Tema: Re: Tribuna abierta Lun Oct 23, 2023 3:41 pm
marapez escribió:
Diez hombres justos
Cuenta Jorge Luis Borges que en la tierra hay, y siempre habrá, treinta y seis hombres justos cuya misión es justificar el mundo ante Dios. Son los pilares secretos del universo, no sospechan que lo son, no se conocen entre sí, son muy pobres y, cuando uno de ellos muere, inmediatamente, de manera automática, otro de cualquier región del mundo toma su lugar. Es una antigua tradición judía, los Lamed Wufniks, que encuentra su par en la cultura árabe; en la filosofía sufí se reconoce con igual papel a los Ktubs, hombres perfectos por encima de hombres y de santos. En mi curiosidad queda que en árabe la palabra tiene la misma raíz trilátera de libro. Borges se remonta al capítulo dieciocho del libro del Génesis para buscar la raíz remota de la creencia, cuando el Señor dice que si encontrare diez hombres justos no destruiría la ciudad de Sodoma. El Señor no los encontró y eso que es omnisciente y ya se sabe de la ira y violencia del mencionado. Es solo una creencia. Albert Einstein, judío, dejó escrito que la “palabra Dios es la expresión, el producto de las debilidades humanas y, refiriéndose a la religión judía: la Biblia es una colección de leyendas venerables, pero bastantes primitivas”. Lo escribió en la 'Carta de Dios', en 1954, con gran revuelo, apenas unos años después de la creación del Estado de Israel. El Dios de Einstein era el Dios de Spinoza. Baruj Spinoza, judío sefardí, desde muy joven fue apartado por la autoridad talmúdica del seno de su familia religiosa en Holanda. Ninguno de los dos dejó nunca de ser judío, pertenecen al gran acervo de la cultura mundial, rica en personas judías creyentes o ateas. En las mismas creencias ateas podemos situar a José de Saramago por ver Israel de otra manera, todos grandes disidentes del pensamientos único. Hoy, seguramente, con la materia gris existente y dominante en nuestro mundo, tanto por judíos como gentiles, serían considerados como antisemitas. A Einstein, que no veía muy claro la necesidad de un Estado solo judío, y eso que se adhirió al primer sionismo, le ofrecieron incluso la presidencia del nuevo Estado de Israel que rechazó. Por razones obvias, nunca se lo hubieran ofrecido ni a Spinoza ni a Saramago. Lo cierto es que con la luz y lucidez mental de personas como las citadas y otras muchas, la humanidad no ha conseguido desprenderse de los fanatismos. Hamás es un movimiento islámico ultra, terrorista, que abraza el radicalismo del salafismo sunní; el Likud se abraza a la ultraortodoxia ultraderechista para gobernar su país a la berlinesa de los treinta y primeros cuarenta.
La ira ha caído sobre Gaza, sobre toda Gaza y todo el pueblo palestino, en Gaza o en Cisjordania. Las bombas caen sobre las mezquitas, la última la de Al Ansari en Cisjordania, sobre hospitales, como el cristiano Al Ahli, Batista, de Gaza, sobre la iglesia ortodoxa de San Porfirio. Sobre civiles y militares, mujeres, ancianos o niños, suníes moderados o radicales, chiíes, ateos y laicos, cristianos evangélicos, ortodoxos o católicos. En contra de toda disposición de derecho internacional, contra la Biblia, la Torá o los Evangelios. El Dios de la ira, la venganza, como en el Génesis, no ha encontrado tampoco ahora diez hombres justos en Gaza, y eso que es omnisciente; todos merecen el exterminio. Así lo ha predicado el presidente israelí Isaac Herzog. Ni siquiera el Dios de Netanyahu ha encontrado diez niños justos. Salam, Shalom para todos en nombre de su Dios.
Que terrible todo. Gracias por tu humanismo ,Mara.
Hamas y el sionismo son dos caras de la misma modena: se retroalimentan.
Pero ¡nadie se atreva a pedir por los inocentes!: te acusan de "filoterrorista"
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Tema: Re: Tribuna abierta Mar Oct 24, 2023 1:04 am
Lo mismo digo: muchas gracias por traer esto, marapez!!!
Laberinto
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Tema: Re: Tribuna abierta Dom Oct 29, 2023 11:45 am
La doctrina Lídice de Israel
Un niño maltratado tiene mayores posibilidades de emular el maltrato que sufrió cuando tiene posibilidad de ejecutarlo sobre alguien más débil si no se corrigen los traumas y se refuerzan los comportamientos negativos, violentos y agresivos. Ser víctima de violencia en la infancia aumenta el riesgo de convertirse en maltratador en el futuro. Lo que sirve para un menor, sirve para un Estado. Estamos asistiendo en tiempo real a una limpieza étnica dirigida por aquellos a quien apoyamos, damos soporte y armamos. Una estrategia de liquidación de todo un pueblo con, en el mejor de los casos, la cobardía por respuesta. Israel está haciendo aquello que aprendió con su sufrimiento y ahora ejecuta sobre el más débil. Israel tiene un nombre para lo que está haciendo en Gaza. Lo llama Doctrina Dahiya y consiste en el uso desproporcionado de la fuerza en represalia contra un enemigo en el que no se hace distinción entre objetivos militares y civiles en combates en terreno urbano. Se trata de lograr el mayor daño posible arrasando toda la población, repetir Dresde en Gaza, decía Moshe Feiglin, esta semana, líder del partido sionista Zehut. La Doctrina Dahiya tiene esa denominación por los planes que el Ejército de Israel tenía en 2008 después de haber arrasado el barrio libanés de Dahiya en el año 2006 durante el conflicto con Hezbollah y fue nombrada por Gadi Eizenkot, general de Israel que llegó a ser Jefe del Estado Mayor de la Defensa. La masacre contra la población civil que las potencias occidentales intentan justificar u obviar no es un error, ni una reacción contra Hamás por el ataque terrorista. Los crímenes de guerra de hoy son una continuación perfectamente planificada de un modo de combatir a sus adversarios. Un plan perfectamente orquestado de aniquilación del pueblo palestino. La Doctrina Dahiya es una forma de guerra institucionalizada, teorizada, y denunciada por el Informe Goldstone, tras la guerra en gaza de 2009, que tiene como objetivo usar a los niños como carnaza como una operación de represalia cruel y criminal, pero perfectamente planificada. Los niños no son un daño colateral, son el objetivo. No es una reacción visceral, es una estrategia perfectamente sistematizada. Un genocidio organizado e intelectualizado para hacer el mayor daño posible utilizando a los civiles inocentes y las infraestructuras educativas, sanitarias y humanitarias como un objetivo aceptable.
Ellos lo llaman Doctrina Dahiya, pero es una copia de aquella forma de actuar que una vez sufrieron. Lo que hace Israel en Gaza tendría mejor acople si la llamamos Doctrina Lídice porque cumple los preceptos fundamentales de la manera de actuar de las SS y la Gestapo en la región de Lídice, en la antigua Checoslovaquia, para vengar el asesinato de Reynhard Heydrich en Praga en junio de 1942. Reynhard Heydrich era el gobernador nazi de Bohemia y Moravia, dos regiones checoslovacas ocupadas por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Los nazis eran el ejército ocupante de un pueblo soberano. Jozef Gabčík y Jan Kubiš, dos partisanos checoslovacos, asesinaron al Heydrich cerca del castillo de Praga en un acto que los nazis calificaron de salvaje atentado terrorista. Los ocupantes siempre califican de terrorismo las acciones de resistencia. Tras la muerte de Heydrich se encomendó a Kurt Daluege, como nuevo gobernador ocupante de Bohemia y Moravia, una fiera operación de represalia contra todas las localidades donde se creía que habría “terroristas” partisanos. Las operaciones tuvieron especial relevancia en las poblaciones de Lezaky y en Lídice. En esta última población la destrucción fue total. Se puede decir que ejercieron la Doctrina Dahiya no haciendo ninguna distinción entre “terroristas” partisanos, población civil e infraestructuras ofensivas o civiles. El pueblo fue totalmente arrasado en represalia por el asesinato de Heydrich, desapareció, no quedó edificio en pie y se asesinó a toda la población de la localidad. En total fueron asesinadas 340 personas, algunas fusiladas en el momento y otras trasladadas a campos de concentración. Los nazis también argumentaron que acabaron con Lídice buscando “terroristas”. La Doctrina Lídice de venganza total se instauró, lo que hoy Israel llama Doctrina Dahiya. La misma justificación, la misma manera de aplicarla, diferentes víctimas y victimarios, pero con la misma lógica. La Unión Europea y los países occidentales más atrevidos con Israel solo se han dignado a pedir un alto el fuego y a pedir a Israel que el derecho a la legítima defensa, que no asiste a un país ocupante en un territorio ocupado, esté dentro del derecho internacional como si ya no hubiera cometido crímenes de guerra de manera soberbia y reconocida. No es necesario hacer muchas investigaciones cuando Israel se vanagloria de estar efectuando un sitio sobre Gaza. Pero es que además su manera de actuar es un plan medido, meditado y perfectamente sincronizado que lleva ejecutando desde hace décadas con el conocimiento de todos y que no han tenido ningún apuro en relatar, dejar escrito en sus planes de actuación militar y política y que ha sido denunciado por los organismos internacionales humanitarios desde el final de la guerra de 2006. La frialdad del plan de exterminio nazi y de las actuaciones de represalia de las SS y la Gestapo tenía una de sus tétricas fortalezas en su ejecutoria, en lo perfectamente planificado y teorizado de su manera de actuar a la hora de realizar el genocidio. La Doctrina Lídice y la Doctrina Dahiya son dos ejemplos marco que son perfectamente aplicables a lo que Israel está haciendo en Gaza y que ha copiado de los que fueron sus victimarios. Un plan perfecto genocida.
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Tema: Re: Tribuna abierta Dom Oct 29, 2023 11:58 pm
Siempre traes artículos interesantes que reflejan la dura realidad...y además muy bien escritos!!!
Gracias, marapez!
Laberinto
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Tema: Re: Tribuna abierta Lun Oct 30, 2023 10:17 am
Laberinto escribió:
Siempre traes artículos interesantes que reflejan la dura realidad...y además muy bien escritos!!!
Gracias, marapez!
Laberinto
No es mérito mio... bebo de buenas fuentes. Gracias.
Manué V.I.P.
