminado. No ha dejado la rama con la que quiere golpearme. Un policía local viene montado en bicicleta, el escritor tira disimuladamente el improvisado garrote al suelo.
- Fermín, hola- le habla al policía, le noto que ha cambiado su rostro-. Veras, este buen señor ha entrado en mi finca y quisiera, si es posible, que te lo llevases a comisaría para que haga examen de conciencia ¿Serías tan amable?- ¿Será falso? Cómo se autocontrola, el muy…mejor no expresar mi sensación. - Por supuesto, Don Pablo. Ven acá, malandrín- y me ciñe las muñecas con las esposas. - Que tenga un próspero día, Fermín - Igualmente, Don Pablo Fermín me acompaña por el camino, es un hombre de mediana estatura, labios finos y expresión risueña. Guía la bicicleta por el manillar y a la vez me toca con la otra mano para que le acompañe. Nota que me duele cuando lo hace y propone que cambie de lado al explicarle lo del brazo magullado. En la primera curva del camino Fermín mira atrás, la granja no está a la vista.
- Bien, veo que no servirá de nada que te lleve a calabozo, desde aquí Don Pablo no puede vernos. Por la expresión de tu cara percibo que por hoy has recibido suficiente castigo del karma y que ese brazo necesita estar en una posición más natural. Así que esposas fuera- y me las quita - Gracias, ¿pero qué le dirá a Don Pablo? - Vaya, preocuparse por mi responsabilidad ante ese cascarrabias antes que de ti mismo. Me gusta. Le diré a Don Pablo que te tiré en el calabozo y que me puse duro contigo. De la misma forma que Don Pablo cultiva su papel yo tengo que representar el mío ¿Él te ha decepcionado? - Para ser sincero, sí - Es una buena lección, hijo. Nunca deposites tu confianza plena en alguien, si tienes que hacerlo porque buscas lecciones y estás en los primeros pasos de buscarte a ti mismo elige a varios maestros, y quédate con lo mejor de cada uno ¿Has venido en coche? - No, lo hice en tren y taxi. - Es una contrariedad, podríamos haber ido más rápido a que te mirarán ese brazo. - ¿Por qué va en bicicleta? - La respuesta correcta y profesional sería que está estropeado el coche patrulla. Y era cierto hasta esta mañana, creo que me explico, ¿no? Mira toda esta tranquilidad y el día tan radiante que disfrutamos. Tengo una idea, iremos a la orilla del río y te limpiarás el brazo. Con el uniforme te haré un cabestrillo, ¿vale? - Vale, ¿pero con el uniforme? - ¿Y por qué no?- dice, y sonríe.
Nos apartamos del camino, y nos encontramos con unos excursionistas que están en medio de un picnic, con el mantel desplegado sobre la hierba. Fermín dice que hay cambio de planes, saluda a la pareja, un chico y una chica de unos veintipocos años, y les pide un botellín de agua, y si es posible cualquier antiséptico y tela que tengan para el cabestrillo. Antiséptico no tienen, pero el resto lo prestan. Me limpio la herida de tierra y Fermín, en un movimiento rápido pero plácido, me anuda la toalla que nos han dado. Se descalza y me pide que haga lo mismo, que me concentre recordando algo que me guste para aliviar el dolor. Silba, y reconozco que es:
- También me gusta la primavera de Vivaldi - ¿Vivaldi? Es de Don Gregorio, un hombre de aquí del pueblo -¿Me puede explicar eso? Que yo sepa es de Vivaldi-digo sorprendido, como los chicos. - Verás, Don Gregorio siempre fue muy aficionado a la música desde pequeño. Se le metío en la cabeza que debía componer un tema . Se esforzó durante mucho tiempo en los ratos libres cuando no atendía a su huerta. Y un día fue el bar exultante de felicidad. “Lo he terminado”, dijo, e invitó a un trago a todos. Le pedimos que silbara como sonaba su composición al carecer de instrumentos de ninguna clase. Y lo que silbó me resultó conocido, era nota por nota la composición de Vivaldi. Supongo que sin querer la copió de alguna vez que la escuchó y que no se dio cuenta, o mejor, que por sus propios medios y sin conocerla la había reproducido. Yo no descubrí el asunto ya que nadie se enteró, aquí somos gente de campo sin formación musical. Don Gregorio me mostró las cuartillas, les saqué una fotocopia y me marché a la ciudad, a preguntarle a un familiar metido en una banda municipal qué le parecía sin explicarle su procedencia. Me respondió que era una interesante variación del tema de Vivaldi, con fallos clamorosos e interesantes propuestas nuevas ¿Entiendes? Don Gregorio se merece que se diga que ese tema es suyo por un trabajo bien hecho, aunque en realidad, y para todos, no lo sea.- explica, y todos los que le rodeamos asentimos. Se escucha una detonación lejana, parece el tubo de escape de un coche petardeando. Ante la extrañeza de los chicos y mía Fermín dice: - Ay, Don Pablo otra vez con la escopeta, descargando su furia. Ha perdido la paciencia. - ¿No tendría que ir a mirar que ha pasado?- pregunta la chica excursionista - Podría, pero aquí nuestro amigo necesita más mi atención para acompañarlo a urgencias. Además, Don Pablo suele hacerlo, se dedica a reventar calabazas o a tirar al aire. Pero lo someteremos a votación, yo no puedo participar y el amigo del brazo en cabestrillo tampoco al ser partes interesadas. El resultado no sería imparcial y conocen los hechos. ¿Votáis prorque me acerqué a investigar lo de la escopeta o por llevar al compañero al centro de salud?- pregunta, los dos chicos, medio incrédulos, optan porque me lleve al consultorio. - Podemos acercarlos en el coche- dice el chico - No, ya nos va bien con la caminata. Sentir no siento tanto dolor ahora- digo - Perfecto, todo resuelto-dice Fermín, mientras pone migas de pan en el camino de unas hormigas. Pero todo se desvanece cuando abro los ojos, me encuentro nuevamente al pie del árbol y con Don Pablo apuntándome con su escopeta. Ojalá el Fermin con el que he delirado hiciera acto de presencia, o cualquier otro. Lo cierto es que me duele el brazo, tal y como había sentido al recibir en parte el golpe en la cabeza. Un municipal así sólo puede ser producto de una conmoción y me preguntó que por qué no le haría bailar en las montañas suizas como a Julie Andrews en Sonrisas y Lágrimas.