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Tema: Re: Tribuna abierta Miér Nov 01, 2023 10:07 am
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Tema: Re: Tribuna abierta Miér Nov 08, 2023 11:50 pm
La vergüenza tiene ideología
Pablo Motos dijo esta semana en El Hormiguero que sentía vergüenza de ser español por primera vez en su vida por la ley de amnistía. Lo cierto es que sentí mucha empatía con esa afirmación de sentir vergüenza por algo que no has hecho tú, porque es algo que me ha acompañado en muchas ocasiones a lo largo de mi vida escuchando algunos discursos. La afirmación me llevó a reflexionar sobre la subjetividad de la vergüenza como elemento central de la ideología en una época en la que la emoción prevalece sobre la razón a la hora de mover los discursos políticos. No entendí demasiado las críticas a Pablo Motos porque fue una demostración emocional de su ideología y se agradecen estos reconocimientos sinceros de la matriz de pensamiento que todos tenemos. No es criticable la sensación de vergüenza porque es una emoción que no se puede controlar, lo que hay que valorar es cómo y por qué se pueden sentir vergüenza, asco u orgullo. Es decir, cuál es el sustrato hegemónico y cultural que lleva a alguien a sentir vergüenza de ser español por primera vez en su vida. Por qué ahora y por qué no antes. Cuál es la línea roja traspasada que hace sentir pudor a una persona por su origen que nunca antes se haya sobrepasado. Los procesos identitarios llevan asociados una serie de valores y componentes que conforman esa misma identidad. La vergüenza es una emoción, un sentimiento, una sensación de oprobio ante el maltrato a la propia identidad. Para avergonzarse de ser español se tiene que asociar a la identidad unos valores con los que se sienta concernido e identificado. Es decir, si se siente vergüenza por sentirse español es porque alguien ha maltratado esos valores que se identifican con la idea de España y que han sido mutados hasta transformarse en la idea de España que el avergonzado tiene de su país. Es comprensible que alguien que se vincule con una idea de España próxima al nacionalismo se sienta violentado con una prebenda a los nacionalistas catalanes de modo que por primera vez le lleve a sentir vergüenza de lo que antes le hacía sentir orgullo. La vergüenza sobre la aprobación de la ley de amnistía parece venir identificada por el hecho de que todos los españoles dejamos de ser iguales ante la ley, pero al ser la primera vez que a alguien le ocurre entenderíamos que el hecho se ha producido por primera vez en España y por ende, esa novedad pervierte los valores de España. La lógica dictaría un imperativo categórico de ineludible cumplimiento para quien se sienta avergonzado por el hecho de que no haya igualdad entre españoles. No cabe otra cosa que haber sentido esa emoción de vergüenza cuando el emérito fue exonerado de toda culpa por su condición de rey después de haber reconocido tener una fortuna fuera de España con prácticas ilegales, de haber desviado fondos a sus cuentas u de haber sido librado de la fiscalía de los delitos de evasión fiscal. Pero no, por alguna extraña razón eso no provocó vergüenza.
Sentir vergüenza es una emoción humana y por qué la sentimos es lo que define nuestra sensibilidad política, emocional y cultural. Se puede sentir vergüenza por haber dejado que en Madrid más de 7.000 ancianos fueran abandonados en las residencias para morir sin atención hospitalaria mientras aquellos con seguro privado tenían la oportunidad de salvarse o morir con menos sufrimiento y agonía. Pero es cierto que eso puede no haberte hecho sentir vergüenza y sí que Carles Puigdemont pueda volver a España sin ser juzgado por malversación. España ha tenido momentos que hicieron sentir vergüenza a muchos españoles de una gravedad mucho mayor que el perdón de unos delitos leves en el marco de una negociación. La participación de España en la guerra de Irak, las mentiras del PP después del 11M, la corrupción sistemática de la derecha durante décadas, la participación del Estado y el PSOE en el terrorismo de los GAL, la muerte de cientos de inmigrantes en las vallas de Melilla y en el mar Mediterráneo, la muerte de miles de pacientes esperando un tratamiento contra la hepatitis, la pervivencia de los símbolos que exaltan la dictadura, la permanencia de miles de cadáveres de españoles en las cunetas, los indultos a los policías condenados por torturas, los miles de desahucios a personas sin recursos. Se puede sentir vergüenza por ser español por primera vez en la vida por una ley de amnistía. Es una emoción subjetiva que hay que comprender, pero sí es cuestionable por qué no se ha sentido vergüenza en todos estos años cuando se han producido infinidad de actos, hechos y actuaciones que han podido llevar a movernos la víscera. La vergüenza es un sentimiento profundo que a lo largo de la historia ha movido a muchos intelectuales a mostrarla como la más pura emoción política vinculada a una identidad presente y perdida. Decía Bertolt Brecht en su poema sobre la Alemania de 1933: “Hablen otros de su vergüenza. Yo hablo de la mía. Los discursos que salen de tu casa producen risa”. El qué provoca esa vergüenza es lo que muestra la diferencia entre una emoción sincera o cuándo nace del más profundo privilegio. En un mundo como el actual en el que todo esta interrelacionado y se está produciendo un genocidio sobre el pueblo palestino hay motivos para sentir vergüenza sobre el silencio, la complicidad o la indiferencia del papel de nuestra sociedad y nuestro país con el crimen sistemático de menores y la aniquilación de todo un pueblo. Pero lógicamente puedes no sentir vergüenza por eso y sí porque cuando sales de viaje al extranjero alguien te pregunte por Puigdemont. Eso es en sí mismo un marcador de clase y prioridades que enseña cuál es la hegemonía ideológica predominante de una determinada y específica España avergonzada. La vergüenza también tiene ideología y en ocasiones la ajena conduce al bochorno.
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Tema: Re: Tribuna abierta Jue Nov 09, 2023 8:16 am
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Tema: Re: Tribuna abierta Jue Nov 09, 2023 12:30 pm
marapez escribió:
La vergüenza tiene ideología
Pablo Motos dijo esta semana en El Hormiguero que sentía vergüenza de ser español por primera vez en su vida por la ley de amnistía. Lo cierto es que sentí mucha empatía con esa afirmación de sentir vergüenza por algo que no has hecho tú, porque es algo que me ha acompañado en muchas ocasiones a lo largo de mi vida escuchando algunos discursos. La afirmación me llevó a reflexionar sobre la subjetividad de la vergüenza como elemento central de la ideología en una época en la que la emoción prevalece sobre la razón a la hora de mover los discursos políticos. No entendí demasiado las críticas a Pablo Motos porque fue una demostración emocional de su ideología y se agradecen estos reconocimientos sinceros de la matriz de pensamiento que todos tenemos. No es criticable la sensación de vergüenza porque es una emoción que no se puede controlar, lo que hay que valorar es cómo y por qué se pueden sentir vergüenza, asco u orgullo. Es decir, cuál es el sustrato hegemónico y cultural que lleva a alguien a sentir vergüenza de ser español por primera vez en su vida. Por qué ahora y por qué no antes. Cuál es la línea roja traspasada que hace sentir pudor a una persona por su origen que nunca antes se haya sobrepasado. Los procesos identitarios llevan asociados una serie de valores y componentes que conforman esa misma identidad. La vergüenza es una emoción, un sentimiento, una sensación de oprobio ante el maltrato a la propia identidad. Para avergonzarse de ser español se tiene que asociar a la identidad unos valores con los que se sienta concernido e identificado. Es decir, si se siente vergüenza por sentirse español es porque alguien ha maltratado esos valores que se identifican con la idea de España y que han sido mutados hasta transformarse en la idea de España que el avergonzado tiene de su país. Es comprensible que alguien que se vincule con una idea de España próxima al nacionalismo se sienta violentado con una prebenda a los nacionalistas catalanes de modo que por primera vez le lleve a sentir vergüenza de lo que antes le hacía sentir orgullo. La vergüenza sobre la aprobación de la ley de amnistía parece venir identificada por el hecho de que todos los españoles dejamos de ser iguales ante la ley, pero al ser la primera vez que a alguien le ocurre entenderíamos que el hecho se ha producido por primera vez en España y por ende, esa novedad pervierte los valores de España. La lógica dictaría un imperativo categórico de ineludible cumplimiento para quien se sienta avergonzado por el hecho de que no haya igualdad entre españoles. No cabe otra cosa que haber sentido esa emoción de vergüenza cuando el emérito fue exonerado de toda culpa por su condición de rey después de haber reconocido tener una fortuna fuera de España con prácticas ilegales, de haber desviado fondos a sus cuentas u de haber sido librado de la fiscalía de los delitos de evasión fiscal. Pero no, por alguna extraña razón eso no provocó vergüenza.
Sentir vergüenza es una emoción humana y por qué la sentimos es lo que define nuestra sensibilidad política, emocional y cultural. Se puede sentir vergüenza por haber dejado que en Madrid más de 7.000 ancianos fueran abandonados en las residencias para morir sin atención hospitalaria mientras aquellos con seguro privado tenían la oportunidad de salvarse o morir con menos sufrimiento y agonía. Pero es cierto que eso puede no haberte hecho sentir vergüenza y sí que Carles Puigdemont pueda volver a España sin ser juzgado por malversación. España ha tenido momentos que hicieron sentir vergüenza a muchos españoles de una gravedad mucho mayor que el perdón de unos delitos leves en el marco de una negociación. La participación de España en la guerra de Irak, las mentiras del PP después del 11M, la corrupción sistemática de la derecha durante décadas, la participación del Estado y el PSOE en el terrorismo de los GAL, la muerte de cientos de inmigrantes en las vallas de Melilla y en el mar Mediterráneo, la muerte de miles de pacientes esperando un tratamiento contra la hepatitis, la pervivencia de los símbolos que exaltan la dictadura, la permanencia de miles de cadáveres de españoles en las cunetas, los indultos a los policías condenados por torturas, los miles de desahucios a personas sin recursos. Se puede sentir vergüenza por ser español por primera vez en la vida por una ley de amnistía. Es una emoción subjetiva que hay que comprender, pero sí es cuestionable por qué no se ha sentido vergüenza en todos estos años cuando se han producido infinidad de actos, hechos y actuaciones que han podido llevar a movernos la víscera. La vergüenza es un sentimiento profundo que a lo largo de la historia ha movido a muchos intelectuales a mostrarla como la más pura emoción política vinculada a una identidad presente y perdida. Decía Bertolt Brecht en su poema sobre la Alemania de 1933: “Hablen otros de su vergüenza. Yo hablo de la mía. Los discursos que salen de tu casa producen risa”. El qué provoca esa vergüenza es lo que muestra la diferencia entre una emoción sincera o cuándo nace del más profundo privilegio. En un mundo como el actual en el que todo esta interrelacionado y se está produciendo un genocidio sobre el pueblo palestino hay motivos para sentir vergüenza sobre el silencio, la complicidad o la indiferencia del papel de nuestra sociedad y nuestro país con el crimen sistemático de menores y la aniquilación de todo un pueblo. Pero lógicamente puedes no sentir vergüenza por eso y sí porque cuando sales de viaje al extranjero alguien te pregunte por Puigdemont. Eso es en sí mismo un marcador de clase y prioridades que enseña cuál es la hegemonía ideológica predominante de una determinada y específica España avergonzada. La vergüenza también tiene ideología y en ocasiones la ajena conduce al bochorno.
(...) pero sí es cuestionable por qué no se ha sentido vergüenza en todos estos años cuando se han producido infinidad de actos, hechos y actuaciones que han podido llevar a movernos la víscera. (...)
Pues eso...
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Tema: Re: Tribuna abierta Vie Nov 10, 2023 12:35 am
Avanzando sobre brasas
Entre tanto grito y denuesto, hay algo indiscutible y decisivo: que la izquierda conserva el poder político y que la derecha ha sido derrotada. Si el Tribunal Constitucional convalida el pacto al que han llegado el PSOE y Junts, y para saber eso habrán de pasar unos cuantos meses, esa realidad política mandará sobre todo lo demás, está mandando ya en el panorama, más allá de las descalificaciones. La única pregunta básica que queda por contestar es qué terminará por hacer la derecha, cuando su discurso tremendista se agote por inanición, que terminará agotándose. Para un observador mínimamente desapasionado, y la opinión generalizada de la prensa extranjera seria así lo confirma, las cosas han ocurrido tal y como tenían que ocurrir. El 23 de julio el PP no obtuvo los escaños necesarios para gobernar. Y el PSOE ha sido capaz de aunar a los partidos que sí sumaban una mayoría. Que lo haya hecho a cambio de concesiones es algo normal en la política democrática. Junts ha aprovechado el valor estratégico de sus siete escaños para obtener la amnistía para las consecuencias penales del procés. Es un precio alto. Porque desautoriza toda la política que la derecha y una judicatura no precisamente imparcial han aplicado contra el independentismo y el catalanismo desde hace más de una década. Pero había que pagarlo si se quería gobernar, que es la tarea prioritaria de cualquier partido que se precie. Pedro Sánchez ha asumido con valentía política ese reto y hasta los que hoy le llaman de todo saben que, en política, hacer eso y que salga bien, es ganar. Los que han perdido, el PP, van a tratar de arruinarle esa victoria. Recurriendo a lo que sea, como ya han hecho en los últimos días. Lo cual tampoco es una sorpresa, pues la oposición sin límites ni prejuicios democráticos ha sido la tónica de la actuación de la derecha desde el momento en que el PSOE llegó al poder en 2018. Pero esos cinco años, que tuvieron sus momentos inquietantes, demuestran que quien tiene el poder puede aguantar esa tormenta si sabe navegar adecuadamente. Para abordar con un cierto optimismo el tiempo que viene, la izquierda cuenta con dos elementos a su favor: uno, que Junts y Esquerra han renunciado a la acción unilateral independentista a cambio de la amnistía. Sánchez inicia su tercer mandato sabiendo que Cataluña no va a ser un factor que arruine cualquiera de sus proyectos. Y ese es un activo decisivo no sólo para la estabilidad sino también para trazar con una mínima tranquilidad su política. Los que dicen que Sánchez ha cedido todo con tal de seguir en La Moncloa ocultan que Puigdemont ha aceptado que su eventual referendo se haga dentro de la Constitución y en un plazo que puede ser muy largo. Y ese es un punto del acuerdo del jueves tan decisivo como el de la amnistía. El segundo activo a favor del futuro gobierno de izquierdas es la situación de la derecha. Que no es precisamente muy halagüeña, a pesar de la fuerza con que grita y denuncia. Porque tiene a su cabeza a un líder que no sólo ha dejado pasar la oportunidad electoral del 23 de julio –y eso terminará costándole la cabeza–, porque sus divisiones internas aparecen cada día más claramente a la luz del día, porque su pugna con Vox no decae, sino que se intensifica y porque no propone nada que no sea la crítica cada vez más histérica a la izquierda. En el PP tiene que pasar algo para que pueda rentabilizar el gran capital político del que sigue disponiendo: entre otras cosas, el mando en buena parte de las comunidades autónomas y grandes ayuntamientos, así como una fuerza electoral enorme. Y ese algo no puede ser que José María Aznar se haga de nuevo con las riendas del partido, tal y como se ha visto que ha hecho en las últimas semanas, dejando a Alberto Núñez Feijoo con cara de acólito obediente. Mientras la derecha sólo sea capaz de gritar, muchas veces siguiendo el camino que le marcan sus medios de comunicación, lo cual es otra aberración sin sentido, no conseguirá batir a la izquierda y a sus socios de la España periférica, a los que siguen fielmente millones de ciudadanos… españoles. La tentación de un golpe antidemocrático que permita superar esa dinámica infernal para la derecha debe circular por algunas mentes. Pero no hay condiciones para que algo de ese tipo se produzca. Ni técnicas, ni ambientales. Las fuerzas armadas parecen estar muy firmemente bajo control democrático y aunque puede que la situación no sea la misma en las de orden público y seguridad, con la Guardia Civil y la Policía Nacional solas no se da un golpe de estado.
Pero, más allá de eso, el ambiente general es muy estable, tranquilo incluso, aunque unas minorías griten mucho y aunque las concesiones a los catalanes irriten a tantos españoles. La economía no va mal, hay empleo y los salarios, aunque sigan siendo más bajos que los de los países europeos más ricos, no se han hundido, sino que crecen algo. Y la diplomacia española se está moviendo bien, alejando las tensiones, dentro de lo posible. Hasta parece que Argelia quiere hacer las paces, sin que Madrid se haya distanciado de Rabat. Preparémonos por tanto para que el follón siga en las semanas y hasta los meses que vienen. Porque la derecha no puede hacer otra cosa más que armarlo. Y no digamos Vox. Pero algún día ese temporal empezará a amainar.
Tema: Re: Tribuna abierta Dom Nov 12, 2023 4:15 am
La extraña dictadura
El pasado miércoles me desperté paralizada por una sensación de catástrofe. Como en ‘La Metamorfosis’, estaba en mi cuerpo sin estar, prisionera en una telaraña de inquietud. No en vano acabábamos de entrar en una dictadura. ¿Qué me pongo? Pensé. ¿Ropa fúnebre? Decidí vestir de negro preventivamente, pero salí a la calle y la gente charlaba animada y vestía colorida, como si nada estuviese pasando. Entré en el supermercado y había un considerable abastecimiento en las estanterías, aunque vi un par de botellas de aceite con una alarma puesta. Abrí Twitter. Escribí el nombre del dictador en el buscador. Enseguida me aparecieron variados improperios dirigidos a su persona: traidor, rata, hijo de puta, sinvergüenza, golpista, liquidador de España, pedazo de criminal. También leí cosas como “Si queréis guerra tendréis guerra”, “Eres el responsable de cada agresión que se lleve un socialista en cada rincón de España”, “Tus hijas no te perdonarán esto que has hecho”, “El pueblo te va a enseñar a la fuerza lo que es una democracia”, “Te vamos a perseguir”, “Vas a dormir en la cárcel y vas a recibir lo que mereces”. En los medios de comunicación también se despachaban a gusto contra él. En tertulias, el columnas, incluso en programas de humor y entretenimiento. Solo los del tiempo se mantenían al margen, aunque no por las altas presiones. Al llegar al trabajo no me encontré una foto del dictador colgada en la pared, tal y como suponía. Pregunté y nadie de mi entorno había prendido una imagen suya en el lugar más visible de la casa, para que nadie dudase de su fidelidad. Ni siquiera en los colegios. Ni siquiera un busto en la plaza mayor de algún pueblo. Ni siquiera una pequeña estatua ecuestre. Al regresar del trabajo me crucé con unos manifestantes camino de Ferraz. Proferían, nuevamente, cánticos exaltados contra el dictador, del estilo de los que había leído en Twitter. Nadie les pidió que se identificasen. No hubo detenciones. En un momento de la turba, dos de los manifestantes comenzaron a mentar a la anterior dictadura, que al parecer sí gozaba de su reconocimiento, no solo privado, también público. Ahora estoy en Portugal de viaje y nadie habla del tema. “¿Españoles?” Nos preguntaron ayer. “Sí”, respondimos. “Pues tenéis la carta en español”, replicaron. Eso fue todo. Ni un breve comentario sobre el ocaso de nuestra democracia. Nada de solidaridad fronteriza. ¿Asilo? Por supuesto que no. Nada de nada. Bien es cierto que no tengo experiencia previa con dictaduras, pero todo resulta bastante sorprendente. Qué dictadura más extraña. Dictadura. Pedro Sánchez está haciendo entrar una dictadura por la puerta de atrás. Nos han colado una dictadura. Dictadura.
La banalización del lenguaje esta última semana no solo está siendo hiperbólica e histérica, también peligrosa. Porque hay palabras que no solo funcionan como herramientas para ensamblar posiciones políticas, sino que también son blandidas como señuelos. Es una frivolidad condenar la violencia cuando estás amparándola, si no incitándola, con tu discurso. La retórica tiene consecuencias directas. Siempre. Y cuando utilizas la ira para encender una mecha, la explosión es casi inevitable. Ni desaparece el Estado de derecho, ni hemos entrado en una dictadura tras el acuerdo de gobierno, ni todos los manifestantes o personas contrarias a la amnistía son fachas. Tal es la escalada verbal que ya casi ni sorprendieron las acusaciones directas al PSOE tras el disparo a Alejo Vidal-Quadras. Bah, una más. Seguramente resulte hasta tierno pedirle a algunos políticos un uso responsable de las palabras. Pero aquí queda el intento. Soy una idealista, qué le vamos a hacer. Ahora a ver si consigo volver de Portugal con España desmoronándose.
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marapez V.I.P.
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Tema: Re: Tribuna abierta Dom Nov 12, 2023 11:44 pm
Convencer a los propios
Me propuse no analizar todo lo que rodea a la amnistía hasta conocer la literalidad de su contenido, y pienso cumplir mi propósito. Puede parecer una obviedad, pero viendo el tsunami de posicionamientos públicos que llenan los medios de comunicación, quizá no lo sea tanto.