Maylosa Novato/a
Mensajes : 70 Localización : Madrid
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Sáb Nov 26, 2011 1:38 pm
Espero vuestros votos y recordad votamos dos textos, con 2 y 1 punto.
tay V.I.P.
Mensajes : 5719 Edad : 58 Localización : Museo del Jamón
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Sáb Nov 26, 2011 1:41 pm
Retratos de una vida....... 2 puntos La mesa de la cocina....... 1 punto
¡¡estupendos todos!!! ¡¡mucha suerte!!
mmonchi Viciadillo/a
Mensajes : 335
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Sáb Nov 26, 2011 2:01 pm
Pecados excusables: 2 puntos La mesa de la cocina: 1 punto
¡Qué pena que solo haya cuatro! Quedan ganas de seguir leyendo... A ver si a la próxima se anima más gente, que tenemos grandes escritores que no participan.
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Jue Dic 01, 2011 2:45 pm
bueno amor los leimos juntos.......la verdad es que escriben muy bien!!!!!....los 4 estan muy bien logrados
sensenick V.I.P.
Mensajes : 12037 Edad : 67 Localización : Costa brava sexual
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Jue Dic 01, 2011 3:44 pm
MARTIMONI escribió:
bueno amor los leimos juntos.......la verdad es que escriben muy bien!!!!!....los 4 estan muy bien logrados
Pues sí amore, ya me gustaría a mi saber hacerlo así de lindo,
Tatsumaru V.I.P.
Mensajes : 31698
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Jue Dic 01, 2011 3:45 pm
2p-Retratos de una vida 1p- Pecados excusables
tay V.I.P.
Mensajes : 5719 Edad : 58 Localización : Museo del Jamón
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Jue Dic 01, 2011 4:33 pm
Queeeee dice la Maylo que hay hasta las doce de la noche para votar, solo que sa equivocao y lo ha dicho en el hilo del concurso anterior
Maylosa Novato/a
Mensajes : 70 Localización : Madrid
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Jue Dic 01, 2011 4:46 pm
, Gracias Tay, estoy mas despistada de lo que creía (nervios de ultima hora). Pido perdón por ello
Pongo el mensaje donde debe estar:
Último aviso para los rezagados que quieran votar, ultimas horas, hay tiempo hasta las 00 horas de hoy. Mañana publicaré los resultados.
tay V.I.P.
Mensajes : 5719 Edad : 58 Localización : Museo del Jamón
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Jue Dic 01, 2011 4:51 pm
Inciso... Maylochita está hasta el borde de trabajo, y es todo un esfuerzo el suyo el de sacar tiempo para poder entrar y hacer su tarea de convocante, que lo está haciendo genial, valga el comentario... [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Maylosa Novato/a
Mensajes : 70 Localización : Madrid
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Vie Dic 02, 2011 3:24 pm
Felicidades a todos. Si hubiera podido votar habría tenido un gran dilema, me gustan los cuatro.
Tay, ya sabes a organizar el próximo y espero que tengamos bastantes mas relatos.
sensenick V.I.P.
Mensajes : 12037 Edad : 67 Localización : Costa brava sexual
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Vie Dic 02, 2011 5:36 pm
Muchas felicidades a l@s ganadores,
tay V.I.P.
Mensajes : 5719 Edad : 58 Localización : Museo del Jamón
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Vie Dic 02, 2011 7:05 pm
¡¡Muchas gracias!!!
La verdad es que cuando leí los demás relatos, el mio me pareció demasiado simple, aunque hayan sido poquitos me han encantado todos.