Ante la imposibilidad de poder diseccionar un texto que no se conoce, sí conviene, teniendo en cuenta la trascendencia del asunto, hacerse las dos preguntas básicas, el por qué y el para qué. La primera la resolvió Pedro Sánchez ante su Comité Federal hace unos días: porque el gobierno de coalición progresista necesita los votos de los independentistas catalanes. Hay quien le ha agradecido la sinceridad, a mí me hubiera gustado oír algo más elaborado. En cualquiera de los casos, el gran interrogante sigue pendiente, y no es baladí, porque será con arreglo a esa respuesta como habrá que valorar la proposición de ley. Es decir, si sirve para cumplir su cometido o no.
El porqué y el para qué se suelen confundir, pero son muy distintos. El primero aduce las razones que llevan a hacer o no hacer algo. El segundo, sin embargo, señala el sitio al que se quiere llegar. A veces coinciden, pero no siempre. De las declaraciones de los principales líderes socialistas y de Sumar se desprende que el para qué es algo más que alcanzar la investidura, y tiene que ver con un proceso de reencuentro y reconciliación entre catalanes y con los catalanes. Esta es, a mi juicio, la parte del discurso que unos y otros deberían haberse esforzado en explicar poniendo las luces largas en lugar de enredarse en las tribulaciones del corto plazo que, pese al apagón informativo, se acaban filtrando. Se podrá pensar que esto no ayudaría a convencer a los sectores más contrarios a la medida, fundamentalmente la parte más conservadora de la sociedad española, y es posible que así sea. Sin embargo, podría ser fundamental para convencer a los propios, a ese plural y diverso espacio progresista que puede estar dispuesto al perdón, borrón y cuenta nueva, si tiene claro para qué. Si de lo que se trata es de iniciar un proceso de renovación del pacto territorial en España donde las diversas posiciones encuentren acomodo y legitimidad democrática, debe explicarse con nitidez, de manera que las dudas que van surgiendo conforme se van conociendo algunos contenidos de la negociación puedan contenerse en un bien superior, el de la convivencia y el fin de una etapa plagada de errores políticos. Las cesiones de unos y otros serán las que llevarán a valorar si, en efecto, el acuerdo sirve para tal fin. Ese encaje no puede incluir la unilateralidad y debe suponer la reinserción de Junts en la vida política española (ERC ya lo está). Si no se es capaz de hacer entender esto, cualquier extremo del acuerdo, máxime si se confirman elementos importantes como el alcance de quienes serían amnistiados o la condonación de la deuda del FLA, puede derivar en dudas, incredulidad o desencuentros entre la amplia variedad de posiciones progresistas. Los sectores más conservadores están ya mostrando su estrategia de oposición política dura y tenaz en las movilizaciones en la calle —como ha hecho Aznar llamando a una movilización general— y de pulso institucional en el Senado, en las comunidades autónomas y los ayuntamientos donde gobiernan. No es casualidad que esta movilización coincida, en el tiempo y en los contenidos, con el posicionamiento —sin conocer la proposición de Ley, y por tanto de evidente carácter político— de ocho vocales del CGPJ, así como la apertura de juicio oral a doce miembros de los CDR por parte de la Audiencia Nacional, y el informe de la Guardia Civil señalando a Marta Rovira como cabecilla de Tsunami Democratic. En este contexto, quienes aspiran a formar un gobierno progresista necesitan que sus votantes entiendan el para qué de una decisión de este calado, de tal forma que pueda merecer la pena correr el riesgo. Si se conforman con los aplastantes resultados de las consultas internas donde participa poco más de la mitad de la militancia contestando a preguntas que callan más de lo que dicen, es que quizá no se es consciente de la trascendencia de la decisión. Si creen que la investidura de Sánchez es un objetivo estratégico en sí mismo y que con ello todo ha de quedar resuelto, tienen muchas posibilidades de encontrarse muy pronto con que el ansiado gobierno de progreso nace con los pies de barro, minado de antemano por las exigencias sin fin, los exabruptos y las salidas de tono de unos socios y compañeros de viaje que se han multiplicado y que nadie sabe por dónde saldrán en el inmediato futuro.
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Tema: Re: Tribuna abierta Lun Nov 13, 2023 1:00 am
marapez escribió:
La extraña dictadura
El pasado miércoles me desperté paralizada por una sensación de catástrofe. Como en ‘La Metamorfosis’, estaba en mi cuerpo sin estar, prisionera en una telaraña de inquietud. No en vano acabábamos de entrar en una dictadura. ¿Qué me pongo? Pensé. ¿Ropa fúnebre? Decidí vestir de negro preventivamente, pero salí a la calle y la gente charlaba animada y vestía colorida, como si nada estuviese pasando. Entré en el supermercado y había un considerable abastecimiento en las estanterías, aunque vi un par de botellas de aceite con una alarma puesta. Abrí Twitter. Escribí el nombre del dictador en el buscador. Enseguida me aparecieron variados improperios dirigidos a su persona: traidor, rata, hijo de puta, sinvergüenza, golpista, liquidador de España, pedazo de criminal. También leí cosas como “Si queréis guerra tendréis guerra”, “Eres el responsable de cada agresión que se lleve un socialista en cada rincón de España”, “Tus hijas no te perdonarán esto que has hecho”, “El pueblo te va a enseñar a la fuerza lo que es una democracia”, “Te vamos a perseguir”, “Vas a dormir en la cárcel y vas a recibir lo que mereces”. En los medios de comunicación también se despachaban a gusto contra él. En tertulias, el columnas, incluso en programas de humor y entretenimiento. Solo los del tiempo se mantenían al margen, aunque no por las altas presiones. Al llegar al trabajo no me encontré una foto del dictador colgada en la pared, tal y como suponía. Pregunté y nadie de mi entorno había prendido una imagen suya en el lugar más visible de la casa, para que nadie dudase de su fidelidad. Ni siquiera en los colegios. Ni siquiera un busto en la plaza mayor de algún pueblo. Ni siquiera una pequeña estatua ecuestre. Al regresar del trabajo me crucé con unos manifestantes camino de Ferraz. Proferían, nuevamente, cánticos exaltados contra el dictador, del estilo de los que había leído en Twitter. Nadie les pidió que se identificasen. No hubo detenciones. En un momento de la turba, dos de los manifestantes comenzaron a mentar a la anterior dictadura, que al parecer sí gozaba de su reconocimiento, no solo privado, también público. Ahora estoy en Portugal de viaje y nadie habla del tema. “¿Españoles?” Nos preguntaron ayer. “Sí”, respondimos. “Pues tenéis la carta en español”, replicaron. Eso fue todo. Ni un breve comentario sobre el ocaso de nuestra democracia. Nada de solidaridad fronteriza. ¿Asilo? Por supuesto que no. Nada de nada. Bien es cierto que no tengo experiencia previa con dictaduras, pero todo resulta bastante sorprendente. Qué dictadura más extraña. Dictadura. Pedro Sánchez está haciendo entrar una dictadura por la puerta de atrás. Nos han colado una dictadura. Dictadura.
La banalización del lenguaje esta última semana no solo está siendo hiperbólica e histérica, también peligrosa. Porque hay palabras que no solo funcionan como herramientas para ensamblar posiciones políticas, sino que también son blandidas como señuelos. Es una frivolidad condenar la violencia cuando estás amparándola, si no incitándola, con tu discurso. La retórica tiene consecuencias directas. Siempre. Y cuando utilizas la ira para encender una mecha, la explosión es casi inevitable. Ni desaparece el Estado de derecho, ni hemos entrado en una dictadura tras el acuerdo de gobierno, ni todos los manifestantes o personas contrarias a la amnistía son fachas. Tal es la escalada verbal que ya casi ni sorprendieron las acusaciones directas al PSOE tras el disparo a Alejo Vidal-Quadras. Bah, una más. Seguramente resulte hasta tierno pedirle a algunos políticos un uso responsable de las palabras. Pero aquí queda el intento. Soy una idealista, qué le vamos a hacer. Ahora a ver si consigo volver de Portugal con España desmoronándose.
Lo voy a copiar para ponerlo en el frigorífico...muy bueno y además divertido!!
Gracias, marapez!
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Tema: Re: Tribuna abierta Mar Nov 14, 2023 2:58 am
España es una democracia y la ley de amnistía así lo confirma
“Desde el año 1978, España cuenta con un texto constitucional homologable al de los países de nuestro entorno, que garantiza los derechos fundamentales y preserva los derechos ideológicos”, dice el preámbulo de esa ley de amnistía de la que tanto se ha opinado sin saber. “España se caracteriza por ser una democracia y un Estado de derecho, en el que el principio de legalidad, el principio democrático y el respeto a los derechos fundamentales se configuran como pilares esenciales”, afirma también la ley, que ha desvelado en exclusiva elDiario.es. España es una democracia. Desde 1978. Y esto también lo afirman los 178 diputados que respaldan esta amnistía y sus respectivos partidos. También los independentistas de Junts y ERC. La “ley orgánica de amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña” ya ha llegado al Congreso. Al fin se conoce en su literalidad. Y quienes argumentaban –sin haberla leído– que los independentistas han “impuesto su relato”, quienes decían que su redacción sería “una humillación al Estado”, quienes aseguraban que la ley “negaría que España es una democracia”, van a tener que revisar su posición, al menos si quieren mantener una mínima coherencia intelectual. No era cierto que la amnistía asumiría que España no es un Estado de derecho, o que la Justicia no es independiente, o que cuestionaría la actuación de los policías y jueces que intentaron frenar al independentismo. Más bien al contrario. Se reivindica su función. Esta ley de amnistía supone de facto el punto final al procés. Pero no solo por el perdón de los delitos –que igualmente afecta a los policías procesados penalmente por las cargas del 1 de octubre–. También por el reconocimiento, por parte de los partidos independentistas, de que España es una democracia. También por la puesta en marcha de una vía de diálogo, que es exactamente lo contrario a la vía unilateral. El preámbulo de la ley no solo supone una reivindicación de la democracia española y de su Constitución. También da los argumentos de por qué esta ley no está reñida ni con la democracia, ni con la Constitución, citando los precedentes en España y en otros países europeos de una medida así. Es un texto que, además de como preámbulo, también sirve de respuesta ante el recurso de inconstitucionalidad que sin duda presentará el PP. Aprobar esta amnistía para “abordar una situación excepcional en pro del interés general” es “una decisión política” –recalca la ley– “adoptada bajo el principio de justicia en el entendimiento de que los instrumentos con los que cuenta un Estado de derecho no son, ni deben ser, inamovibles; toda vez que es el Derecho el que está al servicio de la sociedad y no al contrario”. La ley también recuerda otra obviedad: que es el Parlamento quien legisla, no el Poder Judicial. “Las Cortes Generales, en las que está representado todo el pueblo español, titular de la soberanía nacional”. Con el único límite de la Constitución, es este Parlamento soberano quien dice qué es delito y qué no lo es. O como reza el preámbulo: “Quien se halla legitimado para tipificar o destipificar una determinada conducta se le reconoce, en lógica consecuencia, la facultad de amnistiar esos mismos hechos sin otros límites que los que directamente dimanen de la Constitución”. La ley se compone de 16 artículos, dos disposiciones adicionales y una disposición final. Algunas claves importantes: 1. La amnistía se circunscribe al procés. A pesar de lo mucho que se ha publicado, no parece que pueda beneficiar ni a Laura Borràs ni a los Pujol. Todo se limita a los procesos penales relacionados con las consultas del 9 de noviembre de 2014 y del 1 de octubre de 2017. Pero en ella se incluyen las derivadas más directas: los delitos de “usurpación de funciones públicas o de malversación” que se cometieron para la organización de estos referéndums inconstitucionales, los “actos de desobediencia”, o de “prevaricación”, los “actos de desconsideración o crítica contra las autoridades y funcionarios públicos” o las “actuaciones policiales” que intentaron frenar el procés. 2. La amnistía sí cubrirá el famoso caso que afecta a Josep Lluís Alay, jefe de la oficina de Puigdemont, procesado por malversación al gastar 4.580 para asistir a un referéndum de autodeterminación en Nueva Caledonia. O al exconseller Miquel Buch, por facilitar un escolta –también condenado– a Carles Puigdemont. La clave está en el último párrafo del artículo 1-A, que amnistía “aquellos actos vinculados directa o indirectamente al denominado proceso independentista” y realizados por quienes “hubieran prestado asistencia, colaboración, asesoramiento de cualquier tipo, representación, protección o seguridad” de los responsables del procés. 3. La amnistía, en teoría, también servirá para los acusados de terrorismo por el juez Manuel García Castellón: las protestas de tsunami, que bloquearon la AP7 o el aeropuerto de El Prat. El artículo 2 excluye de la amnistía “los actos tipificados como delitos de terrorismo” –los tratados internacionales no permiten amnistiar estos delitos–. Pero el punto 2.C acota este terrorismo a “las conductas descritas en el artículo 3 de la Directiva (UE) 2017/541 del Parlamento Europeo y del Consejo de 15 de marzo de 2017”. ¿Y qué es terrorismo para esta directiva europea?: “Atentados”, “secuestros”, “destrucciones masivas de instalaciones”, “tenencia o fabricación de explosivos”... Una larga lista de delitos donde las protestas en aeropuertos o los cortes de carreteras no están. 4. La amnistía también perdona a los policías procesados por las cargas del 1 de octubre, 73 en total. Los tribunales tendrán que decidir si también amnistía a los que provocaron la pérdida de un ojo de un manifestante por pelotas de goma. Aunque la ley excluye a quienes provocaran “la pérdida o inutilidad de un órgano”, solo cuenta para “actos dolosos”. Es decir: intencionados. Lo que en la práctica supondrá que estos policías también serán amnistiados, salvo que se demuestre que actuaron en las cargas con la intención de mutilar. La acotación de “actos dolosos” también excluye como víctima del terrorismo a ese turista francés que falleció de un infarto durante las protestas en el aeropuerto de El Prat. Por lo que incluso si la Justicia considerase como probado que su muerte fue consecuencia de las protestas –algo que no parece, por lo que explicaron los servicios de urgencias– los manifestantes también serían amnistiados porque sin duda su intención no era provocar a nadie un infarto. 5. La ley de amnistía (artículo 4) también complica el margen de maniobra del Tribunal Supremo para rebelarse contra la norma. Porque de forma explícita obliga a todos los juzgados a retirar todas las euroórdenes y todos los procesos judiciales, incluso si presentan un recurso de inconstitucionalidad o una cuestión prejudicial. Dichos recursos no servirán para retrasar la aplicación de la amnistía. 6. La amnistía no obliga al Estado a devolver todas las indemnizaciones y multas que los independentistas ya han pagado por el procés, especialmente al Tribunal de Cuentas. 7. Los funcionarios que hubieran perdido sus plazas por alguno de estos delitos amnistiados –también las cargas policiales– las recuperarán. Pero no recibirán indemnizaciones por el tiempo en que no han cobrado su sueldo. 8. La ley detalla a conciencia cómo tendrán que proceder todos los juzgados implicados. Cumplir con la amnistía será “preferente y urgente”; no podrán tardar más de dos meses en aplicarla desde que entre en vigor. La amnistía anula los antecedentes penales y por tanto también la inhabilitación para presentarse a las elecciones –que no permitían los indultos–. No es seguro que lo vayan a hacer, pero tanto Oriol Junqueras como Carles Puigdemont podrían presentarse a las siguientes elecciones autonómicas. 9. Las dos disposiciones finales son dos modificaciones de otras leyes. Del Código Penal, para incluir la amnistía entre las causas de extinción de la responsabilidad penal. Y de la ley orgánica del Tribunal de Cuentas, por la misma razón. 10. Disposición final: “La ley entrará en vigor el mismo día de la publicación en el Boletín Oficial del Estado”. Por rápido que vaya el trámite parlamentario, será en el primer trimestre del próximo año. 11. La palabra “lawfare” no aparece por ningún sitio. Ni en la ley ni en el preámbulo. Tampoco hay, de facto, ninguna referencia indirecta a esta polémica cuestión, que tanto ha incendiado a los jueces antes siquiera de conocer la ley. Hay motivos para oponerse a esta ley, claro que sí. Es un asunto polémico donde habrá muchas personas que hubieran preferido que nunca se aplicara este perdón; o que creen que la aprobación de esta ley responde única y exclusivamente al interés particular del Gobierno por mantenerse en el poder. Son críticas legítimas, por supuesto que sí.
Pero después de leer la ley –que solo entrará en vigor si cumple con el procedimiento legal: si lo aprueba la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados y si no es anulada por el Tribunal Constitucional– es un disparate irresponsable calificarla como un “ataque a la democracia” que “acaba con el Estado de derecho” y da comienzo a “una dictadura”. España es una democracia desde 1978. Y desde hoy, esto también lo firma Carles Puigdemont.
Tema: Re: Tribuna abierta Jue Nov 16, 2023 12:41 am
La verdadera amenaza para la democracia
La dictadura española es un régimen curioso, inédito entre todos los totalitarismos conocidos en la historia. Es la primera tiranía donde se le puede llamar “hijo de puta” al dictador en plena cara, en el propio Parlamento. La única donde la oposición gobierna una decena de administraciones autonómicas y cientos de ayuntamientos. La única donde la mayoría de los medios de comunicación es crítica contra el dictador y hay editoriales en la prensa, tertulia en la tele y sermones en la radio donde se le tacha a cada rato de “traidor” y “felón” que “humilla a España”. La única donde los opositores pueden manifestarse libremente cada día, a cualquier hora y en cualquier sitio. Esta peculiar dictadura vivió este miércoles una de las sesiones parlamentarias más profundamente antidemocráticas que se recuerdan. ¿Por parte de esa supuesta tiranía de Pedro Sánchez? No. Por parte de quienes denuncian que las libertades están a punto de terminar en España. Comparto con el PP y con Vox una de sus múltiples acusaciones: “La democracia española está amenazada”. Pero no por la ley de amnistía. No por los pactos políticos del PSOE con el resto de las fuerzas políticas. No por el “fraude electoral” que denuncia Alberto Núñez Feijóo ni por el “golpe de Estado” del que alerta Santiago Abascal. La única y verdadera amenaza contra la democracia y la Constitución española está en la permanente deslegitimación del Gobierno, del resultado electoral y de la soberanía popular, representada en este Congreso de los Diputados que tanto ofende a la derecha españolista porque no han logrado en él la mayoría. Hay argumentos racionales para oponerse a la ley de amnistía. También para criticar a Pedro Sánchez por respaldar esta medida a la que tantas veces se opuso y que hoy asume, forzado por el resultado de las urnas. No es necesario dinamitar los cimientos del edificio constitucional para criticar al Gobierno. Y esa perniciosa competencia entre los tres líderes de la derecha española –Feijóo, Abascal, Ayuso– para ver quién se queda con los votos más ultras es donde crece la verdadera amenaza para la democracia. El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, en una entrevista en la SER, citó ayer a la ensayista María Zambrano: “Todo extremismo destruye lo que afirma”. Cuánta razón en una frase tan corta. Son estos supuestos defensores de la unidad de España los que más la han puesto en riesgo en esta década, con su boicot a los productos catalanes o sus campañas contra el Estatut, que tanto alimentaron al independentismo. Son estos supuestos defensores de la Constitución los primeros que la incumplen, con el bloqueo de la renovación del Consejo General del Poder Judicial desde hace casi un lustro. Son los mismos que alertan del riesgo para la democracia quienes más la están poniendo en riesgo estos días. Las contradicciones, la hipocresía y el doble discurso de la derecha son evidentes. Hay otros ejemplos claros, en esta primera jornada del debate de investidura. Mientras Feijóo criticaba a Pedro Sánchez por “pactar con encapuchados”, por sus acuerdos con la izquierda abertzale, el Partido Popular en Euskadi firmaba tres pactos con Eh Bildu, en el Parlamento foral de Álava. Tres pactos en un solo día, además de otra votación conjunta. Cuatro acuerdos con “los encapuchados” de seis puntos que había este miércoles en el orden del día. Cuando lo hace el PP, nunca es una “traición a las víctimas”. Mientras Abascal denunciaba un “golpe de Estado” contra la Constitución y la democracia, el mismo día, su partido presentaba en el Senado una propuesta para ilegalizar a dos partidos: ERC y Junts. En la práctica, de prosperar tal dislate de nulo encaje constitucional, cerca de un millón de españoles perderían sus derechos políticos. Es esa clase de democracia en la que cree la extrema derecha: una donde se ilegaliza y se encarcela a sus rivales políticos. Mientras Feijóo acusaba a Sánchez de “insultar”, la presidenta autonómica de Madrid le dedicaba un sonoro “¡qué hijo de puta!” al candidato socialista desde la tribuna de invitados del Congreso. En un primer momento, el equipo de prensa de Isabel Díaz Ayuso negó los hechos. “Dijo que le gusta la fruta”, en una excusa propia de un mal alumno de primero de la ESO. Más tarde, confirmaron el insulto, evidente en la grabación en vídeo. Y por último fue el PP nacional quien justificó el improperio: “Sánchez estaba ofendiendo a una presidenta que no se podía defender”, argumentaron. No como hace Ayuso en cada pleno en la Asamblea de Madrid, donde Sánchez tampoco está presente.