Sukubis, escribir desde las perspectiva de un objeto es un reto que ni me atrevo a afrontar y plantearme, creo que sería incapaz de hacerlo, me ha encantado tu "mesa", y has llegado a hacerme creer que tenía vida propia. Mi enhorabuena.
Mmonchito, qué quieres que te diga, que cada vez te admiro más como escritor, tus relatos me conmueven, me relajan, y pienso que deberías atreverte a presentarte a certámenes "en serio", envidio sanamente la riqueza de tu vocabulario y la originalidad de tus argumentos.
¡¡Tatsuuuuuuuuuu!! Me lo paso genial leyéndote, me he reído un montón con tu cuento, ¡¡quiero máaaaaaaaaaasssssss!!! [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Maylo, admirable cómo te las has arreglado para poder sacar tiempo, los diplomas son preciosos, espero ver más trabajos tuyos por aquí, aunque tengamos que darte más días para poder presentar.
¡¡¡un abrazo a todos los que habéis participado, y los que habeis votado o simplemente leido!!! [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Vie Dic 02, 2011 7:41 pm
mis felicitacionesss chicas y los 4 estuvieron fabulosos!!!!
Sukubis Veterano/a
Mensajes : 986 Edad : 56
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Vie Dic 02, 2011 7:54 pm
Gracias, la verdad mi idea del relato surgió de los comentarios del anterior concurso, Mmonchi relatando la escena desde la perspectiva de la hormiga y la idea de escribir a partir de una canción. Gracias a ti Mmonchi por inspirarme.
De resto, lo mío es más bien hobbie lo escribí en unos minutos y lo envié, apenas si lo releí Así que estoy feliz con el resultado, ya que a todos o casi a todos les ha gustado y lo han votado. Gracias por todo
Sukubis Veterano/a
Mensajes : 986 Edad : 56
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Vie Dic 02, 2011 7:56 pm
Mención a parte para felicitar a tay por su relato, supe que era el tuyo desde el principio por la situación en el convento y por que conozco tu postura frente a lo que son los derechos conculcados de los padres cuando hay una situación de divorcio. Se llega en un momento a conocer el estilo de cada uno y a apreciar los matices y las diferencias entre una manera de relatar y otra. Felicidades y enhorabuena.
tay V.I.P.
Mensajes : 5719 Edad : 58 Localización : Museo del Jamón
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Vie Dic 02, 2011 8:04 pm
Sukubis escribió:
Mención a parte para felicitar a tay por su relato, supe que era el tuyo desde el principio por la situación en el convento y por que conozco tu postura frente a lo que son los derechos conculcados de los padres cuando hay una situación de divorcio. Se llega en un momento a conocer el estilo de cada uno y a apreciar los matices y las diferencias entre una manera de relatar y otra. Felicidades y enhorabuena.
Gracias Suku, sabes de mi admiración por tu elegancia redactando. La verdad es que esta vez tú me has sorprendido a mi, y no te he reconocido en tu relato, aunque en otras ocasiones sí.
Y, es verdad, aciertas en cuanto a que a todos mis cuentos intento plasmarles un poquito de mi experiencia de vida o de mis criterios, son un pelín autobiográficos, aun dentro de la fantasía.
Quería con éste recordar mi tiempos en el internado, y pos supuesto que estuviera presente mi postura sobre el divorcio reflejada en una niña. He conocido a mas de una Sonia.
De todos modos me veo un poco pez en diversidad de vocabulario, en eso creo que me superáis con creces Habrá que ponerse a ello [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tatsumaru V.I.P.
Mensajes : 31698
Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011 Vie Dic 02, 2011 8:29 pm
tay escribió:
¡¡Muchas gracias!!!
La verdad es que cuando leí los demás relatos, el mio me pareció demasiado simple, aunque hayan sido poquitos me han encantado todos.
Sukubis, escribir desde las perspectiva de un objeto es un reto que ni me atrevo a afrontar y plantearme, creo que sería incapaz de hacerlo, me ha encantado tu "mesa", y has llegado a hacerme creer que tenía vida propia. Mi enhorabuena.
Mmonchito, qué quieres que te diga, que cada vez te admiro más como escritor, tus relatos me conmueven, me relajan, y pienso que deberías atreverte a presentarte a certámenes "en serio", envidio sanamente la riqueza de tu vocabulario y la originalidad de tus argumentos.
¡¡Tatsuuuuuuuuuu!! Me lo paso genial leyéndote, me he reído un montón con tu cuento, ¡¡quiero máaaaaaaaaaasssssss!!! [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Maylo, admirable cómo te las has arreglado para poder sacar tiempo, los diplomas son preciosos, espero ver más trabajos tuyos por aquí, aunque tengamos que darte más días para poder presentar.
¡¡¡un abrazo a todos los que habéis participado, y los que habeis votado o simplemente leido!!! [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Muchas felicidades por ganar el premio. Tengo que decir que me olvidé de poner el final en el mío...pensaba que sí lo había enviado
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Tema: Re: III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011
III concurso de Relatos Breves de Todos los Foros/Noviembre 2011