El vicesecretario del PP, Miguel Tellado, puede decir impunemente que el probable nuevo presidente del Gobierno, al que respaldarán los diputados elegidos por doce millones y medio de españoles, debería “irse de este país en un maletero”. Eso no es insultar, ni ofender, ni dañar la convivencia democrática. Pero recordar los negocios de la familia Ayuso es una ofensa intolerable. Un gran insulto. En palabras de Pablo Casado, ese líder que nunca imaginé que echaríamos de menos: “La cuestión es si es entendible que el 1 de abril, cuando morían en España 700 personas, se puede contratar con tu hermana y recibir 286.000 euros de beneficio por vender mascarillas”. Pero hablar de estas cosas es solo de hijos de puta. Mientras tanto, calificar de “dictador” o de “golpista” al presidente que será elegido democráticamente por el Parlamento es de demócratas de toda la vida.
Tema: Re: Tribuna abierta Sáb Nov 18, 2023 11:44 am
La risa en tiempos de cólera
Les seré franca, tenía unas líneas escritas sobre la preocupación, la pena y el miedo que me suscitan los acontecimientos que hemos visto estas semanas en la calle. El horror que me ha provocado ver al fascismo campando a sus anchas, la simbología nazi y franquista, los gritos de moros, maricones, rojos, putas... Me duele mi país, que es tan mío como suyo, o es más, me atrevería a decir que quizá sea más mío que suyo, porque el que ellos defienden ya no existe, por mucho que se aferren a sus restos podridos. Escribí, con dolor, sobre la irresponsabilidad de quienes desde la política han estado alentando y calentando esta olla a presión de la violencia y el odio, calificando al gobierno de ilegitimo y al presidente de golpista. He estado triste, preocupada, enfadada... y cuando abría las redes sociales solo veía memes, chistes, risas. “A mí no me hace gracia”, pensaba, “¿Cómo podemos estar haciendo bromas con lo que está pasando?”. Pues bien, déjenme que me contradiga, porque en estos días he visto que posiblemente estaba equivocada. Ya se me escaparon algunas risas con los vídeos de la señora que grita como un Tiranosaurio Rex y el momento de Feijóo citando a Ismael Serrano como a un falso Machado, pues miren, no tuvo desperdicio. Pero esta mañana al levantarme vi el nuevo vídeo de los geniales Pantomima Full y su “Escuela de acoso”, con Berto Romero en el papel de don Rabo, enseñando técnicas de coaching para ligar a aprendices de machos alfa. Lo más divertido es que no inventan nada, que todas estas frases son reales, que este tipo de escuelas existen, y que entre los alumnos de don Rabo, “mamporrero de inadaptados”, puedo distinguir perfectamente a todos y cada uno de los que portaban muñecas hinchables estos días en Ferraz o a esos que megáfono en mano se sentían hooligans de la patria, con ese derroche de testosterona tan impostado. Y entonces lo he visto claro, he visto lo ridículos que son estos personajes y he agradecido a la buena comedia su poder para convertir en pequeño e insignificante aquello que nos da miedo. En El nombre de la rosa, novela y película que devoré en mi adolescencia, el monje Jorge de Burgos evita que el resto de monjes puedan acceder a los libros de poética de Aristóteles sobre la risa. Entonces, le dice a Guillermo de Baskerville aquello de “la risa mata al miedo...”. Y es cierto, tanto como que precisamente, esa pérdida de miedo es la que temen todos los déspotas. La caricatura y la sátira hacen tambalear los débiles cimientos sobre los que se sustentan los movimientos populistas. Porque no hay nada como ponerse frente a un espejo. Y por eso, cuando Chaplin estrenó en 1940 El gran dictador, en la que parodia sin piedad la voz y la gestualidad de Hitler en sus discursos a las masas, la película provocó una ira incontenible en el régimen nazi que se revolvió contra su creador.
Ahora, cuando vuelvo a ver imágenes de los causantes de los altercados, los insultos, los gritos racistas, las pintadas de esvásticas en los escaparates de las librerías, los veo ahí sentados, en los pupitres del aula de don Rabo, usando términos como “mindset”, y me parecen tan pequeños... Así que al final de todo, quizá el mejor arma contra el odio sea la comedia, y quizá los memes y las bromas sean nuestra forma de desmontar aquello que pretende atemorizarnos. Y si no, pues al menos nos quedará la risa, que en estos tiempos de cólera inflamada siempre será un refugio.
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Tema: Re: Tribuna abierta Sáb Nov 18, 2023 12:08 pm
Hay un monólogo sobre el humor que dice (más o menos) que todo cabe en el humor, la diferencia está en aquello de lo que se ríe cada uno...creo que era de Manu Sanchez...
La crisis diplomática entre Israel y España parece haber llegado para ser otra arma arrojadiza más de la oposición política y mediática contra el recién constituido Gobierno. Los editoriales y tribunas de los medios conservadores han considerado el viaje de Sánchez a Oriente Próximo un fracaso y le atribuyen al presidente arruinar las relaciones con un “socio” y echar por tierra toda opción de que Madrid pueda jugar algún papel mediador. A partir de ahí, la libre inspiración permite llegar a algunos excesos sonrojantes, como que Sánchez ha “abrazado la esvástica” y otras lindezas por el estilo. En el ámbito político, por parte de Vox, Abascal ha dicho que Sánchez “ha llegado a poder con el voto de los amigos de Hamás” y otros exabruptos similares, pero también Feijóo ha afirmado que Sánchez ha “roto el consenso de la UE” y por añadidura el de los gobiernos españoles anteriores en relación con el conflicto palestino-israelí. Las posiciones de la derecha se asientan sobre el repetidísimo leitmotiv según el cual Israel merece el apoyo de Occidente como democracia amenazada por la acción de grupos terroristas. Dejando al margen la calidad del funcionamiento de las instituciones israelíes (un medio tan poco sospechoso como The Economist califica al país de “democracia deficiente”), esta interpretación se basa en la ignorancia de la naturaleza colonial del Estado israelí desde su fundación; del mantenimiento de la ocupación militar, condenada repetidamente por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, de Gaza, Cisjordania y los Altos del Golán; de la sistemática opresión y humillación de sus poblaciones, incluyendo centenares de asesinatos y detenciones ilegales cada año (en muchos casos de niños); pero también en el régimen discriminatorio al que en la práctica vive sometida la población palestina de Israel (un 21%), especialmente en lo relativo al acceso a la propiedad de la tierra. El Tribunal Supremo, que ocasionalmente ha actuado como defensor de los derechos de las minorías, está en el punto de mira de la actual coalición de gobierno, algunos de cuyos integrantes abogan incluso por la plena absorción de los territorios ocupados, sin otorgar, eso sí, estatuto de ciudadanos a sus habitantes palestinos. La narrativa conservadora parece haberse instalado últimamente en la convicción de que el conflicto es una suerte de desgracia sobrevenida al Estado de Israel, al margen de todo contexto histórico, como si el cuestionamiento de la ocupación fuera una reclamación nacionalista extemporánea por parte de los palestinos. Se adscribe a la categoría terrorismo toda forma de protesta contra la ocupación, de donde se deriva la legitimidad de la respuesta israelí, por dura que ésta pueda ser. Este relato obvia, entre otras cosas, que desde el inicio de la primera Intifada en 1987 han muerto siete palestinos por cada israelí en los choques violentos entre ambas comunidades, con el agravante de que la violencia de Israel contra personas inocentes es ejercida casi siempre por el Estado. Tras los ataques de Hamás del 7 de octubre, condenados masivamente por la comunidad internacional, la brutal reacción israelí ha arrojado, hasta el momento en que se escriben estas líneas, más de 15.000 muertos contabilizados en Gaza, incluyendo miles de niños, pero también varios centenares en Cisjordania, además del bombardeo sistemático de escuelas y hospitales y el desplazamiento forzoso de más de millón y medio de personas. ¿Y cuál ha sido la posición del Gobierno español que ha motivado que se le atribuya ser “amigo de terroristas”? En su encuentro con Netanyahu, Sánchez condenó por enésima vez el ataque de Hamás del 7 de octubre pero añadió que la respuesta no podía pasar por “la muerte de miles de niños” y que el número de víctimas civiles de los ataques israelíes era “insoportable”. En Rafah, opinó que los países árabes y europeos deberían implicarse en la construcción de la paz y que es deseable el reconocimiento de Palestina como Estado de cara a la solución del conflicto, e indicó que España podría dar pasos en ese sentido (dicho sea de paso, nueve Estados miembros de la UE ya reconocen a Palestina). Conviene recordar en este punto que ésa y no otra ha sido la posición mantenida históricamente: desde el reconocimiento prestado por el Gobierno español a Israel en 1986 y la proclamación del Estado palestino en 1988, España se ha situado tradicionalmente en una posición intermedia y de buena voluntad para con ambas partes, como muestra la celebración en Madrid de la Conferencia de Paz para Oriente Próximo de 1991, el papel del Gobierno de Aznar en la constitución del Cuarteto de Madrid en 2002, o, en el plano cultural, el sostén prestado desde 2004 por España a la Orquesta Diván, fundada por Daniel Barenboim y Edward Said para propiciar el entendimiento entre ambas comunidades a través de la música.
En noviembre de 2014, el Congreso de los Diputados aprobó casi por unanimidad, y con el voto coincidente de los principales partidos, una resolución que instaba al Gobierno a reconocer el Estado palestino, y escasos días después el Gobierno de Mariano Rajoy votó a favor de la admisión de Palestina como observador en la Asamblea General de Naciones Unidas. El PP mencionaba la solución de los dos Estados en su último programa electoral, y el exministro García Margallo ha reconocido que amenazó a Israel con el reconocimiento de Palestina para desactivar cualquier simpatía con el procés catalán. A mayor abundamiento, la Ley 2/2014 de Acción y Servicio Exterior del Estado, sancionada bajo gobierno del PP, establecía como principio inexcusable de la política exterior “el respeto y desarrollo del derecho internacional, en particular el respeto de los principios de la Carta de las Naciones Unidas” (art. 2); el IV Plan Director de la Cooperación española para el desarrollo, diseñado por el Gobierno de Rajoy para el período 2013-2016, identificó Palestina como destino prioritario de la cooperación española; la Estrategia de Acción Exterior de 2015, aprobada también por el Gobierno del PP, abogaba para Palestina por “una solución negociada, dos Estados que convivan en paz y seguridad” (p. 110); en parecidos términos se expresa la Estrategia de Acción Exterior de 2021, actualmente en vigor. Por el lado judío, si fue el Gobierno del PP el que decidió en 2015 la concesión de la nacionalidad española a los sefardíes, ha sido el de Pedro Sánchez el que ha aprobado en 2023 el Plan Nacional para la implementación de la estrategia europea de lucha contra el antisemitismo. Los hechos, en fin, reflejan la continuidad de una política sostenida sin grandes variaciones por los gobiernos de los dos partidos. ¿Qué ha cambiado, pues, en los últimos días? Hamás lanzó un criminal ataque contra la población israelí, que el Gobierno español condenó y deploró, y, ante la desproporcionada reacción de Israel, se le pidió atenerse al Derecho Internacional. He aquí la deriva proterrorista en la que al parecer estamos inmersos. Que Hamás haya agradecido ese gesto no ha hecho sino alimentar, como era de esperar, la especie de que nuestro Gobierno se compadrea con integristas islámicos, al calor de la polarización y de la alarmante degradación del debate público que padecemos. Cuando se desciende por la senda de la inmoralidad hasta el extremo de motejar de antisemita —con el peso histórico de que está cargado el término— a cualquiera que critique las políticas israelíes, parece que no queda margen para enfangarse mucho más en la bajeza. Sin embargo, sospecho y temo que la creciente fascinación conservadora por el Estado de Israel aún nos ha de dar que hablar en el futuro.
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Tema: Re: Tribuna abierta Lun Dic 11, 2023 5:39 am
Los niños de Gaza
Los medios de comunicación que han mostrado a la Humanidad las guerras a lo largo de la historia han marcado decisivamente su desarrollo siempre. El nazismo hitleriano fue advertido por periodistas en las primeras décadas del siglo XX, y había reporteros que ni más ni menos en 1937 ya advertían del peligro de lo que estaba sucediendo en Alemania, como William Shirer o Robert Ezra Park. Estos periodistas veían que lo que se estaba destruyendo en Alemania en las primeras “reuniones de animación” del partido nazi en Núremberg era algo más que la corrección política: era la pérdida del sentido profundo de empatía con los demás en la sociedad alemana del momento, y el surgimiento de un completo nihilismo y crueldad brutal, exaltados y ocultos tras el nacionalismo, la cuasi-religión política y la supuesta defensa ante un agresor inexistente. Años más tarde, en las guerras de Vietnam y Camboya, los periodistas de televisión y los investigadores documentaban la misma pérdida de sensibilidad social hacia las víctimas de la guerra confrontando a la población mundial, a las audiencias de televisión, con imágenes de ejecuciones y fusilamientos, así como de niños afectados por las bombas de napalm que el ejército estadounidense dejaba caer sobre poblaciones civiles. El trabajo de fotoperiodistas como Eddie Adams o Nick Ut, de la Agencia Associated Press, durante la década de los 70, cambió aquella guerra y promovió el sentimiento de rechazo que terminó por causar la retirada de Estados Unidos del conflicto. Por ello, a partir de Vietnam los ejércitos en guerra establecieron censuras estrictas a los reporteros a la hora de cubrir los conflictos y los crímenes asociados a ellos. Hoy nos enfrentamos a la explosión bélica de Israel contra Palestina y lo hacemos mediante nuevos medios. La población mundial busca y encuentra en las redes sociales imágenes, vídeos y documentos que muestran con una fiabilidad nunca antes posible la verdad de esta agresión absoluta, desmedida, de la que los expertos de la ONU como Martin Griffiths, con conocimiento directo, ya afirman que es “una carnicería completa”, una de las peores de los últimos cincuenta años: “Lo peor que he visto y no lo digo a la ligera, comencé a los veinte años con los Jemeres Rojos…”. ¿Por qué Gaza revuelve las conciencias del mundo global y despierta tal oleada de rechazo en comunidades alejadas de todo el planeta? Sin duda las redes sociales y las nuevas capacidades de comunicación que representan tienen mucha parte de responsabilidad en la extensión y el cambio de actitud en la opinión pública masiva internacional, a pesar de las increíbles presiones en los líderes y organizaciones intergubernamentales por parte de la maquinaria de propaganda sionista. En general los medios de comunicación están siguiendo la enérgica fuerza de las redes sociales a la hora de testimoniar y documentar lo que realmente está ocurriendo en Gaza y Cisjordania. Ahora cualquier palestino con un móvil en la mano, disponible a pesar del brutal asedio a la Franja, puede grabar y difundir al mundo las imágenes de los niños de Gaza muertos y malheridos, mutilados o aterrorizados, imágenes que no se pueden poner en duda y que son el nuevo lenguaje de denuncia de la guerra. A través de redes sociales como TikTok o X (antes Twitter), que se redimen en parte gracias a esta función sobrevenida, se denuncian las torturas de la población palestina y las masacres familiares en escuelas, hospitales y casas particulares. Hay una verdad profunda en las historias que llegan a través de TikTok, en los relatos, las declaraciones y los videos preparados con los que la población solidaria denuncia y difunde lo que está ocurriendo en Gaza. Esa verdad ya no está conducida profesionalmente, y a menudo por ello resulta más intensa y real. La verdad se abre paso en el mundo de la Inteligencia Artificial, las 'fake news' y las consignas mediáticas o diplomáticas, en el nuevo lenguaje de imágenes que todos sabemos grabar, captar y difundir a nuestras redes. Para esto y para no otra cosa hemos aprendido a utilizarlas. Pero aún hay algo más en este temible episodio internacional que conmueve los cimientos mismos de la Humanidad, y que traspasa los canales y las barreras establecidas por la censura, la manipulación o la ideologización en los países occidentales. Y es que en Gaza están muriendo y sufriendo una cantidad nunca vista de miles y miles de niños. Niños que están siendo masacrados contraviniendo las disposiciones internacionales de defensa de la infancia establecidas por todos los organismos mundiales. El número de niños mutilados, fallecidos, masacrados psicológicamente en Gaza es mayor que el de todas las guerras del año 2022, según la organización SaveTheChildren. ¿Por qué es inaceptable y qué consecuencias tiene esta tragedia de la infancia en Gaza? La infancia es el periodo más sagrado de la vida humana. Es el momento en el que los seres humanos vivimos, como decía Gastón Bachelard, en un cosmos profundo, en el que conectamos con la vida a través de un estado de ensueño solitario. El niño es el ser que vive bajo el signo de la maravilla, decía este autor. Es quien siente y realiza el asombro de ser. Los niños no solamente son sagrados por ser tiernos o desprotegidos: cada niño es un recipiente de lo más sagrado de nuestra humanidad. El niño no solamente es. Es una puerta también a nuestra propia alma. Y ello es así porque cada niño está unido a nuestra propia vida de una manera única. Decía Eric Berne que el niño es el emperador de la vida. Esta frase significa no solamente que toda la humanidad se construye y rodea al niño como su eje crucial de sentido. Significa también que el niño es la forma en que el ser humano conecta con el futuro: cuando nos rodeamos de niños nos comunicamos directamente con la energía, con la capacidad de crecer, con la capacidad de vivir y de renacer que ellos encarnan: la suya es nuestra propia alma. Cada infancia me enriquece, me alimenta de futuro. Los niños hermanan nuestra alma de tal manera que podemos sentirnos vivos con ellos. Da igual la edad que tengamos, somos niños por la mediación de los niños del mundo. Nuestras almas, dice Bachelard, sólo viven en la forma común que se encarna en el niño: el niño es nuestra verdad y nuestro futuro literal, y de la capacidad que tengamos de ser niños con él, depende nuestra pervivencia como especie en todos los sentidos. El trabajo de toda nuestra vida es rendir justicia al niño, al que fuimos nosotros y al que hoy nace: sólo sentimos a través del niño, sólo somos verdad como niños, y ellos son los mensajeros del destino de nuestra propia alma. Son la única forma de acceder a nuestra propia esperanza.
Romper el sueño de un niño es el ataque más brutal a la Humanidad que pueda existir, porque trunca el sueño de la Humanidad, como destino persistente, como verdadero sentido de la especie. Cada niño que cae en Gaza mata con él nuestra alma, nuestra esperanza real, nuestra verdad como seres vivos. Morimos con cada niño que llora o tiembla en Gaza, pero no figuradamente: se engañan los israelíes que piensan que esta masacre no tiene efectos sobre ellos mismos. Uno por uno, los niños de Palestina se llevan el futuro de Israel con ellos. Vulnerar a la infancia es acabar con la propia vida de la que dependemos para seguir existiendo. Sin los niños, sin los otros niños, no podemos cerrar el ciclo de amor y reconocimiento que es verdaderamente la existencia. La infancia es la patria de todos, pero es más aún: es nuestro hogar, la casa de nuestro verdadero ser genérico como humanos. Querer poseer un territorio, ponerle nombre a una tierra matando niños, es la forma más brutal y estúpida de acabar con la propia posibilidad de tener un alma como comunidad, y un futuro como país.
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Tema: Re: Tribuna abierta Vie Dic 29, 2023 1:27 pm
Salú y República.
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Tema: Re: Tribuna abierta Sáb Dic 30, 2023 6:04 am
2023, el año de la ira
Venía avisando, pero este año han crecido de una forma significativamente acelerada la violencia y la irracionalidad. Son las consecuencias de no haber hecho nada por evitarlo, más bien lo contrario. El mundo ha añadido una nueva guerra a la que permanece sobre Ucrania y, con ella, la brutal masacre del pueblo palestino que perpetra Israel ayudada por la indiferencia cómplice de los grandes poderes. Añadamos la agresividad que se está adueñando de la sociedad y se expresa vía Internet, con marcado soporte de las redes sociales, en particular desde que Elon Musk compró Twitter. Los bulos e insultos sustituyen a la información al punto que, según un Eurobarómetro recién publicado, los ciudadanos –cuatro de cada diez entre los españoles– identifican la desinformación como el mayor riesgo para la democracia. Agresividad, bulos, insultos, son pues pasto de redes, convertidas en buena medida en exponente y vehículo de los fascismos, y están el fondo de lo que ocurre en muchos países, y, desde luego, de la profunda crispación que genera en España la derecha al no admitir su derrota electoral para el gobierno del Estado. Y, de facto, en la que desparrama en múltiples comunidades y ayuntamientos donde se asienta imprimiendo una virulenta forma de gobernar. Es un marco general del que parten numerosas ramificaciones. No es todo, pero la mancha se extiende como el aceite sucio de un motor. En España el año que iba a ser electoral se iniciaba con las espadas desenvainadas, las políticas y mediáticas de la derecha. A unos niveles que apenas les había dado tiempo de recoger los platos de las uvas de nochevieja cuando ya lanzaban lava hirviendo. Tumbar al Sanchismo era el objetivo porque así lo querían quienes crean opinión al dictado de intereses superiores, pero no los votantes a pesar de la execrable campaña política y mediática desarrollada sin descanso. El Gobierno de Sánchez tenía que acabar, había que echarlo, derogarlo –han dicho sin descanso– y el artífice sería Alberto Núñez Feijóo: iba a tumbar todo lo hecho por el Gobierno progresista. El problema fue que el candidato les hizo aguas con una rapidez nunca vista antes. Había sido elegido presidente del PP por su presunto carácter moderado, pero fue quien metió a la ultraderecha oficial (Vox) en las Instituciones, y cuanto más inseguro se mostraba, más mentía y más insultos desplegaba. Fue lo que le costó quedarse en las puertas de La Moncloa: no consiguió apoyos suficientes para formar gobierno pese a ser quien más votos recibió. Su empecinamiento en no querer entender un hecho tan elemental le ha convertido en una figura casi patética. Tampoco parece saber ni una palabra de la Constitución o las leyes que rigen en España a juzgar por cómo confunde sus deseos con la legalidad vigente para vituperar a Pedro Sánchez. No aclara su insidia de que el presidente está fuera de la Constitución, porque no lo está. Para la derecha en general, hay partidos buenos y malos entre los que forman parte del juego democrático, aunque curiosamente entre los primeros alguno impulsa la violencia, mientras en el grupo de los malos todos la repelen. Isabel Diaz Ayuso, presidenta de Madrid, omnipresente en todo cuanto hace el PP, ha sido, en lugar de Feijóo, guía para una eterna campaña en la que todo vale. Mimada por los medios que se benefician de sus políticas, llegó a apoyarse hasta en una telepredicadora evangelista latinoamericana camino de las urnas que en mayo le darían la mayoría absoluta en Madrid. Ella y esa sombra intensamente facha que regenta la alcaldía de la capital. Y todo vale. Argentina se ha convertido en el espejo donde mirar todas aquellas sociedades que se entregan a políticos del esperpento. Milei, presidente electo, ha destrozado la democracia y la estabilidad y futuro de muchas persona en menos de un mes. Echa mano ya hasta de la represión que no logrará acallar la protesta a la barbarie que ejecuta. A Buenos Aires viajaron para apoyarle y desear el mismo futuro para España Cayetana Álvarez de Toledo, feroz portavoz del PP; Abascal, que se puso bravo con aquello del puente para Sánchez, y Aguirre, salivando por sus ancestrales sueños. Pero la que hace lo mismo es Ayuso. Ayuso puede ser el mayor peligro para la democracia española. Sus gravísimas acusaciones falsas contra Sánchez son inaceptables, un agravio para los votantes que apoyan al presidente y para quien estime mínimamente la cordura. Ayuso ha sido este año, ha seguido siendo, el auténtico motor de la crispación social. Junto a sus padrinos Aznar y Aguirre, ha fomentado un estado de violencia insoportable. Al tiempo que sus correligionarios de Vox daban un paso al frente para llegar a amenazas que en un país normal llevarían a la expulsión de la política. PP y Vox y medios e informadores a su servicio han creado un clima casi invivible en España. El odio ha prendido en una masa sin criterio que parece preferir el gozo de su rencor al funcionamiento del Estado incluso para sí mismos. Hemos vuelto a comprobar que ciertas políticas despiadadas en el uso de los fondos públicos, merman servicios y derechos, dañan hasta la salud y la vida. Pero no interfieren en la devoción acrítica a sus autores. Cuesta creer que existan seres humanos, con una vida aparentemente normal, imbuidos de semejante ferocidad contra gobiernos que velan más por sus intereses, mientras adoraran a quienes les calientan la rabia en las tripas. Contra cualquiera que se diferencie de sus instintos primarios. Las redes son ya una selva cuajada de estos engendros. Transitamos por ellas pensando en cuánto tiempo más puede prolongarse este clima de violencia ahora in crescendo. Y ha sido en el último trimestre cuando 2023 ha dejado al descubierto la crueldad máxima con ensañamiento que puede ejercerse a la vista de todo el mundo sin que nadie mueva un dedo con eficacia para pararlo. El Israel de Netanyahu nos ha enseñado que se puede ser tan salvaje e inhumano como los nazis con muertes masivas de inocentes y sobre todo de esos niños desgajados, ateridos de miedo, dolor y espanto que jamás olvidaremos. Los asesinos bailan sobre sus despojos, humillan a viejos y adolescentes llevándolos desnudos y atados en una actitud que a quien retrata es a sus brutales captores y sujeta al prototipo de la mayor vileza que puede darse en seres de la especie humana. Odia el primer ministro director de la masacre, odia el presidente Herzog que firma las bombas de la muerte, odian jóvenes estudiantes, odia el ejército y mata, todos matan. Desde los despachos y las moquetas occidentales, también. Se ha revelado el indicador de la condición humana más deleznable, casi tanto como la de todos los cómplices que no detienen esta catástrofe humanitaria y moral. Pero el problema es más amplio: es el tiempo de la ira, de la violencia, de la irracionalidad, desplegadas desde el poder contra los más débiles. Sean los palestinos, niños y adultos, los pobres de Argentina que van a serlo más aún si sobreviven, o las victimas que pisotean los que, en España, desparraman su estercolero ético para pudrir la sociedad y ganarla, aunque sea descomponga antes de ser gobernada por otros. Y luego estamos, cada uno de nosotros. Estos días, ese maestro de la comunicación audiovisual que es Carlos del Amor de TVE pedía en la red X fotos que definieran nuestro propio año 2023 para montar una pieza de Telediario. Lo piensas y todo este clima de violencia e insensatez influyen, condicionan, pero no para elegir una sola como imagen de ese conjunto. De serlo, podría pensar en el sanitario que lloraba de impotencia al no poder atender a todos los heridos los primeros días del ataque israelí en Gaza y seria asesinado al día siguiente, o el periodista palestino a cuya familia mató el ejército de Netanyahu y se levantó y siguió informando y fue herido y muerto su compañero reportero grafico y volvió a levantarse para seguir informando. Como ya no pueden hacer las decenas de periodistas que han sido objetivo de las huestes del gobierno de Israel. La pocilga política española la obviaría por completo para congratularme de que han perdido y aunque hagan tanto daño en las comunidades y ayuntamientos que gobiernan, el Estado está en manos de un gobierno progresista que ojalá haga más aún de lo que deba y lo que pueda. Sobre todo, para alejar la guadaña de la involución. Desearía de todo corazón que –si los han perdido– los ciudadanos recobren el dominio de sí mismos, la dignidad, las ganas de construir lejos del rencor. Este año las mujeres han vuelto a decir “Se acabó” porque una de ellas, Jenni Hermoso, futbolista de élite, así lo aseguró con firmeza y sus compañeras le apoyaron y le apoyó la sociedad. Aunque la persecución por su valentía amargue su valor volvió a ser el ariete de una reivindicación que otra vez se ha extendido por el mundo.
La imagen de mi 2023 es una entrada en urgencias casi de madrugada en marzo, con el alma en vilo, a la que se superpondrán otras muchas: sobre todo una que retrata el éxito en la carrera por la vida. Es llamativa la fragilidad de la vida y al mismo tiempo su fortaleza. No era yo sino peor: alguien a quien quiero mucho más. Y siento que ha sido el año del coraje y del amor, a pesar de todo. De reencontrarse con ese mundo que no grita ni presume de lo mucho que debería, que cuida, protege y despliega sin descanso conocimientos y empatía. Y de aquellos capaces de solidarizarse con el dolor y saber cuándo y cómo son precisos. De eso que pasa en la hora de la verdad. Inmenso extravío dejarse arrastrar por el odio que generan el egoísmo y la trampa de quienes toman decisiones que nos afectan a toda una sociedad, a todo el mundo. Hay veces que en medio de los problemas emerge una luz que ilumina el camino. Feliz año nuevo, pleno de aciertos esenciales. Y muchas gracias.
Tema: Re: Tribuna abierta Dom Dic 31, 2023 9:28 am
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Tema: Re: Tribuna abierta Mar Ene 02, 2024 9:17 pm
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Tema: Re: Tribuna abierta Miér Ene 03, 2024 11:02 pm
El mercado laboral gana 539.740 afiliados en 2023 con la menor cifra de paro desde 2007
Según los datos facilitados este miércoles por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, solo en diciembre se han registrado 29.937 afiliados más.
Los datos del paro a finales de 2023 muestran signos alentadores. El empleo sumó 539.740 afiliados de media en todo el año pasado con récord de 20,84 millones de ocupados en diciembre, mientras que el paro se redujo en 130.197 personas en el ejercicio, hasta los 2,7 millones, la cifra más baja para un cierre de año desde 2007.
Según los datos facilitados este miércoles por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, solo en diciembre se han registrado 29.937 afiliados más cerrando un año con "un comportamiento excepcionalmente positivo". Se trata del mayor repunte en este mes desde 2019 si se descuenta diciembre de 2021, ejercicio marcado por el Covid.
En cuanto al paro registrado, el Ministerio de Trabajo señala que en diciembre se redujo en 27.375 personas –prácticamente la mitad que en diciembre del año pasado cuando lo hizo en 43.727– un descenso que benefició especialmente a las mujeres.
De este modo, 2023 es el tercer año consecutivo en el que crece el empleo después de que 2020, primer año de pandemia, se llevara por delante 360.105 puestos de trabajo.
Tras conocerse estos datos, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, ha destacado este miércoles en una entrevista en RNE que el descenso del paro supone "una muy buena noticia" para España en el actual contexto de incertidumbre.
Díaz ha señalado que estos datos demuestran que las políticas públicas desarrolladas por el Gobierno "van en la buena dirección", pues 2023 ha cerrado con la cifra más baja de paro desde 2007, el menor volumen de desempleo juvenil "de toda la serie histórica" y la menor cifra de desempleo femenino desde 2008.
Por su parte, la ministra de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones, Elma Saiz, ha destacado que a lo largo del año pasado "se ha registrado un máximo histórico de la serie cada mes".
"España está mostrando una capacidad de resiliencia encomiable. 2023 ha sido un año histórico en creación de empleo desde todas las perspectivas, con el que se consolida el cambio estructural de nuestro mercado de trabajo", ha añadido la ministra.
Además, el Departamento que dirige Elma Saiz ha destacado que el nivel actual de empleo supera en más de 1,4 millones al existente antes del inicio de la pandemia, en diciembre de 2019.